Morimura y la tesis del selfi: ¡°Si tu cara ya no representa necesariamente tu identidad, ?c¨®mo ser¨¢n los autorretratos en el futuro?¡±
La galer¨ªa Juana de Aizpuru de Madrid dedica una retrospectiva al artista japon¨¦s Yasumasa Morimura y su exploraci¨®n de la autofoto con grandes figuras de la historia del arte que se atrevieron a mirarse a s¨ª mismos
Leonardo da Vinci preside el banquete como un Jesucristo del arte. A su alrededor se sientan Frida Kahlo, Vel¨¢zquez, Durero y Andy Warhol, entre otros. Es una versi¨®n de La ¨²ltima cena en la que todos los comensales son artistas, pero todos son la misma persona. Una persona que resulta ser otro artista japon¨¦s.
A Symp¨®sion of self-portrait (Un simposio del autorretrato) es el plat¨®nico t¨ªtulo de la exposici¨®n que la galer¨ªa ...
Leonardo da Vinci preside el banquete como un Jesucristo del arte. A su alrededor se sientan Frida Kahlo, Vel¨¢zquez, Durero y Andy Warhol, entre otros. Es una versi¨®n de La ¨²ltima cena en la que todos los comensales son artistas, pero todos son la misma persona. Una persona que resulta ser otro artista japon¨¦s.
A Symp¨®sion of self-portrait (Un simposio del autorretrato) es el plat¨®nico t¨ªtulo de la exposici¨®n que la galer¨ªa Juana de Aizpuru de Madrid dedica al artista japon¨¦s Yasumasa Morimura (Osaka, 1951) hasta el 29 de julio, y que forma parte de la secci¨®n Off del festival PHotoESPA?A. Se trata de un conjunto de fotograf¨ªas realizadas a lo largo de dos d¨¦cadas y un v¨ªdeo en los que el artista utiliza recursos de escenograf¨ªa, maquillaje, pr¨®tesis, pintura y edici¨®n digital para meterse en la piel de varios autores c¨¦lebres de la historia del arte que han destacado por la pr¨¢ctica del autorretrato.
¡°Ellos fueron pioneros de los actuales selfis¡±, apunta Morimura. ?l mismo prolonga la tradici¨®n del artista que aparece en sus propias obras, pero al mismo tiempo la utiliza como medio para reflexionar sobre una cuesti¨®n tan compleja y espinosa como la identidad.
La conversaci¨®n con ICON Design se mantiene por videollamada debido a que, poco despu¨¦s de llegar a Espa?a desde Jap¨®n para asistir a su apertura, Morimura dio positivo en una prueba de covid y tuvo que confinarse en su cuarto madrile?o. ¡°?Cu¨ªdese, es duro pasarlo!¡±, advierte al entrevistador. Esta capacidad de empat¨ªa ha sido, con seguridad, un factor indispensable para una carrera art¨ªstica que, desde mediados de la d¨¦cada de los ochenta, se ha basado en la encarnaci¨®n mim¨¦tica de otras personas, no solo artistas pl¨¢sticos: su serie Actrices incluye desde Brigitte Bardot hasta Marilyn Monroe, y en su versi¨®n de Las Meninas interpreta a todos los personajes, empezando por la infanta Margarita de Austria.
Al hablar de los or¨ªgenes de esta pr¨¢ctica, se remonta a sus juegos de ni?o solitario: ¡°Es algo que disfruto haciendo desde la infancia¡±, dice. ¡°Ya de ni?o jugaba solo e imaginaba historias. Despu¨¦s quer¨ªa seguir haci¨¦ndolo, pero para un adulto es m¨¢s dif¨ªcil. Adem¨¢s, hacer arte tambi¨¦n tiene una dimensi¨®n p¨²blica, porque tu obra la ve la gente y adem¨¢s debes estar conectado con la sociedad para realizarla. A pesar de todo, ser artista tiene algo de jugar solo¡±.
No es casual que cite su infancia para contextualizar su trabajo. El Jap¨®n de la posguerra en el que creci¨® estuvo marcado por la ambivalencia frente a la cultura occidental, abrazada por muchos como medio para pasar p¨¢gina tras el trauma b¨¦lico y adoptar esperanzas en un nuevo futuro. Quiz¨¢ por ello la mayor parte del trabajo de Morimura se ha centrado en artistas y personajes c¨¦lebres de Occidente. Pero a ¨¦l no se le escapa que, como artista oriental, existen ciertos clich¨¦s que determinan el modo en que los occidentales se enfrentan a su obra.
¡°Soy consciente de que hay determinadas expectativas sobre un artista japon¨¦s¡±, afirma. ¡°Y al mismo tiempo yo no puedo escapar de la historia del arte occidental, porque en ella me he educado, y forma parte de mi contexto¡±. Del mismo modo que la sociedad japonesa tuvo que realizar un ejercicio de vaciamiento de su propia identidad para llenar ese hueco con rasgos culturales de Occidente, ¨¦l realiza el mismo ejercicio al concebir y ejecutar sus fotos: ¡°Para convertirte en otro tienes que ser neutral, asumir una no existencia previa, lo que es una contradicci¨®n. Yo debo renunciar a m¨ª mismo para asumir la identidad de Frida Kahlo, y despu¨¦s volver a hacerlo para ser, por ejemplo, Van Gogh¡±.
En sus im¨¢genes no se esconde la tramoya, y el maquillaje y las pr¨®tesis quedan a la vista, record¨¢ndonos que debajo de ellas hay otra identidad. Y de la identidad es de lo que, m¨¢s all¨¢ de las m¨¢scaras y los trucos, y de las reflexiones sobre el propio medio fotogr¨¢fico, trata la obra de Morimura. La identidad de los artistas a los que homenajea, pero tambi¨¦n ¨Co sobre todo¨C de la suya propia. ¡°Todas las obras de la exposici¨®n son autorretratos de pintores, porque a trav¨¦s de ellas hablo de su identidad al asumir sus distintos puntos de vista. Pero, en segundo lugar, a trav¨¦s de todas esas identidades me cuestiono qui¨¦n soy yo, cu¨¢l es mi identidad¡±.
Morimura aparece doblemente en algunos de sus trabajos de la exposici¨®n, como el que lo muestra duplicado en las dos Fridas, seg¨²n la c¨¦lebre pintura de Frida Kahlo de 1939. Pero tambi¨¦n en un Vermeer cuyo modelo original no existe en la realidad, y donde el fot¨®grafo aparece como la mujer de azul situada frente a una ventana, pero tambi¨¦n en un cuadro dentro del cuadro en segundo plano. Siempre ha sido partidario de los desdoblamientos y las mises en abyme (literalmente, ¡°puesta en abismo¡±).
Para una de sus fotograf¨ªas m¨¢s c¨¦lebres (que realiz¨® en dos versiones con 30 a?os de diferencia) part¨ªa de la Olympia de Manet, para ponerse en la piel tanto de la joven prostituta como de su criada negra. Las cuestiones de sexo, g¨¦nero y raza se invocan al percibir el espectador que ambos personajes presentan rasgos orientales. De un modo distinto, cuando Morimura ¡°suplanta¡± a Marcel Duchamp que a su vez se traviste como Rrose S¨¦lavy, o cuando reproduce una instant¨¢nea de Cindy Sherman (otra artista conocida por interpretar distintos personajes en sus fotograf¨ªas), el juego de espejos propicia las mismas cuestiones. La multiplicidad de las identidades tambi¨¦n es, en su opini¨®n, un rasgo caracter¨ªstico de los tiempos actuales: ¡°Hasta ahora, una imagen representaba una identidad. Pero esto ha cambiado: tu cara no representa necesariamente tu identidad, porque puedes tener varias gracias a los avatares y el metaverso. As¨ª que no s¨¦ c¨®mo ser¨¢n los autorretratos en el futuro¡±.
En el caso de su actual exposici¨®n en Madrid, quiz¨¢ sea en el v¨ªdeo Eg¨® Symp¨®siom (2016) donde todos estos aspectos se desarrollan de un modo m¨¢s completo. All¨ª, a lo largo de 75 minutos, Morimura interpreta a doce artistas que hablan en primera persona, fusionando los distintos planos espaciales y temporales. Van Gogh camina por las ciudades japonesas, Vel¨¢zquez se enfrenta a un moderno maniqu¨ª del rey Felipe IV y Rembrandt a sus propios cuadros en el almac¨¦n de un museo.
Esta es su sexta exposici¨®n en la galer¨ªa Juana de Aizpuru con la que ha cimentado una relaci¨®n de casi veinte a?os. ¡°Para m¨ª Espa?a es Juana¡±, afirma. ¡°Yo nac¨ª en Osaka, donde hay mucha humanidad y unas relaciones personales muy ¨ªntimas, como ocurre en Espa?a. Y Juana tambi¨¦n es as¨ª, muy apasionada. Siempre me ha apoyado. Es raro que las galer¨ªas se ocupen durante tanto tiempo de un artista, y que lo cuiden como ha hecho ella conmigo¡±.
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