Portero, no: conserje
El vocablo viene del franc¨¦s y se introdujo en Espa?a en el siglo XVI con los oficios y nombres de la casa real de Borgo?a
Algunas profesiones han cambiado de nombre para elevar as¨ª su rango social o acomodarse al que en su opini¨®n les corresponde. Y la gente suele respetar esas decisiones. No decimos ya, por ejemplo, ¡°carcelero¡±, sino ¡°funcionario de prisiones¡± (a veces m¨¢s largo: ¡°funcionario de instituciones penitenciarias¡±). Los anta?o aparejadores se volvieron arquitectos t¨¦cnicos, en paralelo con la conversi¨®n de los peritos en ingenieros de igual condici¨®n. En el caso de las otrora asistentas, las familias est¨¢n extendiendo poco a poco el uso del t¨¦rmino ¡°empleada¡±. Y los antiguos jefes de personal son ahora directores de recursos humanos, mientras que los caseros de toda la vida han pasado a denominarse ¡°propietarios¡±.
Una de las ¨²ltimas modificaciones ocurridas ante nuestros o¨ªdos consiste en la transformaci¨®n de la palabra que nombra a la persona que cuida de los servicios y de la limpieza de un edificio de viviendas: el portero o la portera. (Dejamos fuera los deportes).
Durante a?os se consider¨® un oficio menor, injustamente; y lleg¨® un eufemismo innecesario: ¡°empleado de fincas urbanas¡±. Eso serv¨ªa a efectos administrativos, pero no resultaba manejable para las conversaciones de cada d¨ªa. As¨ª que las comunidades de vecinos empezaron a hablar del ¡°conserje¡±, expresi¨®n m¨¢s c¨®moda que tambi¨¦n prestigiaba el oficio y adem¨¢s mejoraba la prestancia del inmueble.
Este vocablo se form¨® en castellano a partir del franc¨¦s concierge, pero no se sabe de d¨®nde lo tom¨® a su vez ese idioma. Se documenta en nuestra lengua desde el siglo XVIII y aparece ya en el primer diccionario acad¨¦mico, en 1729, escrito con ge (¡°conserge¡±). Se defin¨ªa as¨ª: ¡°La persona que tiene a su cargo la custodia, limpieza y llaves de alg¨²n palacio, alc¨¢zar o casa real¡±. Y se a?ad¨ªa: ¡°Viene del franc¨¦s concierge, que significa esto mismo. Esta voz se introdujo en Espa?a con otras, quando se entabl¨® el lenguaje de la casa real de Borgo?a¡±. La edici¨®n de 1780 retoca el final: ¡°Quando se establecieron en la casa real los oficios y nombres de la casa real de Borgo?a¡±; y precisa que eso ocurri¨® ¡°en tiempos de Carlos I¡± (siglo XVI).
El hecho de que la palabra ¡°conserje¡± (con jota desde 1832) mostrara un origen de tan alta alcurnia hizo que circulase y se aplicara solamente a quienes ejerc¨ªan sus funciones en los palacios y otros edificios del Estado. Y as¨ª se hace constar ya con claridad en 1843: ¡°La persona que tiene a su cargo la custodia, limpieza y llaves de alg¨²n palacio, alc¨¢zar o establecimiento p¨²blico¡±. La definici¨®n actual suprime los t¨¦rminos ¡°palacio¡± y ¡°alc¨¢zar¡±, pero se sigue circunscribiendo a quien sirve en un ¡°establecimiento p¨²blico¡±.
Queda claro, pues, el motivo de que ¡°conserje¡± nos parezca m¨¢s prestigioso que ¡°portero¡±: no solamente ven¨ªa de la elegante Francia, sino que la persona as¨ª nombrada prestaba en otro tiempo sus servicios en palacios y alc¨¢zares. Por el contrario, los porteros, por su parte, pod¨ªan servir en el m¨¢s humilde portal.
Pero ya sabemos lo que pasa con los eufemismos que sit¨²an aquello que nombran por encima de las posibilidades de lo nombrado: reducir¨¢n su efecto en la medida en que se extienda la implantaci¨®n del t¨¦rmino. As¨ª que, con el tiempo, ¡°conserje¡± se igualar¨¢ en prestigio con ¡°portera¡± y ¡°portero¡±. Y quiz¨¢s ya se puede plantear la conveniencia de que el Diccionario le retire la condici¨®n de ¡°empleado p¨²blico¡±, una vez que el uso ha ampliado sus salidas laborales.
Lo que s¨ª quedar¨¢ por dilucidar es si en ese camino en retirada de ¡°portero¡± pasaremos alg¨²n d¨ªa a pulsar el timbre del conserje autom¨¢tico.
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