C¨®mo el cerebro crea las motivaciones y el deseo de vivir
El impacto motivador de la dopamina se refleja en la incontinencia que todos sentimos en seguir comiendo una vez que hemos abierto boca con el primer canap¨¦
Quienes la conocieron dicen que mi bisabuela Rosa, que vivi¨® hasta los 103 a?os, hab¨ªa perdido las ganas de vivir y solo deseaba morir. Pero mi t¨ªa-abuela Felisa, que vivi¨® hasta casi los 102, nunca perdi¨® esas ganas y siempre, hasta sus ¨²ltimas horas, encontr¨® un motivo para seguir viviendo, fuera la boda de un sobrino, el bautizo de un nuevo miembro de la familia, la copita de aguardiente o el turr¨®n de la feria del pueblo. Siempre me he preguntado qu¨¦ habr¨ªa en el agotado cerebro de cada una de mis dos ancianas para albergar tan diferente sentimiento.
Una posible respuesta me lleva a los muchos a?os en que en nuestro laboratorio de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona hemos explorado el comportamiento de las ratas que presionan una peque?a palanca del interior de su jaula para activar el dispositivo que env¨ªa peque?as descargas el¨¦ctricas a su cerebro a trav¨¦s de un electrodo en ¨¦l implantado. Nunca dudamos de que esas descargas eran placenteras y por eso las ratas presionan la palanca continuamente, horas e incluso d¨ªas, hasta caer rendidas de inanici¨®n. Cuando eso hacen, las neuronas de una regi¨®n del tronco del enc¨¦falo (¨¢rea tegmental ventral) liberan a trav¨¦s de sus prolongaciones el neurotransmisor dopamina en otra regi¨®n de la base del cerebro (el n¨²cleo accumbens). Por eso, durante los primeros a?os de investigaci¨®n cre¨ªmos, y as¨ª lo explic¨¢bamos a nuestros alumnos, que la dopamina era la sustancia cerebral que produc¨ªa el placer.
Pero las cosas cambiaron cuando la revista Nature public¨® un art¨ªculo que mostraba que las ratas segu¨ªan presionando la palanca incluso cuando la dopamina se hab¨ªa agotado y ya no se liberaba en su cerebro, es decir, que segu¨ªa habiendo placer sin dopamina. ?Qu¨¦ hace entonces la dopamina, nos preguntamos extra?ados? Hallazgos experimentales recientes lo han puesto de manifiesto. Por un lado, ahora sabemos que cuando se reduce la dopamina del cerebro de las ratas inyect¨¢ndoles sustancias que la inhabilitan (6-hidroxi-dopamina) su capacidad de sentir placer no se desvanece, pues siguen intactas sus reacciones positivas al gusto dulce. Los enfermos de p¨¢rkinson, que tambi¨¦n tienen escasez de dopamina en su cerebro, tampoco pierden sus reacciones de placer ante el gusto dulce. Por otro lado, tambi¨¦n se ha comprobado que los ratones con d¨¦ficit de dopamina muestran una p¨¦rdida total de inter¨¦s o motivaci¨®n para realizar conductas, como presionar una palanca o recorrer un laberinto, encaminadas a conseguir placeres como la comida, y solo si se les restauran los niveles de dopamina en los lugares cerebrales donde normalmente se libera los animales recuperan la motivaci¨®n y el comportamiento para conseguirla.
Es muy importante fomentar que los mayores tengan una vida personal y social lo m¨¢s rica y activa posible para que su cerebro libere dopamina
Por todo eso, lo que ahora creemos que hace la dopamina cuando se libera en el cerebro es aumentar la motivaci¨®n y el valor incentivo de las cosas agradables, produciendo deseo, aunque sin causar placer ni tener un verdadero impacto hed¨®nico. Es como si esa sustancia motivase a hacer lo necesario para conseguir lo bueno, el placer, donde quiera que lo haya. Curiosamente tambi¨¦n, hay datos que indican que los enfermos de p¨¢rkinson tratados con sustancias como la L-dopa, que incrementan la dopamina cerebral, no aumentan sus reacciones positivas al placer, pero s¨ª exhiben cierta motivaci¨®n compulsiva, un aumento del deseo por actividades como juegos, hobbies, compras, pornograf¨ªa, internet en general, etc, incluso cuando no se ve en ellos un aumento de placer que pudiera justificar ese comportamiento.
Ese impacto motivador de la dopamina se refleja de manera muy especial en la incontinencia que todos sentimos en seguir comiendo una vez que hemos abierto boca con el primer canap¨¦ o una patata frita en una celebraci¨®n. M¨¢s que abrir el apetito, que ya llevamos, lo que parece ocurrir con la primera y contenida degustaci¨®n es una liberaci¨®n de dopamina cerebral que aumenta el valor incentivo de los est¨ªmulos relacionados con el placer, con la comida en este caso, pero no el placer mismo, haciendo m¨¢s intensa y frecuente la conducta en curso que lo busca. Es por lo que tras la primera patata frita ya no somos capaces de contenernos y parar de comer. Ese incentivo parece especialmente fuerte en el adicto a una droga, o a cualquier otro tipo de adicci¨®n, ante cualquier est¨ªmulo relacionado con su consumo. La sola visi¨®n del ¡°camello¡±, del lugar donde se obtiene la droga puede disparar la dopamina cerebral y con ella el deseo y la motivaci¨®n de hacer lo que haga falta para conseguirla.
Ahora sabemos tambi¨¦n que la dopamina aumenta cuando somos estimulados por toda clase de novedades, es decir, cuando ocurren cosas nuevas e inesperadas en nuestro entorno, lo que la neurociencia llama ¡°error de predicci¨®n¡±. La novedad est¨¢ casi siempre presente en la rica vida de los j¨®venes, pero mucho menos en la muchas veces empobrecida vida de los mayores, a los que la debilidad, la pereza o la falta de apoyos familiares les refugia en el sedentarismo y el encierro. Es, por tanto, muy importante fomentar por todos los medios el que los mayores tengan una vida personal y social lo m¨¢s rica y activa posible para que su cerebro libere dopamina y, con ella, aumente y mantenga en pie su motivaci¨®n y sus deseos de seguir viviendo incluso en edades avanzadas.
Ignacio Morgado Bernal es catedr¨¢tico de Psicobiolog¨ªa en el Instituto de Neurociencias y en la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Es autor de ¡®Deseo y placer: la ciencia de las motivaciones¡¯ (Ariel, 2019).
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, c¨®mo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sue?o, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, ser¨¢n analizados en la convicci¨®n de que saber c¨®mo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las dem¨¢s personas.
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