Marta Peirano: ¡°No sabes si puedes dejar a tu hijo de 15 a?os solo con las redes¡±
La periodista, especializada en tecnolog¨ªa, propone en un nuevo libro una reorganizaci¨®n en comunidades vecinales en las que las redes tengan un papel relevante y distinto al actual
La periodista Marta Peirano (Madrid, 1975) informa sobre tecnolog¨ªa desde hace 30 a?os. Fruto de esa dedicaci¨®n, en 2019 public¨® El enemigo conoce el sistema. Manipulaci¨®n de ideas, personas e influencias despu¨¦s de la econom¨ªa de la atenci¨®n (editorial Debate), que ha sido un ¨¦xito con sus 10 ediciones. Ahora, en su cuarto libro en castellano ¡ª...
La periodista Marta Peirano (Madrid, 1975) informa sobre tecnolog¨ªa desde hace 30 a?os. Fruto de esa dedicaci¨®n, en 2019 public¨® El enemigo conoce el sistema. Manipulaci¨®n de ideas, personas e influencias despu¨¦s de la econom¨ªa de la atenci¨®n (editorial Debate), que ha sido un ¨¦xito con sus 10 ediciones. Ahora, en su cuarto libro en castellano ¡ªContra el futuro. Resistencia ciudadana frente al feudalismo clim¨¢tico (lo publica el 9 de junio la misma editorial)¡ª analiza c¨®mo la ciudadan¨ªa puede hacer mucho m¨¢s para frenar y adaptarse al cambio clim¨¢tico: por encima de todo, repensar c¨®mo nos organizamos como comunidades, empezando por los vecinos. Las redes sociales, afirma, deber¨ªan desempe?ar un papel distinto en esa batalla.
PREGUNTA.??En qu¨¦ se parecen las plataformas digitales y la industria de la alimentaci¨®n?
RESPUESTA.?Han desarrollado una adicci¨®n con estrategias que no son tan distintas. Con el az¨²car hay una f¨®rmula, mezcl¨¢ndola con sal y grasa, que se usa para enga?ar al cerebro y que piense que consume algo nutritivo sin que sea verdad. Eso lo combinan con empeque?ecer el producto: que sean muchas patatas fritas en lugar de una patata gorda. Es muy parecido a lo que pasa con el m¨®vil, que ha copiado estrategias de la industria del juego. Dependen de tus datos, quieren que generes m¨¢s. Es crucial entender ese mecanismo para tener otra relaci¨®n con comida o tecnolog¨ªas.
P.?Antes ve¨ªamos la tele cuando no sab¨ªamos qu¨¦ hacer.
R.?S¨ª, pero no en el trabajo, en el instituto. Una capa de complejidad que a?aden los m¨®viles es que, a diferencia de una m¨¢quina tragaperras, est¨¢n bien considerados. Puedes estar todo el d¨ªa en el m¨®vil y nadie dir¨¢: ¡°Mira ese lud¨®pata¡±. Dir¨¢n: ¡°Cu¨¢nto trabaja¡±.
P.?Eso ha cambiado.
R.?Depende del contexto. Hay familias que dicen: ¡°M¨®viles en la mesa, no¡±. Pero veo en cumplea?os sobre todo de ni?as adolescentes a todas con el m¨®vil. Se ense?an o mandan cosas. Podr¨ªan estar cada una en su habitaci¨®n. Se pierde algo en esa mediaci¨®n de una herramienta que solo permite un tipo de actividades. Tu lenguaje social se redise?a y no sabes desarrollar uno propio que depende de las personas con quienes est¨¢s. Como si perdieras colores en la vida. Vivimos en un mundo dominado por algo que no es internet: las redes sociales.
Nuestra fragilidad pol¨ªtica est¨¢ vinculada a nuestra incapacidad de relacionarnos.
P.?Es como estar dominados por comida con mucho az¨²car.
R.?S¨ª. En Espa?a menos, aunque nos afecta. Pero la comida est¨¢ regulada. Las redes, todav¨ªa no. Cuando compras una bolsa de algo en un supermercado, sabes que ha pasado por un proceso que te asegura que no te vas a morir. Mientras que con las plataformas, como su comportamiento real y estrategias son opacas, no sabes si puedes dejar a tu hijo de 15 a?os solo con esas plataformas. No s¨¦ cu¨¢nto tardar¨¢ la regulaci¨®n.
P.?Habla de ¡°feudalismo¡±: digital y clim¨¢tico. ?Por qu¨¦?
R.?Ha habido un proceso de privatizaci¨®n de las infraestructuras de telecomunicaciones, han invadido todas las industrias. Todo es industria de los datos. Ahora la parte m¨¢s importante de esas infraestructuras est¨¢ siendo mimetizada, comprada o desarrollada por un n¨²mero peque?o de empresas que son adem¨¢s no europeas. Durante la pandemia se han integrado a¨²n m¨¢s: sanidad, educaci¨®n, medios de comunicaci¨®n. Cuando pienso en el feudalismo, pienso en este secuestro de infraestructuras cr¨ªticas que necesitamos para los retos del futuro, sobre todo para los clim¨¢ticos.
P.?Escribe que cambiar la dieta es una medida esencial para combatir el cambio clim¨¢tico.
R.?Intento entender por qu¨¦ somos incapaces de tomar las medidas necesarias para reducir nuestras posibilidades de subir 2 grados la temperatura global. Renunciamos a las soluciones m¨¢s interesantes: son m¨¢s baratas, requieren menos cambios sist¨¦micos, menos desarrollo de infraestructuras y tendr¨ªan menos impacto. La dieta cumple estos requisitos.
P.?Pero hay que cambiar la voluntad de millones de personas.
R.?No es una infraestructura y es muy barato: solo tienes que dejar de comer carne. Todos nos lo podemos permitir. Con que solo comi¨¦ramos la mitad, el impacto ser¨ªa enorme.
P.?Una ventaja clave ser¨ªa la gesti¨®n de recursos en comunidad. Usa el ejemplo del cuarto de lavadoras comunitario en Dinamarca como lugar de encuentro.
R.?Trasciende la gesti¨®n de recursos porque lo que hacen esos cuartos es lograr que te coordines con tus vecinos, que es lo que hemos perdido. Este cuarto te devuelve al lugar donde est¨¢s. Fabrica un marco adecuado para que hables con el vecino y que no es ¡°me hace bien¡± o ¡°sus hijos van con los m¨ªos al cole¡±, sino ¡°tenemos un objetivo com¨²n y a ver c¨®mo llegamos¡±. El problema es que ya no vivimos en una comunidad de recursos, sino en una sociedad de servicios. Somos fr¨¢giles y estamos vendidos a que Elon Musk nos mande a Marte a trabajar.
P.??Qu¨¦ papel deber¨ªan tener las redes sociales en ese mundo nuevo?
R.?Veo en las criptocomunidades una energ¨ªa que no veo en las redes sociales. De repente, montan un meme y se convierte en algo en lo que hay que creer, decir que es muy guay, que te vas a comprar un Ferrari con ese dinero para que suba. Esa comunidad, que es puramente especulativa y no favorece en nada al resto, se puede crear en torno a la gesti¨®n de recursos. Me recuerda a los foros al principio de internet, hab¨ªa gente que sab¨ªa mucho de ordenadores y programaci¨®n y gente que no y quer¨ªa aprender. Se pueden generar comunidades de cosas locales.
P.??C¨®mo?
R.?Las redes son imprescindibles. Las tecnolog¨ªas que permiten las redes pueden cumplir otras funciones. No podemos depender de Twitter para gestionar una crisis pol¨ªtica, clim¨¢tica o energ¨¦tica. Son plataformas publicitarias cuyo objetivo no es ayudarnos a resolver esos problemas.
P.??Por qu¨¦ las comunidades no mejoraron en la pandemia?
R.?Era la circunstancia perfecta, aunque terrible, para que los bloques de edificios generaran comunidades. Sin embargo, lo ¨²nico que pas¨® fue que la mayor parte de la gente sali¨® al balc¨®n a hacer ruido y todo el mundo acab¨® pasando m¨¢s tiempo online.
P.??C¨®mo recuperar esos espacios?
R.?Se ha vuelto muy dif¨ªcil ser comunidad. Es dif¨ªcil romper el hielo, tienes que intentarlo muchas veces. Todo el mundo est¨¢ parapetado en su individualidad, eso que hacen los m¨®viles que es aislar. Todo esto elimina tus habilidades para comunicarte o se reducen. Ahora con la pandemia se ha visto. Tu ¨²nica habilidad era salir al balc¨®n y hacer el imb¨¦cil o aplaudir a otros porque es un amago de comunidad. La gente pon¨ªa notas en los ascensores, les hac¨ªa una foto y las sub¨ªa a Instagram. Hemos perdido un lugar donde encontrarnos con los vecinos y negociar algo concreto, no abstracto.
P.?Los vecinos son un reto.
R.?Yo he tardado siete a?os en conocer a todos mis vecinos. Lo convert¨ª en un proyecto personal. No es cuesti¨®n de caerse bien. No va de eso. Nuestra fragilidad pol¨ªtica est¨¢ vinculada a nuestra incapacidad de relacionarnos con las personas que viven en el mismo espacio que nosotros.
P.?En las redes encontramos a gente como nosotros. Lo preferimos.
R.?En el proceso ¡ªque algunos ven como progreso y yo no¡ª a una sociedad de servicios, hemos perdido la responsabilidad sobre nuestras propias vidas. Hemos ganado otras cosas, pero perdiendo mucho. Sobre todo, la capacidad de conocernos y ayudar; tu comunidad no es la gente a quien le gusta ese disco de The Smiths, sino la gente que se queda sin luz a la vez que t¨².
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