¡°?Virgen todav¨ªa? ?Alguien te hizo da?o?¡±: As¨ª es mantener la virginidad tras los 25 en un mundo de ¡®incels¡¯ y PornHub
Presiones, expectativas y miedos rodean todav¨ªa un momento vital que muchos expertos cuestionan: ?existe realmente la virginidad como tal en el siglo XXI? ?Sigue siendo tan importante deshacerse de ella cuanto antes?
Cuando se habla de virginidad, dos ideas suelen venir a la cabeza: una est¨¢ conformada por im¨¢genes de santos y v¨ªrgenes mirando hacia el cielo con agon¨ªa; la otra se parece m¨¢s a la masculinidad t¨®xica y a la charla del vestuario de gimnasio con un concepto del sexo que mezcla inocencia y obscenidad. Ahora, en un momento en el que se habla de sexo m¨¢s que nunca (aunque, seg¨²n algunos, se practica m¨¢s bien poco), cuando se explora el espectro del g¨¦nero y cientos de millones de v¨ªdeos disponibles en la red representan y satisfacen cualquier fetiche, la virginidad en la d¨¦cada de la veintena sigue siendo un tema que puede provocar hilaridad en el que escucha y verg¨¹enza en el que lo expone.
Daniel, hombre heterosexual de 23 a?os de Lugano, en el sur de Suiza, explica a ICON a trav¨¦s de correo electr¨®nico: ¡°Yo solo quer¨ªa que los dem¨¢s entendieran mi condici¨®n y dejaran de decirme cosas est¨²pidas como ¡®al final encontrar¨¢s una chica¡¯. Nadie piensa en la verg¨¹enza que puede pasar un chico virgen ante una mujer y la posibilidad del rechazo¡±. Un estudio de Bar¨®metro Control de 2017 hecho a 2.000 espa?oles de entre 18 y 35 a?os arroja los 17,7 a?os como la media para la primera experiencia sexual, un nivel comparable con Reino Unido, Estados Unidos y Francia, seg¨²n datos oficiales. Los mismos resultados se?alan que m¨¢s del 86% de las personas en Espa?a pierden la virginidad entre los 14 y los 21 a?os. Solo el 6,5% se inician en el sexo entre los 21 y los 25.
Daniel no es virgen, pero eso no significa que no haya sufrido la presi¨®n y la expectativa que rodea el inicio de la actividad sexual. Su primera vez fue a los 17 a?os, con una prostituta, y desde entonces, ha tenido sexo dos veces m¨¢s, siempre con dinero de por medio. ¡°Ten¨ªa 17 a?os, pero ella no se dej¨® besar. La segunda s¨ª. Tuve mi primer beso a los 23¡å. No recuerda aquella primera vez con alegr¨ªa. ¡°Me sent¨ªa un poco mejor porque ten¨ªa una cosa menos de que avergonzarme, pero creo que si hubiera podido tener sexo sin pagar, sentir¨ªa m¨¢s confianza como hombre.¡±
La psicoterapeuta M¨®nica Fraca, directora del departamento de adultos, pareja y familia de Psic¨®logos Pozuelo, argumenta por tel¨¦fono que existe una enorme presi¨®n para que los hombres empiecen pronto la pr¨¢ctica sexual: ¡°Llegado el momento de iniciarse, corren el riesgo de sentirse evaluados y de cumplir ciertas expectativas, esto hace a menudo que comiencen su pr¨¢ctica sexual con inseguridad y miedo. En esos casos, muchos hombres se a¨ªslan o se escudan en una coraza de falsa confianza. Es m¨¢s frecuente que las mujeres con problemas sexuales busquen ayuda que los hombres. Culturalmente, parece que necesitan poder con todo. Entonces sufren en silencio este problema¡±. Daniel explica: ¡°Yo pienso que la culpa es m¨ªa por no superar mis miedos antes y ser tan introvertido¡±. Y se pregunta si hay parte de culpa en las mujeres que se ha cruzado. ?l mismo responde: ¡°No ser¨ªa justo obligarlas a estar con alguien que no les gusta¡±.
Se podr¨ªa decir que Daniel no est¨¢ solo, pero tambi¨¦n que quiz¨¢ no tenga la mejor compa?¨ªa. ?l es parte de una comunidad con miles de usuarios en internet conocida como los incel, o c¨¦libes involuntarios, donde las quejas por permanecer virgen o los lamentos por la soledad y el aislamiento comparten espacio con memes mis¨®ginos donde las mujeres son retratadas como seductoras y manipuladoras. ¡°Yo buscaba ayuda en las comunidades incel, pero solo encontr¨¦ odio hacia las mujeres y mensajes que me hicieron sentir peor¡±, confiesa Daniel. Se refiere al conjunto de ideas sobre sexo, relaciones, determinismo biol¨®gico, machos alfa, chantaje emocional, manipulaci¨®n psicol¨®gica y victimizaci¨®n ante el feminismo que parecen definir el movimiento. El t¨¦rmino incel y la subcultura que lo rodea cobraron protagonismo por primera vez en 2014, cuando Elliot Rodger, un joven sexualmente frustrado de 22 a?os, mat¨® a 6 personas e hiri¨® a 14 en California antes de quitarse la vida.
Absurdo, retr¨®grado y poco apropiado
¡°Hab¨ªa momentos en los que me sent¨ªa un poco fuera del grupo cuando mis amigas hablaban de novios o de l¨ªos, y tambi¨¦n cuando ellas empezaron a perder su virginidad. Yo no ten¨ªa nada que aportar en esas conversaciones¡±, confiesa Dante, un chico gay de 26 a?os de los alrededores de Madrid, quien comenz¨® a tener relaciones sexuales hace dos a?os. Una de las grandes sorpresas para Dante despu¨¦s de su primera experiencia con otra persona fue que tener sexo ¡°no era para tanto¡±. Denis Pascon, un sex¨®logo con su consultorio en Madrid, comenta a ICON que lo que se entiende como virginidad es algo con m¨¢s significado cultural que biol¨®gico. ¡°En nuestra cultura, el concepto de virginidad es, t¨¦cnicamente, el acto de penetraci¨®n de un hombre a una mujer, y hace referencia particularmente a la mujer¡±, se?ala el psic¨®logo. ¡°Actualmente, representa un concepto absurdo, retr¨®grado y poco apropiado¡±.
El psic¨®logo, especializado en sexolog¨ªa de la poblaci¨®n LGTB, recuerda que de ni?o en su Italia natal todav¨ªa exist¨ªa la tradici¨®n de colgar de las ventanas las s¨¢banas ensangrentadas de la noche de bodas para demostrar la rotura del himen. Pascon indica que lo que para algunos se podr¨ªa ver como una costumbre campechana, no es m¨¢s que una forma de violencia sexual. ¡°Las generaciones m¨¢s j¨®venes entienden un significado m¨¢s amplio, definiendo la virginidad como la primera experiencia sexual¡±, reflexiona el sex¨®logo, quien resalta que lo que comenz¨® como un sistema patriarcal para controlar la sexualidad se hace difuso una vez que se sale de la normativa cisg¨¦nero y heterosexual. Por ejemplo, el tema de la penetraci¨®n. ?Cuenta la masturbaci¨®n mutua como p¨¦rdida de la virginidad? ?Qu¨¦ pasa si no se llega al orgasmo?
Dante opina que a¨²n existe una obsesi¨®n entre los adolescentes, independientemente del g¨¦nero y de la orientaci¨®n sexual, sobre la primera vez. Admite que en su c¨ªrculo de amistades existe una presi¨®n por mantener cierto ritmo de relaciones sexuales. No obstante, hasta ahora sus parejas han sido muy comprensivas con su inicio tard¨ªo. ¡°Creo que es algo m¨¢s predominante en el ¨¢mbito heterosexual. En el mundo homosexual hay m¨¢s tolerancia a la virginidad y se comprende que cada uno lleva su ritmo¡±.
Pascon recuerda una conversaci¨®n que mantuvo hace poco con un amigo. ¡°Estaba tan emocionado la primera vez que tuvo relaciones sexuales con una mujer que fue directo a cont¨¢rselo a su madre¡±. La presi¨®n sobre la primera vez, opina ¨¦l, es algo que se ve principalmente entre los hombres heterosexuales, ya que el objetivo no es tanto sentir placer, sino ser parte de un grupo mayoritario. Esto termina produciendo todo tipo de complejos que perjudican el disfrute sexual. ¡°Muchos de los problemas sexuales de los hombres est¨¢n vinculados con la ansiedad hacia el sexo, como la eyaculaci¨®n precoz o la disfunci¨®n er¨¦ctil¡±, comenta Pascon, mientras las mujeres presentan m¨¢s a menudo problemas relacionados con el deseo sexual. ¡°Si aprendi¨¦ramos a considerar la sexualidad como un lenguaje, podr¨ªamos entender cu¨¢n importante es que las personas lo desarrollen correctamente, aprendan sus reglas y que experimenten con este lenguaje¡±, recalca Pascon.
La sexualidad y m¨¢s all¨¢
¡°Es curioso, es como si hubiera un rango de edad para pasar de un prejuicio a otro¡±, comenta por correo electr¨®nico Alondra, una mujer de 28 a?os que vive en Guanajuato, M¨¦xico. ¡°Al principio me dec¨ªan: ¡®?Guau, eres virgen, eres especial, eso vale mucho!¡¯. Despu¨¦s de los 25 a?os era: ¡®?Virgen todav¨ªa? ?Est¨¢s enferma? ?Alguien te hizo da?o?¡¯. Pas¨¦ del ideal de la esposa perfecta a una da?ada¡±.
Alondra recuerda c¨®mo en la universidad ten¨ªa que inventar experiencias sexuales para encajar en su c¨ªrculo de amistades. Una publicaci¨®n en Facebook burl¨¢ndose de la gente asexual le hizo indagar sobre el tema y descubrir la identidad con la que se siente c¨®moda. ¡°No siento atracci¨®n sexual hacia las personas, sin embargo, soy perfectamente capaz de sentir afecto, amor y atracci¨®n est¨¦tica por los hombres, ?de hecho soy bastante enamoradiza!¡±, comenta la mexicana. En ocasiones lo intent¨® con diferentes chicos que le gustaban, sin resultado. ¡°Decid¨ª no forzarlo, porque mis parejas sent¨ªan que no me parec¨ªan atractivos. Yo los amaba, los encontraba atractivos, pero no me apetec¨ªa tener sexo con ellos¡±.
¡°La mayor¨ªa asocia la asexualidad a un evento traum¨¢tico o a alguna enfermedad. La realidad es que somos personas en perfectas condiciones¡±, reflexiona la mexicana. ¡°Por mi parte, me hubiera gustado saber lo que era desde antes y evitar el da?o que le hice a la gente con la que form¨¦ v¨ªnculos¡±. Hay todo un abanico en el espectro del g¨¦nero y la sexualidad, donde a la gente demisexual se le suele poner ¡ªpara bien o para mal¡ª a mitad del camino que lleva a la asexualidad. Paulina es una mujer demisexual de 39 a?os que explica su identidad en los siguientes t¨¦rminos: ¡°Vivimos la sexualidad como cualquier persona, con fantas¨ªas, fetiches e intensidades diversas; la ¨²nica diferencia es que nuestra psique y cuerpo requieren de un v¨ªnculo emocional s¨®lido y fuerte para que esta se exprese plenamente¡±.
¡°Durante toda mi juventud, me sent¨ª fuera de lugar por mis relaciones sexoafectivas¡±, escribe Paulina por correo electr¨®nico.¡±Llegu¨¦ incluso a considerar si padec¨ªa alg¨²n trastorno de frigidez¡±. Hasta los 29 a?os no encontr¨® a alguien con quien conectar. ¡°Entonces logr¨¦ disfrutar de mi sexualidad plena e intensamente¡±. Cuando Paulina era joven, no exist¨ªa esta conversaci¨®n, as¨ª que el hallazgo de su identidad ha sido un descubrimiento reciente. Sobre la aceptaci¨®n de los dem¨¢s cuando ha explicado sus sentimientos sexuales, es concisa: ¡°Resulta muy cansado hacer de pedagoga¡±.
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