La vida tras el porno: Simon Rex, el actor que revive su pasado para redimirse de ¨¦l
Era un ¨ªdolo adolescente olvidado y un paria de la industria, pero ¡®Red Rocket¡¯ le ha dado premios y las mejores cr¨ªticas de su vida. Realidad y ficci¨®n se mezclan en una pel¨ªcula que tambi¨¦n pone sobre la mesa c¨®mo la pornograf¨ªa ha saltado de las pantallas a la vida

Es posible que el actor Simon Rex (San Francisco, 47 a?os) sea la ¨²ltima persona en la historia de Hollywood que crey¨® que pod¨ªa rodar cuatro pel¨ªculas porno, encontrar despu¨¦s la fama y vivir en un mundo en el que aquello no saliese a la luz. Ocurri¨® en 1993, cuando ¨¦l ten¨ªa 19 a?os, limpiaba mesas y, desesperado por mantenerse a flote, respondi¨® a un anuncio en un peri¨®dico de Los ?ngeles en el que se buscaban modelos para posar desnudos. Aquello se tradujo en cuatro cintas con t¨ªtulos no precisamente cr¨ªpticos (Joven, duro y solo, por ejemplo, o Sesiones calientes I, II y III) que pocos a?os despu¨¦s, cuando Rex se convirti¨® en una celebridad en Estados Unidos, fueron reeditadas y vieron la luz gracias a internet.
Rex se convirti¨® as¨ª en el ep¨ªtome de la estrella con pasado oculto que nace en los albores de una nueva era que le pilla por sorpresa: una en la que ya nada que haya sido grabado, escrito o dicho puede olvidarse. Y si ahora Rex est¨¢ hablando de nuevo de ese tema que eludi¨® durante a?os es porque, como si fuese un exorcismo, da vida a un actor porno en Red Rocket, la nueva pel¨ªcula de Sean Baker, que en Tangerine (2015) o The Florida Project (2017) retrat¨® los sue?os y esperanzas del lumpen que sobrevive tras los neones de Las Vegas o Disneylandia. Red Rocket, que llega en mayo a Espa?a, ha hecho que Rex, que en la cumbre de su fama fue una cara bonita, en su declive un chiste y durante los ¨²ltimos a?os un paria, se lleve algunas de las mejores cr¨ªticas del a?o, el premio a mejor actor en los Independent Spirit Awards y, de paso, se reconcilie con la parte m¨¢s turbia de su pasado.
Tres casualidades seguidas
La biograf¨ªa de Simon Rex (exceptuando lo del porno) se parece a la de muchos otros j¨®venes fotog¨¦nicos que est¨¢n en el lugar apropiado en el momento correcto. Acompa?ando a su novia de juventud a un casting de modelos, el director de una agencia se fij¨® en ¨¦l. El di¨¢logo es tan habitual que parece un clich¨¦: ¡°?Qui¨¦n es ¨¦l?¡±. ¡°No es modelo, solo me est¨¢ acompa?ando¡±. La siguiente escena, otro clich¨¦: Simon Rex vuela hacia Mil¨¢n.
En 1995 posaba en campa?as de marcas como Tommy Hilfiger y coincid¨ªa en desfiles y fiestas con Mark Ronson, entonces tambi¨¦n modelo. Ese mismo a?o la cadena MTV reclam¨® a Markus Schenkenberg, uno de los maniqu¨ªes m¨¢s famosos de los noventa, para hacerle una prueba como presentador, pero como este no pod¨ªa acudir, su agencia mand¨® a Rex en su lugar. Durante dos a?os, Rex se convirti¨® en esa popular figura que introduce v¨ªdeos musicales (cuando se emit¨ªan por televisi¨®n) y entrevista a artistas, a menudo sin camiseta, para poder mostrar un f¨ªsico privilegiado ganado un poco en el gimnasio, un poco gracias a los genes .

Rex estaba acostumbrado a la vida err¨¢tica: nacido en San Francisco de unos padres jipis (ella, activista medioambienta; ¨¦l, fot¨®grafo), se dir¨ªa que solo se dej¨® llevar por el suave mecer de las oportunidades desde el restaurante en el que limpiaba mesas a las fiestas de MTV. Confirmado su brillo como presentador en la cadena musical que defini¨® la est¨¦tica y el sentir juvenil de los a?os noventa, la interpretaci¨®n llam¨® muy pronto a su puerta. Seg¨²n revel¨® en una entrevista a The New York Magazine, Gus Van Sant fue uno de los espectadores que se enamoraron de esa mezcla de cuerpo de dios griego y car¨¢cter de ni?ato a trav¨¦s de la pantalla y lo llam¨® para una prueba para un papel secundario en El indomable Will Hunting (1997). Fue un desastre, pero intuyendo algo de potencial en aquel chico, Van Sant le recomend¨® ir a clases de interpretaci¨®n antes de seguir buscando.
La revelaci¨®n de aquellos v¨ªdeos de juventud lo sorprendi¨® en esta ¨¦poca. La productora due?a de las pel¨ªculas originales encontr¨® un fil¨®n al tener a una estrella inesperada en su cantera y en un momento en el que ya empezaba a ser popular el intercambio de archivos en la Red ¡ªespecialmente los de contenido pornogr¨¢fico, tras la filtraci¨®n de la cinta sexual de Pamela Anderson y Tommy Lee¨D. Escenas sueltas en las que se pod¨ªa ver a Simon Rex masturb¨¢ndose mientras de fondo sonaba m¨²sica de ascensor se hicieron muy populares en internet.
?Las consecuencias? Podr¨ªa haber sido peor. Seg¨²n Rex declar¨® en una entrevista en el audio Allegedly, Disney cancel¨® un proyecto en el que estaba trabajando con la joven estrella. Pero la televisi¨®n le dio la oportunidad de ejercer como secundario en series de ¨¦xito como Jack & Jill (un remedo de Friends que en Espa?a emiti¨® Canal +) o Felicity (Telecinco). Aunque aquellas cintas estuviesen orientadas a un p¨²blico gay, no hab¨ªa ning¨²n contacto de Rex con otro hombre. En la conversaci¨®n con Allegedly, el actor confiesa que en MTV, tras salir a la luz las cintas, le preguntaron: ¡°?Tienes en ellas sexo con otras personas?¡±. Si Rex hubiese aparecido teniendo relaciones con otros chicos, probablemente su carrera hubiese terminado ah¨ª.
Entre Hollywood y el valle de San Fernando
La m¨ªstica del porno ha seducido a Hollywood desde sus inicios, desde que en los despachos se susurraba que alguien hab¨ªa visto a Joan Crawford o Marilyn Monroe en supuestas pel¨ªculas pirata de contenido expl¨ªcito (las entonces llamadas stag films) antes de ser famosas. Greta Garbo hizo ese camino al rev¨¦s: la ¨²ltima pel¨ªcula en la que apareci¨® fue una cinta porno gay llamada Adam & Yves, de 1974, pero ella no lo sab¨ªa (fue grabada paseando por la calle en una escena de flashback que, obviamente, no tiene nada de pornograf¨ªa). Poco despu¨¦s de ese a?o se estrenaba Rocky (1976), la pel¨ªcula que convirti¨® en estrella a Sylvester Stallone y que despert¨® inter¨¦s por un producto de bajo presupuesto y car¨¢cter pornogr¨¢fico que hab¨ªa rodado seis a?os antes, Party at Kitty and Stud¡¯s. En 2022 est¨¢ triunfando Pam & Tommy, la serie sobre la mencionada cinta de la estrella televisiva y el rockero, distribuida a nivel internacional por Disney. Y cuando el influjo del porno ha llegado a Disney, es se?al de que el porno ya ha permeado en todas partes.

¡°Esta serie refleja esa fascinaci¨®n masiva ante el robado de im¨¢genes de contenido sexual generadas en la intimidad, frente a la apat¨ªa que puede llegar a suscitar la imagen sexual creada expresamente para ser consumida¡±, opinan Elisa McCausland y Diego Salgado. Ambos son cr¨ªticos de cine, ella especializada en cultura popular, ¨¦l uno de los autores del tratado Porno: ven y mira. ¡°Ver a personas c¨¦lebres por una codificaci¨®n consensuada y aceptada de su imagen a nivel p¨²blico envueltos en una situaci¨®n de estricta intimidad les hermana de inmediato con la nuestra¡±.
?Y que hay del ¨¦xito enorme que siguen teniendo las escenas de Simon Rex, de calidad borrosa y contenido mon¨®tono, cuando existen cientos de millones de escenas de mejor calidad y piruetas m¨¢s expl¨ªcitas? ¡°Achacamos mayor grado de realidad a una imagen deficiente en comparaci¨®n al simulacro que asociamos con la imagen demasiado perfecta. Cuando consumimos v¨ªdeos filmados industrialmente, lo que buscamos en ellos casi con desesperaci¨®n para culminar un orgasmo son los instantes de verdad; un estremecimiento, una sonrisa, una l¨¢grima¡±.
Esto lo confirma un momento clave de aquellos v¨ªdeos de Rex, que recoge Michael Ferguson en el libro Idol Worship: A Shameless Celebration of Male Beauty in the Movies (Veneraci¨®n del ¨ªdolo: una celebraci¨®n desvergonzada de la belleza masculina en las pel¨ªculas) y es tan prof¨¦tico que hoy parece parte de un guion: despu¨¦s de que Rex termine una de sus escenas, y aparentemente desconocedor de que la c¨¢mara a¨²n graba, dice a alguien del equipo: ¡°Odio hacer esto, pero hay que pagar las facturas, as¨ª que me la puedo sacudir a cambio de dinero. No me importa. Mientras nadie me toque, no importa. ?Espero que esto no vuelva a atormentarme cuando sea famoso!¡±.
¡°Hagamos una peliculita¡±
El papel de Simon Rex en Red Rocket es uno de los regresos triunfales m¨¢s inesperados de los ¨²ltimos a?os en Hollywood. Nadie se acordaba de ¨¦l y, si lo hac¨ªa, no era con buen sabor de boca: en el siglo XXI Rex se hab¨ªa convertido en rapero, en protagonista de anuncios infames que solo aceptaba por dinero y en un personaje de la cr¨®nica rosa m¨¢s famoso por alternar con Paris Hilton que por sus pel¨ªculas. Tuvo ¨¦xito con un par de entregas de la saga Scary Movie, pero cuando se estren¨® la quinta parte, ¨¦l ya ni aparec¨ªa en el p¨®ster. Cuando subi¨® a recoger el premio a mejor actor en la gala de los Independent Spirit Awards, que premian a lo mejor del cine independiente, lo primero que exclam¨® fue: ¡°?Pero qu¨¦ co?o?¡±. Y despu¨¦s le dedic¨® estas palabras al director Sean Baker: ¡°Me diste una oportunidad cuando ni siquiera me devolv¨ªan las llamadas para hacer anuncios de seguros¡±. ¡°Mi carrera estaba en el retrete¡±, continu¨®. ¡°Me hab¨ªa ido a vivir a Joshua Tree [zona des¨¦rtica al sur de California] y pens¨¦ que todo hab¨ªa terminado hasta que me llam¨® Sean y me dijo: ¡®T¨² no vas a ganar dinero con esto y yo tampoco, pero hagamos una pel¨ªcula peque?ita¡±.

Las pel¨ªculas sobre estrellas porno han servido para dar una nueva oportunidad a actores que la industria nunca se hab¨ªa tomado demasiado en serio. El caso de Simon Rex recuerda al de Mark Wahlberg en Boogie Nights (1997), la cinta con la que Paul Thomas Anderson se hizo conocido y dio al actor las mejores cr¨ªticas de su carrera. Tras una serie de tropiezos y fracasos, Val Kilmer tambi¨¦n recogi¨® buenas cr¨ªticas por dar vida al pornstar John Holmes (famoso por tener un pene tan grande que acab¨® arruin¨¢ndole la vida) en Wonderland (2003). Todos ellos eran papeles complicados, a veces con exigencias que har¨ªan a otros actores darse media vuelta (tanto en Boogie Nights como en Red Rocket se ve con detalle el miembro de sus protagonistas, en ambos casos una pr¨®tesis) pero que son ideales para alguien que, como Rex, Wahlberg o Kilmer, no ten¨ªan nada que perder. La lectura es obvia: una interpretaci¨®n desesperada de un papel desesperado nos regala, como espectadores, una sensaci¨®n inmediata de verdad.
Comparar Red Rocket y Boogie Nights tambi¨¦n sirve para medir el modo en que el porno ha invadido todos los aspectos de la cultura y de nuestra intimidad. En una de las mejores secuencias de Boogie Nights, en el primer polvo entre el personaje de Mark Wahlberg y el que interpreta Julianne Moore, hay tanta qu¨ªmica entre ellos que olvidan que est¨¢n en un plat¨® y ella le invita a hacerle el amor y olvidar las piruetas. En Red Rocket ocurre al contrario: el personaje de Simon Rex solo sabe follar como lo har¨ªa su alter ego, convirtiendo la intimidad en un coito coreografiado y dialogado como el de un plat¨®. Alberto Mira, estudioso del cine y profesor en la Oxford Brookes University (que incluy¨® Red Rocket en su lista de mejores pel¨ªculas vistas en 2021), encuentra curioso que el filme lo protagonice precisamente un actor que vivi¨® y sufri¨® la transformaci¨®n del antiguo porno al moderno. ¡°En la pel¨ªcula, ¨¦l ya es una reliquia del pasado. Las historias sobre porno se han quedado anticuadas porque las din¨¢micas que planteaban (la trama, la puesta en escena, las tipolog¨ªas) han quedado desfasadas. Pero la cultura pornogr¨¢fica en general sigue y est¨¢ en todas partes. De una manera abstracta, todo, especialmente las redes sociales, funcionan como la pornograf¨ªa. As¨ª que la pregunta que nos hagamos deber¨ªa ser: ?sigue el porno siendo porno cuando ya est¨¢ en todas partes?¡±.
¡°Existen pel¨ªculas sobre el paradigma actual de la industria del porno tan celebradas como Pleasure (2021), de la directora sueca Ninja Thyberg¡±, se?alan McCausland y Salgado, ¡°no precisamente rom¨¢nticas en su descripci¨®n del ambiente del porno, especialmente de las actrices. Como tampoco lo es Red Rocket: los comentarios sobre la industria que hace el protagonista hablan de un mundo en crisis. Si Boogie Nights pod¨ªa permitirse ser rom¨¢ntica es porque, nos guste o no, el cine pornogr¨¢fico fue sin¨®nimo en los setenta de emancipaci¨®n y libertad. En la actualidad, la industria ya no puede vestirse de esos valores¡±. Red Rocket, en realidad, no habla de valores. Su protagonista es tan amoral como encantador y el espectador se siente inc¨®modo encontrando tanto brillo en ¨¦l. Durante la pel¨ªcula, por cierto, Donald Trump se presenta a las elecciones. Pornograf¨ªa y democracia.
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