Pas¨¦ por Francia y nadie llevaba mascarilla
Supongo que no debemos subestimar la capacidad humana de olvidarse de todo, y m¨¢s en vacaciones
Lo del titular es as¨ª, atraves¨¦ el sur de Francia en coche y nadie llevaba mascarilla. Nadie es nadie, no es un modo de hablar. No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ en otras zonas, pero ya en una gasolinera en Montpellier no me lo cre¨ªa, clientes y empleados pasaban de todo, la gente se te pegaba en la fila. En Niza fue la apoteosis: la ¨²nica mascarilla que vi fue una tirada en el suelo. Cientos de turistas se apelotonaban alegremente en los restaurantes sin ninguna distancia, ni social ni asocial. Cuando preguntamos en el hotel no sab¨ªan a qu¨¦ ven¨ªa tanta preocupaci¨®n. En Francia la mascarilla no es obligatoria, solo en el transporte p¨²blico y poco m¨¢s. Viniendo de Madrid causaba mucha impresi¨®n. D¨¢bamos el cante circulando con mascarilla. Por nuestra parte, te entraban ganas de irte corriendo al hotel, que es lo que hizo parte de nuestro grupo. Se acostaron sin cenar. Fue como retroceder en el tiempo, a cuando empez¨® todo y al que no le hab¨ªa tocado a¨²n no se lo cre¨ªa. Lo extra?o es que Francia ha tenido m¨¢s muertos que Espa?a, casi 30.000, pero se ve que cada pa¨ªs lo vive a su manera. Siguiendo el viaje, en Italia la cosa volv¨ªa a cambiar, casi todo el mundo con mascarilla, al menos por la autopista.
Es curioso lo que uno llega a creer viendo las noticias, que todo el mundo est¨¢ igual que t¨², que la realidad guarda cierta coherencia, que todo est¨¢ perfectamente controlado. Pero no. Cada Gobierno, cada prensa, cada comunidad, conforma una percepci¨®n del problema. Sin salir de Espa?a, ya algunos amigos me contaban que en sus ciudades no era para tanto, y debo decir que en Barcelona ya flip¨¦ bastante. En el centro reinaba bastante cachondeo. Por la noche vi bares de copas llenos, mogoll¨®n de gente abri¨¦ndose paso a codazos en la barra. Fue como sentirse paleto al rev¨¦s de toda la vida, saliendo de Madrid al resto del mundo y viendo que las cosas son de otra manera, que te toman por ingenuo. En una farmacia preguntamos si esto era normal y la mujer estaba escandalizada porque la mayor¨ªa de los turistas van a su bola, pero dec¨ªa que fuera del centro la gente de Barcelona s¨ª lleva mascarilla. A los cuatro d¨ªas la Generalitat anunci¨® que era obligatoria, con multas de 100 euros. No me extra?¨®.
Si ya te haces un l¨ªo con los expertos, a m¨ª esto me ha acabado de descolocar. Seg¨²n lo que nos han dicho, si ahora no veo una oleada de rebrotes en Niza ya no sabr¨¦ qu¨¦ pensar. Casi es para presentar una reclamaci¨®n a Fernando Sim¨®n. Al mismo tiempo, si realmente en Francia no pasa nada me sentir¨¦ mucho m¨¢s tranquilo, como si no fuera para tanto y me pudiera relajar. Porque lo que es contagioso es ver a todo el mundo sin mascarilla, inmediatamente te entran ganas de quit¨¢rtela. Pero es que recuerdo que s¨ª era para tanto, nos pasamos dos meses encerrados contando muertos. Supongo que no debemos subestimar la capacidad humana de olvidarse de todo, y m¨¢s en vacaciones. Y en Francia debe de haber algo m¨¢s en el car¨¢cter nacional. En 1832 lleg¨® a Par¨ªs una terrible epidemia de c¨®lera desde India, aunque tard¨® 15 a?os en hacer el viaje. Chateaubriand se asombraba de c¨®mo se lo tomaba la gente: ¡°El c¨®lera nos lleg¨® en un siglo de filantrop¨ªa, de incredulidad, de peri¨®dicos, de Gobierno laico. Se pase¨® con aire burl¨®n a plena luz del d¨ªa, en un mundo totalmente nuevo, acompa?ado de su bolet¨ªn, que refer¨ªa los medios que se hab¨ªan empleado contra ¨¦l, el n¨²mero de v¨ªctimas que hab¨ªa causado, en qu¨¦ fase estaba, las precauciones que hab¨ªa que tomar para protegerse de ¨¦l, lo que hab¨ªa que comer, c¨®mo conven¨ªa vestirse. Y cada cual segu¨ªa dedic¨¢ndose a sus menesteres, y las salas de espect¨¢culo estaban llenas¡±
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.