Un orgullo medioambiental: de Logro?o a Oviedo, as¨ª lucha la arquitectura contra la sequ¨ªa
Ya existen ejemplos de que el entorno construido puede ayudarnos no solo a luchar contra el cambio clim¨¢tico sino a adaptarnos a las nuevas condiciones medioambientales
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El cambio clim¨¢tico no solamente trae consigo el aumento de la temperatura global, la proliferaci¨®n de los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos y la subida del nivel del mar. Tambi¨¦n provoca cambios dr¨¢sticos en el r¨¦gimen de lluvias que desencadenan inundaciones y sequ¨ªas. Durante los ¨²ltimos meses, y exceptuando la borrasca que los ¨²ltimos d¨ªas ha regado Espa?a, Espa?a se ha convertido en un ejemplo paradigm¨¢tico de esta tragedia medioambiental: llueve poco y, cuando lo hace, llueve mal (este abril ha sido el m¨¢s caluroso desde que hay registros).
El resultado es un desastre ecol¨®gico y econ¨®mico (seg¨²n el Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros y el Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a, los da?os por inundaciones se estiman en total en una media de 800 millones de euros anuales). As¨ª pues, parece que no hay alternativa: la pol¨ªtica, la econom¨ªa, la ciencia y la industria deben acelerar un cambio de modelo que permita la transici¨®n ecol¨®gica hacia la neutralidad clim¨¢tica.
Tambi¨¦n la arquitectura, ¡°una disciplina medioambiental¡±, tal como la define Carson Chan, director del Emilio Ambasz Institute for the Joint Study of the Built and the Natural Environment, debe contribuir a la adecuada gesti¨®n del agua. Chan es el comisario de Emerging Ecologies: Architecture and the Rise of Environmentalism, una exposici¨®n que llevar¨¢ al MoMA de Nueva York el pr¨®ximo oto?o una colecci¨®n de maquetas, fotograf¨ªas, bocetos y otros materiales de archivo de proyectos concebidos entre las d¨¦cadas de 1930 hasta 1990 con un fuerte componente ecol¨®gico.
¡°Vemos esta exposici¨®n como parte de un debate m¨¢s amplio sobre el compromiso hist¨®rico, presente y futuro de la arquitectura con el medio ambiente¡±, explica Chan a The Architect¡¯s Newspaper. ¡°Esta muestra ayudar¨¢ a entender los esfuerzos hist¨®ricos realizados por los arquitectos para abordar el impacto de la humanidad en los sistemas naturales¡±, a la vez que permitir¨¢ ¡°mirar hacia el presente y el futuro de manera informada¡±.
A continuaci¨®n, repasamos c¨®mo el viejo arte de proyectar y construir edificios y ciudades puede convertirse en un potente aliado en la lucha contra la sequ¨ªa a diferentes escalas, desde la individual hasta la territorial. Usuarios, arquitectos, urbanistas, gestores municipales y pol¨ªticos: todos podemos hacer algo.
El consumo dom¨¦stico: m¨¢s all¨¢ de los h¨¢bitos cotidianos
Un estudio del INE revela que el consumo medio de agua de los hogares espa?oles en 2020 fue de 133 litros por habitante y d¨ªa. Seg¨²n el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, la mayor parte se destina a nuestras rutinas de higiene (34%), seguido del inodoro (21%), el lavabo (18%), la lavadora (10%), el lavavajillas (consume solamente un 5% y su empleo puede suponer un ahorro de hasta un 60 % de agua frente al lavado a mano) y la cocina (3%).
La responsabilidad individual apela a la revisi¨®n consciente de nuestros h¨¢bitos de consumo cotidianos. Controlar los tiempos de ducha, cerrar los grifos mientras nos cepillamos los dientes o afeitamos, no usar el inodoro como papelera y utilizar los electrodom¨¦sticos a plena carga; cada una de estas pr¨¢cticas puede suponer un ahorro individual de entre 10 y 25 litros de agua diarios, tal como se demuestra en la exposici¨®n Somos Agua, en la Fundaci¨®n Canal hasta el 30 de junio.
Estas pr¨¢cticas se pueden complementar con la implementaci¨®n de tecnolog¨ªa dom¨¦stica sencilla. Los grifos con limitadores de caudal (un perlizador ahorra entre un 50 y un 75%), los inodoros con cisterna de doble descarga, los sistemas de riego inteligente y los electrodom¨¦sticos con programas de bajo consumo (las lavadoras ahorran hasta un 24%; los lavavajillas, hasta un 50%) favorecen la reducci¨®n del consumo de agua en casa sin necesidad de grandes transformaciones y a un coste asumible.
Arquitectura contra la sequ¨ªa: nuevos materiales y nuevas estrategias
La huella h¨ªdrica mundial per c¨¢pita (el volumen de agua utilizada de manera directa en las actividades cotidianas y de manera indirecta para producir los bienes y servicios que consumimos, incluido riegos, procesos industriales o transporte) se estima en 1.240 metros c¨²bicos anuales (1,24 millones de litros), aunque seg¨²n publica el Sistema Espa?ol de Informaci¨®n sobre el Agua, en los pa¨ªses del sur de Europa doblamos esta cifra, que oscila alrededor de los 2.400 metros c¨²bicos por persona y a?o. Reducirla depende en parte de c¨®mo nos alimentamos (la producci¨®n de un kilogramo de carne de vacuno requiere 15.415 litros de agua, frente a los 214 litros de un kilo de tomates), de c¨®mo nos vestimos (la elaboraci¨®n de una camiseta de algod¨®n necesita unos 2.700 litros de agua, frente a los 8.000 litros de un pantal¨®n vaquero), y tambi¨¦n de c¨®mo es la arquitectura en la que vivimos.
Un estudio pionero de la Universidad Aut¨®noma de Madrid ha estimado que la construcci¨®n de una promoci¨®n residencial tipo (100 viviendas de 100 metros cuadrados cada una) en nuestro pa¨ªs genera una huella h¨ªdrica similar a la que se necesitar¨ªa para llenar 20 piscinas ol¨ªmpicas. Por su parte, investigadores de la Universidad de Melbourne (Australia) han analizado la huella h¨ªdrica de los materiales de construcci¨®n m¨¢s comunes: metales como el cobre, el aluminio y el acero inoxidable encabezan la tabla; seguidos por las maderas, cuya huella h¨ªdrica es casi el doble que la del hormig¨®n; por ¨²ltimo, los materiales terrosos, como arcillas y cer¨¢micas, ocupan los puestos m¨¢s bajos. Al igual que sucede con la comida, los materiales locales y de cercan¨ªa siempre tendr¨¢n una huella h¨ªdrica menor, ya que los gastos asociados al transporte se reducen considerablemente.
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Adem¨¢s de los materiales empleados, existen otras estrategias de proyecto que contribuyen al ahorro de agua. ¡°Aunque el uso y el n¨²mero usuarios son determinantes para el dise?o de una instalaci¨®n apropiada, los sistemas de captaci¨®n de agua de lluvia en cubiertas son relativamente sencillos para implementar en las nuevas construcciones. Con un sencillo tratamiento, esta agua puede utilizarse para riego e inodoros¡±, explica el arquitecto H¨¦ctor Navarro, comisario junto a Manuel Blanco de Somos Agua. ¡°Otras opciones m¨¢s complejas tambi¨¦n pueden incluir la reutilizaci¨®n de aguas grises (ducha, lavaplatos, lavadora) para los usos mencionados y conseguir m¨²ltiples ciclos de uso del agua antes de devolverla al sistema de saneamiento¡±, concluye Navarro.
En Espa?a, ya existen algunos edificios que adaptan su arquitectura a la complicada situaci¨®n h¨ªdrica del pa¨ªs. Es el caso de la Estaci¨®n Intermodal y el parque Felipe VI de Logro?o, de I?aki ?balos y Renata Sentkiewicz, recientemente galardonado con el premio Asprima-Sima 2023 en la categor¨ªa de ¡°Mejor proyecto en regeneraci¨®n urbana¡±. La cubierta de la estaci¨®n es un parque de 150.000 metros cuadrados que integra sistemas de drenaje que recogen el agua de lluvia y el excedente de riego para su reutilizaci¨®n, de tal modo que apenas consume agua. ¡°Esto, unido a la irrigaci¨®n a trav¨¦s de los diferentes canales subterr¨¢neos que existen en la ciudad, se traduce en una gran superficie de purificaci¨®n del aire y en el incremento de la biodiversidad, que devuelve una condici¨®n natural al ambiente urbano¡±, explicaba ?balos a ICON Design hace unos meses.
Urbanismo a favor del agua: ciudades compactas, verdes y porosas
El reto para el futuro consiste en concebir modelos de desarrollo y pol¨ªticas que nos permitan seguir viviendo en ciudades consumiendo cada vez menos agua. Sabemos que la densidad urbana favorece el aprovechamiento eficiente de los recursos energ¨¦ticos, de infraestructuras y servicios necesarios para la vida en una ciudad. As¨ª pues, como regla general, podemos concluir que, a mayor compacidad, menor consumo de agua.
Otra estrategia fundamental consiste en la renaturalizaci¨®n de las ciudades. ¡°En un bosque, el 95% del agua de lluvia es absorbido por el suelo y un 5% se convierte en agua de escorrent¨ªa. Sin embargo, en entornos urbanos con pavimentos tradicionales impermeables, estos n¨²meros se invierten. Esta es la raz¨®n por la que, ante escenarios de excesivas precipitaciones, las ciudades acaban anegadas¡±, explica Navarro.
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El dise?o de ciudades porosas pasa por instalar suelos con vegetaci¨®n natural adaptada a la realidad h¨ªdrica del entorno (que son los m¨¢s permeables, seguidos por los de grava, arena o arcilla) y soluciones de asfalto y adoquines producidos con materiales filtrantes (o sistemas h¨ªbridos que rellenan las juntas con materiales porosos como c¨¦sped o grava) que sirvan, por un lado, como un sistema de captaci¨®n de aguas de lluvia y, por el otro, como defensa ante diluvios torrenciales e inundaciones. Los suelos naturales, adem¨¢s, evitan la desecaci¨®n de los acu¨ªferos subterr¨¢neos y disminuyen con eficacia los efectos isla de calor.
Por ¨²ltimo, las ciudades tambi¨¦n deben destinar recursos para la construcci¨®n de nuevas infraestructuras para la gesti¨®n del agua. ¡°El Madrid moderno que crece a mitad del siglo XIX con los ensanches fue posible gracias a la creaci¨®n del Canal de Isabel II, que trajo las aguas necesarias para la ciudad y que hoy las capta, gestiona, trata y regenera las utilizadas para poder regar sus parques y calles y devolverla limpia a la naturaleza. Solamente podemos entender las ciudades del nuevo milenio en este contexto¡±, explica Manuel Blanco, comisario de Somos Agua y director de la Escuela de Arquitectura de Madrid (ETSAM). ¡°Para poder vivir en ellas necesitamos buenas pr¨¢cticas sostenibles en su reparto, en su captaci¨®n, en su uso y depuraci¨®n, y en su retorno al medio natural. La arquitectura es agua porque sin ella no se construye, y sin ella, no es posible una vida urbana sostenible en nuestro planeta¡±, concluye Blanco.
Son instalaciones costosas, como plantas potabilizadoras, desalinizadoras (en el caso de las zonas costeras), sistemas de canalizaci¨®n y estaciones depuradoras, que tradicionalmente se han percibido como males necesarios, por lo que se optaba por arquitectura estrictamente funcional y sin carisma, que prefer¨ªamos ocultar a los ciudadanos. En la actualidad, sin embargo, cada vez son m¨¢s los que aprovechan estos encargos como una oportunidad para convertirse en s¨ªmbolos del desarrollo y compromiso con el medio ambiente. As¨ª lo demuestran proyectos como la planta depuradora junto al lago Whitney (Hamden, Connecticut; 2005), de Steven Holl y Chris McVoy, que fusiona un edificio de acero inoxidable con forma de gota de agua invertida de 110 metros de longitud con un parque p¨²blico de 4,8 hect¨¢reas cerca de la universidad de Yale.
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Otro buen ejemplo de este orgullo ambiental es la ampliaci¨®n de la estaci¨®n depuradora de San Claudio (cerca de Oviedo, 2016), obra de Padilla Nic¨¢s Arquitectos. La intervenci¨®n consiste en la definici¨®n volum¨¦trica y material de unas edificaciones de perfiles quebrados, en clara sinton¨ªa con las construcciones aleda?as, que se revisten de aluminio gofrado y policarbonato trasl¨²cido con la intenci¨®n de desmaterializar su volumen y reducir su impacto en un paisaje privilegiado. ¡°Nuestro objetivo es dotar a las nuevas edificaciones de unas volumetr¨ªas respetuosas con el entorno rural en que se ubican, y que satisfagan las necesidades de uso y alturas demandadas, empleando unos materiales de bajo coste y sencillo mantenimiento¡±, explican sus autores.
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