As¨ª es la Galer¨ªa Omero, el primer museo donde se puede tocar todo
El museo ubicado en Ancona, regi¨®n italiana de las Marcas, valora el tacto como experiencia art¨ªstica, y no solo para personas con discapacidad visual, ya que ofrece a los videntes una visita con los ojos vendados para estimular su percepci¨®n de las obras a trav¨¦s del resto de sentidos

Aldo Grassini se qued¨® ciego a los seis a?os por la explosi¨®n de un residuo de guerra. Durante mucho tiempo, su discapacidad le oblig¨® a estudiar el arte de forma pasiva, te¨®rica, sin tener un conocimiento directo de las obras. Sin embargo, un viaje a Oslo en 1977 lo cambi¨® todo. Se encontraba en el parque Vigeland, rodeado de esculturas que pod¨ªa tocar, sentir, quiz¨¢ incluso ver a trav¨¦s de otro sentido. ¡°Desde entonces empezaron tambi¨¦n las frustraciones¡±, dice, porque su entusiasmo chocaba a menudo con los museos, donde reinaba el imperativo de ¡°no tocar¡±. ¡°Si un ciego va a un museo y no toca nada, es in¨²til que vaya¡±, afirma. En 1985, tras sufrir otra decepci¨®n en un museo alem¨¢n, su mujer, Daniela Bottegoni, tambi¨¦n ciega, tuvo una idea: reproducir grandes cl¨¢sicos del arte que se pudieran tocar. Era el embri¨®n de lo que ocho a?os m¨¢s tarde, en 1993, se convertir¨ªa en el Museo Omero de Ancona, en la regi¨®n de las Marcas.
Hoy, Grassini tiene 83 a?os y preside el primer ejemplo de museo t¨¢ctil estatal, dedicado a Homero, el considerado autor de la Il¨ªada y la Odisea, quien, seg¨²n sostiene la tradici¨®n, era ciego. En sus reci¨¦n cumplidos 30 a?os de historia, el Museo Omero ha crecido hasta convertirse en un punto de referencia en la vida cultural no solo de la capital de la regi¨®n de las Marcas. De las primeras 19 copias en yeso alojadas en un aula de una escuela local, la colecci¨®n ha crecido hasta superar las 200 reproducciones de obras maestras cl¨¢sicas, maquetas arquitect¨®nicas y esculturas contempor¨¢neas originales acompa?adas de paneles did¨¢cticos y leyendas en braille en el interior de la Mole Vanvitelliana, un enorme edificio pentagonal sobre el agua del Adri¨¢tico, anta?o utilizado como baluarte defensivo y lazareto, a pocos pasos del puerto.
¡°Es did¨¢ctico, permite a las personas con discapacidad visual experimentar directamente la realidad. Para ellos no basta con escuchar, es como si estudi¨¢ramos historia del arte sin fotograf¨ªas. Aqu¨ª pueden entender de verdad porque ven con las manos¡±, dice Monica Bernacchia, responsable de comunicaci¨®n del museo. Los discapacitados visuales, no obstante, solo representan el 2% de las visitas anuales, en parte porque el museo se concibi¨® desde el principio como una experiencia accesible para todo tipo de p¨²blico. ¡°Pensaba que el tacto era un sustituto de la vista para los ciegos y una experiencia nueva para los videntes. Luego, al avanzar, mi concepci¨®n cambi¨®: en realidad, el tacto es algo diferente¡±, reflexiona Grassini.
El presidente, sin embargo, prefiere utilizar otro t¨¦rmino: ¡°acariciar¡±, es decir, ¡°tocar con amor¡±, que implica un contenido afectivo y supera las reticencias culturales relacionadas con el tacto. ¡°Estamos en contra de que se proh¨ªba tocar, pero a veces cuando decimos tocar hay una resistencia, porque se considera tab¨²¡±, explica a un grupo de estudiantes, ¡°as¨ª que, cuando decimos acariciar, se toca con amor. Amamos con los ojos y con las manos. Las cosas que amamos queremos acariciarlas¡±. De esta forma, en la primera planta de la Mole se pueden acariciar y ver copias en yeso o resina de la Nike de Samotracia, la Loba Capitolina, la Venus de Milo o maquetas del Parten¨®n, la Catedral de San Pedro de Roma y la Piazza dei Miracoli de Pisa. La sala m¨¢s luminosa est¨¢ dedicada al Renacimiento, con una copia de la Piedad de Miguel ?ngel en resina y polvo de m¨¢rmol, realizada en colaboraci¨®n con los estudios Cinecitt¨¤ de Roma, y un Mois¨¦s de tama?o natural. En estos casos, se alcanza la cima de las esculturas a trav¨¦s de plataformas m¨®viles muy estables.
Tambi¨¦n hay una galer¨ªa de la m¨ªmica del rostro humano, donde una serie de caras expresan distintas emociones, como el gemido del ?xtasis de Santa Teresa de ?vila, la contrariedad del retrato de Miguel ?ngel o el sufrimiento de Laocoonte. En cuanto a la pintura, en cambio, hay algunas copias en bajorrelieve, entre ellas una que se corresponde con una secci¨®n del Guernica de Picasso. Este ¨¢mbito es prerrogativa de otro museo t¨¢ctil, el Anteros de Bolonia.

La multisensorialidad
En la segunda planta de la Mole hay una escultura de Sergio Zanni titulada Pittore sconosciuto (Pintor desconocido), que data de 2002. Al tocarla, uno tiene la sensaci¨®n de que la obra crece en tama?o a medida que las manos se deslizan de arriba abajo. Se percibe el contorno de una cabeza peque?a rodeada de un sombrero diminuto, una espalda m¨¢s grande, sobre la que descansa una mochila, hasta llegar a las piernas, gigantescas, una delante de la otra. El sonido hueco y la frescura de la superficie sugieren que el material utilizado es el bronce; luego, una vez retirada la venda de los ojos, la vista ayuda a comprender lo cerca que est¨¢ de la realidad la percepci¨®n dejada por los otros sentidos. En ese momento, Bernacchia explica que el hombre, el pintor desconocido, dirige su mirada hacia el horizonte, mientras deja tras de s¨ª un palacio, s¨ªmbolo emblem¨¢tico de la ciudad.
El Museo Omero ofrece a los videntes una visita con los ojos vendados para estimular su percepci¨®n de las obras a trav¨¦s de otros sentidos, aunque uno de sus primeros lemas fuese ¡°No est¨¢ prohibido tocar, pero tampoco mirar¡±. Adem¨¢s de Sergio Zanni, la segunda planta acoge a otros grandes autores contempor¨¢neos como Giorgio de Chirico, Arnaldo Pomodoro, Marino Marini, con obras originales como la Italia riciclicata (Italia reciclada) de Michelangelo Pistoletto, que el artista reprodujo cubri¨¦ndola con una red que recuerda el car¨¢cter portuario de Ancona, despu¨¦s de haberla presentada en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
Estas esculturas contribuyen a estimular a¨²n m¨¢s el nuevo enfoque del museo, el de la multisensorialidad, que para Grassini es la principal herramienta a la hora de aumentar a¨²n m¨¢s la accesibilidad. En la planta baja, este concepto adquiere otra dimensi¨®n gracias a una colecci¨®n, la ¨²nica de pago, compuesta por 32 s¨ªmbolos del dise?o que han pasado a formar parte de la vida cotidiana, algunos ganadores del premio Compasso d¡¯Oro. En este caso, los visitantes se convierten en mayor medida en protagonistas porque pueden manipular los objetos, por ejemplo, tecleando las letras de la m¨¢quina de escribir Valentine de Ettore Sottsass, fabricada por Olivetti, o girando el pomo del acelerador de la Vespa dise?ada por Corradino D¡¯Ascanio. A lo largo del recorrido se ha creado el espacio Fuori tutti (Todos fuera), una peque?a sala donde se colocan miniaturas de los objetos expuestos, tambi¨¦n pensadas para personas con neurodiversidad.

Un modelo internacional
¡°Cuando nacimos, hace 30 a?os, ¨¦ramos una voz que clamaba en el desierto. Cuando llegaba un visitante, era una fiesta. Una vez pas¨¦ un d¨ªa dentro del museo y no vino nadie. Disfrut¨¦ solo de todas mis esculturas¡±, dice Grassini. El presidente del Museo Omero ha dedicado toda su vida a la integraci¨®n de los ciegos en la sociedad y su trayectoria profesional lo demuestra. Durante 37 a?os ense?¨® Historia y Filosof¨ªa en institutos, pero tambi¨¦n fue concejal municipal durante tres legislaturas y ocup¨® cargos en la Uni¨®n Italiana de Ciegos y Deficientes Visuales. En Ancona tambi¨¦n le conocen como un gran aficionado del equipo local, abonado desde hace 67 a?os a todos los partidos en casa. Todos los a?os viaja para asistir a congresos internacionales dedicados a una de sus grandes pasiones, el esperanto, la lengua inventada por el oftalm¨®logo polaco Ludwik Lejzer Zamenhof para facilitar el di¨¢logo entre los pueblos, demostrando que la ceguera no es obst¨¢culo para la curiosidad y el deseo de descubrir el mundo.
Cuando era estudiante, Grassini contaba con la ayuda de algunos compa?eros dispuestos a leerle los textos escolares, mientras ¨¦l lo escrib¨ªa todo en braille. La inclusi¨®n definitiva de los ni?os con discapacidad visual en el sistema escolar no se produjo hasta diez a?os despu¨¦s de su graduaci¨®n, con una ley de 1976. Hoy, la situaci¨®n ha cambiado: se presta m¨¢s atenci¨®n a la integraci¨®n de las personas con discapacidad y as¨ª lo demuestran los fondos destinados por los gobiernos a la accesibilidad de los recintos culturales, como los del Plan Nacional de Recuperaci¨®n y Resiliencia italiano, que ascienden a 300 millones de euros. El Museo Omero recibe cada d¨ªa solicitudes de colaboraci¨®n o asesoramiento de instituciones muse¨ªsticas que quieren abrirse a los recorridos t¨¢ctiles para atraer nuevos visitantes y financiaci¨®n. Son tantas que resulta dif¨ªcil tenerlas todas en cuenta.
El primer consejo de Grassini a los museos es siempre el mismo: ¡°Dejad que la gente toque¡±. Pero en ese momento, cuenta, ¡°surge el problema porque dicen que hay que proteger las obras¡±. En el Museo Omero ninguna obra ha resultado da?ada por el contacto con las manos. El terremoto de 2022 se encarg¨® de ello, rompiendo el ala de la copia de la Nike de Samotracia. Al mismo tiempo, Grassini es consciente de que no todo puede tratarse de la misma manera, por lo que tiene en mente otras soluciones, como las copias, el contacto con guantes de l¨¢tex o la apertura al tacto exclusiva para invidentes. ¡°No acepto el [condicionante] si cuando me dicen que veamos si es posible hacer tal o cual cosa accesible. Tiene que ser accesible¡±, sentencia. Otro punto clave es la integraci¨®n de recorridos t¨¢ctiles en las colecciones permanentes de los museos, para evitar lo que ¨¦l llama ¡°guetizaci¨®n¡±.
El modelo Omero se considera desde hace tiempo un referente internacional, como demuestran las colaboraciones con el Louvre, el parque arqueol¨®gico del Coliseo o el Museo Arqueol¨®gico de El Cairo para derribar barreras f¨ªsicas, cognitivas y sensoriales. Los proyectos tambi¨¦n incluyen intercambios de buenas pr¨¢cticas, como en el caso de la iniciativa europea Invisible, destinada a crear m¨¦todos y herramientas para hacer accesible la ense?anza de las artes y la arquitectura a los estudiantes con discapacidad visual. Pr¨®ximamente, el Museo Omero renovar¨¢ su exposici¨®n precisamente en este sentido: ¡°Ser¨¢ tem¨¢tica, no cronol¨®gica y m¨¢s cient¨ªfica, sobre el sentido del tacto y sus especificidades¡±, dice Bernacchia. Un compromiso que para Grassini solo tiene un objetivo: ¡°Mi sue?o es que un d¨ªa ya no sea necesario el museo Omero porque significar¨¢ que por fin habremos roto este muro¡±.
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