El viaje migratorio de Pedro S¨¢nchez
La idea de que Espa?a pod¨ªa liderar una nueva pol¨ªtica migratoria de los pa¨ªses del sur se dio pronto de bruces con la realidad. En solo dos a?os, la ¡®realpolitik¡¯ y las directrices de Bruselas han conducido a pol¨ªticas de control, sin reparto solidario de inmigrantes y que no responden a las necesidades de un continente envejecido
Un abismo de solo dos a?os y medio separa los destinos de Abdoul, un joven de Sierra Leona de 16 a?os, y del marroqu¨ª Yassin Esadik, de 23. El primero desembarc¨® del Aquarius en Valencia en junio de 2018. Alfombra roja en el puerto, 600 periodistas, despliegue humanitario y una Administraci¨®n coordinada y volcada en acelerar tr¨¢mites y acogida. El segundo lo hizo en Gran Canaria a finales del pasado mes octubre. ...
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Un abismo de solo dos a?os y medio separa los destinos de Abdoul, un joven de Sierra Leona de 16 a?os, y del marroqu¨ª Yassin Esadik, de 23. El primero desembarc¨® del Aquarius en Valencia en junio de 2018. Alfombra roja en el puerto, 600 periodistas, despliegue humanitario y una Administraci¨®n coordinada y volcada en acelerar tr¨¢mites y acogida. El segundo lo hizo en Gran Canaria a finales del pasado mes octubre. Hacinamiento en el muelle de Arguinegu¨ªn durante 20 d¨ªas, bocadillos para desayunar, comer y cenar, falta de agua e higiene, prensa tras la barrera y un sistema desbordado que lo retendr¨¢ indefinidamente en la isla hasta que lo expulsen o logre marcharse. No solo el tiempo separa una historia de otra, ni siquiera un viraje ideol¨®gico. Es la realpolitik.
Un barco de rescate humanitario entonces desconocido dio a Pedro S¨¢nchez la primera oportunidad para declarar sus intenciones en la Uni¨®n Europea nada m¨¢s llegar a la Moncloa tras la moci¨®n de censura, en junio de 2018. Recogi¨® el guante. El Aquarius era el primer buque en el que se viv¨ªa una crisis humanitaria por la estrategia de puertos cerrados del entonces ministro del Interior italiano, Matteo Salvini. Fueron ocho d¨ªas de bloqueo mientras Europa miraba hacia otro lado. El gesto era un mensaje en el que entonces se cre¨ªa: Espa?a pod¨ªa liderar el enfoque de la pol¨ªtica migratoria de los pa¨ªses del sur, pod¨ªa gestionar los flujos y controlar fronteras respetando los derechos humanos. Muy pronto la realidad se comi¨® el eslogan.
Otro barco del que ya nadie se acuerda demostr¨® lo r¨¢pido que Espa?a abandon¨® esa batalla. A finales de noviembre de 2018, el pesquero alicantino Nuestra Madre Loreto estuvo bloqueado 10 d¨ªas frente a las costas de Libia tras rescatar a 12 migrantes. Ni Italia, ni Malta, una vez m¨¢s, autorizaban su desembarco, y el Ejecutivo de S¨¢nchez ¡ªcontra todo lo que hab¨ªa defendido anteriormente¡ª intent¨® resolver la crisis obligando al barco a dejar a los n¨¢ufragos en el que consideraba el puerto m¨¢s cercano y seguro, Libia. Un Estado fallido, coinciden diversos expertos en migraciones, donde se extorsiona y violenta a los migrantes. El patr¨®n de Nuestra Madre Loreto, Pascual Dur¨¢, ech¨® un pulso al Gobierno, se neg¨® a desembarcarlos all¨ª y lleg¨®, incluso, a poner rumbo a costas espa?olas. La crisis solo se desbloque¨® en el ¨²ltimo minuto y Malta acept¨® a los rescatados bajo la condici¨®n de que viajasen despu¨¦s a Espa?a.
Desde entonces, los gestos pol¨ªticos han ido en otra direcci¨®n. La inmensa mayor¨ªa de los n¨¢ufragos del Aquarius y de las cuatro misiones del buque de la ONG catalana Proactiva Open Arms que desembarcaron en Espa?a en 2018 han visto rechazada su petici¨®n de vivir legalmente en Espa?a; se prohibi¨® la salida de los barcos de rescate espa?oles al Mediterr¨¢neo central y se silenci¨® la labor de Salvamento Mar¨ªtimo en el auxilio de pateras. Se ha renunciado, por el momento, a acabar con las devoluciones en caliente, una promesa de los dos partidos de la coalici¨®n, y se ha mantenido el cerco en Ceuta y Melilla, como ahora se ensaya en Canarias. ¡°La estrategia migratoria espa?ola es m¨¢s estable de lo que parece. Hay algunos cambios de narrativa dependiendo de quien gobierne, pero las pol¨ªticas de control de fronteras, que son las que se siguen imponiendo, no cambian tanto¡±, analiza Gemma Pinyol, directora del laboratorio de ideas Instrategies. ¡°Necesitamos levantar la mirada e impulsar un debate serio sobre las migraciones. Podemos discutir qu¨¦ modelo es mejor o peor, pero hay que buscar una pol¨ªtica integral de movilidad¡±, a?ade.
Espa?a ¡ªdistante hasta hace poco de las grandes crisis migratorias del continente¡ª ha enfrentado adem¨¢s, en estos dos a?os y medio, coyunturas in¨¦ditas que ha asumido pr¨¢cticamente en solitario. En 2018 vivi¨® un repunte hist¨®rico de m¨¢s de 64.000 entradas irregulares y, un a?o m¨¢s tarde, se dispararon hasta 118.000 las solicitudes de asilo, que terminaron por colapsar un sistema de gesti¨®n de los expedientes ya precario y una red de acogida que se encontraba al l¨ªmite. Ahora, en plena pandemia, tiene entre manos el polvor¨ªn de la crisis en Canarias, donde va a ensayarse el mismo modelo de macrocampamentos de migrantes que ya se aplic¨® en las islas griegas.
El margen para liderar un enfoque migratorio propio se ha ido estrechando de la mano de la Uni¨®n Europea y sus ministros del Interior. ¡°A partir de los Pirineos, a Europa solo le importan dos palabras: movimientos secundarios¡±, lamenta un miembro de la Administraci¨®n al referirse a la obsesi¨®n de frenar el tr¨¢nsito por el continente de los migrantes que entran por pa¨ªses mediterr¨¢neos. La visi¨®n europea, marcada por las exigencias de los pa¨ªses del este pero tambi¨¦n de los del norte, ha dejado su huella en las decisiones de Espa?a. Mucho m¨¢s que al contrario. ¡°Ha habido una renuncia total a lo que se plante¨® en un principio y una falta de liderazgo. Hab¨ªa un enfoque positivo, serio, ordenado. Con errores, por supuesto. Pero, sobre el papel, la l¨ªnea con la que se pod¨ªa liderar la pol¨ªtica migratoria estaba clara. En la pr¨¢ctica es otra cosa, se hace lo que diga [el ministro del Interior] Fernando Grande-Marlaska¡±, lamenta una fuente involucrada en el dise?o de la pol¨ªtica migratoria nacional.
El nuevo pacto migratorio que se negocia ahora en Bruselas descarta un reparto solidario de inmigrantes, se centra en el control de fronteras y deja en un tercer plano el debate sobre modelos que permitan migrar de forma legal y que respondan adem¨¢s a las necesidades demogr¨¢ficas de un continente envejecido. ¡°En Europa hay una visi¨®n estrictamente limitacionista y represiva de la inmigraci¨®n, no hay una concepci¨®n prospectiva de lo que podr¨ªa ser una gran pol¨ªtica mediterr¨¢nea entre las dos orillas, ni una verdadera pol¨ªtica de cooperaci¨®n¡±, explica el polit¨®logo Sami Na?r. ¡°Abogo desde hace a?os por que la limitaci¨®n es necesaria, pero tiene que ser paralela a una pol¨ªtica de propuestas que d¨¦ estabilidad a las poblaciones de los pa¨ªses de origen¡±.
En los planes espa?oles a¨²n hay cierto impulso transformador que vino de la mano del ministro de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones, Jos¨¦ Luis Escriv¨¢, quien aboga por atraer extranjeros al mercado laboral de forma legal como una v¨ªa para salvar el Estado de bienestar y el declive demogr¨¢fico. Escriv¨¢ apuesta por flexibilizar tr¨¢mites, atraer talento o facilitar la inclusi¨®n de los menores extranjeros. Pero el ministro rema soloy la incidencia de estas iniciativas es peque?a dentro del gran rompecabezas de la pol¨ªtica migratoria. Ahora, la crisis derivada de la pandemia, que ha disparado el desempleo, complica sus expectativas. Es, de nuevo, la realpolitik.