Confesiones de un traidor
Este pa¨ªs necesita una reconciliaci¨®n cada d¨ªa. Mejor intentar el di¨¢logo y rebajar la tensi¨®n hasta donde se pueda
Un bedel del colegio me peg¨® una colleja por hablar catal¨¢n con un compa?ero. No le di mucha importancia al asunto: en aquel tiempo, mediados de los sesenta, ocurr¨ªan muchas cosas inexplicables, y en casa ¨¦ramos m¨¢s o menos rojos, lo cual pod¨ªa explicarlo casi todo. Quiz¨¢ para el bedel (un antiguo minero con silicosis y, seg¨²n descubr¨ª con los a?os, buenos sentimientos) yo era un traidor a la lengua espa?ola. O quiz¨¢ mi cogote era simplemente el m¨¢s cercano.
A los 19 a?os fui uno de esos pocos que votaron no en el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n. Lo hice porque no me convenc¨ªa en absol...
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Un bedel del colegio me peg¨® una colleja por hablar catal¨¢n con un compa?ero. No le di mucha importancia al asunto: en aquel tiempo, mediados de los sesenta, ocurr¨ªan muchas cosas inexplicables, y en casa ¨¦ramos m¨¢s o menos rojos, lo cual pod¨ªa explicarlo casi todo. Quiz¨¢ para el bedel (un antiguo minero con silicosis y, seg¨²n descubr¨ª con los a?os, buenos sentimientos) yo era un traidor a la lengua espa?ola. O quiz¨¢ mi cogote era simplemente el m¨¢s cercano.
A los 19 a?os fui uno de esos pocos que votaron no en el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n. Lo hice porque no me convenc¨ªa en absoluto la cosa mon¨¢rquica. Recuerdo el tono del debate p¨²blico en torno al refer¨¦ndum: quienes rechaz¨¢bamos el texto constitucional ¨¦ramos fascistas irredentos o terroristas separatistas o incluso, cuando el debate se calentaba, ambas cosas a la vez. Gente que traicionaba el esp¨ªritu de reconciliaci¨®n.
Pocos a?os despu¨¦s perpetr¨¦, junto a Jaume Reixac y Francesc Baiges, un libro sobre Banca Catalana (M¨¢s que un banco, m¨¢s que una crisis) que no gust¨® en absoluto a Jordi Pujol ni gust¨®, por tanto, a esa multitud que le veneraba. Por primera vez me llamaron traidor con profusi¨®n, de forma presencial y tambi¨¦n a distancia.
Hubo quien consider¨® casi normal mi deslealtad a la patria catalana por el hecho de ser perico y no creerme ninguna de las supuestas heroicidades antifranquistas del Barcelona. Ahora puedo revelar otro rasgo de mi personalidad alevosa: tras una temporada de exc¨¦ntrica germanofilia, me convert¨ª en seguidor de la selecci¨®n de Italia. No recuerdo haber sentido el menor entusiasmo por la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol, salvo, por un instante, cuando Iniesta marc¨® el gol de la final en Sud¨¢frica y se levant¨® la camiseta. Con esto quiero decir que acumulo ya bastante experiencia en la tarea de ejercer como traidor a Catalu?a y a Espa?a simult¨¢neamente.
Cuando Artur Mas decidi¨® encubrir sus pol¨ªticas neoliberales estimulando el independentismo (que no es un invento y siempre ha estado ah¨ª; hay vestigios de ¨¦l en mis propias neuronas), me pareci¨® que el protegido de Pujol comet¨ªa una burrada peligrosa. Me declar¨¦ contrario a la independencia, pero partidario de un refer¨¦ndum, si pod¨ªa organizarse legalmente. Mis declaraciones nunca han tenido la menor relevancia, por suerte, pero, pu?etera equidistancia, volv¨ª a quedar mal con unos y con otros.
Ahora soy favorable a los indultos. No porque crea que van a servir de algo, sino porque estoy convencido de que mantener a Oriol Junqueras y dem¨¢s en prisi¨®n s¨®lo sirve para envenenar el ambiente en Catalu?a (ya de por s¨ª t¨®xico) y reforzar las convicciones independentistas; porque las penas por sedici¨®n me parecen excesivas; y por el contexto: si hubiera que soslayar el posibilismo y aplicar un juicio estricto a los pol¨ªticos y las instituciones espa?olas, no quedar¨ªa nada en pie. Este pa¨ªs necesita una reconciliaci¨®n cada d¨ªa. Mejor intentar el di¨¢logo y rebajar la tensi¨®n hasta donde se pueda, si es que se puede. Aunque entiendo la desconfianza del independentismo hacia Pedro S¨¢nchez. Yo tampoco me fiar¨ªa.
Resulta que ahora tanto la Catalu?a ¡°indepe¡± como la Espa?a ¡°de bien¡±, los patriotas, meten en nuestro humilde refugio de traidores al mism¨ªsimo Rey. Ya no s¨¦ qu¨¦ pensar. Esto es el colmo.
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