No les demos m¨®viles hasta los 12 a?os
Nuestros j¨®venes tratan de agarrarse a la vida con est¨ªmulos digitales tan ef¨ªmeros que solo logran ara?arla
La etapa que va desde el nacimiento hasta los 12 a?os es una fase preciosa donde los ni?os aprenden a conectar con la vida trav¨¦s del juego. No hay etapa m¨¢s feliz ni momento m¨¢s oportuno para mirar al mundo con los ojos bien abiertos. Sin embargo, cada vez los ni?os y ni?as pasan m¨¢s tiempo conectados a las pantallas. Pon a un ni?o de un a?o delante de una para ayudarle a comer y no conectar¨¢ durante toda la comida con la mirada de su madre. P¨®nsela a un ni?o de dos y se sentir¨¢ frustrado cada vez que coma s...
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La etapa que va desde el nacimiento hasta los 12 a?os es una fase preciosa donde los ni?os aprenden a conectar con la vida trav¨¦s del juego. No hay etapa m¨¢s feliz ni momento m¨¢s oportuno para mirar al mundo con los ojos bien abiertos. Sin embargo, cada vez los ni?os y ni?as pasan m¨¢s tiempo conectados a las pantallas. Pon a un ni?o de un a?o delante de una para ayudarle a comer y no conectar¨¢ durante toda la comida con la mirada de su madre. P¨®nsela a un ni?o de dos y se sentir¨¢ frustrado cada vez que coma sin ella. El de seis, si tiene consola, perder¨¢ el inter¨¦s por dibujar. El de ocho dejar¨¢ de mostrar inter¨¦s por leer libros si puede jugar al Fortnite y el de 10 preferir¨¢ mirar su tel¨¦fono al salir de la escuela a jugar con sus amigos. No es cuesti¨®n de inteligencia, clases sociales o buenas intenciones. Es simplemente cuesti¨®n de c¨®mo funciona nuestro cerebro.
Cada vez que recibimos un mensaje, salta un anuncio o vemos un nuevo est¨ªmulo en redes sociales recibimos una peque?a dosis de dopamina; una descarga de placer que es la base de los circuitos del placer y la motivaci¨®n humana. Es por eso que estamos tan enganchados a las pantallas. Nuestro cerebro no puede evitar mirar una y otra vez nuestro dispositivo porque, aunque nos cueste reconocerlo, el bombardeo constante de est¨ªmulos visuales novedosos y perfectamente dise?ados provoca adicci¨®n. Es la sensaci¨®n de terminar de ver algo visualmente sorprendente pero necesitar otra dosis m¨¢s.?Tambi¨¦n tenemos otros circuitos cerebrales, como el circuito de la serotonina, que se activan cuando conversamos cara a cara con un amigo, terminamos una tarea dif¨ªcil o ayudamos a una persona que nos necesita. La serotonina produce sensaci¨®n de conexi¨®n, prop¨®sito y satisfacci¨®n. A diferencia de la dopamina, que puede provocar frenes¨ª, no necesitamos otra dosis de serotonina inmediata porque estas emociones traen consigo una sensaci¨®n de calma.
En un mundo cada vez m¨¢s r¨¢pido e incierto nos sorprende el n¨²mero creciente de casos de depresi¨®n infantil y suicidio juvenil, pero la realidad es que nuestros j¨®venes intentan agarrarse a la vida a trav¨¦s de est¨ªmulos y experiencias digitales que son tan superficiales y ef¨ªmeros que solo logran ara?arla. Retrasar el uso de tel¨¦fonos m¨®viles hasta los 12 a?os de edad puede dar a nuestros ni?os el tiempo que necesitan para desarrollar un cerebro m¨¢s resistente; con capacidad de experimentar la profunda sensaci¨®n de calma y prop¨®sito que todos sentimos cuando ayudamos a los dem¨¢s o nos sentimos satisfechos. Y eso¡ eso tiene un valor incalculable porque es lo que m¨¢s les va a ayudar a sentirse conectados a la vida y agarrarse a ella cuando lo necesiten.
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