Caricias a 70 euros y una m¨¢quina de dar abrazos: las terapias de mimos son el gran negocio pospand¨¦mico
El trato f¨ªsico estrecho, vinculado a una hormona que libera el estr¨¦s, se ha convertido en una demanda especialmente intensificada a partir del aislamiento social de 2020?
Para la joven alemana Elisa Meyer, de 33 a?os, la terapia de mimos (en ingl¨¦s, cuddle therapy, tambi¨¦n terapia de abrazos o caricias) empez¨® siendo ...
Para la joven alemana Elisa Meyer, de 33 a?os, la terapia de mimos (en ingl¨¦s, cuddle therapy, tambi¨¦n terapia de abrazos o caricias) empez¨® siendo una excentricidad sobre la que ley¨® en Buzzfeed, en una de las habituales investigaciones del medio sobre los trabajos m¨¢s locos en el mundo. ¡°Cuando lo comprob¨¦ en 2015, nadie m¨¢s en Europa era terapeuta de mimos, solo los hab¨ªa en Estados Unidos. Los mimos siempre me han encantado y me impresionaba la idea de ganarme la vida con ellos¡±, cuenta Meyer a ICON. As¨ª, tom¨® la determinaci¨®n de viajar a Estados Unidos y formarse para convertirse en la pionera del continente. Por 70 euros la hora, Meyer abraza y acaricia a personas necesitadas de afecto, que pueden contratar sus servicios directamente desde su p¨¢gina web. En ella, se recalca una petici¨®n: ¡°Ven preferiblemente reci¨¦n duchado¡±.
No se da ning¨²n tipo de intercambio sexual en el proceso. ¡°Tenemos dos p¨¢ginas de reglas y todos tienen que firmarlas previamente. Si alguien traspasa la zona tab¨² e intenta algo sexual, se le da un aviso y a la siguiente vez se acaba la sesi¨®n. Nunca ha ocurrido en seis a?os. Si esperaban otra cosa, no vuelven a reservar y eso es todo¡±, explica la terapeuta. La sesi¨®n comienza con una charla de 10 minutos, el equivalente a una anamnesis en el psic¨®logo: una conversaci¨®n para conocer a la otra persona y sus problemas, solo que en clave m¨¢s informal. Despu¨¦s, llega el tiempo de los mimos, caricias y abrazos en diferentes posturas, que se pueden disfrutar en silencio o cont¨¢ndole cosas a la terapeuta, que escucha atentamente. ¡°Para m¨ª, la terapia de mimos es como ir al psic¨®logo, solo que a nivel f¨ªsico¡±, llega a afirmar uno de sus clientes en un reportaje que le dedic¨® la televisi¨®n p¨²blica alemana Deutsche Welle.
La argumentaci¨®n cient¨ªfica en la que se basa este servicio es que el contacto y el intercambio f¨ªsico liberan la hormona oxitocina, que inhibe el cortisol, vinculado al estr¨¦s. La terapia, no obstante, no aspira a sustituir las conexiones obtenidas socialmente, sino a aliviar su ausencia y animar a los pacientes a buscarlas. ¡°Ese es el principal objetivo, alentar a entablar m¨¢s conversaciones, ser valientes y desarrollar su c¨ªrculo de amigos. Aunque solo lo menciono a veces, para que no se sientan presionados¡±, dice Meyer.
En un sentido similar se pronuncia Trevor James, que trabaja en Los ?ngeles (Estados Unidos), y que en su web oficial se presenta como ¡°tu monstruo de los mimos¡±. ¡°No hay sustituto para la conexi¨®n social y emocional org¨¢nica, pero la terapia de mimos es una alternativa muy cercana¡±, dice James a ICON. Nacido en Ghana, al terapeuta le llam¨® la atenci¨®n lo privada de tacto que estaba la gente en Occidente, ¡°especialmente los hombres¡±. ¡°Por un lado, es triste que en la sociedad individualista actual haya que pagar a personas como yo para que nos toquen, pero, por otro, es una bendici¨®n que tengamos profesionales del tacto y de los mimos para ayudar a quienes echan de menos el tacto en sus vidas¡±.
James, cuya f¨®rmula de despedida en los correos electr¨®nicos es ¡°Abrazos c¨¢lidos¡±, cobra en torno a 90 euros la hora y afirma que puede atender a unos cinco clientes al d¨ªa, si bien, a veces, alguno puede querer una sesi¨®n de m¨¢s de dos horas ¡°o incluso a lo largo de la noche¡±. Abrazar y mimar tanto ¡°puede ser agotador¡±, admite, ¡°pero el ejercicio en el gimnasio ayuda, adem¨¢s de masajes ocasionales o ponerse a remojo en la ba?era¡±. Como Elisa Meyer, Trevor James tambi¨¦n descubri¨® la existencia de esta terapia a trav¨¦s de un art¨ªculo y decidi¨® abandonar su trabajo anterior, relacionado con la producci¨®n de eventos, para dejarse llevar por ¡°la fascinaci¨®n de aprender la ciencia del tacto y el arte de los mimos¡±. Oferta 80 posiciones diferentes para formar lo que ¨¦l llama ¡°secuencia¡±, y permite ir m¨¢s all¨¢ de los cl¨¢sicos formatos de sof¨¢ o cama a trav¨¦s de ¡°experiencias de mimos¡± que pueden tener lugar en el museo o en el cine.
Abrazarse a uno mismo
En Espa?a, a falta de la implantaci¨®n de este tipo de terapias, la empresa GDPI (Gesti¨®n y Desarrollo de la Propiedad Intelectual) se encuentra poniendo a punto una m¨¢quina de abrazos. Mar¨ªa Mart¨ª, inventora y clienta de la empresa, fue la encargada de desarrollarla a propuesta de Enrique Villac¨¦, socio, asesor y consultor de GDPI, adem¨¢s de presidente de la Asociaci¨®n de Inventores de Espa?a. Dispuesta de dos palas acolchadas que, a modo de tenaza, se cierran sobre la persona, la m¨¢quina se basa en las investigaciones de la zo¨®loga y et¨®loga estadounidense Temple Grandin, que elabor¨® un modelo mediante la observaci¨®n de los potros de herrar ganado, al percibir un efecto calmante sobre los animales en el momento en que el mecanismo les administraba presi¨®n. ¡°Ella lo hizo con personas tumbadas, nosotros le hemos dado una vuelta y nuestra m¨¢quina los aplica en vertical, con el individuo sentado o de pie¡±, aclara Villac¨¦ a ICON. ¡°Nos parec¨ªa m¨¢s natural. Al tumbarte ya te relajas, hay un condicionante. Nosotros quisimos quitar ese condicionante de manera que se pudiese asemejar a una situaci¨®n real de estr¨¦s, con esa tensi¨®n y ese estado de ¨¢nimo¡±.
Al gestionar Mar¨ªa Mart¨ª en Barcelona una asociaci¨®n de personas con los trastornos del espectro austista ¡ªgeneralmente consideradas reacias al contacto f¨ªsico¡ª, el prototipo se prob¨® con sujetos de dicha condici¨®n. ¡°Se sacaron unas conclusiones bastante positivas¡±, asegura Villac¨¦, que, sin embargo, insiste en que su intenci¨®n no es encuadrar la m¨¢quina ¡°en un aspecto cl¨ªnico¡±, sino hacerla ¡°abierta a todo el mundo, a modo de terapia voluntaria, que preste un beneficio a quienes busquen calmarse o disminuir la ansiedad¡±. A¨²n no se encuentra comercializada, aunque su lanzamiento se prev¨¦ para 2023. ¡°Estamos trabajando en lo que llamamos la M¨¢quina de Abrazos 3.0. Va con una tecnolog¨ªa m¨¢s desarrollada, con un acompa?amiento, que ambienta o predispone m¨¢s a la persona y la hace m¨¢s receptiva mediante audios e im¨¢genes, adem¨¢s de un mando a distancia, para que la persona elija cu¨¢nta presi¨®n quiere¡±, cuenta.
De la misma manera que Villac¨¦ subraya que cualquiera puede recibir ayuda de la m¨¢quina de abrazos, los terapeutas de mimos Elisa Meyer y Trevor James coinciden en se?alar que no hay un perfil concreto de paciente que solicite sus servicios. ¡°Todos comparten el factor de la soledad. Pueden tener amigos, trabajo, familia, pero a nadie con quien hablar de verdad o que les abrace sin m¨¢s. Pueden tener 18 a?os y estar deprimidos, 80 a?os y estar muy solos porque su c¨®nyuge ha muerto, o 45 a?os y estar reci¨¦n divorciados. Otros nunca han tenido una pareja y se sienten muy inseguros, o tuvieron malas experiencias y traumas que les impiden conectar con los dem¨¢s¡±, detalla Meyer.
Por ello, al encontrarse con frecuencia en una situaci¨®n de vulnerabilidad (James dice tener pacientes que incluso lloran durante las sesiones), no es dif¨ªcil que, puntualmente, quienes pagan por la terapia desarrollen una dependencia. ¡°Pasa a veces porque todos somos humanos¡±, reconoce la profesional alemana. ¡°Si los clientes desarrollan sentimientos hacia m¨ª y quieren una relaci¨®n real, detengo la terapia y les pido que recurran a otros trabajadores de nuestra red. Supongo que los psic¨®logos tambi¨¦n tienen el mismo problema¡±.
¡°Nuestro trabajo es muy ¨ªntimo y es f¨¢cil que las l¨ªneas se difuminen. Por eso es importante establecer unos l¨ªmites claros desde el principio, as¨ª como no socializar con los clientes fuera de las sesiones programadas¡±, coincide Trevor James. Tras el confinamiento por el coronavirus y las medidas de aislamiento social decretadas, Elisa Meyer not¨® un crecimiento en la demanda, mientras a James le pidieron sesiones por videollamada, con una almohada en su lugar. Aunque ambos tienen certificaciones oficiales, Meyer cree que ¡°no se necesita m¨¢s formaci¨®n que sentir empat¨ªa y amor¡±.
La profesional alemana aprendi¨® directamente en Estados Unidos de Samantha Hess, una de las primeras terapeutas que obtuvo notoriedad despu¨¦s de promocionar su negocio en el concurso de talentos America¡¯s Got Talent, en 2015. Hess, precisamente, anunci¨® en agosto de este a?o que dejaba de prestar su servicio, al considerar, entre otras razones, que hab¨ªa fomentado para s¨ª misma ¡°un equilibrio poco saludable entre dar y recibir¡±. Porque hasta los terapeutas de mimos necesitan, de vez en cuando, un poco de cari?o.
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