Juan Carlos Campo, un juez dialogante en la diana
El ministro de Justicia apura dos semanas en las que se ha metido en delicados charcos pol¨ªticos
A Juan Carlos Campo Moreno, actual ministro de Justicia y juez desde hace 33 a?os, parece gustarle m¨¢s la gesti¨®n de la cosa p¨²blica que dictar sentencias penales, su especialidad antes en la Audiencia de C¨¢diz y ahora como magistrado en excedencia de la Audiencia Nacional. Desde que aprob¨® la oposici¨®n a juez en 1987 se ha quitado la toga en varias ocasiones para ocupar altos cargos en la Junta de Andaluc¨ªa y en el Gobierno central ¡ªfue secretario de Estado de Justicia con el expresidente Zapatero (2009-2011)¡ª.
Fue su prolija e intensa labor en la ¨²ltima campa?a electoral socialista, u...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
A Juan Carlos Campo Moreno, actual ministro de Justicia y juez desde hace 33 a?os, parece gustarle m¨¢s la gesti¨®n de la cosa p¨²blica que dictar sentencias penales, su especialidad antes en la Audiencia de C¨¢diz y ahora como magistrado en excedencia de la Audiencia Nacional. Desde que aprob¨® la oposici¨®n a juez en 1987 se ha quitado la toga en varias ocasiones para ocupar altos cargos en la Junta de Andaluc¨ªa y en el Gobierno central ¡ªfue secretario de Estado de Justicia con el expresidente Zapatero (2009-2011)¡ª.
Fue su prolija e intensa labor en la ¨²ltima campa?a electoral socialista, unida a su bagaje como diputado en distintas comisiones del Congreso, lo que llev¨® a Pedro S¨¢nchez a ficharlo como relevo de la exministra Dolores Delgado, designada Fiscal General del Estado. En las ¨²ltimas semanas, anda en el foco a cuenta de los indultos a los secesionistas catalanes, la renovaci¨®n de los m¨¢ximos ¨®rganos de la judicatura y, sobre todo, por el veto del Gobierno a la presencia del rey Felipe VI en la entrega de despachos a los nuevos jueces de la Escuela Judicial de Barcelona. Est¨¢ en la diana de los dardos de la oposici¨®n.
Sus conocidos de la judicatura alaban de Campo su inteligencia, laboriosidad y buena cabeza jur¨ªdica, y, sobre todo, su capacidad de di¨¢logo en un escenario complicado por la minor¨ªa parlamentaria del Gobierno de coalici¨®n. Gracias a ese tes¨®n logr¨® que el Parlamento aprobase medidas de funcionamiento de la justicia durante la pandemia. Es capaz de poner de acuerdo a gentes de distintas ideolog¨ªas. Ferviente dem¨®crata, en los momentos m¨¢s duros del plomo etarra redact¨® una tesis en la que abogaba por la aplicaci¨®n del derecho frente a la ley del tali¨®n de los GAL.
Nacido en Osuna (Sevilla), a punto de cumplir 60 a?os, divorciado y padre de dos hijas, a Campo se le vio este verano a pie de playa y en ba?ador en C¨¢diz, de charla distendida con el expresidente andaluz Manuel Ch¨¢vez, su mentor pol¨ªtico junto al tambi¨¦n expresidente Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n. Un tr¨ªo de amigos largamente consolidado en el que, para su disgusto, los dos mandatarios han acabado condenados en la causa de los ERE de Andaluc¨ªa. Mantiene tambi¨¦n buena sinton¨ªa con el vicesecretario de Justicia del PP, Enrique L¨®pez.
Su estancia en el ministerio no est¨¢ siendo f¨¢cil. Se encuentra metido en casi todos los charcos pol¨ªticos, de los que, no obstante, entra y sale ¡°guiado por su astucia, locuacidad y car¨¢cter afable¡±, le conceden sus cr¨ªticos y avalan sus amigos. S¨ª le enfad¨®, cuentan estas fuentes, que al comienzo de la legislatura el vicepresidente Iglesias le tildara de ¡°machista frustrado¡± por poner peros t¨¦cnicos y jur¨ªdicos al contenido de Ley de Libertad Sexual que abander¨® la ministra de Igualdad, Irene Montero. Pero tiene arraigada, al menos p¨²blicamente, la virtud de la mesura, y procura no exteriorizar ni la acritud ni la complacencia. ¡°Algunos ministros deber¨ªan estar m¨¢s callados (...) Solo queremos ayudar a mejorar la ley¡±, respondi¨® para templar ¨¢nimos y no dar alas a la derecha. Siempre ha salido al paso, en defensa de los magistrados, de las cr¨ªticas de Unidas Podemos a la justicia.
Antes de la polvareda que ha levantado la ausencia del Rey en Barcelona, Campo manten¨ªa buena sinton¨ªa con Carlos Lesmes, elevado en diciembre de 2013 a la c¨²spide de la carrera judicial por el Partido Popular de Mariano Rajoy como presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Han acabado a la gresca: en privado se culpan mutuamente de la tormenta desencadenada.
Campo es hoy adem¨¢s el ariete del Gobierno para romper el bloqueo del PP a la renovaci¨®n del CGPJ, ¨®rgano que elige a los miembros de la c¨²pula judicial espa?ola. Los 21 vocales ¡ªla mayor¨ªa conservadores¡ª llevan casi dos a?os de pr¨®rroga en sus cargos. Campo no escatima cr¨ªticas al PP: asegura que no renovar el Consejo da?a la instituci¨®n y vulnera el mandato constitucional. Pero, en este asunto, tiene ahora un problema con la m¨¢xima jur¨ªdica de no ir contra los actos propios: ¨¦l mismo fue vocal entre 2001 y 2008 de un Poder Judicial que tambi¨¦n tard¨® dos a?os m¨¢s de los cinco debidos en renovarse por el mismo motivo que ahora. Con Campo en su seno, aquel Consejo efectu¨® una treintena de nombramientos de altos cargos judiciales.
El ministro tiene ahora su mente ocupada en la casi imposible misi¨®n de convencer al PP para que permita con sus votos alcanzar los tres quintos de la C¨¢mara necesarios para cambiar la composici¨®n del CGPJ. Tarea dif¨ªcil: su intenci¨®n es que la actual mayor¨ªa conservadora sea sustituida por una progresista acorde con la correlaci¨®n de fuerzas vigente en el Parlamento. Casi convenci¨® al secretario de Justicia del PP, Enrique L¨®pez, pero el presidente popular, Pablo Casado, trunc¨® in extremis el acuerdo. De ah¨ª que S¨¢nchez e Iglesias est¨¦n sopesando modificar la ley para conseguir una mayor¨ªa de vocales progresistas.
Mientras llega una soluci¨®n definitiva, Campo sigue volcado en convencer a la oposici¨®n y a sus aliados parlamentarios para modificar la ley y entregar a los fiscales la instrucci¨®n de las causas penales, entre otros proyectos con los que quiere agilizar y hacer m¨¢s eficaz la justicia.