Jacuzzis explosivos, lluvia dorada y ¡®La isla de las tentaciones¡¯: 25 a?os de sexo expl¨ªcito en la televisi¨®n espa?ola
Las im¨¢genes de relaciones sexuales en el exitoso formato de Telecinco siguen impresionando a los espectadores y funcionando para atraer audiencia, pese a que llevamos desde los albores de la telerrealidad viendo a personas reales tener sexo real en la pantalla
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
A la palabra sexo solo se le puede a?adir un adjetivo que lo haga todav¨ªa m¨¢s atractivo para la televisi¨®n: real. La sexta edici¨®n de La isla de las tentaciones, aut¨¦ntico fen¨®meno en redes sociales y tabla de salvaci¨®n para una Mediaset que se estaba hundiendo precisamente desde que intenta alejarse de este modelo de televisi¨®n, est¨¢ triunfando gracias a perfiles inenarrables como Montoya, pero tambi¨¦n gracias a haber cargado las tintas con las escenas sexuales que tienen lugar en la casa y que, en ediciones anteriores, tambi¨¦n se ofrec¨ªan al espectador, pero no con tanto ¨¦xito. Este a?o los polvos urgentes con solo una s¨¢bana separando a los ejecutores del espectador, las felaciones en la piscina o las erecciones (celebradas en redes con gif incluido) de algunos de los participantes parecen haber conseguido algo impensable en pleno 2025: sorprender a la audiencia del mismo modo en que lleva haci¨¦ndolo seis ediciones y demostrar que, en tiempos de Onlyfans, de la IA, de Pornhub y del porno inmersivo, un concepto sigue funcionando: un polvo de verdad.
El sexo, el mundo del intercambio de pareja y todo lo que reuniese nocturnidad con lujuria fue de especial inter¨¦s en los a?os noventa. Programas enormemente populares como Esta noche cruzamos el Mississippi (Telecinco) dedicaban reportajes al mundo de la prostituci¨®n, el striptease, el porno, las saunas o los locales de intercambio de parejas y sexo libre. Para ello, el espacio de Pepe Navarro ten¨ªa a su propia reportera, una mujer recta, moralista y chapada a la antigua llamada La Reme (interpretada por la actriz Maribel Ripoll). En Antena 3 respondieron con La noche prohibida, un programa con una pareja de presentadores que hoy choca (Jos¨¦ Coronado e Ivonne Reyes) dedicado, enteramente, al erotismo. Otros programas como TNT (Telecinco) o El Rayo (Antena 3) siguieron a la zaga: gran parte de su contenido ten¨ªa que ver con el sexo. Pero m¨¢s all¨¢ del porno de Canal Plus, debidamente codificado desde 1990, ninguna televisi¨®n se hab¨ªa arriesgado a mostrar sexo real.
Antes de la llegada de la terrealidad con Gran Hermano, los espectadores espa?oles ya tuvieron un aperitivo de lo que les esperaba y pudieron ver sexo real en sus televisiones con un formato que no distaba demasiado del espacio que revolucionar¨ªa las parrillas. Espacios como Impacto TV o Ver para creer se hicieron muy populares en Antena 3 a finales de los noventa gracias a mostrar grabaciones dom¨¦sticas de desastres, ca¨ªdas, momentos c¨®micos o... sexo, claro. Las partes m¨¢s comentadas del programa eran los v¨ªdeos tomados en playas espa?olas, casi siempre de noche, casi siempre en localidades tur¨ªsticas en meses de verano, en los que una pareja joven aprovechaba la playa para darse un revolc¨®n pensando que nadie miraba. La geograf¨ªa mediterr¨¢nea espa?ola pudo empezar a poner puntos verdes en toda su costa para marcar, desde Oropesa a Benidorm, qu¨¦ playas hab¨ªan salido en el programa gracias a (o por culpa de) una pareja que pens¨® que ese era el mejor sitio para tener relaciones sexuales y a la inquietante persona que estaba preparado con una c¨¢mara de v¨ªdeo en mano (en una era sin smartphones, lo de llevar la c¨¢mara de v¨ªdeo encima no era en absoluto habitual).
Cuando Gran Hermano lleg¨® a Telecinco el 23 de abril del a?o 2000, a?o cero de la televisi¨®n y la fama seg¨²n la entendemos en el siglo XXI, lo hizo con la premisa de que emitir¨ªa en directo la vida privada de diez concursantes encerrados en una casa llena de c¨¢maras. Y parte de esa vida privada, claro, era el sexo. Visto el fil¨®n de las parejas que se formaban en la casa, el programa dio con el cacareado concepto de la hora sin c¨¢maras en la tercera edici¨®n: ofrec¨ªa privacidad a los concursantes que quisieran tener sexo. Con truco: La privacidad ser¨ªa visual, pero no sonora: si bien no se emitir¨ªan las im¨¢genes de contenido sexual, s¨ª se grabar¨ªan y emitir¨ªan los sonidos. Antes de ese momento se las ten¨ªan que ingeniar de otra manera. As¨ª inventaron el popular edredoning: es decir, tener sexo bajo las s¨¢banas y a oscuras para que la c¨¢mara no pudiese grabarlo. As¨ª asisti¨® Espa?a a la primera relaci¨®n sexual televisada de su historia, la de Mar¨ªa Jos¨¦ Galera y Jorge Berrocal en abril del a?o 2000. Ella confes¨®, en otro programa de la cadena a?os despu¨¦s, que fueron relaciones sexuales completas. Seg¨²n relataban a?os despu¨¦s algunos trabajadores del programa en encuentros y conferencias, una pareja fue mucho m¨¢s sagaz en la segunda edici¨®n: conscientes de que las im¨¢genes de un polvo nunca se podr¨ªan emitir en una televisi¨®n en abierto, se limitaban a hacer el amor sin edred¨®n y con las luces encendidas. A veces, la mejor manera de ocultar algo es dejarlo a vista de todos.
Una especie de versi¨®n sietemesina de La isla de las tentaciones lleg¨® a Antena 3 el 27 de enero de 2002 con el nombre de Confianza Ciega. La din¨¢mica era la misma: parejas separadas en dos casas y enfrentadas a un reba?o de bellezas del sexo contrario para crear im¨¢genes que eran despu¨¦s mostradas en la casa de al lado. El programa dej¨® algunas im¨¢genes de pasi¨®n acu¨¢tica que hoy ser¨ªan consideradas aptas para la televisi¨®n de tarde. En todo caso abri¨® la veda para que llegase en 2003 uno de los elementos m¨¢s significativos de Gran Hermano: el jacuzzi. Un solo hombre, el argentino Mat¨ªas, de la cuarta edici¨®n del formato, lo us¨® para la la conquista en cuatro ocasiones con cuatro mujeres diferentes. Desde entonces, el jacuzzi se convertir¨ªa en el verdadero epicentro sexual del reality.
Pero hay que volver a Antena 3 para llegar a la que fue la escena m¨¢s expl¨ªcita y epatante emitida hasta entonces en la televisi¨®n. El reality La granja sigui¨® la estela de Gran Hermano VIP, un paso natural de aquella gran idea de mostrar la intimidad de personas reales en televisi¨®n: que esas personas reales sean, adem¨¢s, famosas. En su segunda edici¨®n, emitida durante la primavera de 2005, el encuentro sexual entre dos de sus participantes (Fernando Acaso y Alicia Machado) dej¨® a los espectadores (y a los familiares en plat¨®) boquiabiertos: pese a que la estancia estaba a oscuras y solo se ve¨ªa lo que las c¨¢maras de visi¨®n nocturna captaban, los movimientos expl¨ªcitos y las apasionada verborrea de ella abri¨® una especie de puerta hasta entonces cerrada: Espa?a estaba viendo un coito, uno real, con todos sus ruidos, palabras y movimientos.
En el a?o 2006, el programa TNT fue demasiado lejos incluso para los directivos de Telecinco, de moral relajada en lo que se refer¨ªa a su horario nocturno. Uno de sus colaboradores, Quique Jim¨¦nez, alias Torito, visit¨® un festival de porno en Barcelona (nada fuera de lo com¨²n para los contenidos del espacio), pero lo de dejarse practicar una lluvia dorada por parte de una profesional del cine para adultos y lo de que el espacio decidiera emitirlo fue demasiado para la cadena, que prescindi¨® de sus servicios (volvi¨® a la cadena dos a?os despu¨¦s).
Abierta la puerta del sexo real en el mundo del reality, algunos programas del coraz¨®n se apuntaron a la tendencia. Tambi¨¦n en Antena 3, que por aquel entonces quer¨ªa jugar en la liga de su competidor directo y a¨²n no hab¨ªa jugado la carta de la televisi¨®n amable y familiar que la mantiene hoy en cabeza de las audiencias. En el extinto ?D¨®nde est¨¢s coraz¨®n? (2003-2011) se ofrecieron, en 2011, unas im¨¢genes que mostraban a la celebridad multimedia y estrella de realities Leticia Sabater teniendo sexo en la orilla de una playa. Si bien las im¨¢genes, de nuevo, no eran expl¨ªcitas como exige la televisi¨®n generalista, si lo eran los movimientos y los gestos, inauditos en aquel espacio. En el mismo programa y en el mismo a?o (algo echaron en el agua aquel verano), apareci¨® el bailaor Antonio Canales practicando una felaci¨®n al que era su pareja en una playa de Sitges (¨¦l explic¨® a?os despu¨¦s que hab¨ªa sido una traici¨®n de aquel novio, que se llev¨® a cambio 14.000 euros). La ropa y que llevaban ambos y el grano de la imagen era lo ¨²nico que hac¨ªa que la imagen no computase como clasificada X.
Desde entonces, en los programas de telerrealidad el sexo es cada vez m¨¢s habitual, los desnudos integrales tambi¨¦n (formatos como Aventura en pelotas o Naked Attraction ya gozan de sus versiones espa?olas) y plataformas como Onlyfans han roto definitivamente los muros entre erotismo y la pornograf¨ªa o entre la vida p¨²blica y vida ¨ªntima: sus estrellas m¨¢s rutilantes saltan habitualmente a las p¨¢ginas del coraz¨®n (la actriz para adultos Claudia Bavel es una de las revelaciones de la prensa amarilla de 2025) o se abren camino en la televisi¨®n generalista como colaboradores en programas (Sergio Mengual lo intent¨® en el ef¨ªmero Cuentos chinos). O sea, ahora ciertos famosos no van a la televisi¨®n a exponerse: quien quiera verlos expuestos tiene canales en los que hacerlo previo pago de su importe. Sin embargo, hay escenas de sexualidad que siguen tocando algo at¨¢vico en el espectador. La isla de las tentaciones lo demuestra: por m¨¢s que llevemos un cuarto de siglo asistiendo al sexo real y sin artificios en televisi¨®n, a¨²n funciona verlo de nuevo. Hay una expresi¨®n en ingl¨¦s para esto: the gift that keeps on giving, que viene a significar algo as¨ª como que hay cosas cuyo efecto nunca se termina, no se gasta. La isla de las tentaciones parece haber patentado esa f¨®rmula. Mediaset, que no quer¨ªa m¨¢s esc¨¢ndalos, la sigue comprando.
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