Cine de animaci¨®n, dibujos animados y ¡®anime¡¯
Con el tiempo, la industria ampli¨® el abanico, y los ni?os dejaron de ser los destinatarios principales
La expresi¨®n ¡°dibujos animados¡± atrajo hacia los cines desde mediados del siglo XX a millones de ni?os y los enganch¨® despu¨¦s al televisor. Generaciones enteras vieron por vez primera en su vida una pel¨ªcula gracias a Mickey Mouse, al Pato Donald, al P¨¢jaro Loco, al gato Jinks con Pixie y Dixie, tambi¨¦n al Gato con Botas, a Pluto, Pinocho, Blancanieves, Tom y Jerry o Bugs Bunny, sin olvidar al Correcaminos, ni al oso Yogi, ni a los Mosqueperros, ni al Gato F¨¦lix (qu¨¦ abundancia de ratones y gatos).
Con el tiempo, la industria ampli¨® el abanico, y los ni?os dejaron de ser los destinatarios principales. Familias enteras disfrutaron de Heidi, Los Simpson, Futbol¨ªn, Las aventuras de Tadeo Jones¡ Y tambi¨¦n se produjeron pel¨ªculas exclusivas para los mayores de edad, como Chico y Rita o Arrugas, por citar dos espa?olas. En este proceso, se ha venido manifestando un cambio en la manera de referirse a todas esas obras. ¡°Dibujos animados¡± va dejando paso a ¡°cine de animaci¨®n¡± o ¡°pel¨ªculas de animaci¨®n¡±. Por ejemplo, los Goya incorporaron en su cuarta entrega, en 1990, la categor¨ªa ¡°Mejor pel¨ªcula de animaci¨®n¡±. Los Oscar incluir¨ªan esa disciplina una d¨¦cada despu¨¦s, en 2001, si bien antes estas cintas (Pinocho, Dumbo, La sirenita¡) hab¨ªan competido en la categor¨ªa de mejor pel¨ªcula, mejor banda sonora o mejores efectos.
Esta denominaci¨®n nueva y oficialista, alejada de la forma popular, omite la palabra esencial: dibujos. Quiz¨¢s se pretende que ¡°dibujos animados¡± nombre ¨²nicamente los destinados a ni?os, y que ¡°cine de animaci¨®n¡± se refiera a las pel¨ªculas para adultos (en su sentido literal, no en el uso eufem¨ªstico que encubre el cine porno; al margen de que tambi¨¦n existan pel¨ªculas er¨®ticas de dibujos, que ya tiene m¨¦rito).
En efecto, el lenguaje p¨²blico va especializando los significados: ¡°dibujos animados¡±, para las series infantiles; y ¡°cine de animaci¨®n¡±, para largometrajes destinados a un p¨²blico adulto; sin que ello signifique que en los festivales se excluyan las pel¨ªculas de dibujos para ni?os.
A los t¨¦rminos ¡°dibujos animados¡± y ¡°cine de animaci¨®n¡± se ha unido en los ¨²ltimos tiempos el vocablo ¡°anime¡±, que nace en Jap¨®n hacia 1960, si bien no lleg¨® al banco de datos acad¨¦mico del espa?ol hasta 2003, documentado en la revista Fotogramas. Esta palabra no se ha incluido a¨²n en el Diccionario, pero goza de amplia difusi¨®n como referencia a los dibujos elaborados por la industria japonesa o al estilo nip¨®n (pese a lo cual sus personajes tienen los ojos bien redondos; quiz¨¢s por influencia de Pluto, Mickey, Donald y compa?¨ªa). ¡°Anime¡± procede del remoto lat¨ªn animare: ¡°dar vida¡± (remoto para los japoneses, claro), que a su vez aport¨® al ingl¨¦s y al franc¨¦s animation. Seg¨²n algunos estudios, la pronunciaci¨®n inglesa ¡°animeishion¡± hizo que los japoneses empezaran a decir algo as¨ª como ¡°animeeshon¡±, de donde se simplific¨® en ¡°anime¡±. Al tratarse de un estilo y una t¨¦cnica singulares, la palabra se ha hecho hueco en el espa?ol (y en otras lenguas). Sin embargo, es probable que en el habla popular se siga usando, en ¨¦ste y en los dem¨¢s casos, el t¨¦rmino ¡°dibujos¡±: ¡°Me gust¨® Chico y Rita, una pel¨ªcula de dibujos¡± (y no ¡°una pel¨ªcula de animaci¨®n¡±); ¡°Oliver y Benji eran unos dibujos¡± (y no ¡°Oliver y Benji eran anime¡±).
No s¨¦ qu¨¦ opinar¨¢ de todo esto el Pato Donald, pero me result¨® llamativo que las informaciones period¨ªsticas contaran el pasado 10 de junio que Messi ser¨¢ protagonista de ¡°una serie de animaci¨®n¡±. Y que ¨¦l declarase al respecto, con mucha ilusi¨®n: ¡°Siempre me gustaron los dibujos animados¡±.
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