Pedir perd¨®n
La actitud de Casado es un desprecio a una instituci¨®n como el PP, mucho m¨¢s importante que ¨¦l y que sus predecesores
Jacques Chirac, un gran pol¨ªtico aunque un presidente mediocre, admiti¨® en 1995 la responsabilidad de Francia en la deportaci¨®n de jud¨ªos para su exterminio. Hab¨ªan pasado 53 a?os desde la redada del Vel¨®dromo de Invierno. M¨¢s de 13.000 jud¨ªos fueron detenidos el 16 de julio de 1942 y enviados a los campos nazis; s¨®lo 30 sobrevivieron. Francia tard¨®, pero al fin, tras m¨¢s de medio siglo de aquellas ¡°horas negras¡± que, seg¨²n Chirac, mancillaron la historia y las tradiciones del pa¨ªs, tuvo un gesto de altura m...
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Jacques Chirac, un gran pol¨ªtico aunque un presidente mediocre, admiti¨® en 1995 la responsabilidad de Francia en la deportaci¨®n de jud¨ªos para su exterminio. Hab¨ªan pasado 53 a?os desde la redada del Vel¨®dromo de Invierno. M¨¢s de 13.000 jud¨ªos fueron detenidos el 16 de julio de 1942 y enviados a los campos nazis; s¨®lo 30 sobrevivieron. Francia tard¨®, pero al fin, tras m¨¢s de medio siglo de aquellas ¡°horas negras¡± que, seg¨²n Chirac, mancillaron la historia y las tradiciones del pa¨ªs, tuvo un gesto de altura moral.
El a?o pasado, Emmanuel Macron reconoci¨® que Francia hab¨ªa abandonado a los harkis, los argelinos que combatieron de su lado en la guerra de independencia, y pidi¨® perd¨®n. Con 60 a?os de retraso. M¨¢s vale tarde que nunca.
Angela Merkel expres¨® en 2019 su ¡°profunda verg¨¹enza¡± por los cr¨ªmenes del nazismo y afirm¨® que recordarlos constitu¨ªa una obligaci¨®n eterna. Fue incluso un paso m¨¢s all¨¢: dijo que asumir la responsabilidad y no olvidar lo que hab¨ªa hecho Alemania bajo el mandato de Adolf Hitler formaba parte ahora de la ¡°identidad nacional¡±.
Las naciones, como conjunto de individuos, cometen en ocasiones errores horrendos y cr¨ªmenes atroces. No se disuelven por ello, evidentemente. Cargan con el error, o con la verg¨¹enza que les causa, hasta que lo admiten, piden perd¨®n y recuperan la porci¨®n de dignidad perdida por el camino.
Ahora bajemos el nivel. Nadie puede dudar, a estas alturas, que el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Espa?ol (dicho con el nombre completo parece otro, ?no?) son las dos instituciones principales de la actividad pol¨ªtica espa?ola y que, hagan el estropicio que hagan, su supervivencia est¨¢ garantizada. Ambos han cometido trapacer¨ªas muy gordas y cosas a¨²n peores y ah¨ª est¨¢n, porque hacen falta.
La Audiencia Nacional ha condenado esta semana al extesorero del PP Luis B¨¢rcenas por pagar en negro la reforma de la sede central del partido, en la madrile?a calle de G¨¦nova, y considera al PP responsable civil subsidiario. Resulta improbable que alguien se haya sorprendido. El PP ya fue condenado tres a?os atr¨¢s por beneficiarse de la trama G¨¹rtel. Las cosas son as¨ª, han ocurrido, no puede reescribirse el pasado.
Lo que est¨¢ por escribir es el futuro.
Resulta deprimente la estrategia mantenida hasta la fecha por el PP de Pablo Casado. ¡°Eran otros¡±, ¡°nosotros no est¨¢bamos¡±, ¡°cambiaremos de sede¡±. Salvando las inmensas diferencias, es como si Angela Merkel (nacida a?os despu¨¦s de que el nazismo se hundiera) dijera que la culpa fue de Hitler y que ning¨²n otro alem¨¢n hizo nada. Eso supondr¨ªa un desprecio a la naci¨®n y a la historia, igual que la actitud de Casado es un desprecio a una instituci¨®n como el PP, mucho m¨¢s importante que ¨¦l y que todos sus predecesores, Aznar incluido. ?Alguien puede imaginar que Pablo Casado habr¨ªa llegado a sentarse en un esca?o sin el respaldo de su partido?
Lo honorable ser¨ªa reconocer que se hicieron mal las cosas, que la culpa es colectiva (de nuevo: se trata de una instituci¨®n), que de los errores se aprende y que hay que seguir adelante. Pero no como en el c¨¦lebre ¡°no volver¨¢ a ocurrir¡± del rey em¨¦rito, sino en serio. La altura moral se gana de esa forma.
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