De bolsos y futbolistas
Celebro que dos h¨¦roes heteronormativos, Borja Iglesias y Aitor Ruibal, propongan el bolso, y no la Bolsa, como tema de conversaci¨®n. Es interesante como provocaci¨®n, divertido como resultado
No puedo imaginar algo m¨¢s divertido para la celebraci¨®n del pr¨®ximo d¨ªa del Orgullo que la pol¨¦mica desatada por las im¨¢genes de dos futbolistas, Aitor Ruibal y Borja Iglesias, en una boda vistiendo bolsos de marca, con u?as pintadas y pelos coloristas, que ha provocado el alud de comentarios hom¨®fobos. Ninguno de los jugadores es gay, pero la imagen podr¨ªa serlo. Para m¨ª es un golazo. Me inspira cierto orgullo pionero porque llevo a?os promocionando el uso del bolso masculino que naci¨®, en mi caso, ante el hartazgo de llenar los bolsillos con objetos imprescindibles. Llaves, m¨®vil, billetero, estuche de auriculares, recarga de bater¨ªas, gafas. De sol, de ver de cerca, de lejos. Es algo funcional, responde a una necesidad. Y las marcas lo saben. Encuentro algo afortunado en que el var¨®n contempor¨¢neo empiece a esclavizarse por este complemento. Incluso lo veo como una demostraci¨®n aplastante de igualdad con las mujeres. ?El bolso nos iguala! Y lo importante es que aparta y descarga a la mochila o a la bolsa del gimnasio, siempre con excesivo peso y presencia. El bolso es m¨¢s ligero, m¨¢s flexible y vistoso. Al bolso hay que quererlo como es.
Adem¨¢s de lucirlos con gozo en esa boda de amigos, nuestros futbolistas juegan con el descaro y salen a ganar porque saben que los entendidos (tanto en bolsos como en alegr¨ªa masculina) reconocemos su valor. Una vez entend¨ª, en una de esas conferencias sobre el lujo, que, en ocasiones, me toca presentar, que el precio de un bolso significa una especie de membres¨ªa para la clienta femenina. Quiz¨¢s no sin cierta misoginia se lleg¨® a decir que, al sentir el objeto de su propiedad, la clienta experimenta algo metaf¨®rico similar a un orgasmo. Por esa vinculaci¨®n con la propiedad y el uso. As¨ª pues, el complemento es tambi¨¦n un universo, una territorialidad, a veces tan en¨¦rgico como el compa?ero, el marido. Por eso est¨¢ muy bien lo de estos futbolistas con bolso. Porque juegan. Y mucho, con un bolso que es de ellos, est¨¢ pensado para ellos, aunque reproduzcan el dise?o y logos de los de sus novias. Y son igual de caros que los del p¨²blico femenino. Si antes esa exhibici¨®n de poder adquisitivo se reflejaba en el coche o en el reloj, ahora puede estar en el bolso. Y me encanta. Siempre he defendido el consumo consciente, estoy convencido de que moviliza la econom¨ªa.
Para rematar la jugada, el nuevo icono de la heterosexualidad nacional, el exfutbolista del Betis Joaqu¨ªn, se fue a una playa andaluza con un maxi bolso de Yves Saint Laurent (la misma firma que patrocina el nuevo mediometraje de Almod¨®var) y un caft¨¢n con estampado animal. ?Genial! El caballero que te vende el afeitado fresco y apuradito de una nueva maquinilla aparece en la arena con un glamur entre Elizabeth Taylor y la Primera Divisi¨®n. Puestos a recordar, yo aparec¨ª en un programa de Telecinco, M¨¢s Madera, con unos pareos sint¨¦ticos comprados en un mercadillo en Ciudadela (Menorca) y consegu¨ª que Cr¨®nicas marcianas se fijara en m¨ª. Y este mismo a?o, en El Desaf¨ªo, estren¨¦ un bolso dise?ado por Anna Cortina, desfilando con la musiquita que Jorge Salvador ha instaurado sobre mi persona televisiva, ense?¨¢ndole a Roberto Leal c¨®mo se lleva un bolso. Sujet¨¢ndolo por las asas, pegado al cuerpo, casi como una mancuerna para los tr¨ªceps, jam¨¢s suspendido en el antebrazo. Si te dejas, el bolso puede mariconearte, pero tienes que domarlo. Ofrecer ese pel¨ªn de resistencia masculina para que luzca bien. ?Eso es de Champions!
Claro que reprobamos la conducta negativa en las redes, pero celebro que dos h¨¦roes heteronormativos propongan el bolso, y no la Bolsa, como tema de conversaci¨®n. Es interesante como provocaci¨®n, divertido como resultado. Quiz¨¢s para abundar en que las fronteras de g¨¦nero se ampl¨ªen y difuminen a la vez, celebraremos el Orgullo con bolso.
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