En Gucci, el cuento de hadas contin¨²a
La firma italiana presenta su nueva colecci¨®n a trav¨¦s de ¡®Epilogue¡¯, un proyecto multimedia que celebra la dimensi¨®n humana de la industria de la moda
Hace tiempo que el trabajo de Alessandro Michele como director creativo de Gucci va m¨¢s all¨¢ de las prendas o el dise?o. El creador romano, art¨ªfice de una aut¨¦ntica edad de oro para la firma de moda italiana (as¨ª lo dicen las cifras), ha sabido mantener un dif¨ªcil equilibrio. Por un lado, colecciones que reflejan el zeitgeist del momento ¨Cel debate del g¨¦nero, la fusi¨®n entre el pasado y el futuro, el culto al objeto, la identidad, la ruptura de clich¨¦s y la libertad¨C sin renunciar a seducir al p¨²blico sin cortapisas. No es solo cuesti¨®n de alternar proyectos experimentales y blockbusters, sino de hacerlo todo a la vez y salir airoso de la pirueta.
El no-desfile con que Gucci clausur¨® la primera edici¨®n digital de la semana de la moda de Mil¨¢n, el pasado viernes 17 de julio, es un ejemplo perfecto. Concebido como una narraci¨®n audiovisual en varias partes que alterna reflexiones en voz alta de Michele y sus colaboradores, im¨¢genes de dos enclaves romanos y, por supuesto, las prendas de su nueva colecci¨®n, llevaba un t¨ªtulo inquietante: Epilogue. Ep¨ªlogo. Pero, aclara el dise?ador, esta no es una colecci¨®n de despedida, sino un punto y seguido que pone fin a una trilog¨ªa de proyectos celebrados en los ¨²ltimos meses. El primero fue un desfile en febrero que permit¨ªa al p¨²blico colarse entre bambalinas para asistir a los preparativos de este aut¨¦ntico ritual de la moda. El segundo, ya durante el confinamiento, fue una campa?a autogenerada por los propios modelos. Y en el tercero, como si fuera un cuento de hadas, ha decidido que sean los propios art¨ªfices de la colecci¨®n quienes la luzcan ante el p¨²blico.
¡°Mi cuento de hadas en tres partes aspira a suscitar un cuestionamiento de las normas, los roles y las funciones que hacen que el mundo de la moda siga girando¡±, explica Michele en el comunicado difundido con motivo de la presentaci¨®n. Y, en efecto, hay un ejercicio de hacer visible la urdimbre oculta del sistema y la enorme cantidad de profesionales que intervienen en una colecci¨®n. Pero, como siempre en Gucci, tambi¨¦n hay ropa. Concretamente, 76 looks para ambos sexos que acumulan capas de significado. Prendas nuevas que parecen acarrear una historia anterior. Se mezclan los logos de la casa, las prendas pr¨¢cticas, los cl¨¢sicos de fondo de armario, los dise?os rescatados y el lujo de materiales, t¨¦cnicas y acabados. Tonos intermedios y sutiles ¨Cmostaza, aguamarina, teja¨C, texturas que van del punto de lujo al marab¨² o el vaquero, mocasines, sobreros y gafas de sol.
Esta sobredosis textil esconde una lecci¨®n precisa, porque de esta etapa de Gucci recordaremos tanto prendas concretas como un modo muy especial de llevarlas. Al final, la idea que de destila de toda esta euforia indumentaria no es confusi¨®n, sino libertad, que es exactamente lo contrario. A lo mejor el cuento de hadas de Michele reside en eso: en abrir la imaginaci¨®n del p¨²blico hacia formas de vivir la moda que, definitivamente, no exist¨ªan antes de su primer desfile en 2015.
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