¡°En el juicio vemos a polic¨ªas que lloran. Yo mismo lloro dos veces al d¨ªa¡±

Es uno m¨¢s en la tribu, la tribu de los periodistas que cada d¨ªa, sin falta, asisten al viejo Palacio de Justicia de la isla de la Cit¨¦, en Par¨ªs, para cubrir el proceso por los atentados del 13 de noviembre de 2015. Emmanuel Carr¨¨re (Par¨ªs, 64 a?os) se sienta, observa, toma nota. Es uno m¨¢s, pero no es uno m¨¢s. Carr¨¨re forma parte del selecto club de los tres o cuatro escritores franceses contempor¨¢neos llamados a perdurar, autor de libros sin ficci¨®n que ya so...

Es uno m¨¢s en la tribu, la tribu de los periodistas que cada d¨ªa, sin falta, asisten al viejo Palacio de Justicia de la isla de la Cit¨¦, en Par¨ªs, para cubrir el proceso por los atentados del 13 de noviembre de 2015. Emmanuel Carr¨¨re (Par¨ªs, 64 a?os) se sienta, observa, toma nota. Es uno m¨¢s, pero no es uno m¨¢s. Carr¨¨re forma parte del selecto club de los tres o cuatro escritores franceses contempor¨¢neos llamados a perdurar, autor de libros sin ficci¨®n que ya son cl¨¢sicos de la literatura del siglo XXI, como El adversario o Una novela rusa, publicados en castellano, como toda su obra, por Anagrama.

Y ah¨ª est¨¢, ejerciendo su otro oficio, el de reportero, que consiste en ir al lugar de los hechos, observar y despu¨¦s contarlo. A su estilo: sin pontificar, sin decirnos lo que debemos pensar ni sentir, sino ci?¨¦ndose a lo concreto ¡ªlos hechos, las personas, la realidad¡ª, mostrando m¨¢s que opinando. ¡°Estoy harto de la autobiograf¨ªa¡±, confesaba hace unos meses Carr¨¨re, premio Princesa de Asturias de las Letras en 2021. Su presencia en la sala de audiencias donde se juzga a responsables y c¨®mplices de las matanzas de hace seis a?os es resultado de aquel hartazgo.

El resultado son las cr¨®nicas que, a partir de hoy, podr¨¢n leerse en EL PA?S. La publicaci¨®n arranca con los textos redactados durante las primeras semanas de audiencias. Continuar¨¢ cada domingo mientras dure el juicio, que empez¨® el 8 de septiembre y podr¨ªa prolongarse ocho o nueve meses. Cada semana, Carr¨¨re enviar¨¢ su cr¨®nica al semanario franc¨¦s L¡¯Obs y a EL PA?S, entre otros medios internacionales. Es una obra en construcci¨®n, un libro en marcha sobre el juicio por los atentados islamistas que dejaron 130 muertos y centenares de heridos en la sala de fiestas parisiense Bataclan, las terrazas de los barrios del este de Par¨ªs y frente al estadio de Saint-Denis.

El escritor, sentado en un caf¨¦ de Par¨ªs, explica que se siente como al inicio de un largo viaje. ¡°Todo esto es un mundo, una especie de enorme paquebote en el que estamos todos juntos¡±, describe. ¡°Hay momentos de humanidad que le dejan a uno de piedra¡±. Y a?ade: ¡°Nos encontramos constantemente viendo llorar a polic¨ªas extremadamente aguerridos, que a priori no son personas que lloren. Yo mismo no soy un gran llor¨®n. Y, en estos momentos, resulta que lloro dos veces al d¨ªa¡±. Carr¨¨re reflexiona: ¡°He escuchado decir con frecuencia, y lo he dicho yo mismo, que estamos en una sociedad de v¨ªctimas que tiende a confundir el estatus de v¨ªctima con el de h¨¦roe. Pero durante el juicio estamos ante personas realmente heroicas. No solo por su capacidad para reconstruirse, de resiliencia, sino por su capacidad de v¨ªnculo con los dem¨¢s¡±. Es una inc¨®gnita qu¨¦ saldr¨¢ del proceso. ¡°Desconf¨ªo de estas palabras¡±, dice, ¡°pero es verdad que se aspira a una especie de catarsis¡±.

Carr¨¨re no es un novato en la cr¨®nica judicial. El embri¨®n de El adversario, la historia de Jean-Claude Romand, el falso m¨¦dico que asesin¨® a su familia, es la cobertura, tambi¨¦n para L¡¯Obs, del juicio a Romand. En De vidas ajenas, otro libro sin ficci¨®n, Carr¨¨re frecuentaba un tribunal de una ciudad de provincias y los jueces que lidiaban con casos de endeudamiento. Con el juicio de noviembre de 2015 va m¨¢s all¨¢ y prosigue la larga tradici¨®n de otros escritores que se enfrentaron a grandes juicios de la historia: por citar unos pocos, el franc¨¦s Joseph Kessel en los procesos del mariscal P¨¦tain, de N¨²remberg o de Adolf Eichmann; o la fil¨®sofa Hannah Arendt cubriendo tambi¨¦n para la revista The New Yorker ante Eichmann en Jerusal¨¦n.

Despu¨¦s de que en su ¨²ltima novela, Yoga, Carr¨¨re se asomase a sus abismos interiores (su depresi¨®n profunda, que acab¨® con su ingreso en un hospital psiqui¨¢trico y un tratamiento de electrochoques), vuelve la vista al exterior y se enfrenta a otros abismos: la muerte y el duelo, el fanatismo religioso y la violencia, el mal, la humanidad, la vida. Un trauma franc¨¦s. Y europeo, mundial. De Madrid a Bruselas, de Londres a Barcelona, de Bombay a Nueva York, ciudades que sufrieron tambi¨¦n el zarpazo terrorista, nada de lo que vivieron los parisienses aquellos d¨ªas ¡ªel miedo, el desconcierto, la rabia, los interrogantes sobre nuestras sociedades y sobre el alma humana¡ª es ajeno. Lean.

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