Alana S. Portero: ¡°Vivir en un barrio rodeada de precariedad es la experiencia m¨¢s universal posible¡±
Para la autora de ¡®La mala costumbre¡¯, uno de esos libros que cambian vidas, el ¨¦xito consiste en poder seguir escribiendo. La entrevistamos como galardonada de los Premios ICON 2024
El mes pasado, Alana S. Portero (Madrid, 46 a?os) pudo tomarse unos d¨ªas de vacaciones por primera vez en a?o y medio. La mala costumbre (Seix Barral) se public¨® en mayo de 2023 y a cierre de este n¨²mero llevaba 18 ediciones publicadas, adem¨¢s de traducciones al franc¨¦s, el ingl¨¦s, el alem¨¢n o el portugu¨¦s que han convertido esta novela at¨ªpica e irresistible en un fen¨®meno literario. Una historia de iniciaci¨®n y crecimiento, de una infancia y una adolescencia trans en los barrios obreros de Madrid, que ha desbordado ampliamente todas las casillas en las que la han querido enclaustrar. La mala costumbre es uno de los libros m¨¢s importantes publicados en Espa?a en a?os, y por eso este premio ICON ha sido para Portero, una mujer que asegura que, en realidad, ella no buscaba nada de esto. ¡°La escrib¨ª con muchas ganas de escribirla, a secas¡±, explica. ¡°Mientras la escrib¨ªa no ten¨ªa ninguna expectativa m¨¢s all¨¢ de escribir una buena novela. Adem¨¢s era una ¨¦poca de mi vida un poco desesperanzada. No ten¨ªa nada en la cabeza. Ten¨ªa la ambici¨®n de escribir una novela bonita. Y despu¨¦s ha sido todo tan r¨¢pido que no he tenido tiempo de construir un proyecto ambicioso alrededor de la novela¡±.
Acaba de llegar de una gira que la ha llevado por distintos pa¨ªses. La novela se ha traducido a varias lenguas, pero al mismo tiempo surge de un contexto muy concreto, de un Madrid muy determinado. ?Qu¨¦ sucede cuando la novela se lee desde otro sitio? Es fascinante porque todo el mundo ha encontrado su barrio de San Blas propio, y mucha gente ha proclamado su amor a Madrid despu¨¦s de leer la novela. Eso me encanta y me hace muy feliz. Gente de Alemania, de Argentina o de Colombia me cuenta que sus barrios se parecen much¨ªsimo a lo que describo. Al final, las vivencias peque?as son las verdaderamente universales.
Si todos los barrios obreros se parecen, es un indicativo de que las clases siguen existiendo. Claro que existen. Cambian las circunstancias geogr¨¢ficas y sociales, y hasta las est¨¦ticas, pero yo creo que vivir o crecer en un ambiente en el que a tus padres les cuesta salir adelante, rodeada de precariedad, es la experiencia m¨¢s universal posible, m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero y de todo. Incluso personas que no tienen un pensamiento de clase me han dicho que s¨ª, que se sent¨ªan reconocidos y que hab¨ªan olvidado cosas que el libro les ha recordado. Por ejemplo, la cuesti¨®n de la comunicaci¨®n entre padres obreros y sus hijos e hijas, que cuesta tanto.
?C¨®mo se lleva con la nostalgia? Tengo momentos de nostalgia, lo que no hago es pol¨ªtica de la nostalgia, porque eso s¨ª que me parece reaccionario y dur¨ªsimo. A m¨ª la cultura de Yo fui a la EGB me aterra, porque es la cultura de quienes lo pasaron muy bien en ese momento, y no es mi caso. Pero es imposible no tener nostalgia de la juventud propia, de un momento en que pod¨ªas sufrir mucho o pasarlo muy mal, pero ten¨ªas todo el mundo por delante, todas las posibilidades en tu cabeza y so?ar era important¨ªsimo. Tambi¨¦n es verdad que yo recuerdo un Madrid mejor que el que vivo actualmente. Quiz¨¢ sea una acci¨®n de la memoria, pero s¨ª que creo que hay p¨¦rdidas en esta ciudad y en nuestras vidas. Las condiciones materiales son mejores, pero el apoyo mutuo en los barrios se ha perdido casi por completo. Y luego hay una vivencia de lo sexual, de la diversi¨®n, de la b¨²squeda de la identidad que en aquellos a?os estaba impregnada de cierta clandestinidad que era muy atractiva. No digo que haya que volver a eso, faltar¨ªa m¨¢s, pero las cosas que se viven as¨ª est¨¢n impregnadas de un brillo especial. Era un tiempo duro y maravilloso, porque los contrarios se pueden dar al mismo tiempo sin ning¨²n problema.
?Una novela como la suya habr¨ªa podido publicarse y tener ¨¦xito en aquella Espa?a? En aquella Espa?a hab¨ªa gente escribiendo cosas s¨²per libres y formalmente mucho m¨¢s ambiciosas que La mala costumbre, con un contenido po¨¦tico y est¨¦tico tremendo. No s¨¦ si habr¨ªa tenido ¨¦xito, pero creo que s¨ª se habr¨ªa podido publicar. Otra cosa es que alguien hubiera querido.
En los ¨²ltimos meses la hemos visto charlando con Almod¨®var o entrevistada por Dua Lipa para su club de lectura. ?C¨®mo vive su parte mit¨®mana todos estos encuentros? Desde una perplejidad absoluta, sobre todo en el caso de Pedro. Cualquiera que haya le¨ªdo la novela sabe la influencia que Pedro tiene sobre m¨ª. Le debo mucho, muchas personas le debemos mucho. Su cine fue una puerta abierta la esperanza, a la posibilidad de una vida divertida, o una vida como la de cualquiera. En sus pel¨ªculas yo vi por primera vez a mujeres trans que ten¨ªan una vida como la de todo el mundo, con tragedias enormes y con alegr¨ªas enormes, con dramas, con comedia, con relaciones como las de cualquiera. Les pasaba lo mismo que a cualquier otro de sus personajes. Conocerlo es una de las cosas m¨¢s hermosas que me han sucedido gracias a la novela. Y a Dua Lipa le estoy muy agradecida. Es una mujer inteligent¨ªsima con la que da gusto hablar. Tiene una cabeza muy bien puesta y una conversaci¨®n maravillosa. Pero claro, a veces me veo desde fuera y pienso: ¡®?Qu¨¦ haces t¨² aqu¨ª, desgraciada, si ten¨ªas que estar en tu barrio?¡¯. Es extra?o y maravilloso.
?Y qu¨¦ tal lleva haberse convertido usted misma en referente? Mira, es que autodenominarse referente es una ordinariez con un castillo. Eso es algo que tienen que dibujar los dem¨¢s con la percepci¨®n que tienen de ti, y hace falta tiempo. Yo he escrito una novela que puede ser referencial en un punto concreto de la historia de la literatura, que es el presente. Eso no puedo negarlo porque la novela ha tenido cierto impacto. Pero hasta ah¨ª. El tiempo dir¨¢ d¨®nde termina Alana S. Portero, si en el vertedero de la historia, en alg¨²n huequito sentada en alguna parte o simplemente en la normalidad, que es el destino de cualquiera y est¨¢ muy bien as¨ª.
?La literatura puede salvarnos? Es algo un poco manido, pero s¨ª, yo estoy convencida porque a m¨ª me ha salvado. Para empezar, nos salva del tedio. Despu¨¦s, llena much¨ªsimas horas en las que podr¨ªan estar pas¨¢ndonos cosas terribles y lo que hacemos es conocer a otra persona, aprender, descubrir palabras nuevas y ponernos en la piel de los dem¨¢s. Nos salva de la ignorancia. No creo que la literatura nos haga mejores personas, pero s¨ª nos da herramientas para desenvolvernos mejor por el mundo. Eso es irrefutable. Y nos da referentes, personajes con los que nos identificamos, que nos proporcionan un lema al que agarrarnos durante un tiempo de nuestra vida.
?Y de qu¨¦ no puede salvarnos? De la vida y de la realidad. No te puede salvar de lo material, no te puede salvar de la opresi¨®n ni de la violencia. Te da tiempo, te resguarda un tiempo, pero la vida te est¨¢ esperando cuando el libro termina. Es un viaje que siempre se acaba. Ese es el problema.
Usted se form¨® como medievalista. ?Viajar a la Edad Media era un intento de escapar del presente? Tiene que ver con una pulsi¨®n rom¨¢ntica de vuelta al pasado m¨ªtico. Hay algo est¨¦tico y tambi¨¦n legendario. Yo me crie leyendo mitolog¨ªa y cuentos tradicionales. Me influyeron much¨ªsimo. Y despu¨¦s, como mi camino sigui¨® por el romanticismo y el romanticismo ten¨ªa grandes referencias medievales, se cre¨® un caldo de cultivo de fantas¨ªa. Adem¨¢s, yo descubr¨ª la m¨²sica medieval siendo adolescente, la m¨²sica de trovadores, la polifon¨ªa. Me volv¨ª loca. Descubrir a Hildegard Von Bingen fue como descubrir a Madonna, pero mil a?os atr¨¢s. Y lo estudi¨¦ por pura vocaci¨®n, con mucho amor, con mucha diversi¨®n. Lo disfrut¨¦ much¨ªsimo. Me pude dar ese capricho. Y la Edad Media me llamaba como me llamaban las sirenas.
La mala costumbre podr¨ªa haber sido una historia de revancha, un ajuste de cuentas. Pero lo que hay es much¨ªsima empat¨ªa. ?Ten¨ªa claro que quer¨ªa contar la historia de ese modo? S¨ª, me esforc¨¦ mucho en que fuese as¨ª. Hace tiempo que estoy pelead¨ªsima con el cinismo desde todos los puntos de vista: el cinismo pol¨ªtico, el est¨¦tico y el cultural. Y yo no quer¨ªa escribir un texto c¨ªnico. No quer¨ªa escribir un texto en el que se pasara por encima de los personajes, aunque fuesen los peores. Para nada. Y eso me lo ha dado la madurez. Quiz¨¢ antes yo no funcionaba como novelista porque era excesivamente c¨ªnica. Y ahora es todo lo contrario. Aunque en el libro se transita por pasajes muy oscuros, me empe?¨¦ en que fuese esperanzador. Al final de las aristas hay una mano tendida. Siempre hay alguien que te va a tender una mano. La propia vida te la tiende, o t¨² misma. Pero hay esperanza y posibilidad de redenci¨®n. No te digo que no haya un componente de venganza, porque tambi¨¦n lo hay. No soy una carmelita descalza. Hay algo de poner al mundo una lista de agravios. Decir: esto nos lo hab¨¦is hecho a much¨ªsimas personas, y ten¨¦is que saberlo. No pod¨¦is escurrir el bulto, porque voy a dejarlo por escrito. Incluso un poco por encima del hombro: os perdono, pero nos lo hab¨¦is hecho.
En los ¨²ltimos a?os se ha escrito mucha teor¨ªa sobre las vivencias de las personas LGTBIQ+. Da la sensaci¨®n de que usted conoce bien esa teor¨ªa, pero tambi¨¦n que emplea la empat¨ªa como forma de cortar el nudo para que no se convierta en un lastre. No s¨¦ si conozco toda la teor¨ªa, pero me he dado buenos banquetes te¨®ricos. Y estoy cansada de la teor¨ªa, muy cansada. Y no quiero faltar al respeto a las grandes te¨®ricas sobre la identidad y lo LGTBIQ+, porque hay gente que ha escrito cosas valios¨ªsimas, pero tambi¨¦n se han escrito muchas cosas que no valen para nada, que no han ayudado a nadie excepto a la carrera acad¨¦mica de quien las ha escrito. Lo digo muy abiertamente. Han embarrado el debate. Cuando observamos a las personas exclusivamente desde la lupa del ensayo deshumanizamos todo lo que sucede. Y hace falta tener una mano muy firme para escribir un ensayo en el que no se deshumanice al objeto de estudio. Creo que a trav¨¦s de lo narrativo nos entendemos mucho mejor, porque las personas somos narraciones con patas, somos narraciones vivas. La historia de cualquier persona tiene much¨ªsimos puntos de inter¨¦s, y ah¨ª es donde empezamos a encontrar lugares a los que agarrarnos. Hay te¨®ricas que esto lo han hecho muy bien, pero yo estoy muy cansada de la teor¨ªa, porque me parece que ya se ha convertido en una forma simplemente de exhibir lo que se sabe, pero no de ense?ar lo que se sabe. Y esto me carga, me produce un hast¨ªo enorme. La teor¨ªa no me impresiona. Cuando no est¨¢ al servicio del entendimiento se convierte en una exhibici¨®n l¨¦xica, ontol¨®gica y filos¨®fica que no me interesa.
?C¨®mo maneja el contacto con el p¨²blico? Acabo de de desaparecer de Twitter. No lo soportaba m¨¢s. Primero porque me parece que se ha convertido en una herramienta de enaltecimiento del fascismo, y no me apetec¨ªa seguir all¨ª. Entiendo que poder hacer esto es un privilegio, porque yo a Twitter le debo mucha y muy buena promoci¨®n. Pero es un privilegio del que ahora mismo puedo disfrutar. Segundo, porque yo viv¨ª momentos muy desagradables durante la tramitaci¨®n de la Ley Trans. No hablo de un tuit fuera de tono, sino de much¨ªsima violencia muy real. Y no estoy dispuesta a que eso me vuelva a pasar nunca. La violencia digital es violencia y afecta y condiciona tu vida. He necesitado poner esa barrera. Pero despu¨¦s, en el t¨² a t¨², en las firmas, intento dar todo lo que tengo a la gente que viene a hablar conmigo. Yo puedo escribir, pero si no me lee nadie, no hay Pedro Almod¨®var, ni Dua Lipa ni nada. Eso no se me puede olvidar. Adem¨¢s, me encanta hablar y escuchar a la gente.
?Se considera t¨ªmida? Soy muy t¨ªmida y sobre todo, soy una mujer muy acomplejada. Tengo much¨ªsimos complejos. Pero precisamente por eso creo que las interacciones que tengo son m¨¢s de verdad. Porque soy una persona fr¨¢gil, porque yo no estoy detr¨¢s de la mesa en una posici¨®n de poder. Y me muestro c¨®mo soy, como una persona que tiene, probablemente, m¨¢s miedo que la persona que est¨¢ hablando conmigo. Eso iguala el terreno y nos hace entendernos mejor.
?C¨®mo cree que la gente se imagina su vida? Para empezar, se imagina que tengo un poder adquisitivo que no tengo. Por ejemplo, el d¨ªa de la famosa foto con Pedro y con Dua Lipa en la cena, yo me fui a mi casa en autob¨²s. No es nada extraordinario, pero creo que pinta bien la situaci¨®n. Dua se fue a su hotel, Pedro a su casa en taxi, y yo me fui a M¨®stoles, primero en metro y luego en autob¨²s. Y despu¨¦s de esa cena tard¨¦ una hora en llegar a mi casa, con el traqueteo del autob¨²s. Esa es mi vida. Yo vivo en el mismo sitio en el que viv¨ªa. La diferencia es que yo ahora puedo pagar el alquiler sin problema, lo cual es much¨ªsimo cambio, pero ya est¨¢. Hay gente que se imagina que voy de fiesta en fiesta o que estoy escribiendo en un lugar maravilloso mirando por la ventana y dando sorbitos a un caf¨¦. Bueno, pues hago eso, pero viendo el patio de mi bloque. Tengo una vida bastante parecida a la que ten¨ªa, pero con menos problemas. Mi situaci¨®n material era desastrosa y ha mejorado dr¨¢sticamente. Me permite escribir, y no hacer nada m¨¢s que escribir. ?F¨ªjate si es un privilegio!
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