?Llaveros graciosos a 2.000 euros? La moda vuelve a sus cabales tras la locura de lo viral
En la ¨²ltima d¨¦cada, las redes sociales se han llenado de prendas y complementos simp¨¢ticos, graciosos o directamente estrafalarios que agotaban existencias a ritmo de ¡®me gusta¡¯. Sin embargo, el cambio de ciclo podr¨ªa haber llegado.
No corren buenos tiempos para el sentido del humor. Trump en la Casa Blanca, dos guerras intermitentes (al menos) en el panorama internacional, el auge de la ultraderecha y la crisis del lujo no han matado la capacidad de so?ar de la industria de la moda, pero s¨ª han moderado las formas. Y el cambio de ciclo es real: en 2025 el tablero de las grandes casas sigue realine¨¢ndose con cambios de directores creativos, aniversarios flamboyantes y colecciones de transici¨®n. El desembarco del nuevo orden llegar¨¢ con los desfiles de primavera, pero todo indica que este a?o marcar¨¢ el fin de lo que podr¨ªamos denominar La Gran D¨¦cada de la Moda Viral.
En los ¨²ltimos a?os, el bolso-paloma o los zuecos con ojitos de batracio de JW Anderson han sido la cara amable de un fen¨®meno, el de la moda meme, que se med¨ªa en sonrisas y en corazones. Era como una reedici¨®n de la est¨¦tica superflat teorizada por Takashi Murakami en los a?os noventa, en la que adorables mu?equitos serv¨ªan de contrapeso a un mundo cada vez m¨¢s angustioso. Para trazar su inicio hay que remontarse a 2015. Alessandro Michele lleg¨® a Gucci y Demna a Balenciaga, mientras Jonathan Anderson y Jeremy Scott, ya afianzados en Loewe y Moschino respectivamente, empezaban a sacar la artiller¨ªa pesada. Juntos dejaron un buen pu?ado de im¨¢genes adoradas por las redes y replicadas hasta la n¨¢usea (o el meme) en la ¨¦poca m¨¢s meta que se recuerda. Los bolsos de Balenciaga con forma de bolsa de mudanzas o de bolsa de la basura conviv¨ªan con la dinamita digital de Michele, que convirti¨® sus hirsutos mocasines y hasta las copias ilegales de sus productos en un fen¨®meno, #guccification, que apuntaba al furor con que las redes acog¨ªan su euforia neobarroca y queer. Era moda que hablaba de las contradicciones de la moda y las resolv¨ªa (o no) con irreverencia.
Y, durante esta d¨¦cada, los n¨²meros han acompa?ado. Entre 2019 y 2023 el sector del lujo en conjunto creci¨® a un ritmo del 5% anual. La reacci¨®n pendular tras la pandemia fue una subida sin precedentes. El 80% del crecimiento, seg¨²n Business of Fashion, se debi¨® m¨¢s al aumento de los precios ¡ªadi¨®s a las etiquetas de tres cifras, hola a las de cuatro¡ª que al volumen de art¨ªculos vendidos. Se ha vendido m¨¢s que nunca, pero sobre todo se ha vendido m¨¢s caro. Y la euforia favorec¨ªa el meme, igual que los excesivos a?os veinte, antes del crac, vieron el auge del dada¨ªsmo o de la alta costura surrealista de Elsa Schiaparelli.
?Es el meme el nuevo vestido-langosta? ¡°En muchos patrones de consumo veo viralidad, un nuevo atributo fundamental de casi cualquier cosa, que define una nueva moneda de cambio que opaca aspectos como la est¨¦tica, la autenticidad o la vestibilidad¡±, explica el consultor, comisario y analista Julian Daynov, colaborador de gigantes del sector como Harrod¡¯s o Saks Fifth Avenue. ¡°Estamos a solo un clic de todas las herramientas necesarias para superar cualquier obst¨¢culo promocional, y al mismo tiempo nunca ha sido m¨¢s f¨¢cil que ahora hablar de consumo descontrolado debido a la sobreexposici¨®n, la hipervisibilidad, la omnipresencia y la relevancia simulada y de pago¡±.
Tal vez no sea casualidad que precisamente ahora, en 2025, Murakami vuelva a colaborar con Louis Vuitton; su primera alianza, en 2005, marc¨® una ¨¦poca dorada para ambos. Pero su nueva colaboraci¨®n trae l¨ªneas m¨¢s sosegadas: es la reedici¨®n de un cl¨¢sico, no un golpe de efecto. Parece que la moda sigue necesitando contenido, pero el jolgorio de memes remite. No en vano en el ¨²ltimo a?o las escasas marcas que se han salvado del descenso generalizado de ventas e ingresos parecen al¨¦rgicas al efectismo: el lujo artesanal de Herm¨¨s o las car¨ªsimas y discretas prendas de Brunello Cucinelli. Los superventas de hoy apuntan un cambio de tendencia que, parad¨®jicamente, tambi¨¦n podr¨ªa ser superficial: ahora lo viral son las gorras de cachemir y los bolsos imposibles de encontrar. ¡°A fin de cuentas, la viralidad es lo que hace que la moda sea deseable, que so?emos con ella, y siempre ha sido as¨ª¡±, remata Daynov. ¡°?Art¨ªculos graciosos por 1800 euros? ?Llaveros para el bolso por 2000? Para mucha gente, que a¨²n sigue fiel a un sentido com¨²n en peligro de extinci¨®n, estos precios parecen grotescos y extravagantes, pero ?qui¨¦n somos para juzgar si alguien se siente mejor compr¨¢ndolos?¡±, a?ade. Bienvenidos al dilema fundacional de la moda.
M¨¢s all¨¢ de la gorra de cachemir
Adiós chistes, hola básicos. Según el informe de la plataforma Lyst para el último trimestre de 2024, entre los objetos con más relevancia digital de la temporada hay unas zapatillas Speedcat de Puma (puesto 3) y unos zapatos Wallabees de Clarks (puesto 9). Los ascensos más fulgurantes del trimestre son para marcas de prendas cotidianas refinadas: la firma danesa NN.07, que fabrica parte de la ropa que lleva Jeremy Allen White en The Bear, y Stone Island, espoleada por una campaña con Liam Gallagher en el año del retorno de Oasis. El entusiasmo pop da paso al normcore consciente.