La derecha radical pesca entre los t¨®tems culturales de la izquierda
La ultraderecha europea intenta construirse un pasado cultural y, en el caso de Giorgia Meloni, eso pasa por reivindicar a figuras progresistas como Antonio Gramsci o Pier Paolo Pasolini
La construcci¨®n de un sistema cultural nunca fue una prioridad de la derecha. Al menos, de ese espectro moderado y liberal que consideraba que el mejor veh¨ªculo de propagaci¨®n del mensaje era la televisi¨®n, el entretenimiento. Hoy una nueva derecha radicalizada recorre Europa. Y, alcanzada la hegemon¨ªa pol¨ªtica en lugares como Italia, inicia la construcci¨®n de un relato que permita librar la guerra cultural: la mejor forma de consolidar el esquema ideol¨®gico. ...
La construcci¨®n de un sistema cultural nunca fue una prioridad de la derecha. Al menos, de ese espectro moderado y liberal que consideraba que el mejor veh¨ªculo de propagaci¨®n del mensaje era la televisi¨®n, el entretenimiento. Hoy una nueva derecha radicalizada recorre Europa. Y, alcanzada la hegemon¨ªa pol¨ªtica en lugares como Italia, inicia la construcci¨®n de un relato que permita librar la guerra cultural: la mejor forma de consolidar el esquema ideol¨®gico. La ola censora que recorre Espa?a de la mano de Vox es solo una fase embrionaria, si se atiende al esquema de acci¨®n de otras formaciones parecidas en Europa como Reconquista, de ?ric Zemmour, en Francia o Hermanos de Italia, referencia del partido de Santiago Abascal y socio en el artefacto electoral que comparten en Bruselas y que preside la primera ministra Giorgia Meloni: Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Partidos conectados a trav¨¦s de sus fundaciones culturales que debaten desde hace meses en congresos internacionales c¨®mo afrontar el decisivo asunto de la hegemon¨ªa cultural.
Los italianos, en pol¨ªtica, suelen hacerlo casi todo antes. Generalmente, tambi¨¦n de manera m¨¢s refinada. El Gobierno de Meloni no proh¨ªbe obras de teatro ni las sustituye por combates de boxeo (algunos de sus dirigentes expresan en privado estos d¨ªas su asombro por esas actitudes). La primera ministra y l¨ªder de Hermanos de Italia posee un proyecto a medio plazo para sacar de la periferia cultural a una cierta derecha, principalmente romana y de or¨ªgenes posfascistas, y dotarla de un pasado aceptable para convencer ideol¨®gicamente en el presente. En los ¨²ltimos meses ha habido congresos y revisionismos variados. El nuevo ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, se anim¨® a teorizar que Dante era ¡°el fundador del pensamiento de derechas¡±. Y el titular de Agricultura y cu?ado de Meloni, Francesco Lollobrigida, conocido por sus teor¨ªas sobre la sustituci¨®n ¨¦tnica, asegur¨® que el gran escritor Alessandro Manzoni era un ¡°patriota que defend¨ªa a la familia¡±. Faltan referentes, no hay duda. Y parte de la estrategia pasa por un proceso de apropiaci¨®n.
Sangiuliano, periodista televisivo curtido en Rai2, canal p¨²blico tradicionalmente cercano a la derecha, es el director de orquesta de la operaci¨®n. Viejo militante del posfascista Movimiento Social Italiano (MSI), nunca ha ocultado en las entrevistas su ambici¨®n por otorgar vigor al mundo cultural de la derecha. Es habitual escucharle aplicar una mirada revisionista a t¨®tems de la izquierda como el pensador Antonio Gramsci o Pier Paolo Pasolini, convertidos en elementos de inspiraci¨®n de ese nuevo espectro (en el ¨²ltimo congreso program¨¢tico de Hermanos de Italia se exhibi¨® la foto de ambos intelectuales). Tambi¨¦n invocando a Alain de Benoist, fil¨®sofo franc¨¦s, punta de lanza de la Nouvelle Droite [nueva derecha], con quien comparti¨® debate en el Sal¨®n del Libro de Tur¨ªn a prop¨®sito del nuevo libro del pensador franc¨¦s, titulado La desaparici¨®n de la identidad.
A Gennaro Sangiuliano, ministro de Cultura italiano, le gusta Lorca: ¡°Cuando la cultura es alta, es cultura y basta¡±.
Sangiuliano, que nunca reh¨²ye el debate, responde a un whatsapp de este peri¨®dico. A continuaci¨®n, explica al tel¨¦fono su posici¨®n. ¡°Siempre he sufrido que hubiera una derecha que se interesase poco en la cultura. Sostengo que la pol¨ªtica cultural es fundamental. No significa buscar una hegemon¨ªa, significa abrirse a la cultura. Tener relaciones con el cine, el teatro, las artes figurativas, la literatura o la ensay¨ªstica. Eso es lo que estoy intentando. A m¨ª me gusta mucho Federico Garc¨ªa Lorca y lo cito mucho. Cuando la cultura es alta, es cultura y basta¡±. El ministro se desmarca de los ¨²ltimos movimientos de Vox. ¡°Soy contrario a cualquier forma de censura. Se puede combatir sobre el plano de las ideas, pero no de la censura. Voltaire dec¨ªa: ¡®No estoy convencido de tus ideas, estoy contra ellas, pero me batir¨¦ hasta el final para que puedas manifestarlas¡¯. Y yo lo comparto¡±.
De Benoist es uno de los grandes te¨®ricos de esa lectura derechizadora del fil¨®sofo Antonio Gramsci, especialmente interesada por el concepto de hegemon¨ªa aplicado a la idea del poder cultural. ¡°La supremac¨ªa de un grupo social se manifiesta de dos modos: como dominio y como direcci¨®n intelectual moral (¡). Un grupo social puede e incluso debe ser dirigente antes de conquistar el poder gubernamental; despu¨¦s, cuando ejerce el poder, se vuelve dominante, pero debe seguir siendo tambi¨¦n dirigente¡±, sosten¨ªa el pensador d¨¢ndole la vuelta al argumento econ¨®mico de Marx y recordando que la dimensi¨®n de ese poder, en realidad, deb¨ªa abarcar ¨¢reas como la cultura, el arte o el entretenimiento. Es la base sobre la que intenta construir su nuevo relato la derecha radical europea y que han usado l¨ªderes como Viktor Orb¨¢n en Hungr¨ªa, que escribi¨® su tesis universitaria sobre el pensador italiano.
La fil¨®sofa Donatella Di Cesare advierte de que esta ser¨¢ una de las batallas pol¨ªticas m¨¢s cruentas de los pr¨®ximos a?os. ¡°Es un tema decisivo: en Italia y en Europa. Y nace de un complejo de inferioridad. En Italia, en particular, la cultura fue vista siempre de la izquierda. Sucede m¨¢s que en otros pa¨ªses europeos como Alemania, donde los referentes son m¨¢s numerosos¡±, apunta. La fil¨®sofa, especialista en Heidegger, cree que tras la conquista del poder pol¨ªtico y de hegemonizar el espectro de la derecha, Hermanos de Italia necesita consolidarse culturalmente. ¡°Significa asumir un rostro aceptable. Y eso valdr¨¢ tambi¨¦n para los neofranquistas de Vox: no tienen la tradici¨®n filos¨®fica pol¨ªtica de la derecha alemana y carecen de grandes nombres de referencia. Por eso la operaci¨®n se convierte tambi¨¦n en apropiaci¨®n de personajes s¨ªmbolo de Italia. Sobre todo Gramsci. Pero tambi¨¦n otros como Pasolini¡±.
De Benoist, precisamente, suele declararse pasoliniano. El pensador franc¨¦s reivindica esa parte del cineasta, poeta y escritor italiano que explor¨® las desigualdades y las borgate [barriadas perif¨¦ricas]. En Pasolini y en su poes¨ªa Il Pci ai giovani!!, creen en la nueva derecha radical, se encuentra el embri¨®n de ese rencor popular contra una izquierda aburguesada que ha abrazado la ultraderecha (y que ha movido el populismo de la ¨²ltima d¨¦cada). El cineasta describ¨ªa en aquel poema publicado el 16 de junio de 1968 en el semanario L¡¯Espresso los disturbios en el barrio romano de Valle Giulia entre la polic¨ªa y los estudiantes, a quienes, fundamentalmente, consideraba unos pijos. El cineasta no dudaba en ponerse del lado de los uniformados, los verdaderos oprimidos, la aut¨¦ntica clase obrera de la que deb¨ªa ocuparse el Partido Comunista Italiano (que termin¨® expuls¨¢ndolo por su condici¨®n de homosexual).
¡°El asunto de la hegemon¨ªa cultural es un tema decisivo: en Italia y en Europa. Y nace de un complejo de inferioridad de la derecha¡±Donatella Di Cesare, fil¨®sofa
El conflicto, o el complejo que describe Di Cesare, tiene ra¨ªces lejanas. Al menos en Italia, donde la historia pol¨ªtica estuvo dividida en dos grandes bloques hasta el comienzo de los a?os ochenta: el Partido Comunista (PCI) y la Democracia Cristiana (DC). Izquierda y derecha, aunque la visi¨®n est¨¦ algo simplificada aqu¨ª, se repartieron el relato pol¨ªtico de forma ordenada: la DC controlaba la televisi¨®n; el PCI, la cultura (teatro, editoriales, peri¨®dicos). Un esquema que perdur¨® d¨¦cadas, custodiado severamente por r¨ªgidos guardianes de cada bloque ideol¨®gico. Se cre¨® as¨ª el mito de la hegemon¨ªa cultural contra el que se rebela el mundo meloniano. Para ello se ha dotado de estructuras: fundaciones y think tanks emparentadas con toda Europa.
El joven Francesco Giubilei (31 a?os) es presidente de dos de esos entes: Nazione Futura (cercana a la Fundaci¨®n Disenso de Vox) y la Fundaci¨®n Tatarella (llamada as¨ª por Giuseppe Tatarella, viejo dirigente del posfascista Movimiento Social Italiano y de Alianza Nacional que lleg¨® a ser vice primer ministro con Silvio Berlusconi). Giubilei, que fue consejero del ministro Sangiuliano, cree que siempre ha existido una cultura de derechas, ¡°pero faltaba una pol¨ªtica cultural¡±. ¡°Me refiero a una organizaci¨®n de la cultura, como teorizaba Gramsci. La diferencia entre la izquierda y la derecha es que ellos han sido mejores creando desde 1968 ese sistema. Siempre ha prestado atenci¨®n al mundo universitario, de las fundaciones, de los peri¨®dicos y las revistas¡ La derecha, en cambio, incluso teniendo una cultura propia, no estuvo atenta. Al final, nos hemos encontrado sin figuras y proyectos culturales¡±, explica al tel¨¦fono.
La diferencia entre la izquierda y la derecha es que ellos han sido mejores creando desde 1968 ese sistema¡±Francesco Giubilei, presidente de las dos fundaciones que nutren culturalmente a Meloni
La derecha radical, cuya raz¨®n de ser descansa en los cimientos del nacionalismo y la idea de soberan¨ªa propia, tiene especificidad propia en cada pa¨ªs. Esa es la gracia: lo opuesto al viejo concepto de la Internacional Socialista. Pero algunos nombres son faros de toda la ¨®rbita europea. M¨¢s all¨¢ del franc¨¦s De Benoist, Meloni ha encontrado tambi¨¦n inspiraci¨®n en el pensamiento del fil¨®sofo conservador Roger Scruton (le cit¨® en el discurso de investidura del pasado octubre para hablar de ecolog¨ªa). En Espa?a, opina Steven Forti, historiador y autor de Extrema derecha 2.0 (Akal, 2021), tambi¨¦n se dan algunos paralelismos. Pero con matices. ¡°Cierto sector de la derecha radical italiana ha tenido muy en cuenta desde hace tiempo la batalla cultural. Y ahora vemos los frutos desde su hegemon¨ªa pol¨ªtica. Vox en Espa?a va por detr¨¢s. Sin embargo, siendo mucho m¨¢s joven, tiene tambi¨¦n una historia pol¨ªtico-cultural a la que conectarse como el tradicionalismo espa?ol, que viene del siglo XIX: Men¨¦ndez Pelayo, Donoso Cort¨¦s, Jaime Balmes¡¡±, afirma Forti. ¡°Un mundo que luego vive esa aceleraci¨®n a principios del siglo XX con Primo de Rivera y una figura muy querida por Santiago Abascal como Ramiro de Maeztu (se present¨® con el libro Defensa de la hispanidad). Vox recupera ese concepto de la hispanidad para la idea de Iberosfera¡±, se?ala.
El libro de Ramiro de Maeztu se public¨® por primera vez en 1934 y se edit¨® con una serie de art¨ªculos para la revista Acci¨®n Espa?ola, que dirigi¨® desde su fundaci¨®n en 1931. En ese primer texto, titulado ¡®La Hispanidad¡¯ y fechado el 15 de noviembre, propon¨ªa la creaci¨®n de un concepto que comprendiese y caracterizase a la totalidad de la comunidad hispana. ¡°Los pueblos no se unen en la libertad, sino en la comunidad¡±. Una idea que Vox ver¨ªa entroncar con su ideario.
Vox tiene tambi¨¦n una tradici¨®n pol¨ªtico-cultural a la que conectarse como el tradicionalismo espa?ol, que viene del siglo XIX: Men¨¦ndez Pelayo, Donoso Cort¨¦s, Jaime Balmes¡¡±Steven Forti, autor de 'Extrema derecha 2.0'
La diferencia, en suma, no es que la batalla cultural no est¨¦ clara. Es que ha empezado m¨¢s tarde. ¡°En Italia, adem¨¢s, hay m¨¢s heterogeneidad en esa construcci¨®n de la hegemon¨ªa y necesitan apropiarse de otros referentes. En Vox, de momento, no vemos eso en la pr¨¢ctica¡±, insiste Forti. En parte por eso, Marion Mar¨¦chal-Le Pen, nieta y sobrina de las dos principales figuras de la ultraderecha francesa, desembarc¨® en Espa?a de la mano de Vox para desarrollar una filial en Madrid del Instituto de Ciencias Sociales, Econ¨®micas y Pol¨ªticas (ISSEP, por sus siglas en franc¨¦s), laboratorio de clases dirigentes formadas para dar esa batalla cultural desde el conservadurismo radical.
La escena de la que procede Mar¨¦chal en Francia, como recuerda el escritor Fr¨¦d¨¦ric Martel, est¨¢ mucho m¨¢s fragmentada. Ahora mismo hay tres corrientes con ra¨ªces culturales diversas. La de Marine Le Pen y su Reagrupamiento Nacional: la m¨¢s poderosa; ?ric Zemmour, m¨¢s intelectual y radicalizado, y la propia Mar¨¦chal, que ahora camina junto a Zemmour, pero tiene sus propios planes. ¡°Le Pen tiene pocas ra¨ªces: es alguien simple y poco competente intelectualmente. Zemmour es distinto. Tambi¨¦n Marion Mar¨¦chal. Ambos est¨¢n muy influenciados por Renaud Camus y su teor¨ªa del Gran Reemplazo¡±, se?ala en referencia a la idea conspiranoide sobre una supuesta sustituci¨®n ¨¦tnica que, entre otras cosas, inspir¨® los ataques terroristas de Anders Breivik en la isla noruega de Utoya en 2011 (77 muertos) y del supremacista Payton S. Gendron en Buffalo, en el que murieron 10 afroamericanos.
El problema de Francia, recuerda Martel, es que el proceso de b¨²squeda de referencias de estos movimientos no puede ir muy atr¨¢s. ¡°En Francia como Alemania, a diferencia de Italia y Espa?a, hay una l¨ªnea que no puedes traspasar: el antisemitismo. Y muchos de esos pensadores anteriores lo eran¡±, apunta. Sin embargo, todas las nuevas corrientes aman al escritor Michel Houellebecq. ¡°Para ellos es un s¨ªmbolo cultural. Han hecho varias portadas con ¨¦l en Va?leurs Actuelles, el principal peri¨®dico de la extrema derecha. Y ahora quien fue su director, Geoffroy Lejeune, ha pasado al Journal du Dimanche y es muy cercano a Marion Mar¨¦chal. ?l fue uno de los grandes apoyos de ?ric Zemmour en la campa?a. Es un periodista, pero tambi¨¦n muy amigo de Houellebecq¡±. El autor de Sumisi¨®n (Anagrama, 2015) o Aniquilaci¨®n (Anagrama, 2022) nunca ha mostrado p¨²blicamente esa cercan¨ªa, aunque su obra transpire esa proximidad.
En Italia, en cambio, la carencia de una cierta autoridad moral y de referentes hace que los candidatos para construir ese nuevo sistema sean siempre los mismos. Uno de los m¨¢s recurrentes es Giordano Bruno Guerri: intelectual, escritor y director de la fundaci¨®n Vittoriale degli Italiani, dedicada al escritor, poeta y aventurero Gabriele D¡¯Annunzio, vinculado durante a?os al fascismo. Guerri lo reconoce en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Los intelectuales de derecha, m¨¢s all¨¢ de la pol¨ªtica, han tenido poco papel en estos ¨²ltimos decenios. Pero con el Gobierno actual se quiere ocupar el espacio de la cultura. Y es una operaci¨®n normal y necesaria. Cualquier gobierno con un pensamiento distinto a aquel precedente tiene que ocuparse de la cultura y ayudar a la gente que piensa de forma parecida a ocupar esos puestos. Por desgracia, la derecha en el Gobierno tiene pocos hombres disponibles¡±.
¡°No se pueden prohibir por ley los desarrollos culturales de una sociedad ni de los individuos¡±Giordano Bruno Guerri, referente intelectual de la derecha italiana
Guerri, que estuvo en todas la quinielas para ser el ministro de Cultura de Meloni antes de que fuera nombrado Sangiuliano, ve con desagrado la ola censora de Vox. ¡°Prohibir obras culturales es un error cultural. No se pueden prohibir por ley los desarrollos culturales de una sociedad ni de los individuos. Todo lo que se ha hecho por la fuerza ha sido siempre un error que ha dado pie a tragedias¡±. Quiz¨¢ sea esa la especificidad espa?ola.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.