?Por qu¨¦ los blancos siempre tienen que ser los protagonistas de la noticia?
El llamado complejo del salvador blanco hace que los medios, a menudo, pongan el foco en el lugar equivocado: los occidentales no somos los representantes del ser humano universal
Entre las muchas im¨¢genes que se divulgaron con la llegada de los talibanes a Kabul, est¨¢ la de una periodista blanca vistiendo una abaya (t¨²nica negra) y hiyab (velo isl¨¢mico). Es Clarissa Ward, corresponsal jefe de la CNN, que cuenta con m¨¢s de 260.000 seguidores en Instagram, y que subi¨® una foto sobre su cobertura del conflicto a la red social en la que puso como descripci¨®n: ¡°Informar en las calles de Kabul sobre la toma de posesi¨®n de los talibanes ha sido una de las experiencias m¨¢s extraordinarias de mi carrera. De vez en cuando, como periodista, tienes un asiento en primera fila en la historia (¡)¡±. La ONG No White Saviors (no a los salvadores blancos), basada en Uganda y dedicada a la divulgaci¨®n antirracista, hizo el siguiente comentario a la foto: ¡°Esperamos que considere cambiar su descripci¨®n y que reflexione en la forma en la que escribe sobre una crisis de la que es una mera espectadora. Imag¨ªnese estar en un momento tan aterrador en su propia vida y que alguien que se dedica a informar al respecto lo est¨¦ centrando en los ¨¦xitos de su carrera. El sufrimiento de otras personas la impulsa hacia adelante, entiendo, pero quiz¨¢ no lo describa como ¡®extraordinario¡¯. No es un momento extraordinario para el pueblo afgano y usted lo sabe¡±.
Otro ejemplo: en el marco de la crisis migratoria de Ceuta, de mediados de mayo, la cobertura medi¨¢tica fij¨® en parte la mirada en el abrazo entre una voluntaria de la Cruz Roja, Luna, y Abdou, un inmigrante senegal¨¦s. La imagen se hizo viral y en las redes sociales provoc¨® tanto alabanzas como cr¨ªticas dirigidas a Luna, que se convirti¨® en la protagonista del gesto por encima de Abdou, invisibilizado. Su nombre e historia no se supieron hasta cuatro d¨ªas despu¨¦s, cuando se le hizo una entrevista en RTVE. Hasta entonces, fueron presentados como ¡°Luna y el inmigrante¡± en los medios de comunicaci¨®n.
Otorgar el protagonismo a una persona blanca en un conflicto de personas pertenecientes a otras minor¨ªas raciales o ¨¦tnicas responde al racismo estructural que impera en el mundo, afirma Ricardo Z¨²?iga, doctor en Psicolog¨ªa social especializado en migraciones e identidad social. Cuando las vidas en juego no son blancas o no caben en una percepci¨®n blanqueada, entonces esas vidas no valen para los medios, y tampoco para muchas personas que los ven. Esta forma de ordenar al mundo, indica Z¨²?iga, hace del ser humano blanco europeo el representante del ser humano universal. Este eurocentrismo, termina de explicar, ha sido fabricado, construido por los pol¨ªticos, la Iglesia, la ciencia y, a partir del siglo XIX, por los medios de comunicaci¨®n.
El fen¨®meno del que habla Z¨²?iga forma parte del complejo del salvador blanco, un t¨¦rmino que el escritor estadounidense Teju Cole desarroll¨® en 2012 en un hilo de Twitter y posteriormente en un ensayo para la revista The Atlantic, en el que dice, entre otras cosas, que ?frica ha proporcionado un espacio en el que pueden proyectarse convenientemente los egos blancos. ¡°Un ¡®don nadie¡¯ de Am¨¦rica o Europa puede ir a ?frica y convertirse en un salvador divino, o, al menos, satisfacer sus necesidades emocionales bajo la consigna de ¡®marcar una diferencia¡±, escribe Cole.
En las redes sociales, donde volcamos nuestras vivencias, con frecuencia se promueven estereotipos que son cada vez m¨¢s contestados. En 2019, la presentadora de televisi¨®n brit¨¢nica Stacey Dooley, durante una visita a Uganda junto a una ONG, subi¨® a una de sus redes (cerca de un mill¨®n de seguidores) una foto sosteniendo en brazos con ternura a un ni?o ugand¨¦s. Fue se?alada por el laborista ingl¨¦s David Lammy, hijo de padres guayaneses, que pidi¨® a las ONG que promuevan voces que procedan de ?frica para hablar de los problemas de ?frica.
Con el surgimiento del movimiento Black Lives Matter, contra el racismo y la brutalidad policial, que empez¨® en Estados Unidos y se expandi¨® r¨¢pidamente por el planeta, las redes sociales tambi¨¦n proporcionaron un espacio para el salvadorismo blanco: los perfiles se llenaron de cuadrados negros y de frases que invitaban a revisar nuestros privilegios. ¡°Antes de publicar algo al respecto, pensemos en nuestras intenciones¡±, se?al¨® la activista afroamericana Zainab Pate desde su blog. ¡°?Est¨¢s publicando esto porque crees que te har¨¢ lucir woke [progre] o realmente te importa educar a los dem¨¢s y difundir la conciencia social?¡±.
Para Jordan Flaherty, periodista estadounidense y autor de No More Heroes: Grassroots Challenges to the Savior Mentality (no m¨¢s h¨¦roes: desaf¨ªos para la mentalidad del salvador), el salvadorismo se divide en dos ideas diferentes pero conectadas. La primera, indica, es la que se conoce como ¡°la teor¨ªa del gran hombre¡±, que es cuando se explica la historia a trav¨¦s de individuos y no de movimientos. Pone de ejemplo el caso de EE UU, donde la gente ve el movimiento de los derechos civiles como la historia de Martin Luther King y deja de lado a los millones que pelearon y murieron por la causa. La segunda es la idea ¡°paternalista¡± de que las comunidades a las que se ayuda no necesitan ser consultadas. ¡°Lo vemos con oeneg¨¦s alrededor del mundo¡±, dice. ¡°Hay una superioridad en pensar que la persona que brinda la ayuda sabe mejor c¨®mo ayudar a la persona que la necesita¡±.
Matthew Hughey, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad de Connecticut, demuestra en su libro The White Savior Film (la pel¨ªcula sobre el salvador blanco) que muchos filmes de Hollywood reproducen este estereotipo. Afirma que la narrativa del salvador blanco es muy popular y se conforma de tres elementos: primero se da por supuesto que la pel¨ªcula est¨¢ basada en una historia real, dice por correo electr¨®nico. En segundo lugar, se presenta a un grupo de personas o a un individuo que proviene de la clase baja trabajadora de un contexto no blanco: negro, latino, asi¨¢tico, etc¨¦tera. ¡°Lo importante es que experimente un conflicto, una lucha o una situaci¨®n amenazante¡±, afirma. El tercer elemento es la persona blanca: el salvador, que, a trav¨¦s de sus esfuerzos y sacrificios como maestro, abogado, periodista o lo que sea que haga ¡ªdesde tratar de ser un guerrero nativo americano como Kevin Costner en Bailando con lobos hasta adoptar a un chico negro como Sandra Bullock en The Blind Side (Un sue?o posible)¡ª ser¨¢ capaz de salvar f¨ªsicamente, o al menos redimir moralmente, a la persona o comunidad de color al final de la pel¨ªcula. ¡°Estas historias redimen a los blancos, apart¨¢ndolos de la idea de que son privilegiados o de que se benefician de un sistema racista¡±, concluye.
El problema con el complejo del salvador blanco es que oculta las causas estructurales del racismo, indica el periodista espa?ol Moha Gerehou, autor del libro Qu¨¦ hace un negro como t¨² en un sitio como este (editorial Pen¨ªnsula). Gerehou critica que en las redacciones no haya m¨¢s diversidad y afirma que las coberturas de la gente blanca que va a hacer voluntariado a ?frica generan una pantalla sobre lo que ocasiona la situaci¨®n de subdesarrollo del continente africano, que tiene que ver con el expolio colonial, con las grandes empresas que acabaron con sus recursos naturales, y con un sinf¨ªn de motivos que son las verdaderas causas del racismo sist¨¦mico. ¡°No basta con tener la intenci¨®n de ¡®hacer el bien¡±, coincide Flaherty. ¡°La mayor¨ªa de los problemas sociales son causados por sistemas arraigados en el patriarcado, el racismo y el capitalismo¡±. Si tratamos de ¡°hacer el bien¡± sin abordar estos sistemas es como si pusi¨¦ramos una tirita sobre una herida de bala, sostiene.
El ¡°volunturismo¡± es otro ejemplo de c¨®mo el complejo del salvador blanco supone una industria. El turismo de voluntariado es un negocio millonario que termina por perjudicar a comunidades de pa¨ªses subdesarrollados. Un art¨ªculo de The Guardian explica que una casa construida en Honduras por ¡°volunturistas¡± cuesta, incluyendo sus viajes, 30.000 d¨®lares, y que la misma casa construida por locales cuesta 2.000: ¡°Si los volunturistas se quedaran en sus casas y mandaran la plata se podr¨ªan construir 15 veces m¨¢s casas. Pero, claro, les faltar¨ªa ¡®la experiencia¡±, escribe Mart¨ªn Caparr¨®s en un art¨ªculo de 2018 para este diario.
El hecho de celebrar al salvador blanco y hacer secundario el sufrimiento de las minor¨ªas ¨¦tnicas, dice Z¨²?iga, se puede deber al llamado sesgo hed¨®nico: nuestras mentes filtran aquello que mejora el aprecio por nosotros mismos y aquello que nos degrada o nos hace sentir mal preferimos evitarlo o no verlo, ya que, de hacerlo, enfrentar¨ªamos un conflicto ps¨ªquico. Ser consciente del privilegio que significa habitar un pa¨ªs que se ha enriquecido explotando al resto de la humanidad, y que gracias a ello se te permiten ciertas comodidades, es una realidad dif¨ªcil de aceptar, dice el soci¨®logo. Es lo que la escritora y acad¨¦mica estadounidense Robin DiAngelo llama ¡°fragilidad blanca¡±, que plantea que las personas blancas nos tomamos como algo personal las discusiones sobre el racismo sist¨¦mico y esa fragilidad obstaculiza la soluci¨®n del problema.
La idea del salvador blanco la obtenemos de la escuela, los medios, la cultura y en nuestro entorno, resume Flaherty. Por ello es importante eliminar estereotipos, algo que, seg¨²n el soci¨®logo Matthew Hughey, es posible: ¡°Los estereotipos se aprenden. Si somos conscientes de lo que crean y reproducen, podemos disminuir su impacto y hacer que no afecten a nuestros pensamientos y nuestras acciones¡±
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