Era el hombre m¨¢s guapo del mundo y pod¨ªa vestir como el m¨¢s hortera
Helmut Berger se ve¨ªa tan atractivo que tanto le daba ir de Ludwig II que de gigol¨® o de chapero; ir a una fiesta en el castillo de Neuschwanstein con Sissi o a una farra de la ¡®jet set¡¯ en el de Friedrichsruh con Gunilla
Conoc¨ª al recientemente fallecido Helmut Berger, el hombre m¨¢s guapo del universo, salvando las distancias, en 1981, cuando, ya en decadencia (su declive fue m¨¢s largo que el de los Buddenbrook), rodaba en Barcelona ?Victoria! La gran aventura de un pueblo, de Antoni Ribas. Apunto ya de entrada, y lo siento mucho, que no voy a hacer ninguna revelaci¨®n sensacional sobre Helmut a lo Miguel Bos¨¦ (al que entonces, por cierto, yo me parec¨ªa bastante, especialmente cuando le imitaba bailando S¨²per Superm¨¢n: todos tenemos un pasado). Se produjo, mi fugaz encuentro con Berger, en la fiesta de cumplea?os de mi cu?ado, Carli Poch, en la que el actor austriaco apareci¨® sin que nadie le hubiera invitado y ya cargadito, y casi llega a las manos con el anfitri¨®n al ponerse violento con la novia de este, Ana, porque le hizo una foto. Trat¨® de quitarle la c¨¢mara de malas maneras y mi cu?ado, al que no le arredraba nadie, lo cogi¨® por las solapas de la chaqueta y le dijo que en su fiesta hab¨ªa foto libre igual que hab¨ªa barra libre, Helmut como te llames. En mi memoria esa escena siempre deja paso a la de Confidencias (1974) en la que Burt Lancaster, alter ego de Visconti, cura al bello y sensible chulo Konrad (Berger), al que le han dado en la calle una somanta de bofetadas, probablemente por marcar tanto paquete.
No recuerdo mucho m¨¢s de la fiesta de mi cu?ado, excepto que yo no imit¨¦ a Miguel Bos¨¦ y Helmut se march¨® pronto. Pero siempre he tenido una opini¨®n ambivalente del actor de La ca¨ªda de los dioses (1969), y no solo porque fuera declaradamente bisexual y sus gustos tan amplios: de Visconti a Bos¨¦ y de Ursula Andress a la ni?a de El exorcista, Linda Blair, con la que coincidi¨® en el rodaje de Victoria en Entebbe, de 1976, donde ¨¦l hac¨ªa del terrorista de la Bader-Meinhoff Wilfried Bos? (!), agregado a la OLP para el secuestro a¨¦reo; sin olvidar a la pirocl¨¢stica Florinda Bolkan, a la que recordamos sobre todo enganchada al oboe de Tony Musante en An¨®nimo veneciano.
De Berger me cuesta decir si me gusta como actor o no, y sobre todo juzgar su manera de vestir. En la ropa, Helmut iba de lo exquisito a lo hortera sin que pareciera importarle (o darse cuenta). Yo creo que se ve¨ªa tan guapo que tanto le daba ir de Ludwig II que de gigol¨® o de chapero, una fiesta en el castillo de Neuschwanstein con Sissi o una farra de la jet set en el de Friedrichsruh con Gunilla. Mirar¨ªa el armario y le dir¨ªa a sus prendas: ¡°vaya oportunidad ten¨¦is hoy¡±.
Yo he de reconocer que siempre he querido vestir de tenis como lo hac¨ªa su personaje de Alberto en El jard¨ªn de los Finzi-Contini (1970), donde compet¨ªa en belleza, clase y elegancia con Dominique Sanda (miss camiseta mojada de la comunidad jud¨ªa de Ferrara). En El retrato de Dorian Gray sal¨ªa en pelotas con gran naturalidad y es curioso pensar que, con el paso de los a?os, pareci¨® que el que envejec¨ªa mal era ¨¦l y no el cuadro. En Los depredadores de la noche (1988), de Jes¨²s Franco, interpret¨® a un cirujano pl¨¢stico criminal, el doctor Flamand (!).
Recordamos a Helmut como uno de los que mejor ha vestido en el cine el uniforme nazi: vamos, lo ve Ernst R?hm y le da un sentido nuevo a lo de la noche de los cuchillos largos. Altern¨® la indumentaria negra de oficial de las SS con el travestismo en la citada La ca¨ªda de los dioses y la llev¨® a versiones de moda fantasiosa que dejar¨ªan perplejo a Himmler en Sal¨®n Kitty (1975), una de esas pelis de Tinto Brass que se ve¨ªa con una sola mano, y donde, por cierto, comparti¨® pantalla y algo m¨¢s con otra de mis actrices fetiche, junto a la Sanda, Teresa Ann Savoy. En Sal¨®n Kitty encarnaba al Hauptsturmf¨¹hrer de las SD Walter Wallenberg, ante el que, por su planta, palidece ese otro icono del nazierotismo que es el Maximilian de Dirk Bogarde de Portero de noche. Otra peli en la que sal¨ªa de SS (ascendido a Brigadef¨¹hrer, general), es C¨®digo Esmeralda, de 1985.
Pero hoy quisiera recordar sobre todo a Helmut Berger por un filme no muy conocido que sin embargo para m¨ª de adolescente supuso una gran conmoci¨®n rom¨¢ntica, de la que a¨²n no me he recuperado, Una mariposa con las alas ensangrentadas (1971), de Duccio Tessari (el t¨ªtulo original italiano parece una receta de pasta, Une farfalle con le ali insanguinate). Era un giallo que pasaba en B¨¦rgamo y en el que un joven e introvertido pianista, Giorgio, se convert¨ªa en criminal para vengar el asesinato de su joven y bonita amante Fran?oise (Carole Andr¨¦). Pese a toda su chuler¨ªa, su narcisismo viciosillo y sus malas pel¨ªculas, nunca olvidar¨¦ a Berger tocando al borde de las l¨¢grimas, obsesivamente, una y otra vez el comienzo del Concierto para piano n¨²mero 1 de Chaikovski. Descansa en paz, Helmut, guapo.
Puedes seguir ICON en Facebook, Twitter, Instagram,o suscribirte aqu¨ª a la Newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.