¡°Hacer tareas del hogar ni te resta hombr¨ªa ni te vuelve santo¡±: el problema de la moda de los ¡®amos de casa¡¯ en redes sociales

Que las redes sociales no tratan igual a hombres y a mujeres no necesita ejemplos, pero aqu¨ª va uno: las denominadas tradwives (esposas tradicionales), que reivindican la figura devota, perfeccionista y esteta de las amas de casa de los a?os cincuenta y sesenta y ensalzan la sumisi¨®n a sus maridos en v¨ªdeos de est¨¦tica digna de una pel¨ªcula de Doris Day son vapuleadas en las redes. Son tachadas de esclavas, trepas, mantenidas. Sin embargo, los amos de casa que presumen de estilo de vida dom¨¦stico en TikTok cuentan con la m¨¢s absoluta simpat¨ªa de los internautas. ¡°?Trabajar¨ªas si tu mujer tuviera un sueldo de siete cifras?¡±, pregunta uno de ellos en un v¨ªdeo que ya es viral a la vez que enciende una aspiradora. ¡°Aqu¨ª, cuidando de la casa mientras mi esposa gana 100.000 al mes¡±, dice otro orgulloso amo de casa mientras baila y hornea.

En realidad, este tipo de contenido no es diferente al que crean las tradwives. Todos parten de la misma premisa, tan debatida como envidiada: que nadie trabajar¨ªa si su pareja ganara lo suficiente como para mantenerles. Mientras que a las tradwives se les echa en cara constantemente lo peligroso que es depender financieramente de sus esposos, este tema no se comenta a los amos de casa. En su caso, verlos con una aspiradora se convierte en exotismo. Su estampa limpiando los cristales, en material de comedia. Un popular¨ªsimo v¨ªdeo compara las tareas dom¨¦sticas realizadas por un hombre con el arte milenario de un karateka. Otros son una excusa para que un hombre de belleza normativa y esculpida en el gimnasio hable sin camiseta frente a la c¨¢mara. Otro muestra la reacci¨®n arrobada de una mujer al descubrir que, durante su ausencia para trabajar, su marido ha hecho todas las tareas del hogar. ¡°Por su reacci¨®n se nota que esto es algo que haces un d¨ªa al a?o¡±, comenta un usuario que se llama, precisamente, ¡°pap¨¢ de Texas¡±.

N¨¦stor Maillard es un dise?ador gr¨¢fico que opt¨® hace tiempo por quedarse en casa y reivindicar el reparto equitativo de tareas en las familias. El amo de casa m¨¢s popular de las redes, conocido como Amo de Casa y seguido por casi 900.000 personas en Instagram, explica a ICON que considera que nos encontramos en un momento ¡°bisagra¡± en el que es necesario visibilizar a hombres haciendo tareas que antes naturaliz¨¢bamos como femeninas. ¡°Hacer las cosas de la casa no te resta hombr¨ªa, pero tampoco te convierte en un santo o en alguien que merezca un monumento. Tampoco creo que haya que invertir roles. Para m¨ª la casa es de todos los que la habitan, as¨ª como la responsabilidad. Sin importar c¨®mo sea la familia y la casa, todos tenemos que ser amos y amas de casa e involucrarnos. Yo no me dirijo en concreto ni a varones, ni a mujeres, ni a un ¨²nico tipo de familia. Mis redes son un espacio que busca ayudar a todas las personas¡±, asegura.

El (desigual) reparto de las tareas dom¨¦sticas

Esta moda de TikTok coincide en el tiempo con el lanzamiento de la aplicaci¨®n Me Toca, presentada la semana pasada por el Ministerio de Igualdad con el fin de medir y repartir equitativamente el tiempo que cada miembro de la familia dedica a las tareas dom¨¦sticas. Seg¨²n la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo realizada por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, las mujeres invierten 12,5 horas m¨¢s a la semana que los hombres en trabajo no remunerado, en detrimento del empleo principal, al que dedican 5,8 horas menos a la semana que los hombres. La EPA indica que el 76% de los contratos a tiempo parcial corresponden a mujeres, que incrementan el tiempo dedicado al trabajo no remunerado (30 horas a la semana), cuando tienen jornada a tiempo parcial. Por su parte los hombres dedican al trabajo no remunerado 14 horas a la semana al margen de que trabajen a tiempo parcial o a jornada completa.

Laura Sagnier, investigadora y divulgadora sobre igualdad, recuerda los resultados in¨¦ditos sobre la brecha de g¨¦nero en Espa?a en su ¨²ltima investigaci¨®n, Las mujeres y los hombres, hoy: ?Igualdad o desigualdad?. Seg¨²n ella, el 62% de las mujeres que viven con un hombre sienten que acarrean la ¡°losa de hormig¨®n¡± del desequilibrado reparto de las tareas dom¨¦sticas y familiares en su pareja. Entre los hombres, solo el 31% reconocen que esta situaci¨®n existe en su relaci¨®n de pareja. Lo que en TikTok son v¨ªdeos desenfadados con una narrativa que va desde el humor hasta el romanticismo impostado, en la realidad sigue siendo una excepci¨®n.

¡°Hay un tema de expectativas importante. Mientras no haya equidad en casa, es ut¨®pico pensar que tendremos las mismas oportunidades que ellos¡±, dice Sagnier. ¡°Respecto a los v¨ªdeos de amos de casa influencers, me gustar¨ªa saber si el reparto de las tareas es real y si tienen hijos, porque el problema aparece cuando hay hijos. La buena noticia ser¨ªa que ellos entendieran que hay que hacer las tareas en casa y cuidar a los hijos, as¨ª como que no solo somos nosotras las que tenemos que hacerlo. Tendr¨ªan que aparecer en las pel¨ªculas muchos hombres haciendo tareas dom¨¦sticas para que sea algo que se transmita de forma natural. No s¨¦ si en esos v¨ªdeos, al final, hacen que se interprete como algo exc¨¦ntrico. Las mujeres me dicen frecuentemente que ¡®con maridos e hijos, es imposible mantener la casa¡¯. Yo siempre trato de ayudar a cambiar esa mirada y ese chip, porque esa afirmaci¨®n naturaliza y da por sentado que la responsabilidad es de una sola persona, y en general recae en la mujer. A las parejas, si no les nace, se les exige que hagan su parte, porque la responsabilidad es compartida y a los hijos se les educa, involucra y se les da el ejemplo¡±, resume Maillard.

Oda a la domesticidad

Bego?a P¨¦rez D¨ªez de los R¨ªos, conocida en las redes como La Ordenatriz y que cuenta con m¨¢s de un mill¨®n de seguidores, es una influencer de referencia en orden y limpieza. ¡°Es cierto que todav¨ªa persiste la mentalidad de que las mujeres nos tenemos que ocupar de todo, sobrevolarlo todo y tener la cabeza en todo. Hay veces que es dif¨ªcil que una pareja tenga en mente las actividades extraescolares, las vacunas de los ni?os, el horario exacto de entrada y salida del colegio¡­ Incluso la residencia o el centro de d¨ªa de su madre. La gente alaba que [el trabajo derivado de las tareas del hogar] se haya puesto un poco de moda y que yo, junto a otros compa?eros, le demos un aire profesionalizado. La sociedad avanza y creo que, igual que participamos del uso, disfrute y desgaste de la casa, tambi¨¦n participamos de su orden y limpieza¡±, explica.

Como se?ala Beatriz Gimeno Reinoso, directora del Instituto de la Mujer, ¡°hablar del empleo dom¨¦stico es hablar fundamentalmente de empleo femenino precario, infravalorado y carente de la misma protecci¨®n sociolaboral que otros trabajos por cuenta ajena¡±. La Ordenatriz tiene muy claro el porqu¨¦ de esta mirada que infravalora a las tareas del hogar. ¡°Porque no se paga. Al que elige quedarse en casa no se le paga, y si no se le paga, parece que no se valora, como si tiempo fuera gratis. A este tema habr¨ªa que darle una vuelta como sociedad. Tenemos que a?adir el valor de esa persona de dedicarse, gratuitamente, a los dem¨¢s: a unos padres, a unos hijos, a una enfermedad, a una persona dependiente¡­¡±, comenta.

N¨¦stor Maillard se?ala que hablamos de tareas que hist¨®ricamente se han vinculado siempre a las mujeres y se enmarcan dentro del ¨¢mbito de lo privado. ¡°Lo importante siempre fue lo que hac¨ªan los hombres, que se pon¨ªa adem¨¢s en marcha en el ¨¢mbito p¨²blico y generaba de manera directa dinero. Era (es) una manera tambi¨¦n de mantener a la mujer en un lugar de sumisi¨®n, dependiente y desvalorizada, sin respetar ni reconocer sus labores. Incluso son tareas invisibilizadas, naturalizadas para las mujeres y hasta no reconocidas como un trabajo. Del mismo modo que no se reconoce la labor de las amas de casa, pasa algo muy similar con las y los trabajadores dom¨¦sticos, que son considerados trabajadores de segunda¡±, dice N¨¦stor Maillard a ICON.

Lo llamativo de que los v¨ªdeos en los que los amos de casa presumen de domesticidad es que ellos reciben aplausos, mientras que las tradwives son se?aladas, si bien es cierto que ellas no s¨®lo hornean, sino que sus labores traen adjunta una mentalidad conservadora en la que lo de menos son los cupcakes. Los v¨ªdeos de los amos de casa 3.0 se enmarcan como un reclamo feminista masculino digno de elogio, pero en realidad no son tan distintos de los que protagonizan las amas de casa. Como se?ala Maillard, que se trate de hombres tendr¨ªa que ser algo anecd¨®tico. ¡°En alg¨²n punto s¨¦ que mi cuenta ayuda a derribar algunos mitos y estereotipos en torno a las tareas del hogar, pero ojal¨¢ caminemos hacia un mundo en el que ya esto no llame la atenci¨®n y d¨¦ igual si es un var¨®n o una mujer quien reparta consejos para lavar la ropa¡±.

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