La popular venta centenaria que resiste en la Sierra de Guadarrama: ¡°No nos beneficia que venga mucha gente, no somos un chiringuito de playa¡±
El libro ¡®Venta Marcelino: 100 a?os en el Puerto de los Cotos 1924-2024¡ä recorre, a trav¨¦s de decenas de testimonios, el siglo de vida de un establecimiento vinculado emocionalmente a los guadarramistas
Situadas tradicionalmente en caminos o carreteras, las ventas est¨¢n tan arraigadas a la historia e identidad de Espa?a que el Quijote fue armado caballero por el due?o de uno de estos establecimientos en La Mancha. Cervantes escribi¨® que el encuentro de aquella venta fue para su h¨¦roe ¡°como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alc¨¢zares de su redenci¨®n le encaminaba¡±. Para muchos monta?istas, la Venta Marcelino, ubicada en el Puerto de los Cotos (Rascafr¨ªa), en la Sierra de Guadarrama, a 70 kil¨®metros al norte de Madrid, ha sido durante 100 a?os una referencia visual que, a veces, representaba la emocionante llegada a una meta: tal vez no a los alc¨¢zares de ninguna redenci¨®n, pero s¨ª a un buen taz¨®n de caldo caliente. Inaugurada por el matrimonio formado por Marcelino Garc¨ªa y Natalia Garc¨ªa en 1924, la antigua casa de comidas contin¨²a abierta y el libro Venta Marcelino: 100 a?os en el Puerto de los Cotos 1924-2024 (Desnivel) conmemora su siglo de historia a trav¨¦s de los testimonios de 79 personas, j¨®venes y mayores, que m¨¢s de una vez se han cobijado de la nieve junto a su chimenea.
Sebasti¨¢n ?lvaro, director del programa Al filo de lo imposible, Jacob Petrus, de Aqu¨ª la Tierra, el veterano alpinista Carlos Soria, Pedro G¨®mez, fundador de la marca hom¨®nima de plum¨ªferos y de la tienda El Igloo, o Joanna Ivars, ge¨®grafa y meteor¨®loga de La Sexta, son algunos de sus participantes. ¡°En un primer momento, la idea era hacer un libro no venal, para nosotros y para los clientes¡±, explica a ICON Design H¨¦ctor S¨¢nchez (Madrid, 44 a?os), copropietario de la venta junto a su padre, Rafael S¨¢nchez, ya jubilado. ¡°Pero lo que iba a ser un libr¨ªn con cuatro fotos, un poco de historia y unas l¨ªneas escritas por gente que ven¨ªa por aqu¨ª se convirti¨® en un libro de casi 200 p¨¢ginas, porque todos respondieron encantados y nos empezaron a enviar textos largu¨ªsimos e incre¨ªbles. Sobre todo, ha quedado un buen libro de monta?a¡±.
Rafael, junto a su entonces socio Manuel Inurria, compr¨® la venta en 1996, despu¨¦s de que la familia de Marcelino y Natalia ¨Cfallecidos respectivamente en 1978 y 1990¨C decidiera traspasarla, a dos a?os del cierre de la estaci¨®n de esqu¨ª de Valcotos. Los descendientes de los fundadores tambi¨¦n han participado en el libro, rico en documentaci¨®n e im¨¢genes de diferentes ¨¦pocas, tanto de la venta como de su entorno. La labor de investigaci¨®n ven¨ªa realiz¨¢ndola H¨¦ctor desde varios a?os atr¨¢s ¡°por enriquecimiento propio¡± y parte de lo que a ¨¦l y a su padre les movi¨® a sacar adelante el proyecto fue recoger historias que, de otra manera, pod¨ªan perderse. ¡°No es un libro sobre hosteler¨ªa, sino sobre el lugar en el que estamos y sobre c¨®mo estamos aqu¨ª¡±, matiza. Las an¨¦cdotas y relatos personales (algunos tan conmovedores como el del monta?ista Basilio Garc¨ªa, quien, tras un ictus, volvi¨® a pisar el pico de Pe?alara gracias a una subida en silla todoterreno organizada por amigos como Rafael, con la Venta Marcelino como punto de salida y llegada) tienen como denominador com¨²n el establecimiento, que adquiere car¨¢cter de s¨ªmbolo.
¡°Cuando llega aqu¨ª Marcelino, trae un esp¨ªritu de ayuda y de servicio¡±, cuenta H¨¦ctor S¨¢nchez. ¡°Eso es lo que hemos tratado de mantener, un sentimiento de ayuda al que viene que es com¨²n en las zonas rurales y de monta?a, porque aqu¨ª hay gente que las ha pasado putas¡±. El copropietario cita una historia escasamente documentada y que no aparece en el libro, el accidente de un avi¨®n militar en 1955 entre los puertos de Revent¨®n y Malagosto, tambi¨¦n en Sierra de Guadarrama, al que los vecinos de Rascafr¨ªa acudieron en tromba en busca de supervivientes (se salv¨® uno de los cinco tripulantes): ¡°Me han dicho que las campanas de la iglesia las hicieron con los restos del fuselaje de ese avi¨®n, porque en la Guerra Civil las perdieron al fundirlas para hacer otras cosas con ellas¡±.
De vinos con Hemingway y Lorca
La Venta Marcelino comenz¨® como una peque?a caseta situada enfrente de su actual emplazamiento, donde ahora se encuentra el parking de Cotos. Seg¨²n se narra en el libro, Marcelino Garc¨ªa era guarda de los terrenos de Ferrocarriles El¨¦ctricos en la sierra, cuidaba cabras y vacas y, desde su primitiva caba?a, ofrec¨ªa vino y aguardiente a cambio de la voluntad. Tambi¨¦n tocaba la guitarra, cantaba y recitaba poemas. Se dice que conoci¨® a Federico Garc¨ªa Lorca y Enrique de Mesa por una residencia que hicieron en El Paular, donde Marcelino los desplaz¨® en carro. H¨¦ctor S¨¢nchez indica que no hay una base documental que lo confirme, pero que la familia lo ha transmitido repetidamente en el tiempo. De la misma manera, se ha especulado con la probabilidad de que Ernest Hemingway, que recorri¨® la Sierra de Guadarrama y convivi¨® con el republicano Batall¨®n Alpino ¨Cexperiencia que inspir¨® su novela Por qui¨¦n doblan las campanas (1940)¨C, conociera tambi¨¦n a Marcelino.
¡°Hemingway est¨¢ en Reuters en esa ¨¦poca haciendo fotos y hay bastantes im¨¢genes suyas en el Alto del Le¨®n. Se supone que hasta aqu¨ª lleg¨®. Ten en cuenta que a Marcelino la Guerra Civil le pilla mayor, ya con casi 50 tacos. Es un viejo que est¨¢ ah¨ª vendiendo vino y cerveza con una guitarra, ?hay una posibilidad grande de que eso a Hemingway le llamase la atenci¨®n!¡±, argumenta S¨¢nchez. El actual responsable del negocio admite no tener el recuerdo de entrar de peque?o a la venta, sino de esquiar all¨ª en invierno, porque, rememora entre risas, en la entrada figuraba una advertencia hostil: ¡°Mochilas fuera¡±, pol¨ªtica de admisi¨®n que su familia no ha seguido. Lo que s¨ª han mantenido es el men¨², como puede comprobarse en testimonios del libro que aluden, en d¨¦cadas dispares, a sus judiones de La Granja y callos a la madrile?a.
¡°Si encontr¨¢semos un men¨² de los setenta, ser¨ªa pr¨¢cticamente el mismo¡±, dice. ¡°Cocina tradicional y castellana, que es lo que me parece que tenemos que hacer aqu¨ª. Nunca me he planteado servir hamburguesas, por ejemplo, porque no creo que sea el lugar. Todo es fresco, hemos apostado por no complicarnos la vida¡±. Una novedad que s¨ª ofrece, aunque no figure en la carta de la web, es, para alpinistas o excursionistas que no deseen comer nada de origen animal, un pepito de tofu con pimientos. ¡°Me emperro en que la gente lo pruebe. Muchos vienen y se piden un chulet¨®n de 700 gramos porque asumen que es lo normal en la sierra, como si fuera un segundo plato ligero despu¨¦s de unos judiones. Hay una cosa social absurda con eso, porque nunca se lo acaban. Ojal¨¢ de aqu¨ª a unos a?os lo social sea el tofu con pimientos¡±.
Espectadores del cambio clim¨¢tico
La Venta Marcelino lleva a?os siendo tambi¨¦n muy popular online, por el servicio p¨²blico de informaci¨®n que ofrece y por sus redes sociales. En la p¨¢gina web, cuentan con im¨¢genes de c¨¢maras instaladas hacia el exterior del establecimiento que permiten al visitante conocer el estado del puerto, las carreteras o el grado de ocupaci¨®n del aparcamiento en tiempo real, adem¨¢s de informaci¨®n meteorol¨®gica actualizada. En Twitter e Instagram, donde cuentan con m¨¢s de 10.000 seguidores, son, a su manera, influencers de la monta?a.
¡°Aprovechamos el huequito que tenemos para hacer promoci¨®n del Parque Nacional [de la Sierra de Guadarrama], del entorno, advertir a la gente de que venga con ropa de invierno si hace fr¨ªo o se eche crema si viene en verano y quejarnos de cosas, creo que a mejor. Me parece m¨¢s interesante eso que limitarnos a contar lo que hacemos, porque lo que hacemos es siempre lo mismo¡±, razona H¨¦ctor. Una de sus interacciones recientes m¨¢s ilustres ha sido con ?scar Puente, ministro de Transportes, que les respondi¨® con im¨¢genes de los nuevos trenes alpinos que el Gobierno prev¨¦ poner en funcionamiento despu¨¦s de que informaran de la retirada de los modelos 442 de la l¨ªnea Cercedilla-Cotos, la C-9.
Tambi¨¦n procuran tener un impacto positivo en la conservaci¨®n del entorno o en la mejora de las condiciones de las visitas. ¡°En el momento en que nosotros tuvimos que acoger a gente en la venta por principios de congelaci¨®n, o crisis de ansiedad porque llevaban horas esperando un autob¨²s y les quedaban otras tantas, llamamos a Guardia Civil de monta?a y Cruz Roja y se pusieron unas lanzaderas en cuesti¨®n de 15 d¨ªas¡±, pone de ejemplo. La Venta Marcelino est¨¢ siendo asimismo testigo directo del cambio clim¨¢tico y sus muy tangibles efectos. ¡°Es lo que m¨¢s nos afecta. En temporada de nieve, se est¨¢ concentrando mucha gente en muy poco tiempo porque hemos pasado de tener meses de nieve a semanas, y de semanas a d¨ªas. Se est¨¢ desplazando la altitud. Y en verano, hay momentos de calor en los que no se puede ni estar¡±.
Con una plantilla total de diez personas (entre semana, normalmente tres: una en cocina y dos fuera), el gerente lamenta situaciones de colapso que son, con frecuencia, fruto de un turismo inconsciente. ¡°A veces est¨¢s al 400%, no hay competencia que pueda asumir parte de esos clientes [la cantina de la estaci¨®n est¨¢ cerrada por las obras, oficialmente durante un a?o] y tienes que funcionar como un refugio para poder acoger a mucha gente que solo quiere resguardarse. Son visitantes ocasionales que se plantan aqu¨ª porque hay nieve y vienen muy justos, no van bien equipados, no han estado nunca y no se imaginan el fr¨ªo que puede hacer pasado un rato a la intemperie y empapados¡±, explica. ¡°He visto situaciones dantescas, gente que se baja del autob¨²s con el carrito del beb¨¦ a 10 grados bajo cero, que es algo que a m¨ª me impacta porque tengo ni?os. Si quieres una foto con el beb¨¦ en la nieve, usa un croma, no le hagas que se coma un atasco de dos horas y que est¨¦ aqu¨ª muerto de fr¨ªo¡±.
La zona, observa H¨¦ctor, encierra la paradoja de ser el punto natural mejor cuidado de la Comunidad de Madrid y tambi¨¦n el que cuenta con mayor presi¨®n. Cree que el cierre de la estaci¨®n de esqu¨ª de Valcotos fue ¡°positivo en el tiempo¡± y que tambi¨¦n lo ser¨¢ el de Navacerrada, al que el Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica inst¨® en 2021. ¡°Conseguir ese cambio, que la gente diga ¡®voy a un Parque Nacional¡¯, lleva a apreciar d¨®nde se est¨¢. Las estaciones de esqu¨ª son algo que con los a?os se va a tener que orientar a algo m¨¢s respetuoso con el entorno, m¨¢s de traves¨ªa, dominios naturalizados y no un dominio esquiable a base de que no haya nada m¨¢s¡±, opina. ¡°Incluso a nivel empresa, lo vemos positivo. Tenemos que proteger nuestro entorno. Hay gente a la que le parece un disparate que yo me queje de que venga mucha gente, pero es que no nos beneficia, no somos un chiringuito en la playa. No queremos hacer una cosa distinta a la que hacemos, no nos queremos replantear nada. Queremos valorar d¨®nde estamos y eso pasa por protegerlo¡±. Una receta para que los apasionados a la monta?a puedan seguir disfrutando de la centenaria venta y de su entorno por m¨¢s a?os.
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