?No encuentra mesa para cenar o desea amigos nuevos? Carisma y cuotas mensuales son la soluci¨®n
La tendencia ya exist¨ªa en Inglaterra o Estados Unidos y ahora llega a Espa?a: clubes de miembros que ofrecen experiencias, comidas, cenas, fiestas o arte pero, sobre todo, un comisariado para hacer amistad y ¡®networking¡¯
La sensaci¨®n es generalizada y se ha agudizado especialmente tras la pandemia: en las grandes ciudades abren tantos locales nuevos y en muchos se hace tan complicado conseguir mesa que organizar un plan nocturno puede convertirse en un acto que hay que planificar casi como se planifica un viaje. Especialmente, cuando uno es extranjero en una ciudad o un reci¨¦n llegado.
Como respuesta a esta problem¨¢tica, consecuencia de la transformaci¨®n de las grandes capitales en nodos internacionales de ocio en los que se mezclan amigos, conocidos, turistas, presupuestos y planes, grupos exclusivos para miembros adinerados han surgido en varias de esas grandes ciudades. Se trata de una mezcla entre el concepto de los viejos dining clubs de Inglaterra y EE UU (organizaciones cerradas en los que sus miembros se reun¨ªan regularmente para compartir cenas y debates) con las demandas actuales (m¨¢s enfocadas en ocio, arte y gastronom¨ªa). Sus participantes pagan una suscripci¨®n peri¨®dica y tienen acceso a una serie de beneficios y eventos solo para invitados, adem¨¢s de poder disfrutar de experiencias pensadas de acuerdo a sus gustos. A diferencia de los clubes de siglos pasados, lo m¨¢s valorado por los actuales no es una afiliaci¨®n ideol¨®gica, sino una actitud: principalmente, la curiosidad ante nuevos contactos y nuevas experiencias.
Desde Mil¨¢n a Nueva York
El Dinner Conversations, en Mil¨¢n, es uno de ellos. El club creci¨® como una evoluci¨®n natural de las cenas exclusivas para mujeres que su fundadora, Natasha Slater, organizaba en su casa. Los miembros tienen acceso a los eventos exclusivos que Slater organiza en colaboraci¨®n con restaurantes y chefs, como el pop-up que organiz¨® con el chef Giancarlo Perbellini en el ¨²ltimo Fuorisalone de abril, o los desayunos Girls Power que coordina por toda Italia. Sus integrantes tambi¨¦n pueden acceder a ventajas ¨²nicas por su asociaci¨®n a restaurantes, hoteles y otras marcas.
Aunque la cena (dinner) est¨¢ en el nombre de su club, Slater puntualiza que la principal actividad de Dinner Conversations es una ¡°curadur¨ªa de personas¡±: ¡°Cada miembro que viene a un evento sale con cinco nuevos amigos¡±, declara. Para ella, una cena o una comida es el mejor escenario para crear interacciones diferentes a las que surgen en nuestro d¨ªa a d¨ªa. ¡°Estamos conectados permanentemente, pero nos falta una comunicaci¨®n profunda¡±, explica. Ese enfoque tambi¨¦n justifica los pocos miembros que permite en el club: hasta el momento, solo 200 personas tienen acceso a todos sus eventos.
El filtro para miembros es una de las caracter¨ªsticas fundamentales de estos clubs. S¨ª, hay uno econ¨®mico que supone el pago de una mensualidad para mantener el registro, pero no todo se reduce a las cifras y a quien pueda pagarlas: todos siguen un proceso de aplicaci¨®n exhaustivo que suele exigir una carta de presentaci¨®n y una entrevista personal. Para estas organizaciones, es vital que los nuevos integrantes encajen con el grupo que ya participa y compartan su visi¨®n sobre el ocio, el disfrute y los gustos. Siguiendo la tradici¨®n de los clubes privados de siempre, la recomendaci¨®n de un miembro ya existente suele ser una de las v¨ªas m¨¢s directas para que otro nuevo pueda ingresar.
Dawn Simpson-Jones, presidente de The Supper Club, que opera en Estados Unidos, explica que es esencial combinar el perfil de nuevos miembros con los miembros ya existentes. ¡°Queremos que nuestros miembros sean personas con quien a nosotros nos gustar¨ªa pasar la noche entera hablando¡±. Para Simpson-Jones, el objetivo de su club es establecer ¡°emparejamientos sociales¡±. ¡°El objetivo de nuestras cenas es desconectar para reconectar. Nuestro mayor cuidado est¨¢ en decidir con qui¨¦n se sienta cada uno, bas¨¢ndonos en sus intereses y estilo de vida¡±. El enfoque comienza desde el momento de selecci¨®n. En la entrevista personal previa al ingreso, por ejemplo, se puede preguntar desde el ¨²ltimo libro le¨ªdo o con qu¨¦ figura hist¨®rica le gustar¨ªa a uno cenar.
El Supper Club tiene un origen inusual: empez¨® como un evento para organizar citas y conectar a personas solteras. En las cenas que organizaba su fundadora en Londres, se ped¨ªa que cada invitado llevara una persona por la cual no estaba interesado, pero que cre¨ªa que podr¨ªa ser interesante para otro invitado (una t¨¦cnica parecida se reflej¨® en un c¨¦lebre episodio de Sexo en Nueva York). El ¨¦xito del modelo se comprob¨® cuando las parejas reci¨¦n formadas pidieron la continuidad de los eventos para seguir disfrutando de ellos.
Simpson-Jones explica que el enfoque intimista tambi¨¦n influye en los eventos que organiza: ¡°Siempre queremos que haya un aire de microboda, con una sensaci¨®n de familiaridad, de disfrute, de buena comida y de estar participando en algo especial¡±. En cada una de las nueve ciudades de EE UU en que opera se organiza al menos un encuentro al mes: la gran mayor¨ªa son cenas y experiencias gastron¨®micas en espacios reservados de restaurantes, con cartas seleccionadas para la ocasi¨®n. Antes se organizaban fiestas para bailar, pero los dirigentes se dieron cuenta de que lo que m¨¢s gustaba a sus miembros eran las cenas, eventos m¨¢s tranquilos que inviten a charlar. Sin embargo, siguen promoviendo una gran fiesta al a?o abierta a todos los m¨¢s de 1000 integrantes. El tema de este a?o ser¨¢ Truman Capote y tendr¨¢ lugar en Los ?ngeles.
?Y lo nuestro?
En Madrid, el concepto aterriza de una manera un poco diferente de la mano del equipo de JOMO (joy of missing out, que juega con el concepto de FOMO, o sea, el miedo a perderse cosas, para subvertirlo por joy, o sea, disfrute por perderse cosas). Este club, que acaba de lanzar sus diferentes tipos de membres¨ªa, operar¨¢ de tres maneras. El primero, JOMO Art, se dedica a eventos relacionados con el arte, como aperturas anticipadas de exposiciones y galer¨ªas. JOMO Taste ofrece eventos gastron¨®micos, con degustaciones exclusivas con chefs, y provee un servicio personalizado que ayuda sus miembros a reservar una mesa para cualquier ocasi¨®n entre el listado de restaurantes asociados al club. JOMO Life organiza eventos enfocados en la salud y bienestar. Adem¨¢s, todos sus miembros reciben un briefing semanal con todas las recomendaciones del equipo, que var¨ªa desde m¨²sica a restaurantes.
JOMO cuenta ya con unos 1500 miembros (y muchos m¨¢s en lista de espera). Sin embargo, sus fundadores, el parisino Ary Abecassis y el alem¨¢n Michael Link, aseguran que no se ha perdido el car¨¢cter personal. ¡°Cada solicitud de ingreso es evaluada personalmente por nosotros¡±, explican. Aunque ya han tenido problemas (¡±un insistente aspirante a miembro se col¨® en un evento y bebi¨® demasiado¡±, recuerdan con hilaridad), los fundadores siguen creyendo en la interacci¨®n personal como el mejor pegamento para la comunidad que han creado.
Natasha Slater, de Dinner Conversations, describe los miembros de su club como ¡°personas que se mueven mucho por el mundo, algunos viven en otras ciudades, pero tienen una base aqu¨ª en Mil¨¢n¡±. De la misma manera, los fundadores de JOMO destacan que hay muchos madrile?os en sus filas, pero que la mayor¨ªa tambi¨¦n son expatriados. Estos clubs ofrecen a sus miembros un peque?o vislumbre de la vida local a personas que a¨²n no han tenido tiempo (o, por su fren¨¦tico estilo de vida, nunca lo tendr¨¢n) para desarrollar una relaci¨®n m¨¢s ¨ªntima y cercana con la ciudad.
?Los precios de todo esto? El plan m¨¢s b¨¢sico de JOMO cuesta 200 euros anuales, y el m¨¢s caro de The Supper Club, 10.000 d¨®lares. Pero recuerde, no todo se trata de dinero. Si quiere entrar, primero tendr¨¢ que conquistarlos.
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