Cuando Bisbal se cans¨® de ser Bisbal: as¨ª es el documental en el que ni se nombra a Chenoa
¡®Bisbal¡¯, que llega ma?ana a Movistar Plus+, muestra los intentos de la gran estrella de ¡®Operaci¨®n Triunfo¡¯ por alejarse de todo eso que hizo que el p¨²blico se enamorase de ¨¦l
Hay dos David Bisbal: el que la gente recuerda de Operaci¨®n Triunfo y el que ahora cuenta su historia en el nuevo documental de Movistar Plus+, Bisbal. Es normal que, a sus 44 a?os reci¨¦n cumplidos, el almeriense ya no d¨¦ patadas voladoras, ni gire sobre s¨ª mismo, ni se arranque a imitar a Chiquito de la Calzada cada tres frases. Pero es como si, en alg¨²n momento, Bisbal se hubiese recluido en s¨ª mismo. El chaval el¨¦ctrico se ha convertido en un hombre introspectivo. Hoy pr¨¢cticamente no concede entrevistas y en sus escasas apariciones p¨²blicas se muestra calculadamente contenido. ?En qu¨¦ momento David Bisbal dej¨® de ser David Bisbal?
¡°A David se lo ha comido muchas veces su personaje. ?l lo sabe y lo asume¡±, se?ala el cineasta Alexis Morante, director del documental. La pel¨ªcula arranca con un v¨ªdeo casero de Bisbal, con 14 a?os, rodeado de su familia en una furgoneta. Le piden que cante algo y ¨¦l se arranca por Soy gitano de Camar¨®n. Concluye imitando al telepredicador Carlos Jes¨²s sin pesta?ear y, mientras su familia le aplaude, suelta: ¡°Oye, esto de ser famoso es una mierda¡±. En 90 segundos se condensan todos los elementos que, pocos a?os despu¨¦s, construir¨ªan el producto David Bisbal: voz prodigiosa, af¨¢n por entretener y, en una profec¨ªa perversa, rechazo instintivo hacia la fama que todo esto acarrea.
David Bisbal llev¨® el esp¨ªritu de la orquesta de pueblo a la televisi¨®n primero y a los estadios despu¨¦s. Se pas¨® la adolescencia cantando en ferias para gente que hab¨ªa venido a pas¨¢rselo bien y no a verle a ¨¦l: ten¨ªa que ganarse al p¨²blico en cada canci¨®n. Con ese ¨ªmpetu y esa entrega se convirti¨® en concursante del primer Operaci¨®n Triunfo en octubre de 2001. Hubo un momento significativo de su personalidad en la tercera gala: el presentador Carlos Lozano dio paso en directo a un v¨ªdeo en el que otro concursante, Javi¨¢n, criticaba la canci¨®n que les hab¨ªa tocado cantar, Mariana Mambo: ¡°Qu¨¦ canci¨®n m¨¢s fea¡±. Su compa?ero ?lex Casademunt fue a m¨¢s: ¡°Es asquerosa¡±. Se infer¨ªa que Bisbal estaba de acuerdo con ellos, que hab¨ªa llamado Mariana Mambo ¡°la canci¨®n m¨¢s fea de Europa¡±¡ pero ¨¦l lo hab¨ªa hecho fuera de c¨¢mara. Al acabar el v¨ªdeo, Lozano le pregunt¨® en directo a Bisbal qu¨¦ pensaba de Mariana Mambo. ?Su reacci¨®n? Una maniobra de distracci¨®n explosiva: exclam¨® ¡°?quer¨¦is que os d¨¦ una vuelta?¡± y, antes de que nadie pudiera responder, se incorpor¨® de un salto y se puso a girar fren¨¦ticamente sobre s¨ª mismo.
OT puso banda sonora a la sociedad del ¡°Espa?a va bien¡±. El portavoz de Partido Popular en la Comisi¨®n de RTVE en el Congreso, Alejandro Ballestero, presumi¨® de que el programa representaba ¡°los valores que promueve el PP, como la superaci¨®n y el esfuerzo¡±. OT celebraba la nueva meritocracia de Espa?a, un pa¨ªs en el que el sacrificio por fin ten¨ªa recompensa. Uno que apodaba a su pr¨ªncipe El Preparado porque era el primer heredero en ir a la universidad. En 2001 no hab¨ªa nada tan excitante como el futuro y en la tele no hab¨ªa nada tan excitante como David Bisbal. Su estado de ¨¢nimo, como si estuviera permanentemente en una fiesta sorpresa, encajaba con el del pa¨ªs. La euforia no le cab¨ªa en el cuerpo. En vez de andar corr¨ªa, en vez de estar parado daba saltitos y en vez de bailar... bueno, Bisbal supo suplir sus carencias como bailar¨ªn invent¨¢ndose una manera de moverse in¨¦dita. Sus espasmos de pelvis y sus brazos en cruz, a medio camino entre un guerrero troyano y un mes¨ªas, lo convirtieron en el cantante m¨¢s parodiado de la d¨¦cada. Con los discos Coraz¨®n latino (2002) y Buler¨ªa (2004) alcanz¨® a Alejandro Sanz: son los dos ¨²nicos artistas espa?oles en vender un mill¨®n de copias dos veces. La m¨²sica latina, que en los noventa era cosa de la canci¨®n del verano y del Caribe Mix, reemplazaba al pop-rock como g¨¦nero favorito de la naci¨®n y Bisbal era su tormenta m¨¢s perfecta. Un cruce entre Luis Miguel, Alejandro Sanz y Chayanne: David Bisbal sumi¨® el pa¨ªs en un verano perpetuo.
La prensa lo adoraba y era rec¨ªproco. En septiembre de 2003, gan¨® el Grammy Latino al mejor artista revelaci¨®n (¡°El premio m¨¢s especial¡±, reflexiona hoy en el documental, ¡°porque solo lo puedes ganar una vez¡±). Lo agradeci¨® en primer lugar ¡°a todos los pa¨ªses¡± y en segundo ¡°a los medios de comunicaci¨®n¡±. No hab¨ªa pregunta que no respondiera, no hab¨ªa foto que no estuviese dispuesto a hacerse (en posturas imposibles, con looks inexplicables o junto a monumentos hist¨®ricos de cada pa¨ªs latinoamericano que visitaba). Justo cuando la m¨²sica espa?ola apostaba por ¡°el cantante campechano¡± (Amaia Montero, Estopa, ?lex Ubago) y romp¨ªa con el artificio de los ochenta, Bisbal arrasaba como la superestrella m¨¢s campechana de todas. Su entusiasmo infantil le coron¨® como el hijo predilecto de Espa?a. Entonces, se convirti¨® en el exnovio de Espa?a.
Bisbal anunci¨® en una rueda de prensa en Venezuela en 2005 que hab¨ªa roto su relaci¨®n con Chenoa, compa?era en OT. Millones de espa?oles hab¨ªan visto nacer el romance en tiempo real, hab¨ªan invertido mucho tiempo y emociones en ¨¦l y ahora sent¨ªan que la ruptura tambi¨¦n era un poco suya. Chenoa siempre ha mantenido que aquella rueda de prensa le pill¨® por sorpresa. Que hab¨ªan discutido, s¨ª, pero que la decisi¨®n de romper la relaci¨®n (y anunciarlo en p¨²blico) fue unilateral. Cuando las c¨¢maras rodearon su casa, ella decidi¨® mostrarse tal cual: en ch¨¢ndal, con los ojos llorosos. El poder de esa imagen (humana, inesperada, acorde con la cercan¨ªa del reality) invirti¨® los roles: ella dej¨® de ser percibida como una mujer prepotente y ¨¦l dej¨® de ser percibido como el chaval m¨¢s simp¨¢tico de Espa?a.
Chenoa ha hablado del tema y Bisbal no tanto. En El reencuentro de 2016, Chenoa tuvo que ver un v¨ªdeo de s¨ª misma en ch¨¢ndal y abraz¨® el factor ic¨®nico de la imagen (¡°Yo en ch¨¢ndal no salgo m¨¢s¡±, zanj¨® d¨ªas antes de poner a la venta ch¨¢ndales grises con esa frase impresa); por el contrario, en la entrevista de Bisbal nadie se atrevi¨® a ponerle una tablet con im¨¢genes suyas dejando a su novia en una rueda de prensa en Caracas. Solo le pusieron la actuaci¨®n de Escondidos. ?Su reacci¨®n? ¡°Fui un privilegiado al cantar con una de las artistas top del programa¡±.
El tab¨² contin¨²a. Chenoa, aquella que no debe ser nombrada, es una nota al pie en el documental de Movistar Plus+. Su nombre no se escucha ni una vez y el asunto, que tarda 66 minutos en aparecer, se despacha en 100 segundos. La gimnasia verbal es asombrosa: no es que ¨¦l no hable del asunto, es que incluso los entrevistados recurren a t¨¦rminos como ¡°Esa chica¡±, ¡°Una persona¡± o ¡°Lo del ch¨¢ndal¡± para evitar las palabras Chenoa o ruptura. Bisbal no habla sobre su vida sentimental (a lo que tiene todo el derecho), pero tampoco reflexiona sobre el cambio que su imagen p¨²blica sufri¨® en aquel momento y c¨®mo le llev¨® a cerrarse en banda, incluso sacrificando la espontaneidad y simpat¨ªa que eran su imagen de marca.
¡°Yo le pod¨ªa preguntar lo que quisiera. Luego ¨¦l daba respuestas m¨¢s largas o m¨¢s cortas¡±, explica Morante. ¡°Como director tengo que hacer un balance no solo narrativo sino tambi¨¦n de respeto: para tener acceso a David tengo que tener en cuenta sus reticencias. Si me tiro 20 minutos hablando de Chenoa y Elena Tablada, esto no sale¡±. Bisbal ten¨ªa que aprobar el montaje final del documental. Aun as¨ª, le cost¨® abrir las puertas a su vida personal. ?l quiz¨¢ habr¨ªa preferido hacer algo m¨¢s promocional, pero entre su manager, su discogr¨¢fica y la plataforma, le convencieron de que, para conmemorar sus 20 a?os de carrera, relajara su habitual secretismo. Acept¨® con tres l¨ªneas rojas: sus tres hijos salen con la cara borrosa y, en las pocas ocasiones en las que se refiere a su pasado sentimental, utiliza terminolog¨ªa abstracta. ¡°Un cambio m¨ªo personal¡± es como aborda una ruptura.
El consejero delegado de Universal Music, Jes¨²s Pascual, tambi¨¦n recurre a eufemismos cuando explica que ¡°los momentos bajos de su carrera tienen que ver con evoluciones personales¡±. Su director musical, Ludovico Vagnone, critica que ¡°la etiqueta de triunfito era injusta y despectiva¡±. Pero eso es recordar la historia a medias. David Bisbal no pod¨ªa separar su carrera de su vida personal porque su vida personal formaba parte de su imagen p¨²blica. ?l no era Serrat, ni Rosana, ni Melendi. ?l alcanz¨® en cuesti¨®n de semanas una fama que al resto de artistas le habr¨ªa costado a?os solo porque sal¨ªa en un programa de televisi¨®n. Su talento era importante en esa fama, pero tambi¨¦n lo eran su forma de ser, su car¨¢cter y su relaci¨®n con Chenoa. El p¨²blico le admiraba como a un ¨ªdolo, pero tambi¨¦n le quer¨ªa como a un hijo. Y cuando ¨¦l quiso separar su vida de su m¨²sica, el p¨²blico se neg¨® en rotundo: quer¨ªan el paquete completo, lo que se les hab¨ªa prometido.
Los ataques de la prensa le traumatizaron. ?l cre¨ªa que eran sus amigos, que estaban de su parte. ¡°Ten¨ªa 22 a?os¡±, se?ala Morante. ¡°Es comprensible que su actitud fuera un poco na¨ªf y por eso las cr¨ªticas en la prensa le dejaron noqueado. No se lo esperaba. Quiz¨¢ ¨¦l idealiz¨® a la prensa. Al salir de OT, buscaban la c¨¢mara, se esforzaban por llevarse bien con los periodistas. Cuando David llegaba a un sitio se pon¨ªa a saltar, a gritar, a animar a todo el mundo. Y ¨¦l no es as¨ª. ?l confiesa que dar una rueda de prensa le pone m¨¢s nervioso que dar un concierto. Quiz¨¢ se cans¨® de hacer esa performance de ser no simp¨¢tico, sino supersimp¨¢tico¡±. En aquellos meses de acoso medi¨¢tico, Bisbal lament¨® abiertamente ¡°la maldad¡± y ¡°el ensa?amiento¡± de algunos periodistas contra ¨¦l.
Morante dirigi¨® un documental sobre Alejandro Sanz, con quien Bisbal guarda ciertos paralelismos. Ambos huyeron a Miami cuando el escrutinio a su vida privada se volvi¨® insoportable. ¡°Los dos son muy andaluces [pese a que Sanz naci¨® en Madrid] y cuando les dan un golpe lo sienten muy profundo, les provoca una crisis de verdad. Y Miami es un refugio¡±, se?ala. Pero aquel exilio tambi¨¦n cre¨® una distancia entre Bisbal y el p¨²blico. Se acab¨® esa cercan¨ªa, esa familaridad que le hab¨ªa convertido en una estrella en primer lugar. En cierto modo, tuvo que matar a David Bisbal, la muleta que le hab¨ªa llevado muy lejos pero que ahora empezaba a pedirle demasiado a cambio. Lo primero fue cortarse los rizos. Dej¨® de comportarse como si estuviera en el escenario de una orquesta las 24 horas. Un trauma que todav¨ªa no parece haber superado.
¡°Yo creo que Bisbal sigue teniendo ese miedo delante de la c¨¢mara, cuando hace una entrevista piensa que cualquier cosa puede usarse en su contra. Es una cosa que tiene metida en la cabeza¡±, indica Morante. ¡°Perdimos a un Bisbal que pod¨ªa haber llegado m¨¢s lejos con ese estilo rollo Buler¨ªa, pero es que ¨¦l quer¨ªa ir por otro camino. Por eso hizo un ac¨²stico en el Teatro Real [en 2011], para demostrar que no necesitaba tanta parafernalia¡±. Lo primero que dijo el cantante al salir al escenario fue: ¡°Os aviso que no va a haber giro ni patadas ni esas cosas¡±.
Bisbal se cans¨® de ser un chiste. En el documental salen im¨¢genes de Joaqu¨ªn Sabina contando que le hab¨ªa pedido un aut¨®grafo para su hija. ¡°No se puede caer m¨¢s bajo¡±, lamenta entre risas. ¡°Antes le daba reparo pero ya no¡±, afirma Morante. Lo de: ¡°?C¨®mo est¨¢n los m¨¢quinas?¡± es el ¨²ltimo ejemplo¡±. Aquel v¨ªdeo caus¨® sensaci¨®n en internet, b¨¢sicamente, porque es el mayor destello de David Bisbal que el p¨²blico ha visto en muchos a?os: ah¨ª estaban otra vez ese entusiasmo infantil, ese af¨¢n por gustar, esa espontaneidad entra?able. Esa estrella performativa. ¡°Lo cierto es que ¨¦l, en su intimidad, es mucho m¨¢s t¨ªmido e introspectivo¡±, revela el director.
El cr¨ªtico Neal Gabler explica, en su ensayo Life: The Movie, la diferencia entre fama y celebridad: ¡°La fama est¨¢ pegada al talento y al trabajo de la persona, mientras que la celebridad est¨¢ relacionada con la percepci¨®n del p¨²blico¡±. Bisbal lleva casi 20 a?os entre estos dos conceptos; qui¨¦n es, c¨®mo quiere mostrarse y lo que el p¨²blico piensa de ¨¦l cada vez que lo ve. Los rizos. Los giros. Chenoa. El p¨²blico milenial se resiste a asumir que Bisbal se ha hecho mayor porque para esa generaci¨®n nadie debe nunca hacerse mayor. Bisbal les pertenece y no conciben que no cante Coraz¨®n latino, una canci¨®n que ¨¦l confiesa en el documental que ya no le representa.
?l se empe?a en actuar como si todo eso (lo que pensamos de ¨¦l, lo que ocurri¨®, lo que la gente sabe de su vida) no fuera con ¨¦l, un esfuerzo que no encaja del todo con la cultura actual: hoy las celebridades deben ser autoconscientes y enfrentarse a lo que el p¨²blico piensa de ellas, como Victoria Beckham en Beckham (Netflix) contando c¨®mo se sinti¨® cuando alguien se invent¨® que hab¨ªa dicho que Espa?a ol¨ªa a ajo.
En el documental, David visita el antiguo piso de su familia, su madre y su esposa, la modelo y actriz venezolana Rosanna Zanetti. Hay un sof¨¢ de escay negro, monta?as de ropa y dos Grammy latinos. Bisbal se prueba el look que llev¨® cuando recogi¨® el de mejor artista revelaci¨®n: una camiseta dorada con un escote que solo tuvo sentido en 2002 (y tampoco mucho). A continuaci¨®n se pone el jersey de canal¨¦ con el que se present¨® al casting de OT y, como si se tratase de una posesi¨®n espiritual, empieza a imitarse: ¡°Eh inncre¨ªble¡±.
Es un instante extraordinario: David Bisbal travisti¨¦ndose de s¨ª mismo. Y, en cierto modo, reconcili¨¢ndose con aquel personaje que ¨¦l mismo cre¨® y que estuvo a punto de derrotarlo. ¡°Se ve a s¨ª mismo con ternura, ya no le da verg¨¹enza¡±, apunta Morante. ¡°Ese personaje le cae bien¡±. Al fin y al cabo, en eso consiste hacerse mayor. ?l lo ha entendido. Est¨¢ por ver si los espectadores tambi¨¦n.
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