Tenemos sexo porque creemos que es lo que toca
Para que el consentimiento signifique algo, una de las opciones debe ser no tener nunca relaciones sexuales. Incluso con nuestra pareja o nuestro c¨®nyuge
Cuando pensamos en el consentimiento, lo hacemos en t¨¦rminos dr¨¢sticos: o el sexo es consentido o no lo es. Pero la realidad es mucho m¨¢s complicada.
Para que el consentimiento signifique algo, una de las opciones debe ser no tener nunca relaciones sexuales. Incluidas las relaciones sexuales con nues...
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Cuando pensamos en el consentimiento, lo hacemos en t¨¦rminos dr¨¢sticos: o el sexo es consentido o no lo es. Pero la realidad es mucho m¨¢s complicada.
Para que el consentimiento signifique algo, una de las opciones debe ser no tener nunca relaciones sexuales. Incluidas las relaciones sexuales con nuestra pareja o nuestro c¨®nyuge. Esta es una idea radical que a mucha gente le cuesta aceptar. En parte, porque el sexo es algo que les gusta a muchas personas, as¨ª que ?por qu¨¦ van a renunciar a ¨¦l? Pero, sobre todo, porque la sociedad nos ense?a que, en muchas situaciones, el sexo es una cosa ¡°esperable¡±. Es lo que toca. Y entonces acabamos manteniendo un mont¨®n de relaciones sexuales que en realidad no deseamos, solo porque creemos que es lo que debemos hacer. ?Eso es sexo genuinamente consentido? En mi opini¨®n, no.
Veamos algunas de las ideas que nos han imbuido la sociedad y los medios de comunicaci¨®n para hacernos pensar que ¡°debemos¡± tener relaciones sexuales incluso cuando no queremos:
¡°En los hombres es natural querer tener relaciones sexuales todo el tiempo¡±. El ¡°deseo sexual masculino¡± est¨¢ ligado a nuestras ideas de c¨®mo debe ser un hombre. Por eso los hombres pueden intentar dar la impresi¨®n de que est¨¢n ¨¢vidos de relaciones sexuales e incluso iniciarlas aunque en realidad no les apetezca.
¡°La cantidad de sexo que practico con mi pareja es un s¨ªntoma de lo feliz que es nuestra relaci¨®n¡±. Por eso tenemos relaciones sexuales ¡°de mantenimiento¡± incluso cuando lo que nos apetece es simplemente ver algo en Netflix.
¡°Si soy una mujer joven y soltera y no tengo relaciones sexuales, es que soy una puritana¡±. Por eso las j¨®venes pueden mantener un mont¨®n de relaciones sexuales mediocres e insatisfactorias para demostrarse a s¨ª mismas y al mundo que est¨¢n sexualmente liberadas.
Dado que estas ideas se han ido asentando durante d¨¦cadas, a veces siglos, intentar superarlas individualmente puede ser abrumador. ?C¨®mo vamos a transformar nuestras costumbres sexuales para que sean verdaderamente consentidas si tenemos que luchar contra todo eso? Me temo que no hay respuesta sencilla. No podemos corregir la actitud de la sociedad sobre la sexualidad y el consentimiento de forma individual. Pero s¨ª propongo varios puntos de partida. El primero, preguntarnos: ?Lo hago porque quiero o porque creo que debo? As¨ª entenderemos mejor las presiones invisibles que podemos estar sufriendo. Y en segundo lugar, otra pregunta: ?Estoy haciendo algo para garantizar que mi(s) pareja(s) puedan decir f¨¢cilmente que no en cualquier momento?
Las presiones sociales en torno al sexo y el consentimiento pueden ser avasalladoras. Pero podemos combatirlas juntos si analizamos nuestra forma de relacionarnos con los dem¨¢s.
Milena Popova es investigadora y ha escrito dos libros sobre consentimiento en la serie MIT Press Essential Knowledge. Uno de ellos, ¡®Consentimiento sexual¡¯ (C¨¢tedra), se publica en espa?ol el pr¨®ximo 16 de septiembre.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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