La vida en dos palabras
Muchas de esas personas que ve¨ªamos normalmente ya no tienen una vida normal, y ya no s¨¦ qu¨¦ ser¨¢ de las que ya ni ve¨ªamos
En la vida hay frases de dos palabras que resumen el secreto de la existencia. ¡°Te quiero¡± o, con la edad: ¡°Es benigno¡±. En la infancia hay otra que desata una felicidad sin l¨ªmites: ¡°A comer¡±. Se lo dices a los cr¨ªos y salen disparados locos de entusiasmo. La alegr¨ªa es a¨²n m¨¢s profunda cuando eres mayor, porque ya nadie te llama a comer, t¨² te lo guisas y te lo comes. Solo en alg¨²n regreso al hogar familiar, o en vacaciones, te llaman a la mesa y t¨² no has hecho nada para que eso suceda, es una sensaci¨®n maravillosa. Simplemente aparece la comida en el plato.
El domingo estaba tomando ca?as en una terraza y pas¨® un hombre pidiendo dinero, que cada vez hay m¨¢s. Como no ten¨ªamos monedas, que cada vez hay menos, se?al¨® un plato, donde quedaban dos alitas de pollo, a ver si se las d¨¢bamos. Ya est¨¢bamos descolocados, aparentando naturalidad para no causar embarazo a esa persona -que tampoco lo ten¨ªa, ¨¦ramos nosotros los avergonzados-, pero me impresion¨® m¨¢s lo que hizo despu¨¦s: no se las comi¨®, las envolvi¨® y se las guard¨®. En cosas as¨ª notas que est¨¢ pasando algo m¨¢s grave de lo que crees.
Recuerdas que el periodismo es imprescindible cuando te habla exactamente de lo que est¨¢s pensando y nadie dice. Es como las buenas pel¨ªculas, contaba el maestro de guionistas Robert McKee, cuando ante una sensaci¨®n compleja dices: ¡°Ah, la vida es exactamente as¨ª¡±. Al d¨ªa siguiente, el lunes, escuch¨¦ un reportaje en la Cadena SER de Nicol¨¢s Castellano en una de esas colas llamadas del hambre. Hab¨ªa un hombre que llevaba 30 a?os de camarero en la Plaza Mayor de Madrid y ahora est¨¢ sin trabajo: ¡°He intentado ponerme a pedir, pero no valgo, no valgo, me emociono mucho¡±. Que fuera un camarero del mismo centro de Espa?a, la Plaza Mayor de Madrid, tiene algo potente: muchas de esas personas que ve¨ªamos normalmente ya no tienen una vida normal, y ya no s¨¦ qu¨¦ ser¨¢ de las que ya ni ve¨ªamos. Este hombre ganaba 2.000 euros al mes y ahora cobra 780 de ERTE, pero paga 650 de piso, donde vive con su mujer y una ni?a de dos a?os. Se torturar¨¢ cada ma?ana pensando c¨®mo har¨¢ para decirle a su hija dos palabras, ¡°a comer¡±, y que no note que la vida se est¨¢ derrumbando a su alrededor. Ten¨ªa otra frase muy buena, contando qui¨¦n le ayuda: ¡°La misma gente de aqu¨ª de la cola, dicen que si los inmigrantes, que si esto que si lo otro pero mira, una me ha dado un cacho pan, la otra me ha dado una lata de bonito¡±. Te puedes pasar una ma?ana pensando una frase as¨ª en un relato y no te sale, tan cristalina.
No voy a hacer ahora un p¨¢rrafo optimista para levantar esto, contando lo que se est¨¢ haciendo, porque no tengo ni idea, salvo la labor de Cruz Roja, C¨¢ritas, el Banco de Alimentos, las parroquias. Pero no lo s¨¦ porque ninguna autoridad ni pol¨ªtico habla en p¨²blico de esto, solo de la tonter¨ªa del d¨ªa. Demasiadas palabras cuando no tendr¨ªamos que estar hablando de otra cosa. Insistir¨¦ en la demagogia barata, ya a nivel usuario, contando mi estupor cada vez que veo por Madrid obras muy prescindibles de aceras y parterres de las que nadie sent¨ªa la necesidad, con la que est¨¢ cayendo. Te preguntas si no hay cosas m¨¢s urgentes en las que gastar el dinero. Ya s¨¦ todo ese rollo de que lo que ya est¨¢ presupuestado hay que gastarlo, y que no puedes mover de una partida a otra, bla, bla, bla, pero me parecen chorradas de bur¨®cratas ante colas kilom¨¦tricas de personas hambrientas. Que, por cierto, no creen ya en los pol¨ªticos. Y c¨®mo anhelo yo tambi¨¦n, que como y ceno todos los d¨ªas, l¨ªderes con lo que hay que tener. Es que te hacen populista a la fuerza. Bastan pol¨ªticos astutos que te resumen la vida en cuatro ideas y dos palabras.
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