Sexagenarios o sesenta?eros
A los que cumplieron 40 y no deseamos llamar ¡°cuarentones¡± les corresponder¨ªa ser ¡°cuadragenarios¡±
Las informaciones sobre las personas vacunadas y por vacunar se refieren con frecuencia a los octogenarios, los septuagenarios, los sexagenarios¡
En el habla com¨²n nombramos las d¨¦cadas de edad con un notable sesgo: quincea?ero, veintea?ero, treinta?ero; cuarent¨®n, cincuent¨®n; sexagenario¡, nonagenario. (No existen los cincoa?eros ni los deca?eros; hasta los quince no hay sufijo asociado a la edad). Como se ve, la terminaci¨®n -a?ero se transmuta en -...
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Las informaciones sobre las personas vacunadas y por vacunar se refieren con frecuencia a los octogenarios, los septuagenarios, los sexagenarios¡
En el habla com¨²n nombramos las d¨¦cadas de edad con un notable sesgo: quincea?ero, veintea?ero, treinta?ero; cuarent¨®n, cincuent¨®n; sexagenario¡, nonagenario. (No existen los cincoa?eros ni los deca?eros; hasta los quince no hay sufijo asociado a la edad). Como se ve, la terminaci¨®n -a?ero se transmuta en -genario (no confundir con ¡°geranio¡±) tras una doble parada en -ent¨®n:
La Gram¨¢tica advierte (p¨¢gina 532) de esa connotaci¨®n ir¨®nica o despectiva que acompa?a a los vocablos donde se acopla el sufijo -ent¨®n, a la que se acude incluso en ambientes familiares: es decir, en contextos donde no llega la sangre al r¨ªo pero maldita la gracia. Por tanto, al tratarse de expresiones de andar por casa, las referencias formales a edades de vacunaci¨®n no mencionar¨¢n los t¨¦rminos ¡°cuarentones¡± y ¡°cincuentones¡±. He ah¨ª dos d¨¦cadas ling¨¹¨ªsticamente vulnerables. Antes de ellas, los veintea?eros y dem¨¢s gozar¨¢n de una asignaci¨®n bien acogida; y despu¨¦s, los sexagenarios y siguientes ser¨¢n nombrados con distante respeto mediante vocablos considerados cultos, lo cual no impedir¨¢ que los reciban con inc¨®moda resignaci¨®n.
Con el Diccionario en la mano, los treinta?eros pueden ser tambi¨¦n ¡°treintones¡±, pero esto se marca como despectivo. Y a los que han cumplido 40 y no deseamos llamar ¡°cuarentones¡± porque no se dejan, les corresponder¨ªa tambi¨¦n el adjetivo ¡°cuadragenarios¡±, ya sin matices problem¨¢ticos para quien reciba el t¨¦rmino, aunque probablemente tildemos de pedante a quien lo pronuncie: ser¨¢ raro o¨ªr ¡°cuadragenario¡± en una conversaci¨®n de chiringuito veraniego, por ejemplo. A su vez, los que tienen entre 50 y 59 son ¡°cincuentones¡± si hablamos en confianza o con desprecio (eso tendr¨¢ que deducirlo cada cual), y ¡°quincuagenarios¡± si usamos un lenguaje m¨¢s formalista. Al cumplir los 60 se pasa a ¡°sexagenario¡± (o ¡°sesent¨®n¡± si asumimos el riesgo ponderativo). Y lo mismo sucede con septuagenarios o setentones, octogenarios u ochentones, nonagenarios o noventones. A los que han cumplido los 100 se les llamaba anta?o tambi¨¦n ¡°quinta?ones¡± (por las 100 libras de un quintal), pero ahora nos basta a todos con la admiraci¨®n y el respeto de la sola palabra ¡°centenario¡±.
Por desgracia, ah¨ª se detiene la lista.
Podr¨ªamos reclamar ahora una nueva faceta del lenguaje pol¨ªticamente correcto: que la terminaci¨®n -a?ero se extendiese a las dem¨¢s edades. La obra acad¨¦mica no recoge tal opci¨®n. En cambio, el diccionario de uso de Seco, Andr¨¦s y Ramos s¨ª incluye ¡°cuarenta?ero¡± (pero no ¡°cincuenta?ero¡± y siguientes). Ahora bien, ?ser¨ªan sin¨®nimas, por ejemplo, ¡°sexagenario¡± y ¡°sesenta?ero¡±? Tal vez no. Cuando alguien dice ¡°sesenta?ero¡± est¨¢ usando una connotaci¨®n adicional. Porque ese t¨¦rmino se?ala a una persona de m¨¢s de 60 a?os, s¨ª, pero que muestra trazas juveniles, bien por su esp¨ªritu o bien por su forma f¨ªsica. Por el contrario, ¡°sesent¨®n¡± y ¡°sexagenario¡± connotan a alguien que ha cumplido las mismas seis d¨¦cadas¡ con otra actitud vital.
Quiz¨¢s pronto convivan en el Diccionario acad¨¦mico ¡°cuarent¨®n¡± y ¡°cuarenta?ero¡±, ¡°sexagenario¡± y ¡°sesenta?ero¡±¡ Eso s¨ª, para designar realidades distintas: ¡°No es una cincuentona, es una cincuenta?era¡±, aclarar¨ªamos. Pero este sufijo amable no llegar¨¢ por la compasi¨®n general. Habr¨¢ que gan¨¢rselo a pulso.
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