Superricos superlibres
Si Elon Musk y estos supermillonarios tan fant¨¢sticos se encargan de repartir el dinero, seguro que algo me acabar¨¢ llegando. Est¨¢n muy preparados y han estudiado, no como otros
El otro d¨ªa le preguntaron a Elon Musk, el magnate de los coches el¨¦ctricos Tesla, c¨®mo hacer con los impuestos a los m¨¢s ricos. Y contest¨® entre risas: ¡°No veo sentido a quitarle el trabajo de la redistribuci¨®n de la riqueza a quienes mejor saben hacerlo para d¨¢rselo a los gobiernos, entidades claramente ineptas en esa tarea¡±. Supongo que si yo fuera la prime...
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El otro d¨ªa le preguntaron a Elon Musk, el magnate de los coches el¨¦ctricos Tesla, c¨®mo hacer con los impuestos a los m¨¢s ricos. Y contest¨® entre risas: ¡°No veo sentido a quitarle el trabajo de la redistribuci¨®n de la riqueza a quienes mejor saben hacerlo para d¨¢rselo a los gobiernos, entidades claramente ineptas en esa tarea¡±. Supongo que si yo fuera la primera fortuna de la Tierra tambi¨¦n me dar¨ªa risa todo. Al no serlo me da un poco menos, pero me quedo tranquilo porque si estos supermillonarios tan fant¨¢sticos se encargan de repartir el dinero, seguro que algo me acabar¨¢ llegando, esta gente est¨¢ muy preparada y han estudiado, no como otros. Si no, a malas, me tendr¨¦ que arreglar con lo que organice mi Gobierno. Qu¨¦ mala suerte que no haya por aqu¨ª un potentado salvador que tome las riendas.
Las cosas llevan su tiempo, y lo que un d¨ªa parecen tonter¨ªas pueden ser se?ales de algo que simplemente a¨²n es prematuro. Por ejemplo, supongo que conocen a ese millonario que se present¨® a las elecciones de EE UU con un programa populista de derechas, defendiendo al aut¨¦ntico pueblo americano frente a las ¨¦lites intelectuales y liberales. No estoy hablando de Trump, sino de Ross Perot, un se?or ya olvidado que dec¨ªa esto mismo en 1992, hace 30 a?os, y daba risa. Luego viene lo que ya sabemos, que acaba en el asalto al Capitolio. Ha tardado pero ha llegado.
Se ve muy crecidos a estos supermillonarios de ¨²ltima generaci¨®n, y normal, si les tratamos como a gur¨²s providenciales. Tienen clar¨ªsimo c¨®mo tiene que ser el mundo y lo inc¨®modas que son todas estas reglas y leyes que nos impiden ser superlibres, sobre todo a ellos, los superricos. Esa b¨²squeda de libertad los lleva incluso a lanzarse con cohetes a la estratosfera y tener ya planes para colonizar Marte: por fin un planeta para ellos solos, donde sin estas anticuadas ataduras podr¨¢n instaurar un mundo nuevo. Y si no, se lo inventan. Ah¨ª tenemos ya el metaverso, una realidad paralela de propiedad privada.
Los rohiny¨¢s, la etnia musulmana perseguida en Myanmar, lo ven de otra manera. Han denunciado a Facebook por 150.000 millones de d¨®lares por complicidad en su genocidio. Es lo bueno de las redes sociales, que lo mismo organizas una quedada que un genocidio. Como explicaba la semana pasada The Times y un art¨ªculo de John Carlin en La Vanguardia, en pa¨ªses pobres esta red social es sin¨®nimo de internet y es la ¨²nica fuente de informaci¨®n, con el detalle de esos famosos algoritmos que amplifican mensajes de odio. En cuanto a los pa¨ªses ricos, una exempleada de Facebook, Frances Haugen, ha tenido la amabilidad de contarnos c¨®mo esta compa?¨ªa sabe que los partidos pol¨ªticos europeos elevan su agresividad para que el algoritmo los tenga en cuenta. Sin odio y polarizaci¨®n no tienen visibilidad. Todo por la pasta, para qu¨¦ vas a poner puertas al campo. Lo curioso es que cuanto m¨¢s se perfeccionan los mecanismos de evasi¨®n, m¨¢s atrapados estamos en ellos.
El otro d¨ªa vi un mendigo que rebuscaba en el contenedor de papel, sacaba un peri¨®dico y se sentaba al sol a leerlo (no ten¨ªa ni m¨®vil). Al verle abstra¨ªdo, fuera de la realidad e inmerso en la lectura, c¨®mo no creer en el maravilloso poder del texto escrito, un trozo de papel con garabatos que es capaz de producir placer, hacer pensar y comprender mejor el mundo. Detiene el tiempo, aunque sea un diario atrasado. A este hombre no le cambiaba nada. Parad¨®jicamente, pens¨¦ que estaba m¨¢s presente en el mundo que yo, aunque yo est¨¦ m¨¢s informado (que tampoco s¨¦, la verdad).
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