Carola Garc¨ªa de Vinuesa, una genetista espa?ola en el selecto club de la Royal Society
Descubridora de una variante gen¨¦tica que causa lupus e impulsora de la revisi¨®n de la tr¨¢gica condena de una australiana, ingresa en la instituci¨®n a la que pertenecen genios como Newton y Einstein
Hay dos casos antag¨®nicos que ayudan a describir la carrera de Carola Garc¨ªa de Vinuesa (C¨¢diz, 52 a?os), la inmun¨®loga espa?ola que acaba de ingresar en la Royal Society del Reino Unido, un selecto club al que pertenecieron genios como Newton, ...
Hay dos casos antag¨®nicos que ayudan a describir la carrera de Carola Garc¨ªa de Vinuesa (C¨¢diz, 52 a?os), la inmun¨®loga espa?ola que acaba de ingresar en la Royal Society del Reino Unido, un selecto club al que pertenecieron genios como Newton, Einstein o Darwin. El primero implica a una ni?a peque?a enferma. El segundo, a la considerada peor asesina en serie de Australia. Pero para explicar ambos necesitamos retrotraernos unos cuantos a?os y hacer un recorrido por distintos puntos del globo, pues la de Garc¨ªa de Vinuesa ha sido una vida itinerante.
En los a?os noventa iba a ser m¨¦dico, pero tuvo una revelaci¨®n en India. No fue una epifan¨ªa espiritual, m¨¢s bien una reflexi¨®n interna. Estaba haciendo un voluntariado en una leproser¨ªa a orillas del Ganges, limpiando p¨²stulas y llagas. Entonces empez¨® a pensar que ten¨ªa que haber otra forma de ayudar a los enfermos, una forma que pasara por entender las enfermedades antes que curarlas. Otras experiencias en Ghana, viendo de primera mano los efectos de la malaria y la meningitis bacteriana, le hicieron reafirmarse en esta idea.
As¨ª que cambi¨® su bata de m¨¦dico por la de cient¨ªfica. Se especializ¨® en estudiar las enfermedades autoinmunes. Y se convirti¨® en un referente en este campo. As¨ª es como lleg¨® a sus manos el caso de Gabriela Piqueras, una ni?a de siete a?os que ten¨ªa un lupus eritematoso sist¨¦mico. La menor ten¨ªa una mutaci¨®n en un gen y Garc¨ªa de Vinuesa sospechaba que este era el causante de su enfermedad. Para comprobarlo, replic¨® esta mutaci¨®n en una familia de roedores. Llam¨® a los ratones Kika, como el peluche favorito de Gabriela. Garc¨ªa de Vinuesa conoc¨ªa este detalle porque el caso de Gabriela iba m¨¢s all¨¢ de lo profesional. ¡°En momentos como este es cuando la ciencia cobra sentido¡±, dice por videollamada, confirmando que demostr¨® su teor¨ªa. ¡°Fue bonito porque el descubrimiento tuvo una implicaci¨®n real inmediata para una paciente que conoc¨ªa¡ y para muchos otros que no conoc¨ªa¡±, se?ala.
El segundo caso que ha marcado su carrera no es tan bonito. Kathleen Folbigg estaba considerada la peor asesina en serie de Australia. Pero su caso, gracias al trabajo de Garc¨ªa de Vinuesa, podr¨ªa pasar a ser el mayor error judicial de su historia reciente. Folbigg entr¨® en prisi¨®n en 2003 acusada de matar a sus cuatro hijos, fallecidos mientras dorm¨ªan y sin motivo aparente. El juicio determin¨® la culpabilidad de su madre bas¨¢ndose en pruebas vagas y circunstanciales. Pero la inmun¨®logas gaditana demostr¨® que dos de los cuatro beb¨¦s ten¨ªan una rara mutaci¨®n gen¨¦tica que pod¨ªa causar la muerte s¨²bita, tirando por tierra las acusaciones.
Garc¨ªa de Vinuesa tiene dos hijas. Cuando era peque?a, una de ellas tuvo un c¨®lico infantil. Y esto le hizo sentirse fatal, hundirse en la culpa. Ella, que estudiaba enfermedades complejas y raras, se sent¨ªa impotente ante un vulgar c¨®lico. Pero con el tiempo, ha reflexionado sobre esta sensaci¨®n: ¡°Cuando un ni?o est¨¢ enfermo, muchas madres nos sentimos responsables, es la sociedad la que nos hace sentir responsables¡±, apunta. Y el caso de Folbigg era la sublimaci¨®n de este se?alamiento social.
Su aportaci¨®n al caso no acaba ah¨ª, se?ala por correo electr¨®nico Anna-Maria Arabia, directora de la Academia de Ciencias de Australia, que ha acompa?ado a Garc¨ªa de Vinuesa en este proceso. ¡°Otros habr¨ªan aportado pruebas cient¨ªficas y luego se habr¨ªan marchado, pero Carola vio la injusticia que ten¨ªa ante s¨ª y se puso a trabajar con expertos de todo el mundo¡±, se?ala Arabia. M¨¢s de 90 cient¨ªficos, entre ellos dos premios Nobel, apoyaron su trabajo en una carta abierta que forz¨® la reapertura del caso. Su primera revisi¨®n, que tuvo lugar en 2019, confirm¨® la culpabilidad de Folbigg. Pero se est¨¢ preparando un nuevo proceso para finales de a?o.
Estos dos casos le han dado cierta proyecci¨®n medi¨¢tica, pero no son los que han garantizado su entrada en la Royal Society. En la carrera de Garc¨ªa de Vinuesa destaca su labor en el Centro de Inmunolog¨ªa Personalizada, que fund¨® y codirigi¨® junto al doctor Edward Bertram. Fueron pioneros en Australia en secuenciar el genoma humano, un logro que Bertram atribuye al car¨¢cter ¡°apasionado, comprometido y motivado¡± de su colega. Pero su trabajo no solo pasaba por encerrarse en un laboratorio, tambi¨¦n por ense?ar al mundo lo que suced¨ªa en ese laboratorio. La inmun¨®loga hizo un esfuerzo extra para darle una dimensi¨®n global al proyecto. En palabras de Bertram ¡°trajo a m¨¦dicos e investigadores colaboradores de Europa, Reino Unido y Estados Unidos para internacionalizar el trabajo y apoyar a los pacientes¡±. Tambi¨¦n es rese?able el descubrimiento de dos nuevos tipos de gl¨®bulos blancos, los linfocitos T foliculares cooperadores y los reguladores, claves en el control de anticuerpos que causan enfermedades autoinmunes.
Garc¨ªa de Vinuesa se traslad¨® con sus hijas a Londres el pasado septiembre y ahora trabaja en el Francis Crick Institute. Es ah¨ª, en Inglaterra, donde ha firmado en el Charter Book, un libro del siglo XVII lleno de polvo e historia que le garantiza un sitio en la Royal Society. El viernes estamp¨® su firma al lado de los mejores nombres de la ciencia. Y de la tambi¨¦n genetista Irene Miguel Aliaga, que comparte el honor de ser la primera mujer espa?ola en hacerlo. El t¨ªtulo es compartido y quiz¨¢ la coincidencia sea la se?al de que las cosas est¨¢n cambiando.
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