El redise?o de una plaza p¨²blica que recuper¨® una vieja costumbre perdida en un pueblo de 300 habitantes en Le¨®n
A pesar de la reticencia inicial entre los habitantes de Mansilla Mayor, se ha ido formando una conciencia de defensa del proyecto, galardonado con un premio de arquitectura FAD
Cu¨¢ntas historias podr¨ªan contar los bancos de las plazas de los pueblos si tuvieran la capacidad de hablar. De madera o met¨¢licos, con la pintura normalmente desgastada por los elementos, todos han sido testigos de cientos, miles, de conversaciones entre lugare?os. Igual que la fuente de la plaza, donde las personas que llenan sus garrafas aprovechan para darle a la lengua, como los ni?os que iban a la papelera para afilar el lapicero y charlar con el compa?ero.
Los j¨®venes arquitectos vascos I?igo Tudanca (33 a?os) e I?igo Ocamica (28) conocen la esencia de estos lugares y han conseguido ¨Drespetando esas bases sagradas¨D que su remodelaci¨®n de la plaza Mayor de Mansilla Mayor (Le¨®n, 330 habitantes) logre un premio de arquitectura FAD 2020 en la categor¨ªa de Ciudad y Paisaje. Estos prestigiosos galardones, impulsados en 1958 por el arquitecto Oriol Bohigas y otorgados por la asociaci¨®n ArquinFAD del Fomento de las Artes y del Dise?o, con sede en Barcelona, reconocen proyectos realizados en Espa?a y Portugal. Toda una inyecci¨®n de cosmopolitismo en un sitio de casas bajas y una tierra poco habituada a los focos.
Los autores llegaron a la propuesta casi de casualidad. Estaban acabando un posgrado de Arquitectura en Barcelona, tras formarse en Euskadi, cuando un amigo les coment¨® que en su pueblo hab¨ªan abierto un concurso para remodelar la plaza. Era 2018 y el presupuesto no llegaba a 150.000 euros, lo que les obligar¨ªa a sacar el m¨¢ximo partido a cada c¨¦ntimo
A Tudanca y Ocamica se les ocurri¨® ¡°un conjunto global¡± que conectara la iglesia con el ayuntamiento y la fuente, la sant¨ªsima trinidad de las infraestructuras de un pueblo. Su propuesta ampli¨® el espacio que ser¨ªa afectado por la obra, gust¨® entre los organizadores y los propios habitantes, que participaron activamente en la elecci¨®n, y en 2019 ya estaban en faena. Hicieron viajes semanales desde Barcelona, ocho horas y media de coche que a cambio les permit¨ªan pasar un par de d¨ªas supervisando las intervenciones y sopesando posibles adaptaciones.
El resultado es una plaza abierta que los arquitectos definen como ¡°de dos velocidades¡±, ya que destacan que el ritmo de los pueblos es m¨¢s sosegado que en las ciudades y reconocen que no estaban ¡°acostumbrados a un entorno as¨ª¡±. Por eso quisieron respetar la esencia del lugar jugando con lo tradicional mediante el hormig¨®n y bloques que ejercen como bancos, al igual que el de la fuente: ¡°No pod¨ªamos entrar como un elefante en una cacharrer¨ªa y romper la atm¨®sfera¡±.
La faceta m¨¢s liviana la aportan los asientos amarillos, que en lugar de estar anclados al terreno se pueden mover a gusto del usuario, a la sombra, al sol o donde m¨¢s le apetezca. Una de las claves del proyecto es la composici¨®n del pavimento ¡°bien ejecutado¡± con hormig¨®n prefabricado y sin aceras. El paseante se ver¨¢ acompa?ado por unos ¨¢rboles que en cuanto se desarrollen por completo ser¨¢n ¡°muy protagonistas¡±.
El teniente de alcalde, concejal de Espacio p¨²blico y tambi¨¦n arquitecto Pablo L¨®pez indica que en Le¨®n se conoce como filand¨®n al arte de sacar las sillas a la calle para tomar la fresca en verano, una tradici¨®n que se hab¨ªa perdido y que con estas sillas amarillas han recuperado. Hab¨ªa miedo a que las robaran, dice, pero esto no ha ocurrido y se ha ido formando una conciencia de defensa de la plaza, hacia la que al principio hab¨ªa reservas y comentarios como ¡°os pens¨¢is que estamos en Madrid¡±.
El premio FAD, a?ade, han conseguido cambiar la opini¨®n de quienes antes no ve¨ªan clara la remodelaci¨®n y ahora sienten orgullo por la relevancia que ha conseguido Mansilla Mayor. El concejal, de 35 a?os, ensalza la juventud de los arquitectos porque aportan ¡°frescura y potencia¡±. El presupuesto, algo escaso, no ha obstaculizado su ambici¨®n y el talento de los autores, que han sacado el m¨¢ximo rendimiento al dinero disponible.
Ambos asumen que comentar las obras es tradici¨®n en los pueblos, lo que les ha ayudado a adaptar detalles, como unos desag¨¹es que aprovecharon para cambiar. La consigna era siempre proteger la v¨ªa, pues ¡°la calle es casi una extensi¨®n de su casa¡±. No quer¨ªan f¨®rmulas ¡°urbanitas¡±, sino contenci¨®n y pertinencia para que el proyecto encajara lo mejor posible en la est¨¦tica leonesa. El galard¨®n ha sorprendido a los arquitectos, que no se esperaban un reconocimiento as¨ª cuando comenzaron a trabajar en la plaza de Mansilla Mayor.
La noticia les ha insuflado ¡°aliento y confianza para seguir queriendo hacer las cosas bien¡± y ampliar el curr¨ªculum. Eso s¨ª, bromean, han recibido comentarios cenizos como ¡°hab¨¦is empezado por arriba, ahora solo pod¨¦is ir hacia abajo¡±. Los I?igos no se conf¨ªan y se aferran a su idea de trabajar duro para que lleguen los frutos. La plaza de Mansilla Mayor ya est¨¢ rematada, pero los ¨¢rboles que han plantado contribuir¨¢n con su crecimiento a que con el paso del tiempo se formen copas frondosas para dar sombra y refrescar a la gente. All¨ª seguir¨¢n estando las sillas para que cada uno decida d¨®nde sentarse.
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