Hombres
Como hombre con muchos m¨¢s prejuicios y reservas de lo que querr¨ªa admitir, nunca dejo de sorprenderme de la generosidad de los protagonistas de esta revista a la hora de compartir sus miedos, sus errores o sus obsesiones
Las cosas que nos preocupan son universales. Engordar, quedarnos calvos, hacernos viejos. Triunfar. Trascender. Lo cuenta Carlos Primo en su columna de este n¨²mero (l¨¦anla en la p¨¢g. 49: las promesas de los anuncios de belleza de hace cien a?os son impagables). Y se lo certifica C. Tangana a I?igo L¨®pez Palacios en nuestro reportaje de portada: ¡°Empec¨¦ a tener miedo de cumplir 30, a pensar que deber¨ªa hacer una b¨²squeda m¨¢s profunda y convertirme en un artista relevante y trascendente o dejar la m¨²sica¡±, dice nada m¨¢s empezar. Sobre las acusaciones de machismo que recibi¨® en el pasado, reconoce: ¡°?ramos unos machitos que no entend¨ªamos lo que pasaba alrededor¡±.
Como hombre que soy, y como hombre con muchos m¨¢s prejuicios y reservas de lo que querr¨ªa admitir, nunca dejo de sorprenderme de la generosidad de los protagonistas de esta revista a la hora de compartir sus miedos, sus errores, sus obsesiones y esos conflictivos ritos que marcan el paso a la vida adulta a la madurez. Gracias a esa generosidad, en ICON llevamos ocho a?os inmortalizando momentos concretos de las vidas de personas, hombres en su mayor¨ªa, con los que se podr¨ªa dibujar un atlas bastante exacto de c¨®mo se vive en esta parte del mundo a principios de este siglo. La historia contin¨²a: en este n¨²mero, ?lvaro Rico comparte con candidez sus incursiones en el superestrellato que le ha proporcionado la serie adolescente ?lite (¡°No me he re¨ªdo ni he disfrutado tanto en mi vida¡±, le reconoce a Juan Sanguino). En las ant¨ªpodas del joven actor, Bob Colacello, periodista, hist¨®rico colaborador y bi¨®grafo de Andy Warhol, hace memoria: se hizo mayor de golpe cuando fue contratado por Warhol a principios de los setenta, ha vivido todo y ha estado en todas partes, y recuerda los mejores momentos. Sin embargo no nos ahorra una coda sobre amigos ausentes y oportunidades perdidas. ¡°Hemos terminado con una nota melanc¨®lica y bastante personal, pero por qu¨¦ no¡±, me dijo al terminar la conversaci¨®n.
El paso del tiempo, la amistad, las oportunidades que uno aprovech¨® o dej¨® pasar. Son temas universales hasta para mi algoritmo de Filmin: el otro d¨ªa vi Maridos, donde el cineasta John Cassavetes se recrea en una pavorosa crisis de la mediana edad de tres neoyorquinos en 1970. Durante dos horas que son una lecci¨®n de masculinidad t¨®xica, y en las que te sientes un poco como viendo un documental de leones, esos tres amigos se embarcan en unas jornadas llenas de gritos, risas, llantos, infidelidades, copas y much¨ªsimas y sonoras palmadas en la espalda. La cara B ser¨ªa The boys in the band, la pel¨ªcula de William Friedkin del mismo a?o (en 2020 hubo un remake en Netflix). Trata sobre un grupo de amigos gais que se encuentra en el cumplea?os de uno de ellos y la reuni¨®n estalla en un festival de agresividad, traumas y gritos que representan el horror que deb¨ªa significar ser homosexual en el mundo de los amargados protagonistas de Maridos. Sobre todo cuando empezabas a no ser tan joven. En realidad, la historia m¨¢s bonita, menos exagerada y solo un poco traum¨¢tica sobre el paso a la edad adulta que he visto ¨²ltimamente es de ahora y est¨¢ en Lessons of love, de Chiara Campara: un granjero italiano que nunca ha tenido novia a sus treinta a?os (?ay, los treinta!) se enamora de una stripper del bar de su pueblo y, por fin, intenta emanciparse de su padre, de su granja y de sus hermanos. El hombre que encarna Leonardo Lidi no ser¨¢ tan sofisticado en la superficie como los urbanitas que somos y a los que nos dirigimos, pero el error est¨¢ en nosotros: la ciudad est¨¢ sobrevalorada. Lo dice Guillermo Alonso en su columna de este n¨²mero e incluso lo digo yo, que siempre suelto una lagrimita cuando Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda se r¨ªen juntas alrededor de un brunch al final de cada cap¨ªtulo de Sexo en Nueva York. ?O acaso existe algo m¨¢s urbano y parodiable que un brunch?
Hace ocho a?os naci¨® la revista que tiene entre manos. A los ocho a?os un perro tiene cincuenta en escala humana. No s¨¦ a qu¨¦ equivale esa edad en a?os de prensa escrita, pero tiene pinta de que acabamos de hacernos mayores porque, al igual que C. Tangana, nosotros tambi¨¦n tenemos clara nuestra misi¨®n: seguir acompa?¨¢ndoles con las historias que nos cuentan otros. Y no solo hombres necesariamente.
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