Elon Musk, el visionario al que todos creen
Las extravagancias del hombre m¨¢s rico del mundo no han impedido que el mercado conf¨ªe en que Tesla va a revolucionar la movilidad
Elon Musk se tiene por un tipo gracioso. Sus casi 66 millones de seguidores en Twitter lo saben. Los asistentes al Wall Street Journal CEO Council lo pudieron comprobar el pasado lunes. Musk contestaba en una pantalla enorme a las preguntas lanzadas desde un hotel en Washington por la moderadora, la periodista Joanna Stern. Detr¨¢s del empresario, se adivinaba la pulcra gigafactor¨ªa de Austin, la nueva f¨¢brica de coches el¨¦ctricos del due?o de Tesla en Texas. ¡°?Los consejeros delegados? No valen para nada¡±, sentenci¨® Musk entre las risas nerviosas de una audiencia¡ de consejeros delegados. ¡°Ya se lo comuniqu¨¦ a la Comisi¨®n de Bolsa y Valores: mi cargo a partir de ahora es ¡®Tecnorey de Tesla¡±. ?Deber¨ªa incorporar el Plan de Infraestructuras de Joe Biden ayudas para estaciones de carga de coches el¨¦ctricos?, interrog¨® Stern. ¡°No las necesitamos. Ser¨ªa mejor que no se aprobara esa ley¡±. [Risas]. ?Qu¨¦ hacer con los impuestos a los superricos? ¡°No veo sentido a quitarle el trabajo de la redistribuci¨®n de la riqueza a quienes mejor saben hacerlo para d¨¢rselo a los Gobiernos, entidades claramente ineptas en esa tarea¡±. [M¨¢s risas]. ?Y con la superpoblaci¨®n mundial? ¡°Pese a lo que mucha gente inteligente piensa, nuestro problema no es ese, sino el contrario. Si no tenemos m¨¢s hijos, el mundo se ir¨¢ al carajo. Yo predico con el ejemplo¡± [Carcajadas].
Bienvenidos al espect¨¢culo de Elon Musk (Pretoria, 1971). Padre de seis hijos, es, con un patrimonio valorado en 282.100 millones de d¨®lares, el hombre m¨¢s rico del mundo (seg¨²n datos de Bloomberg del pasado jueves). Un visionario con pinta de supervillano y viceversa. Un empresario ambicioso y un punto libertario capaz de defender la v¨ªa interplanetaria como ¨²nica salida para la humanidad; alguien que cree que los robots dominar¨¢n nuestra especie si no reaccionamos r¨¢pido y que lleva a cabo con ¨¦xito experimentos en los que un mono juega a un videojuego con la mente.
Para la historiadora de Harvard Jill Lepore, Musk es tambi¨¦n el inventor de un nuevo tipo de capitalismo, el ¡°muskismo¡±: ¡°un capitalismo extravagante y extremo, extraterrestre, en el que el valor de las acciones lo determinan las ganancias, pero tambi¨¦n las fantas¨ªas¡±. Lepore cuenta cada semana en un podcast titulado Evening Rocket la peripecia de Musk en tanto que personaje de ciencia ficci¨®n.
Al fin y al cabo, el proyecto de crear una empresa de coches el¨¦ctricos, que ser¨¢n antes o despu¨¦s completamente aut¨®nomos (Tesla), sonaba tan salvajemente futurista en 2003 como se antojaba a finales de los noventa la idea de una tecnolog¨ªa de pagos por internet (Paypal, que compr¨® eBay por 1.500 millones de d¨®lares). O como se antoja hoy la misi¨®n de SpaceX, la ni?a de sus ojos: construir cohetes que permitan a un mill¨®n de seres humanos establecerse en Marte antes de 2050. La diferencia entre entonces y ahora es que el mundo ha aprendido a tomar en serio sus visiones.
Y los mercados, tambi¨¦n: Tesla, cuyas acciones debutaron en 2010 a 17 d¨®lares y cotizaban el jueves a 1.068 d¨®lares, ha experimentado un extraordinario crecimiento durante la pandemia. Estren¨® 2020 con una capitalizaci¨®n burs¨¢til de 117.000 millones de d¨®lares (103.700 millones de euros), y el 25 de octubre pasado ingres¨® en el selecto club de las compa?¨ªas del bill¨®n de d¨®lares tras conocerse un acuerdo para la venta de 100.000 veh¨ªculos a la agencia de alquiler Hertz (el 20% de su flota). Un par de semanas despu¨¦s, Musk pregunt¨® a sus seguidores en Twitter si deb¨ªa vender el 10% de sus acciones. Un 60% vot¨® que s¨ª. Y se deshizo de ellas, pero por un motivo que luego se supo m¨¢s fiscal que demosc¨®pico: ten¨ªa que pagar los impuestos derivados de la ejecuci¨®n de stock options (y desde entonces, ha repetido el movimiento cinco veces, la ¨²ltima vez, el jueves pasado).
Seth Goldstein, de la consultora de servicios financieros Morningstar, explica por tel¨¦fono desde Chicago que el subid¨®n de la compa?¨ªa ¡°tiene que ver con un mayor inter¨¦s por los coches el¨¦ctricos, alentado por la conciencia medioambiental y por los cambios legislativos que incentivan su uso¡±. ¡°Y si buscas un coche el¨¦ctrico, los de Tesla a¨²n son los mejores, adem¨¢s ya no son tan caros como antes¡±. A la pregunta de si cree que las acciones est¨¢n sobrevaloradas, el analista responde: ¡°Lo creo. Ese precio solo obedecer¨ªa al caso m¨¢s optimista: que Tesla sea capaz de vender entre 10 y 11 millones de coches al a?o, que la compa?¨ªa recorte los costes de dise?o y de fabricaci¨®n de sus nuevas bater¨ªas y que funcione el sistema de suscripci¨®n al software de asistencia a la conducci¨®n [lanzado este verano]. En el peor escenario, con ventas de cinco millones de unidades, entonces s¨ª, entonces est¨¢n muy por encima de su precio¡±.
Goldstein advierte tambi¨¦n de que la competencia crecer¨¢ en el sector en los pr¨®ximos a?os y de que las leyes van siempre m¨¢s lentas que la cabeza de Musk. De momento, se amontonan las promesas: la Uni¨®n Europea o California (en un ejemplo que se han mostrado dispuestos a seguir otros 12 Estados de un pa¨ªs fundado sobre pozos de petr¨®leo) se proponen prohibir para 2035 la fabricaci¨®n de veh¨ªculos que empleen combustibles f¨®siles. Mientras, China, una de las grandes apuestas de la compa?¨ªa, que cuenta en Shangh¨¢i con la primera f¨¢brica automovil¨ªstica de propiedad extranjera del pa¨ªs y mantiene una relaci¨®n de amor-odio con sus autoridades, se ha comprometido a que en tres a?os el 20% de sus nuevos coches no dependan de la gasolina o el di¨¦sel.
Valoraci¨®n
Musk es el mejor posicionado en esa carrera hacia la tierra de oportunidades: no es solo que las dos terceras partes de los veh¨ªculos el¨¦ctricos que circulan por las carreteras de Estados Unidos luzcan su afilado logotipo con forma de T, es tambi¨¦n que la valoraci¨®n de la compa?¨ªa, que est¨¢ a punto de abrir otra gigafactor¨ªa en Alemania, pulm¨®n europeo de la industria tradicional del autom¨®vil, supera la suma de la de las 10 empresas m¨¢s grandes del sector, por razones que se le escapan hasta al propio Musk. Hace un a?o, declar¨® a Business Insider: ¡°[Los mercados] son como tener a un man¨ªaco depresivo dici¨¦ndote constantemente cu¨¢nto vales. A veces tienen un buen d¨ªa. Y otras veces no. Pero la compa?¨ªa es la misma. Es muy loco¡±.
A Ashlee Vance, autor de Elon Musk. El empresario que anticipa el futuro (Pen¨ªnsula, 2018), biograf¨ªa de referencia sobre el magnate, le hace ¡°mucha gracia verlo convertido en el hombre m¨¢s rico del mundo¡±, un puesto que se quita y se da, seg¨²n el humor con el que amanezca la Bolsa, con Jeff Bezos, de Amazon. ¡°No es alguien a quien le importe demasiado el dinero¡±, explicaba Vance esta semana a EL PA?S en una conversaci¨®n telef¨®nica, ¡°lo ha demostrado arriesgando varias veces su fortuna. Es la persona m¨¢s obsesiva y persistente que existe, pero tambi¨¦n la que menos miedo le tiene al riesgo; act¨²a como el mejor jugador de p¨®quer¡±.
El periodista tecnol¨®gico, otro sudafricano residente en el Oeste de Estados Unidos, reconstruy¨® el poliedro de la personalidad del magnate a partir de centenares de entrevistas con su entorno. Cont¨® tambi¨¦n con la ayuda del protagonista, que colabor¨® pese a que este no le permiti¨® leer el libro antes de su publicaci¨®n, ni a?adir, como pretend¨ªa, ¡°pies de p¨¢gina con los que pudiera ir matizando el relato¡±. El resultado, dice Vance con sentido del humor, le gust¨® a Musk ¡°al principio, y luego lo fue odiando cada vez m¨¢s¡±.
Por sus p¨¢ginas desfila la extravagante familia del inventor: el padre poco fiable, la madre modelo, que fue finalista de Miss Sud¨¢frica y ahora, a sus setenta y tantos a?os, protagoniza portadas de revistas de moda, o el t¨ªo quiropr¨¢ctico, eminencia mundial en lesiones medulares. El lector descubre en el libro al ni?o, lector compulsivo de ciencia ficci¨®n, y al joven que se suma en 1995 con su hermano Kimbal a la naciente revoluci¨®n de internet desde un cuchitril de Palo Alto, en Silicon Valley, que hac¨ªa las veces de apartamento y de sede de Zip2, su primera start-up. Tambi¨¦n al emprendedor que se lamenta de que ya no es un ¡°chico prodigio¡± al cumplir 30 a?os, el mismo mes en que su compa?¨ªa de entonces, X.com, pasa a llamarse PayPal. (La obsesi¨®n de Musk con la antepen¨²ltima letra del alfabeto, de SpaceX a su coche m¨¢s caro o el nombre de su sexto y ¨²ltimo hijo, X AE A-Xii, dar¨ªa para otro art¨ªculo).
Econom¨ªas de escala
Con el dinero obtenido por la venta de Paypal se introdujo en 2002 en el negocio de la aeron¨¢utica con SpaceX y al a?o siguiente, con Tesla, en el de la automoci¨®n. Aunque ese concepto resulte para Enrique Dans, profesor de la IE University, reduccionista. ¡°Es algo m¨¢s que una compa?¨ªa de coches, es una tecnol¨®gica cuyas mayores f¨¢bricas no son de autom¨®viles sino de bater¨ªas solares, y que invierte mucho m¨¢s en I+D que sus competidoras. Su misi¨®n no es vender coches, sino llevar a cabo una transici¨®n a un mundo movido por energ¨ªas limpias¡±. Dans define a Musk como ¡°un genio de las econom¨ªas de escala¡±. ¡°Se apalanca siempre en tecnolog¨ªas cuyo rendimiento mejora exponencialmente con el tiempo: las bater¨ªas, las placas solares o los viajes espaciales tienen algo en com¨²n: si consigues fabricarlas bien, cuantas m¨¢s hagas, m¨¢s barata saldr¨¢ la unidad¡±, a?ade, y pone como ejemplo el empe?o de Musk, toda una revoluci¨®n, de construir cohetes que puedan ser reutilizados.
El magnate suele decir que reparte por igual sus jornadas de trabajo y sus legendarias semanas sin festivos entre ambos proyectos, y que estos han triunfado solo despu¨¦s de m¨²ltiples tropiezos (en sus ratos libres, tambi¨¦n se dedica a The Boring Company, empresa de construcci¨®n de t¨²neles fundada en 2016). Tesla acaba de encadenar por primera vez cuatro trimestres seguidos de super¨¢vit, gracias, en parte, a que ha podido sortear la crisis de los semiconductores que ha retrasado la producci¨®n de muchos de sus competidores y ha incrementado los precios de los coches. Algo as¨ª ha sido posible, explica Seth Goldstein, porque Tesla apenas ha vendido unos 800.000 veh¨ªculos en este segundo a?o de la pandemia, ¡°frente a los 10 millones de, pongamos, Volkswagen¡±. ¡°Adem¨¢s, sus veh¨ªculos usan cualquier tipo de chip, que luego adaptan en sus f¨¢bricas. Esa flexibilidad les ha permitido seguir sirviendo en los concesionarios¡±. En el de Washington, una estilizada boutique situada en la calle de las tiendas de lujo, esta semana era posible comprar un Tesla y recibirlo entre febrero y junio, una espera ¡°causada por la alta demanda, pero no por la falta de chips¡±, seg¨²n explicaba la encargada.
Uno de los coches a la venta era el Model 3. El veh¨ªculo m¨¢s barato de los cuatro que Tesla comercializa es tambi¨¦n el que estuvo a punto de llevarse por delante a la compa?¨ªa. Se lanz¨® en 2017 para conquistar a las masas, pero la producci¨®n a gran escala no fue tan f¨¢cil como parec¨ªa. Para su creador, aquel veh¨ªculo supon¨ªa el final de la primera parte del viaje, un camino que hab¨ªa se?alado en 2006 en un documento de la compa?¨ªa titulado El plan maestro secreto de Tesla Motors, algo as¨ª como las tablas de la ley del universo Musk. En ¨¦l, promet¨ªa lo siguiente: ¡°Construir un coche deportivo. Usar ese dinero para construir un coche m¨¢s econ¨®mico. Usar ese dinero para construir un coche a¨²n m¨¢s econ¨®mico¡±. El Model 3 era ese ¡°coche a¨²n m¨¢s econ¨®mico¡± (desde 44.900 d¨®lares). En 2016, Musk public¨® la segunda parte de su plan maestro, con renovadas promesas: ¡°Crear impresionantes techos solares que permitan alimentar las bater¨ªas de los veh¨ªculos. Expandir nuestras l¨ªneas de producto a todos los segmentos de los coches el¨¦ctricos. Desarrollar una tecnolog¨ªa de conducci¨®n aut¨®noma 10 veces m¨¢s segura. Permitir que tu autom¨®vil genere dinero cuando no lo est¨¦s usando¡±.
Vitaliy Katsenelson, inversor y autor del libro Tesla, Elon Musk and the EV Revolution (Tesla, Elon Musk y la revoluci¨®n de los coches el¨¦ctricos, 2018) no duda de que el magnate echar¨¢ mano para lograr esos objetivos de su ¡°capacidad para trabajar sin parar hasta dar con la soluci¨®n a un problema¡±. Entre tanto, vaticina, se entretendr¨¢ ¡°construyendo relatos y haciendo promesas que no sabe si podr¨¢ mantener¡±, como cuando en mayo de 2019 asegur¨® que habr¨ªa para finales de 2020 un mill¨®n de robotaxis (algo as¨ª como un Uber que marchara solo) circulando por las calles. ¡°No creo que mienta, pero s¨ª que promete lo imposible. Y si no lo logras, bueno, siempre puedes escudarte en que era imposible¡±.
Katsenelson cifra parte del ¨¦xito de sus veh¨ªculos en su atenci¨®n al dise?o y los compara varias veces en el libro con los iPhone de Steve Jobs. Y en cierto modo, Musk ha sucedido al fundador de Apple como innovador en jefe en el imaginario estadounidense medio. Aunque su perfil es, sin duda, m¨¢s medi¨¢tico: ?se imaginan a Jobs presentando Saturday Night Live, uno de los programas de humor m¨¢s longevos de la televisi¨®n estadounidense? Musk lo hizo en mayo.
Francisco G. Bree, profesor de Deusto Business School, lo ve como a ¡°un pol¨ªmata, alguien que, en la l¨ªnea de Leonardo Da Vinci o Alan Turing, domina ¨¢reas muy complejas con gran profundidad¡±. ¡°Se caracteriza por su creatividad, polivalencia y resiliencia. Se mueve en el terreno de la tecnolog¨ªa exponencial y as¨ª, de modo exponencial, consigue que crezcan sus negocios, benefici¨¢ndose los unos de los otros de lo que se conoce como la convergencia acelerada. No funcionan de manera aislada. Recuerda mucho a grandes emprendedores como Henry Ford¡±.
Lepore aporta otro referente, de nuevo, en el terreno de la ciencia ficci¨®n. En uno de los mejores episodios de su podcast, la historiadora recuerda c¨®mo el director de cine Jon Favreau se acerc¨® a Musk mientras preparaba su pel¨ªcula Iron Man (2008) para obtener inspiraci¨®n para su protagonista, Tony Stark, el inventor billonario atrapado por la m¨¢quina de su propia invenci¨®n que interpretaba Robert Downey Jr. en una de las entregas m¨¢s exitosas de la saga de Los vengadores. Lepore tambi¨¦n cuenta que extra?amente Musk acab¨® dej¨¢ndose influir hasta en la forma de vestir por el personaje de ficci¨®n que ¨¦l mismo inspir¨®. Stan Lee, creador de Iron Man, declar¨® en cierta ocasi¨®n que imagin¨® ese superh¨¦roe como la encarnaci¨®n de ¡°lo que todo el mundo odia¡±. Y Musk a veces parece empe?ado en parecerse a Stark tambi¨¦n en eso.
De su faceta de villano llegan noticias con regularidad. En 2018, un reportaje de la revista Wired describi¨® el ambiente laboral en sus factor¨ªas como un ¡°infierno¡± en el que los trabajadores eran despedidos caprichosamente. Vance, que se entrevist¨® con decenas de empleados para su libro, cree que ¡°Tesla y SpaceX son lugares ideales para trabajar cuando eres joven, por las oportunidades que ofrecen. Ahora bien, no tengo dudas de que Musk puede ser un tipo terrible bajo presi¨®n¡±. Un portavoz de Tesla respondi¨® entonces negando las acusaciones vertidas en el art¨ªculo.
Esta misma semana, otro reportaje, de The New York Times, puso el acento sobre la tecnolog¨ªa del piloto autom¨¢tico de los veh¨ªculos el¨¦ctricos, en tela de juicio por la agencia de seguridad de tr¨¢fico estadounidense. ¡°La combinaci¨®n de la conducci¨®n sin manos y de los conductores distra¨ªdos de la carretera est¨¢ relacionada con al menos 12 accidentes de tr¨¢fico desde 2016¡å, publicaba el diario neoyorquino. La diferencia fue que ahora no hubo respuesta por parte de la empresa. Musk decidi¨® prescindir de su departamento de comunicaci¨®n hace un a?o (y este periodista ha podido comprobar que nadie contesta a los mensajes enviados a los correos de prensa de Tesla).
I keep forgetting that you¡¯re still alive
— Elon Musk (@elonmusk) November 14, 2021
Musk parece fiar sus relaciones p¨²blicas mucho m¨¢s a Twitter, una herramienta que maneja con un estilo propio que mezcla anuncios empresariales (¡±a partir de ahora Tesla acepta bitcoin¡±), reflexiones de apariencia profunda (¡±las leyes est¨¢n de un lado, los poetas del otro¡±), comentarios banales (¡°las piscinas y los amigos son geniales¡±) y pol¨¦micas que dan la vuelta al mundo. Como cuando consider¨® ¡°fascistas¡± las medidas de California para contener la pandemia, cuando dud¨® sin pruebas de las vacunas o cuando respondi¨® a un tuit del senador dem¨®crata de 80 a?os Bernie Sanders (¡°Debemos exigir a los extremadamente ricos que paguen su parte justa [de impuestos]. Punto¡±), con este otro: ¡°Me pasa todo el rato que olvido que sigues vivo¡±. Otra de sus famosas trifulcas lo enfrent¨® con David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP, por sus siglas en ingl¨¦s) cuando este le sugiri¨® que donara una peque?a parte de su fortuna para ayudar a solucionar el problema del hambre. ¡°Si el WFP puede describir en este hilo de Twitter exactamente c¨®mo 6.000 millones de d¨®lares resolver¨¢n el hambre en el mundo, vender¨¦ las acciones de Tesla ahora mismo y lo har¨¦¡±, salt¨® Musk. Por cosas como esa, un art¨ªculo de The New York Times defin¨ªa este viernes la relaci¨®n de Musk con la caridad como ¡°filantrop¨ªa troll¡±.
La tierra prometida
Twitter fue tambi¨¦n el lugar en el que anunci¨® hace un a?o que se mudaba con su familia a Austin desde Los ?ngeles, despu¨¦s de 20 a?os en la ciudad, y tras una sonada bronca con las autoridades californianas por la gesti¨®n de la pandemia. A ese movimiento sigui¨® este oto?o el de la sede social, un paso que ha hecho subir enteros a Texas como una nueva tierra prometida para las empresas tecnol¨®gicas.
Desde all¨ª, Musk se concentrar¨¢, seg¨²n revel¨® en el encuentro de Washington con consejeros delegados, en tres proyectos para 2022. Neuralink, su incursi¨®n en el negocio de la salud, con el que busca la interfaz perfecta entre cerebro y ordenador (¡°puede que tengamos la oportunidad de devolverle la movilidad a alguien con una lesi¨®n medular, aunque a¨²n es pronto¡±, dijo); el Cybertruck, su apuesta en el terreno de los camiones el¨¦ctricos, en el que le han salido duros competidores como Rivian (participada en un 20% por su archienemigo, Jeff Bezos), o Starship, ¡°un proyecto extremadamente dif¨ªcil¡±. ¡°Ser¨¢ el cohete reutilizable m¨¢s grande que nunca se ha fabricado, el principio de una profunda revoluci¨®n, el santo grial de tecnolog¨ªa espacial (¡). Permitir¨¢ a la humanidad dejar de ser una especie de un solo planeta para convertirse en una especie interplanetaria¡±, dijo. Y entonces s¨ª, entonces se puso serio.
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