De los concursos de ¡°falsos Paul Mescal¡± a los gemelos Matamoros: ?por qu¨¦ nos fascinan los dobles?
Justo cuando las nuevas tecnolog¨ªas son capaces de crear un avatar exacto de cualquiera y la posibilidad del clon es cada vez m¨¢s palpable en el mundo de la ciencia, vuelve una figura cl¨¢sica y tan vieja como el mundo: el ¡®Doppelg?nger¡¯
Est¨¢ sucediendo mientras lee estas l¨ªneas: se han vuelto a poner de moda los dobles. Primero fue una reuni¨®n de dos mil personas en el Washington Square Park de Nueva York para encontrar la r¨¦plica perfecta de Thimot¨¦e Chalamet, bendecida por la presencia, gui?o chapliniano mediante, del propio actor. Despu¨¦s, un concurso de imitadores de Paul Mescal en Dubl¨ªn. M¨¢s tarde hubo otro de dobles de Jeremy Allen White en Chicago. Luego, uno de Harry Styles en Londres. Y por ¨²ltimo, el regreso de Melania Trump, conocida usuaria del recurso del trampantojo distractivo, a la Casa Blanca. Asistimos a una catarata medi¨¢tica de furor por la duplicidad. Y una pregunta parpadea: ?a santo de qu¨¦ ahora, justo cuando m¨¢s f¨¢cil es clonar a una persona gracias a la Inteligencia Artificial, revive el encantamiento del parecido f¨ªsico perturbador?
Tal vez el doble vuelve porque nunca se fue. Entre el primer fara¨®n egipcio que us¨® un se?uelo para protegerse de las conspiraciones pol¨ªticas de sus rivales y el equipo del programa de TVE El cazador presentando estos d¨ªas a su nuevo concursante como un sosias de Felipe VI hay una constante hist¨®rica. El clon de toda la vida sigue arrebatando pese a que, hoy por hoy, aplicaciones de creciente sencillez ¨Cy sofisticaci¨®n en sus resultados¨C son capaces de insertar nuestra cara en el cuerpo de otros con texturas hiperrealistas.
El escritor Vicente Luis Mora, profesor de la Universidad de M¨¢laga ¨Cy uno de los cerebros que m¨¢s se han desgastado en desembrozar la subjetividad en la literatura espa?ola contempor¨¢nea¨C dedic¨® su tesis doctoral al motivo del espejo y el arquetipo del doble. En su opini¨®n, el deepfake no tiene demasiado recorrido como motor de nuestros deseos y nuestras angustias por el mero hecho de que est¨¢, al fin y al cabo, al alcance de cualquiera.
¡°El deepfake es s¨®lo una imagen m¨¢s en un mundo iconosaturado. Resulta m¨¢s espeluznante el campo gen¨¦tico, porque ah¨ª los dobles no son falsos, esos clones son dobles de verdad. No se borran pulsando suprimir. Son como gemelos monocig¨®ticos, pero inducidos a voluntad, o sin ella¡±, apunta, al tiempo que pone boca arriba una nueva amenaza sobre la mesa: ¡°Este ¨²ltimo escenario, que te generen un clon sin tu consentimiento, es un tema aterrador que veo ya insertado en la cultura popular, con nutrida bibliograf¨ªa y futuro por delante. Lo que antes era ciencia-ficci¨®n podr¨ªa ser hoy escabroso costumbrismo cient¨ªfico¡±.
Preguntado por el origen literario, cultural e hist¨®rico del doble, Mora se remite a los relatos m¨ªticos sobre hermanos gemelos. ¡°Cuando comenc¨¦ a investigar me asombr¨® que muchas culturas antiguas sin contacto entre ellas, desde la azteca y la escandinava a la N¨ªa indonesia, desde los bosquimanos de ?frica a los indios navajos, tuviesen relatos fundacionales con dos hermanos gemelos como creadores del universo. El nacimiento de gemelos, tan inhabitual antes, era visto como una duplicidad debida a la intervenci¨®n de un poder superior. De ah¨ª al evemerismo que los convierte en mitos o dioses hay un paso, y el siguiente es considerar en casi todas las culturas al doble como algo portentoso, fuera de nuestro poder. Y as¨ª ha sido, hasta la llegada de la ingenier¨ªa gen¨¦tica¡±, explica.
Anta?o los trat¨¢bamos como padres fundadores; incluso como dioses. Hoy los convertimos en ¨ªdolos, seguidos por millones de fieles, mediante el hechizo de los reels. Instagram y TikTok han creado monstruos como el Bruce Willis argentino ¨Calias @dobledebruce¨C, un imitador del actor cuyo contenido se basa en posar con cara de McLane, hacer m¨ªmica con algunas frases ic¨®nicas y, en definitiva, explotar esos rasgos hier¨¢ticos de hombre impenetrable.
Se da la paradoja de que Bruce Willis, retirado del cine por una demencia desde 2022, se pas¨® sus ¨²ltimos a?os en activo rodando decenas de pel¨ªculas de calidad cuestionable, al servicio de productoras de cine de explotaci¨®n, para garantizar a su familia un buen colch¨®n econ¨®mico ante el apagamiento, cada vez m¨¢s evidente, de sus funciones cognitivos. En estas pel¨ªculas, famosas por el decalaje entre el tiempo de metraje del actor y el tama?o de su foto en el p¨®ster, Willis actuaba por acto reflejo, recitaba sus escasos di¨¢logos repitiendo el dictado de un pinganillo y se limitaba a la pose de los manierismos que le hicieron inmortal. M¨¢s o menos lo mismo que hace @dobledebruce, con la diferencia de que este emulador argentino contin¨²a en activo, con m¨¢s un mill¨®n de seguidores, mientras el protagonista de La jungla de cristal ha perdido la facultad de comunicarse debido a una afasia y vive cada vez m¨¢s recluido.
Su caso no es el ¨²nico. Otros clones son incluso capaces de caminar despu¨¦s de la muerte, como prueba el fen¨®meno inmarcesible de los imitadores de Elvis. En Instagram tenemos otros zombies atrapados en el eterno retorno de los grandes ¨¦xitos de sus ¨ªdolos; por ejemplo, Javier Parisi. Este m¨²sico ¨Ctambi¨¦n argentino¨C, se define como ¡°el ¨²nico doble oficial de John Lennon avalado por su familia¡± (la familia de John Lennon, se entiende; no la de Parisi).
En su cuenta, le vemos cultivar su talento en el jard¨ªn perfectamente perimetrado del cover. Tambi¨¦n su look est¨¢ cosido a la biograf¨ªa del exBeatle: Parisi se permite lucir diferentes atuendos y peinados, pero siempre dentro de los l¨ªmites del ¨¢lbum de fotos que Lennon dej¨® en vida: corte a la taza, quevedos colorados, pelo largo, barba hippy... Un cambio de look para ¨¦l es s¨®lo un cambio de estaci¨®n: no se puede inventar la primavera, y no se puede inventar un pelo largo que no sea el pelo largo exacto que luci¨® Lennon en los setenta. ?Podr¨¢ envejecer Parisi? Tiene 44 a?os, 4 m¨¢s de los que nunca cumpli¨® John Lennon. En alg¨²n momento, cuando empiece a exhibir las arrugas y las canas que el cantante jam¨¢s disfrut¨®, quiz¨¢s deje de ser un doble y se convierta en algo m¨¢s perturbador: un retrato de Dorian Day andante.
El mundo del artista que vive de imitar a otro es complicado. Cristian D¨ªaz es un artista chileno que, en 2014, se embarc¨® en la tarea de convertirse en el doble de Alejandro Sanz. Por aquel entonces, seg¨²n cuenta, trabajaba como director creativo en una agencia de publicidad mientras, en paralelo, por las noches, se dedicaba a su otra pasi¨®n: el teatro. Un di¨¢logo en su escuela de actuaci¨®n le hizo tener una epifan¨ªa. ¡°Mi profesora de voz me pregunt¨® si me gustaba el flamenco¡±, recuerda Cristian, que entonces tuvo claro que su futuro no era la publicidad, ni el teatro, sino ser el doble oficial chileno de Alejandro Sanz.
¡°Mi bisabuela era de C¨¢diz, de San Fernando, por lo que ac¨¢ en chile crec¨ª escuchando flamenco. Conoc¨ª la m¨²sica de Alejandro Sanz a los 12 a?os y me di cuenta de que conectaba mucho con sus letras y su forma de cantar¡±, relata emocionado a ICON. En su perfil de Instagram ¨Cdonde le vemos fotografiarse con otras dobles, como una imitadora de Amy Winehouse¨C hace versiones de su ¨ªdolo, pero no parece cuidar al detalle el parecido f¨ªsico con el autor de Coraz¨®n part¨ªo. ¡°Yo no pretendo ser una copia de Alejandro. ?l es ¨²nico y yo tambi¨¦n. Obviamente, entiendo tambi¨¦n que hay un trabajo de caracterizaci¨®n, pero lo trato con respeto para no caer en una caricatura¡±. ?Ese mismo respeto impide a Cristian dejarse llevar por la rivalidad? Si Alejandro Sanz y ¨¦l viajaran en un barco y naufragaran en una isla desierta, en la que s¨®lo hubiera recursos para mantener con vida a una persona, ?cu¨¢l de los dos sobrevivir¨ªa? ¡°La verdad, espero sobrevivir yo. Alejandro ya est¨¢ inmortalizado en m¨¢s de 13 discos con excelentes canciones que trascender¨¢n en el tiempo¡±, responde.
Porque s¨ª: a veces s¨®lo puede quedar uno. En cierto sentido, los clones de Instagram son sombras que han cobrado vida propia, o sea, doppelg?ngers. ¡°El t¨¦rmino doppelg?nger corresponde a una expresi¨®n de la mitolog¨ªa alemana que se refiere al ¡®doble que camina¡±, explica Javier J. Valencia, autor de Universo Twin Peaks. La serie de David Lynch fue una de las principales culpables de que esta palabra germ¨¢nica se introdujera en el vocabulario popular, pero ya ech¨® sus ra¨ªces en la cultura popular del siglo XIX. ¡°El doppelg?nger se convirti¨® en un t¨¦rmino popular dentro de los circuitos esot¨¦ricos gracias al libro The Night-side of nature, de Catherine Crowe, publicado en 1848. Despu¨¦s, creci¨® gracias a la psiquiatr¨ªa, que relaciona el doppelg?nger con el miedo a la disoluci¨®n del yo¡±, indica Valencia.
Obras literarias como el relato William Wlilson, de Edgar Allan Poe, El doble, de Dostoyevski, o Los elixires del diablo, de E.T.A. Hoffmann, redondearon el sabor del arquetipo, de cuya buena salud puede dar fe la reciente La sustancia, una de las pel¨ªculas del a?o. As¨ª, el doppelg?nger a?ade un matiz de rivalidad entre estos dos lados del espejo. Una rivalidad que, tal vez, conecte bien con las urgencias y agresividades de nuestro tiempo y explique la vigencia del doble como objeto fascinador.
¡°En occidente [esa fascinaci¨®n] puede deberse a nuestro culto al individualismo, que se rompe brutal y m¨¢gicamente con la irrupci¨®n de otro yo, de alguien igual que nosotros, que quiebra nuestro ensue?o de ser ¨²nicos. Su posible aparici¨®n nos preocupa: ?deber¨ªa tenerle miedo, va a sustituirme? La mitad de la literatura sobre el doble se funda sobre la fantas¨ªa de la suplantaci¨®n; en casi todas las culturas la violencia intragemelar es una de las claves del relato. Porque nuestra parte irracional nos dice que solo puede quedar uno¡±, opina Vicente Luis Mora.
?Es el doble una bendici¨®n divina abocada a convertirse en maldici¨®n, como concluye el escritor? No nos queda m¨¢s remedio que contrastar esta teor¨ªa con el mayor icono sobre violencia intragemelar en Espa?a: Kiko Matamoros. ¡°En mi caso, nunca sent¨ª especial fascinaci¨®n por la figura de mi hermano¡±, responde a ICON el polemista televisivo, enfrentado durante a?os a su gemelo Coto en una lucha fratricida que hipnotiz¨® a las audiencias. En los inicios televisivos de Coto, el primero de los dos Matamoros en despuntar en la pantalla, Kiko, de profesi¨®n agente art¨ªstico, se dedicaba a susurrarle al o¨ªdo a su hermano, entre bambalinas, para ubicarlo en el mundo del coraz¨®n. Pero con los a?os Kiko sali¨® de detr¨¢s de las c¨¢maras y empez¨® una batalla cruenta entre los dos, a¨²n irresoluta.
Cada vez que coincid¨ªan en un plat¨® desped¨ªan una energ¨ªa polar entre ellos, como si su existencia dependiera de la desaparici¨®n del otro. La incompatibilidad lleg¨® a tal extremo que, siendo gemelos, era habitual que se dedicasen insultos sobre el f¨ªsico. Coto lleg¨® a tatuarse media cabeza para facilitar que el p¨²blico los distinguiera. Kiko Matamoros resume as¨ª la angustia de habitar el mismo mundo que un clon que le desea lo peor: ¡°En realidad, mi hermano es un monstruo que ayud¨¦ a construir y acab¨® revolvi¨¦ndose contra m¨ª. Creci¨® con un gran complejo de inferioridad, en todos los terrenos, y ha sido incapaz de asumir sus accidentes vitales y profesionales, culp¨¢ndome y achac¨¢ndome la responsabilidad de su fracaso. El resultado ha sido la construcci¨®n de una triste tragicomedia, cuyo actor principal tiene el objetivo de destruirte social y profesionalmente y solo consigue autolesionarse. Para sobrevivir a este fracaso emocional me basta con pensar que ¨¦l es la principal v¨ªctima de s¨ª mismo y sentir conmiseraci¨®n¡±.
El doble sigue perturbando porque a menudo ese otro representa lo peor de nosotros mismos. Javier J. Valencia nos apunta una ¨²ltima pista: ¡°En el libro El tercer hombre, de John Geiger, se estudia un fen¨®meno que se produce en sujetos de extrema necesidad de compa?¨ªa, como alpinistas perdidos, n¨¢ufragos o exploradores: la aparici¨®n de un acompa?ante fantasmag¨®rico¡±. Entre las diferentes teor¨ªas sobre lo que son ¨C?¨¢ngeles guardianes?, ?el efecto de la falta de ox¨ªgeno?¨C tambi¨¦n encontramos la del doppelg?nger, aqu¨ª alejado del mito germ¨¢nico y asimilada a una proyecci¨®n del lado derecho del cerebro. ¡°Un gran n¨²mero de casos respalda la idea de que el extra?o que reside en nosotros no es el propio doppelg?nger sino uno mismo¡±, se lee en el libro. Buscamos al doble porque lo necesitamos, aunque ello nos lleve a la locura. Que se cuiden Mescal, Allen White y Chalamet.
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