110 a?os de misterio: el admirado jard¨ªn p¨²blico de Betanzos que sobrevive cerrado al abandono
El Pasatiempo es uno de los jardines m¨¢s extraordinarios y desconcertantes de Europa. Un libro reconstruye su esplendor y analiza un lugar cuyo significado, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de su creaci¨®n, se desconoce
Sobre uno de los muros del parque del Pasatiempo, en el municipio gallego de Betanzos, se conserva el ¨¢rbol geneal¨®gico del capital, un esquema en hormig¨®n que revela la f¨®rmula maestra para el enriquecimiento. Esa relaci¨®n de conceptos fue la que ayud¨® a los hermanos Juan y Jes¨²s Garc¨ªa Naveira a amasar una importante fortuna en Argentina durante el cambio del siglo XIX al XX. Al regreso a su localidad natal, los indianos quisieron compartir su ¨¦xito con sus paisanos y, entre otras causas ben¨¦fic...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Sobre uno de los muros del parque del Pasatiempo, en el municipio gallego de Betanzos, se conserva el ¨¢rbol geneal¨®gico del capital, un esquema en hormig¨®n que revela la f¨®rmula maestra para el enriquecimiento. Esa relaci¨®n de conceptos fue la que ayud¨® a los hermanos Juan y Jes¨²s Garc¨ªa Naveira a amasar una importante fortuna en Argentina durante el cambio del siglo XIX al XX. Al regreso a su localidad natal, los indianos quisieron compartir su ¨¦xito con sus paisanos y, entre otras causas ben¨¦ficas, levantaron un sorprendente jard¨ªn. El Pasatiempo ¡°no se concibi¨® como un jard¨ªn exclusivamente privado (ni siquiera ten¨ªa casa) sino como un parque de disfrute p¨²blico, abierto a todo el mundo¡± explica Ignacio Somovilla, autor y editor del libro El Pasatiempo y otros jardines (extra)ordinarios, que se acaba de publicar.
En el momento de su inauguraci¨®n, en 1914, el Pasatiempo abarcaba nueve hect¨¢reas. En un ¨¢rea de terreno cuatro veces mayor de la que se conserva actualmente, los Garc¨ªa Naveira, sobre todo Juan (su hermano muri¨® en 1912 en un accidente de tr¨¢fico en Argentina), incluyeron diversidad de fuentes, estanques, grutas, esculturas, avenidas arboladas, un laberinto, invernaderos, pabellones, relieves aleg¨®ricos y hasta un peque?o zool¨®gico. ¡°Una amalgama de elementos que puede parecer que no tiene sentido¡±, como reconoce Somovilla, pero que le valieron la definici¨®n de parque enciclop¨¦dico. Se trataba de ¡°una especie de libro-jard¨ªn para ense?ar a sus vecinos de Betanzos cosas del mundo que ellos hab¨ªan conocido¡± que acab¨® convirti¨¦ndose en precursor de los actuales parques tem¨¢ticos.
El espacio que hoy ocupan un campo de f¨²tbol y un auditorio al aire libre, estaba atravesado por la Avenida de los Emperadores y el Estanque de los Papas, rodeado por los 265 bustos en m¨¢rmol de Carrara de todos los pont¨ªfices de la historia. Otros elementos se cambiaron de emplazamiento, como el monumento que los creadores del Pasatiempo se autoerigieron y que actualmente preside la plaza mayor de Betanzos. O los dos leones de m¨¢rmol que flanqueaban la entrada al jard¨ªn que hoy hacen lo propio en el santuario asturiano de Covadonga. Algunos de los que permanecen en su ubicaci¨®n original, como la estatua de la Caridad, sobreviven rodeados de vallas publicitarias, a pie de una carretera que amput¨® el jard¨ªn en los a?os cincuenta.
El n¨²cleo de lo que hoy se conserva se concentra sobre la ladera de una monta?a, organizada en cinco terrazas y atravesada por grutas artificiales. Un colosal le¨®n de cuatro metros de alto contempla la villa de Betanzos desde el punto m¨¢s alto del conjunto. Toda la escenograf¨ªa est¨¢ salpicada de abigarrados relieves. Son pocos los metros de muro que no sucumben al horror vacui: camellos, elefantes, llamas, dinosaurios y hasta un famoso buzo cubren las paredes del jard¨ªn.
Algunos materiales nobles como el m¨¢rmol, la piedra o los azulejos, conviven con otros innovadores para la ¨¦poca, como el cemento y el hormig¨®n. ¡°Puede resultar chocante pero, como nuevos ricos que eran, buscaban lo ¨²ltimo y, en esa ¨¦poca, esos eran los materiales de moda¡±, explica Ignacio Somovilla. De cemento armado son tambi¨¦n los relieves de la Gran Muralla China, la mezquita de Mohamed Ali, el canal de Panam¨¢ o el que reproduce una fotograf¨ªa de la familia de Juan Garc¨ªa Naveira a lomos de dromedarios, tomada en un viaje a las pir¨¢mides de Egipto.
Para Somovilla, el Pasatiempo ¡°se escapa a cualquier paralelismo con ning¨²n jard¨ªn privado o parque p¨²blico de la ¨¦poca¡±. En el XIX, el paisajismo recuper¨® el formalismo que tanto hab¨ªa triunfado en ¨¦pocas anteriores, hibrid¨¢ndolo con otros elementos como el naturalismo y los historicismos. Los jardines de la burgues¨ªa decimon¨®nica segu¨ªan patrones ecl¨¦cticos y conservadores. Lejos quedaban las innovaciones que el siglo XVIII hab¨ªa introducido con el jard¨ªn a la inglesa.
En El Pasatiempo y otros jardines (extra)ordinarios, editado por Encyclopaedia Botanica, el autor pone en relaci¨®n ¨Ca trav¨¦s de un viaje muy personal¨C este jard¨ªn gallego con otros rincones bizarros del mundo, como el m¨ªtico Bomarzo (Italia), la Quinta da Regaleira (Portugal) o Las Pozas de Edward James (M¨¦xico). El punto en com¨²n entre todos es que detr¨¢s ¡°siempre hay un personaje extraordinario que vuelca su creatividad en el jard¨ªn, junto con lo raro, lo especial que les hace apartarse de la norma¡±, explica Somovilla.
Sobre la intencionalidad de los creadores del Pasatiempo nada qued¨® escrito, ¡°el desconocimiento acerca de las razones que motivaron a don Juan a amalgamar tal cantidad de elementos, estilos y materiales nos puede llevar a un cierto desconcierto a primera vista¡±, explica el escritor, quien reconoce que esa mezcla de referencias personales y elementos dispares, algunos meramente decorativos y otros manifiestamente pedag¨®gicos, ¡°seguramente para muchos pueda resultar de mal gusto o un pastiche¡±.
?Un jard¨ªn mas¨®nico?
Aunque Juan Garc¨ªa Naveira parece que se llev¨® a la tumba los porqu¨¦s de tan enigm¨¢tico lugar, sobre este jard¨ªn tan poco ortodoxo siempre han planeado teor¨ªas que lo enlazan con la Masoner¨ªa. El historiador ?ngel Arcay, director del archivo municipal de Betanzos, analiza en el libro la relaci¨®n del jard¨ªn con esta organizaci¨®n secreta. ¡°Lo que est¨¢ claro es que tanto en su modo de actuar, dando a quien m¨¢s necesitaba sin esperar nada a cambio, como en la sutileza simb¨®lica con la que decoraron el jard¨ªn del Pasatiempo, los Garc¨ªa Naveira parecen guardar relaci¨®n directa con esta orden inici¨¢tica¡±, afirma.
A pesar de ello, no hay pruebas documentales que demuestren que estos acaudalados indianos fueran masones y por tanto, de que su obra siguiera deliberadamente los preceptos de esta corriente ideol¨®gica.
S¨ª est¨¢ documentado que en el Pasatiempo hubo un escudo claramente mas¨®n, ya desaparecido. Un emblema situado en el pasadizo que daba acceso al Templete del Estanque del Retiro donde se representaban los s¨ªmbolos de la escuadra, el comp¨¢s, el mazo y la estrella. Adem¨¢s, seg¨²n afirma Arcay, la divisi¨®n de la parte alta en cinco terrazas, podr¨ªa corresponder con los diferentes grados de la masoner¨ªa simb¨®lica, ¡°adquiriendo en cada nivel los conocimientos que cada mas¨®n recibir¨ªa dentro de la logia¡±, explica.
Mas¨®nico o no, el Pasatiempo languidece hoy cerrado a las visitas p¨²blicas a la espera de nuevos planes de recuperaci¨®n por parte de la Administraci¨®n que paren el proceso de declive de este singular jard¨ªn. En esa lucha se encuentra inmersa la Asociaci¨®n de Amigos del Pasatiempo, que en los ¨²ltimos a?os ha investigado y rescatado del olvido el espacio. Como explica Ignacio Somovilla, ¡°son ellos los que han denunciado constantemente el estado de dejadez, abandono y su equivocad¨ªsima restauraci¨®n del pasado. Ellos luchan por su salvaci¨®n y por preservar la memoria del jard¨ªn, mientras siguen indagando en la curiosa figura de su creador¡±.