Jaume Ripoll, el hombre tras Filmin: ¡°Mi padre divid¨ªa las pel¨ªculas en buenas y malas: las buenas eran las que pod¨ªan dar dinero¡±
En su nuevo libro ¡®Videoclub. Las pel¨ªculas que cambiaron nuestra vida¡¯, el art¨ªfice de la plataforma reina espa?ola rememora su infancia alquilando VHS y reflexiona sobre el futuro del s¨¦ptimo arte
A Jaume Ripoll (Palma de Mallorca, 46 a?os) el cine le viene de estirpe. Se recuerda viendo pel¨ªculas como Platoon (1986) a edades intempestivas en la trastienda del videoclub de su familia: ¡°Mi madre era un poco m¨¢s escrupulosa, pero mi padre, no s¨¦ si por inconsciencia o por apertura de miras, ni siquiera parec¨ªa plantearse que hubiese cine no del todo apropiado para m¨ª¡±, nos cuenta mientras apura un refresco en una terr...
A Jaume Ripoll (Palma de Mallorca, 46 a?os) el cine le viene de estirpe. Se recuerda viendo pel¨ªculas como Platoon (1986) a edades intempestivas en la trastienda del videoclub de su familia: ¡°Mi madre era un poco m¨¢s escrupulosa, pero mi padre, no s¨¦ si por inconsciencia o por apertura de miras, ni siquiera parec¨ªa plantearse que hubiese cine no del todo apropiado para m¨ª¡±, nos cuenta mientras apura un refresco en una terraza del barrio barcelon¨¦s de Gr¨¤cia. ¡°Me dejaba ver pr¨¢cticamente todo, lo que me proporcion¨® una educaci¨®n cin¨¦fila muy precoz. Para ¨¦l, las pel¨ªculas se divid¨ªan en buenas y malas, y las buenas eran casi siempre las que pod¨ªan hacernos ganar dinero¡±.
Estos d¨ªas, Ripoll presenta Videoclub. Las pel¨ªculas que cambiaron nuestra vida, su primer libro, una autobiograf¨ªa en clave cinematogr¨¢fica. La cr¨®nica atribulada y entusiasta de su larga relaci¨®n con el s¨¦ptimo arte, al que ha dedicado toda una f¨¦rtil carrera como distribuidor, promotor, comisario, productor y docente. De propina, Videoclub ofrece tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre estos ¨²ltimos cuarenta a?os en los que ¡°toda la industria ha cambiado para que el cine siga igual¡±. Su autor se crio en un videoclub de barriada, regent¨® otro y acab¨® creando Filmin, una plataforma audiovisual de cine independiente, cl¨¢sico y de autor que viene a ser ¡°el equivalente a tener un videoclub en casa¡±. Esta ¨²ltima iniciativa fue lanzada en 2008 como parte de un plan de rescate ¡°modesto pero eficaz¡±, en el momento en que el cine m¨¢s acusaba el impacto devastador de la pirater¨ªa online. ¡±Tal vez el cine ya no vaya a recuperar nunca la pujanza econ¨®mica y el impacto social de sus ¨¦pocas doradas, pero podemos decir que se mantiene a flote desde el punto de vista industrial y creativo, y eso es bastante m¨¢s de lo que se auguraba hace 15 a?os¡±, asegura.
Adem¨¢s de ejercer de director creativo de esa biblioteca de Alejandr¨ªa contempor¨¢nea que pone al alcance del usuario un cat¨¢logo de m¨¢s de 10.000 pel¨ªculas y alrededor de 500 series en permanente rotaci¨®n, Ripoll ha encontrado tiempo para organizar Atl¨¤ntida Film Fest, un festival h¨ªbrido (presencial y online) que el Ministerio de Cultura considera uno de los diez mejores de Espa?a, y ha dado el salto a la producci¨®n con pel¨ªculas como Barcelona, noche de verano (2013) y series con sello Filmin como Doctor Portuondo (2021), Selftape (2023) o la tan celebrada como controvertida Autodefensa (2022).
Tal y como ¨¦l mismo explica, este distribuidor vocacional que un d¨ªa quiso ser cineasta se ha pasado la vida entrando y saliendo de su zona de confort. El ni?o introvertido que un d¨ªa fue se sorprender¨ªa al verse comprando pel¨ªculas en los principales festivales del mundo o ejerciendo de interlocutor o anfitri¨®n de Isabelle Huppert, Paul Verhoeven o Vanessa Redgrave, pero casi todas las actividades que ha ido asumiendo tienen un hilo conductor en el cine y, en cierto sentido, le llevan de vuelta a la trastienda del videoclub en que educ¨® su mirada: ¡°Con 20 a?os form¨¦ parte de una de las primeras promociones de ESCAC, la que ahora mismo es la escuela de cine y producci¨®n audiovisual m¨¢s importante de Espa?a¡±. All¨ª se integr¨® en una peque?a comunidad de j¨®venes aspirantes a cineasta que ¡°pretend¨ªan deconstruir la tortilla de patata cuando a¨²n no hab¨ªan aprendido a fre¨ªr un huevo¡±.
Esa experiencia inici¨¢tica le convenci¨®, tal y como explica en Videoclub, de que hacer cine estaba fuera de sus posibilidades: ¡°Nunca olvidar¨¦ el comentario expeditivo de uno de los mejores profesores que tuve, el director de fotograf¨ªa israel¨ª Emil Knebel. Yo estaba intentando justificar con palabras vacuas por qu¨¦ una de mis pr¨¢cticas de direcci¨®n no acababa de estar a la altura de mis ideas y ¨¦l me interrumpi¨® diciendo: Don¡¯t be a Lawyer. Es decir, no seas un vulgar picapleitos, d¨¦jate de palabrer¨ªa, la pr¨¢ctica deber¨ªa defenderse sola. Y si no lo hace, es que no te ha salido bien¡±.
Descartado el cine como itinerario profesional (¡°y no por falta de ganas, sino de talento, lo digo con total sinceridad y ni rastro de amargura¡±), altern¨® su trabajo de diario como administrador de videoclub y comercial de pel¨ªculas con los bocetos de guiones e incluso el periodismo, en revistas especializadas en videojuegos. En 2005 le ofrecieron incorporarse a la distribuidora independiente Cameo y all¨ª acab¨® de encontrar su camino: ¡°En el fondo, no era algo muy distinto de lo que vengo haciendo desde la adolescencia, cuando echaba una mano en el negocio familiar y ya empezaba a desarrollar mis propias estrategias de venta y de asesor¨ªa al cliente, como preguntarles cu¨¢l era la ¨²ltima pel¨ªcula que les hab¨ªa entusiasmado¡±.
Ripoll se siente ¡°intermediario entre las buenas pel¨ªculas y su p¨²blico potencial¡±. Que Filmin (y Atl¨¤ntida) cuenten con una oferta cinematogr¨¢fica ¡°variada, coherente y de calidad¡± es parte de una labor de ¡°comisariado¡± que hoy resulta m¨¢s importante que nunca: ¡°Se hace much¨ªsimo cine, pero esa sobreabundancia de oferta no siempre se traduce en un aumento proporcional de la demanda. Estamos en una era de consumo cultural disperso, desestructurado y un tanto bul¨ªmico. Iniciativas como Filmin intentan contribuir a que el buen cine tenga al menos una oportunidad¡±.
En un primer momento, Ripoll concibi¨® Videoclub como una tentativa de explicar su propia vida ¡°a trav¨¦s de 40 pel¨ªculas decisivas¡±. En cuanto se puso manos a la obra, durante las semanas sab¨¢ticas que pensaba dedicar al proyecto, se dio cuenta de que ¡°resultaba una estructura tan atractiva como superficial, porque hay aspectos de mi vida y de mi trayectoria en la industria que no se pueden abordar con naturalidad en un texto sobre lo que La fiera de mi ni?a (1938), Arde Mississippi (1988), Yo anduve con un zombi (1943), El tercer hombre (1949) o El fot¨®grafo del p¨¢nico (1960) supusieron para m¨ª¡±. As¨ª que opt¨® por dividirlo en bloques tem¨¢ticos, de su infancia en Mallorca y etapa en la ESCAC a sus consideraciones sobre el futuro de la industria pasando por su amor por el terror y los musicales o lo cansino que le resulta el comportamiento de grandes personalidades del cine que no renuncian a ejercer de divas.
El car¨¢cter de gu¨ªa cin¨¦fila, pese a todo, se conserva: ¡°Creo en el futuro del cine. A m¨ª, al menos, me sigue entusiasmando, pese a que la mentalidad de distribuidor, la dichosa deformaci¨®n profesional, hacen que cada vez me resulte m¨¢s dif¨ªcil sentir la pasi¨®n de anta?o por pel¨ªculas concretas¡±. La experiencia le induce a pensar que ¡°el cine seguir¨¢ encontrando canales y sobrevivir¨¢ a sus futuras crisis, seguir¨¢ siendo una forma de producci¨®n cultural relevante¡±. Eso s¨ª, la intuici¨®n le dice tambi¨¦n que ¡°cuanto m¨¢s se parezcan las pel¨ªculas del futuro al cine estadounidense de los setenta, tal vez el ¨²ltimo gran periodo de esplendor, m¨¢s posibilidades tendr¨¢n de generar entusiasmo y conservar su conexi¨®n con el p¨²blico¡±.
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