Eva al desnudo (y el ¨¦xito tambi¨¦n)
Como demostr¨® Lubitsch en ¡®Ser o no ser¡¯, hasta Shakespeare puede ser basura en manos de un incauto
En Eva al desnudo, un cl¨¢sico con algunos de los mejores di¨¢logos e interpretaciones de la historia del cine, Joseph L. Mankiewicz desliz¨® en boca del actor Gary Merril una definici¨®n tan sencilla como certera sobre qu¨¦ es el teatro. Viene a decir que habita donde hay ¡°magia, ficci¨®n y un auditorio¡±. El orden de las palabras es importante porque Mankiewicz puso por delante ¡°la magia¡±, es decir, los actores, y luego la ficci¨®n, es decir, el texto. Como demostr¨® Lubitsch en Ser o no ser, hasta Shakespeare puede ser una basura en manos de un incauto.
Eva al desnudo era, entre muchas otras cosas, una pel¨ªcula sobre el ¨¦xito como fracaso y viceversa. Una idea que, de alguna manera, tambi¨¦n est¨¢ en la que seguramente sea el montaje de la temporada en Madrid, Los farsantes, dirigida y escrita por Pablo Rem¨®n e interpretada por B¨¢rbara Lennie, Javier C¨¢mara, Francesco Carril y Nuria Menc¨ªa. Una de esas raras ocasiones en las que ¡°magia, ficci¨®n y auditorio¡± van de la mano.
La obra de Rem¨®n habla de la profesi¨®n de actor, de un ajuste de cuentas de una hija con su padre muerto, de un director de cine de ¨¦xito y de su maestro, un cineasta fracasado. De todo ello, es precisamente su optimista mirada al fracaso lo que mas me toc¨® de la obra, quiz¨¢ porque m¨¢s que nunca vivimos en una sociedad obsesionada con el culto al ¨¦xito en la que todo se contabiliza de una forma enloquecida, likes, seguidores, p¨¢ginas vistas o el saldo del banco.
En un art¨ªculo publicado hace poco en este peri¨®dico, el escritor Jordi Soler recordaba las celebres sentencias de William Faulkner y Samuel Beckett sobre este asunto. ¡°Fracasar y luego volver a intentarlo. Eso es el ¨¦xito para m¨ª¡±, dec¨ªa el novelista sure?o. ¡°Int¨¦ntalo otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor¡±, a?ad¨ªa el dramaturgo irland¨¦s.
En la obra de Rem¨®n no se trata de intentarlo una y otra vez sino de darse cuenta de que, en el fondo, el ¨¦xito no est¨¢ donde nos dictan. Vivimos obsesionados con los n¨²meros, todo se ha vuelto contable y ese abismo de cifras sin fin se est¨¢ convirtiendo en una masa opresora y espesa que niega la existencia a todo lo que se niega a ser computado. Y en esa calculadora inhumana el Dios de lo tangible, el dinero, lo devora todo.
En una entrevista reciente, y al ser interrogado por la infantilizaci¨®n de Hollywood y el cine de superh¨¦roes, el actor Ethan Hawke hac¨ªa una puntualizaci¨®n que viene al caso. Para Hawke, el problema no est¨¢ en las pel¨ªculas de f¨®rmula, que siempre han existido, sino en c¨®mo ahora se habla de ellas siempre desde una ¨®ptica num¨¦rica: el ranking de cr¨ªticas positivas o negativas en Rotten Tomatos, las listas de esto o aquello, las cifras de recaudaci¨®n. Confundiendo m¨¢s que nunca la percepci¨®n del arte con sus resultados y desvi¨¢ndonos de lo m¨¢s importante: la relaci¨®n directa que establecemos con una pel¨ªcula, un libro o un cuadro.
En una de mis frases favoritas de Eva al desnudo, Margo Channing le soltaba a la trepa y al fin triunfadora Eva Harrington una frase sobre el ¨¦xito que hoy m¨¢s que nunca deber¨ªamos tatuarnos: ¡°No te preocupes por el coraz¨®n, Eva. Siempre podr¨¢s poner ese trofeo en su lugar¡±.
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