Los diez pensadores que m¨¢s influyen en la izquierda
La izquierda vive momentos complicados. Hay quien dice que le cuesta encontrar un lugar en el mundo que se avecina, atomizado y posfordista, un relato con el que cautivar a las masas en un futuro cada vez m¨¢s individualista y conspiranoico, esc¨¦ptico ante las utop¨ªas y muy integrado en el dogma econ¨®mico dominante. Para su supervivencia necesita imaginaci¨®n e ideas. Con el fin de sondear el caldo de cultivo intelectual en el que vive la izquierda actual y del que tendr¨¢ que surgir la futura, hemos pedido a 37 personas expertas de diferentes ¨¢mbitos (la pol¨ªtica, la edici¨®n, el periodismo o la academia) que voten por los que creen que son los pensadores, vivos o muertos, que m¨¢s influyen hoy en d¨ªa.
La encuesta realizada por Ideas ha arrojado los que podr¨ªan ser sus referentes m¨¢s importantes. Por este orden, los 10 m¨¢s votados fueron: Karl Marx, Judith Butler, Antonio Gramsci, Thomas Piketty, Michel Foucault, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir, J¨¹rgen Habermas, Karl Polanyi y Walter Benjamin. Podr¨ªa ser otra lista, pero es esta la que ha surgido y da una idea del ambiente intelectual de la izquierda en la tercera d¨¦cada del siglo XXI. A las puertas se quedan nombres que bien podr¨ªan estar dentro: Noam Chomsky, Nancy Fraser, John Maynard Keynes, Chantal Mouffe, Ernesto Laclau, Mariana Mazzucato, Simone Weil, Silvia Federici, David Harvey, Donna Haraway, o Slavoj Zizek, entre otras decenas que fueron mencionados por el jurado.
Karl Marx
Tréveris, Alemania, 1818-Londres, 1883. Su vasta obra influye en diversos campos del saber, en ella está el fundamento teórico de las corrientes socialistas y comunistas. Obras fundamentales: El manifiesto comunista (1848, con Engels) y El capital (1867).
Por Clara Ramas San Miguel Profesora de Filosof¨ªa en la Universidad Complutense y responsable de la edici¨®n cr¨ªtica de ¡®El 18 Brumario de Luis Bonaparte (Akal)¡¯ de Karl Marx
¡°Un fantasma recorre Europa...¡± Las ic¨®nicas l¨ªneas iniciales de El manifiesto comunista describen la propia presencia de Marx, que no cesa de retornar incluso despu¨¦s de muerto: del marxismo al posmarxismo, del siglo XIX al XXI.
El joven Marx hab¨ªa descubierto que los ideales de libertad, igualdad y fraternidad de la Revoluci¨®n Francesa quedar¨ªan incompletos si se limitaban a democratizar al poder pol¨ªtico. Como ya hab¨ªa intuido Kant, las libertades pol¨ªticas sin autonom¨ªa material y econ¨®mica son vac¨ªas. La gran apuesta de Marx ser¨¢ pensar las condiciones de una autonom¨ªa efectiva: democratizar la econom¨ªa.
El proyecto al que dedica su vida, El capital, es una cr¨ªtica de la econom¨ªa pol¨ªtica o capitalismo. Descubre que en paralelo a conquistas pol¨ªticas y formales subsiste una dependencia econ¨®mica para la mayor parte de la poblaci¨®n; que el capitalismo, por su propia din¨¢mica, produce niveles crecientes de desigualdad. Descubre que la ley del mercado se impone como una ley de hierro al margen de la soberan¨ªa de pueblos y parlamentos, produciendo sociedades atomizadas que buscan reagruparse con f¨®rmulas en ocasiones autoritarias. Descubre, en fin, que, lejos de satisfacer necesidades humanas, el capitalismo solo obedece a imperativos de valorizaci¨®n y acumulaci¨®n creciente: como si, por as¨ª decirlo, el capital tomara vida propia y las personas y la naturaleza fueran solo su herramienta.
Marx es un pionero. Los avances y retrocesos del movimiento obrero inspirado por ¨¦l han dado la medida para el Estado de bienestar y sus debates sobre redistribuci¨®n, justicia social y pol¨ªticas p¨²blicas. Vislumbra la actual crisis ecol¨®gica y plantea la cuesti¨®n del trabajo de cuidados que ocupar¨¢ al feminismo. Insta a buscar formas de reproducci¨®n social no dependientes del trabajo asalariado, como la actual renta b¨¢sica. As¨ª, abre el campo no solo de las ciencias humanas, la sociolog¨ªa y la econom¨ªa cr¨ªtica, sino tambi¨¦n de los debates sociales, ecologistas, feministas y poscoloniales contempor¨¢neos.
Nuestra historia es para Marx la historia de la necesidad. El fantasma mencionado por Marx es una pregunta que nos sigue asediando en 2023: c¨®mo alcanzar el reino de la libertad.
Judith Butler
Cleveland, EE UU, 1956. Con su cuestionamiento de las nociones tradicionales de género, ha hecho importantes aportaciones a la teoría queer. Obra fundamental: El género en disputa (1990).
Por Paul B. Preciado Fil¨®sofo. Su ¨²ltimo libro es ¡®Dysphoria mundi¡¯ (Anagrama).
Ser¨ªa posible afirmar que Butler es no s¨®lo le feministe m¨¢s influyente del siglo XX, sino y, frente aquellos que consideran el feminismo como un pensamiento menor, le fil¨®sofe de izquierda m¨¢s relevante de finales del siglo XX y de principios del siglo XXI, aquelle que opera, junto con Angela Davis, como pensadore bisagra, prefigurando las formas de activismo y de subjetividad pol¨ªtica por venir. Descendiente de una familia jud¨ªa diezmada en el Holocausto, Butler va a prestar atenci¨®n a c¨®mo los procesos de naturalizaci¨®n de la identidad (racial, de g¨¦nero, sexual¡) esconden violentos proyectos pol¨ªticos de normalizaci¨®n y purificaci¨®n social. Simone de Beauvoir afirm¨® que ¡°no se nace mujer¡±, Gayle Rubin y Joan Scott analizaron el g¨¦nero como el efecto de una construcci¨®n social, pero ser¨¢ Butler quien proponga una explicaci¨®n de c¨®mo se lleva a cabo esa construcci¨®n. Para Butler la identidad de g¨¦nero se construye ¡°performativamente¡±: no es una esencia o una naturaleza, sino una pr¨¢ctica, algo que ¡°hacemos¡± y no algo que ¡°somos¡±. La relaci¨®n entre anatom¨ªa y performance de g¨¦nero depende de la repetici¨®n de actos ling¨¹¨ªsticos y corporales cuya funci¨®n es preservar la estabilidad del r¨¦gimen heterosexual y binario.
Encarnando su propio pensamiento, Butler ha conseguido recientemente un cambio de identidad legal como persona de g¨¦nero no binario en el Estado de California. Habitamos en un mundo butleriano: la proliferaci¨®n de pol¨ªticas queer que buscan destituir las normas en lugar de integrarse en la sociedad heterosexual dominante; la reapropiaci¨®n performativa de las injurias ¡°marica¡±, ¡°bollera¡± o del estigma de la violaci¨®n en los movimientos NiUnaMenos y MeToo; la demanda de reconocimiento de aquellos cuerpos que ¡°importan¡± menos que otros en nuestras sociedades poscoloniales, central en los movimientos Black Lives Matter y Trans Lives Matter; las pol¨ªticas drag queen y drag king ¡ªque en su versi¨®n m¨¢s pop han llegado hasta drag race¡ª y que utilizan la performance para desplazar los c¨®digos normativos de g¨¦nero¡ El pensamiento vivo de Butler constituye el proyecto m¨¢s ambicioso para la izquierda contempor¨¢nea: un feminismo antipatriarcal, antirracista, ecologista y no binario expandido que permita una reescritura ¨¦tica total del contrato democr¨¢tico.
En este art¨ªculo se han mantenido los g¨¦neros gramaticales empleados por quien lo escribe.
Antonio Gramsci
Cerdeña, Italia, 1891-Roma, 1937. Fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano, encarcelado por el fascismo; su concepto de hegemonía cultural es central en la política actual, y no solo para la izquierda. Obra fundamental: Cuadernos de la cárcel.
Por ??igo Errej¨®n Pol¨ªtico, doctor en Ciencia Pol¨ªtica y l¨ªder de M¨¢s Pa¨ªs.
Antonio Gramsci es un pensador pol¨ªtico que se pone peri¨®dicamente de moda. Los analistas lo citan para parecer sofisticados, los vendedores de marketing pol¨ªtico aderezan sus platos con ¨¦l, las derechas lo nombran como en una excursi¨®n traviesa en el campo intelectual del adversario para demostrar sus p¨¦rfidas intenciones y las izquierdas lo usan para parecer contempor¨¢neas o sofisticadas, para un roto y un descosido, a menudo cit¨¢ndolo m¨¢s que ley¨¦ndolo.
Gramsci es el pensador fundamental para entender por qu¨¦ mandan los que mandan y por qu¨¦ obedecen los que obedecen. Para el sardo, en las sociedades modernas el poder de los grupos rectores descansa en ¨²ltima instancia en la coerci¨®n, la capacidad de obligar, pero se ejerce principal y cotidianamente por medio del consentimiento, la capacidad de persuadir de que su mando es lo normal y al mismo tiempo de desalentar, neutralizar o dispersar las alternativas. Este dominio no es un enga?o que haya que desenmascarar ¡ªpor ejemplo intentando que la gente ¡°abra los ojos¡± y entienda que ¡°vota contra sus propios intereses¡±¡ª, sino una forma de poder, la hegemon¨ªa, que debe ser comprendida como hist¨®ricamente cierta. En primer lugar por aquellos que quieren desafiarla, para construir explicaciones e identificaciones alternativas que partan del terreno y el sentido com¨²n dado.
La hegemon¨ªa es as¨ª esa construcci¨®n pol¨ªtica por la cual un grupo, clase o sector es capaz de ejercer la ¡°direcci¨®n intelectual y moral¡± determinando las metas, los valores y las palabras que gobiernan la percepci¨®n del mundo de su ¨¦poca. Al hacer eso, sus intereses particulares aparecen como los intereses generales del conjunto social, la mayor¨ªa del cual encuentra mejores expectativas y razones para el consentimiento que para la contestaci¨®n. Esta forma de poder pol¨ªtico se extiende y blinda principalmente por los canales aparentemente ¡°no pol¨ªticos¡± ¡ªel ocio, la cultura, la comunicaci¨®n, el consumo¡ª que reproducen y naturalizan una manera de ver el mundo y su consiguiente reparto de roles.
Cuando afirma que una idea es ¡°hist¨®ricamente verdadera¡± en la medida en que ¡°se convierta concretamente, es decir, hist¨®rica y socialmente, en universal¡±, nos est¨¢ se?alando, contra todo esencialismo pero tambi¨¦n contra toda melancol¨ªa, que los alineamientos pol¨ªticos no est¨¢n predeterminados, sino que dependen de una disputa est¨¦tica, moral e intelectual que est¨¢ siempre abierta, lo cual es garant¨ªa de libertad. Y de esperanza.
Thomas Piketty
Clichy, Francia, 1971. El economista puso en primer término del debate el problema de la desigualdad y la redistribución de la renta en el capitalismo actual. Obra fundamental: El capital en el siglo XXI (2013).
Por Joaqu¨ªn Estefan¨ªa Es periodista y autor de ¡®Revoluciones¡¯ (Galaxia Gutenberg).
El todopoderoso exrector de la Universidad de Harvard y exsecretario del Tesoro de EE UU Larry Summers pidi¨® p¨²blicamente el Premio Nobel de Econom¨ªa para el joven cient¨ªfico social franc¨¦s Thomas Piketty, cuando en el a?o 2013 apareci¨® su libro El capital en el siglo XXI. No ten¨ªa precedentes: a un franc¨¦s y a un joven. Piketty hab¨ªa conseguido, con su novedoso aparato estad¨ªstico de car¨¢cter hist¨®rico, lo que no hab¨ªan logrado sus colegas de primera fila (entre ellos, varios premios Nobel) al estudiar el fen¨®meno de la desigualdad creciente en el mundo. Lo que est¨¢ en peligro, sentenci¨® Piketty, es la democracia. Vendi¨® centenares de miles de ejemplares de un libro tan denso.
Desde ese a?o Piketty profundiz¨® mucho m¨¢s en el fen¨®meno. Sus investigaciones se pueden resumir en los siguientes puntos: 1) rendimientos superiores del capital al crecimiento econ¨®mico aumentan la desigualdad; 2) con la excepci¨®n del periodo de hegemon¨ªa de la revoluci¨®n keynesiana (nacimiento del Estado de bienestar y pol¨ªticas contra la Gran Depresi¨®n), la desigualdad es una tendencia a largo plazo desde el siglo XIX, con los distintos tipos de capitalismo que se han desarrollado (comercial, financiero, tecnol¨®gico¡); 3) no hay otro m¨¦todo para combatirla que las pol¨ªticas distributivas a trav¨¦s del gasto p¨²blico y ello requiere de grandes impuestos (incluso confiscatorios) a los m¨¢s ricos, y 4) la cohesi¨®n social, los valores de la meritocracia y de la justicia social est¨¢n en peligro con concentraciones extremas de la riqueza como las que existen.
Un economista templado ideol¨®gicamente, m¨¢s bien socialdem¨®crata, sin veleidades revolucionarias callejeras en su primera juventud, alejado de las principales teor¨ªas de Marx y Engels sobre la lucha de clases, sin embargo ha acabado escribiendo un libro que compendia sus principales art¨ªculos, al que ha titulado ?Viva el socialismo! porque entiende que sigue vigente en la historia la batalla por las ideas.
Michel Foucault
Poitiers, Francia, 1926-París, 1984. Sus contribuciones investigan la naturaleza del poder y cómo interacciona con la sexualidad, la salud mental o las minorías a través de la historia. Obras fundamentales: Historia de la locura (1961), Vigilar y castigar (1975).
Por Elizabeth Duval Es fil¨®sofa y escritora, su ¨²ltimo libro es ¡®Melancol¨ªa¡¯ (Temas de Hoy).
Preguntado por Foucault, Deleuze resaltaba el v¨ªnculo insoslayable del pensador con su presente: las formaciones hist¨®ricas interesaban a Foucault porque se?alaban el lugar de donde se sal¨ªa, donde se hab¨ªa estado confinado; no le interesaban los griegos, sino la relaci¨®n de su tiempo con la locura, con los castigos, con el poder, con la sexualidad. Si me preguntaran a m¨ª, abstray¨¦ndome de las necesidades de la clarificaci¨®n, creo que de lo primero de lo que hablar¨ªa ser¨ªa de la belleza. Intentar¨ªa que nos desvincul¨¢ramos de la jerga (la biopol¨ªtica, la arqueolog¨ªa, el poder disciplinario, lo discursivo) y pudi¨¦ramos leer con ojos nuevos las p¨¢ginas de Las palabras y las cosas sobre Las meninas, de Vel¨¢zquez. Querr¨ªa que la consecuencia se pareciera a sentir con otra mirada la relaci¨®n que se despliega en el cuadro. Y propondr¨ªa un Foucault menos caricaturizable que el que nos ofrecen sus amigos y sus enemigos.
Foucault no es tanto un enciclopedista de la sexualidad como un arque¨®logo de relaciones y estructuras. Sus textos no nos encierran entre insoportables cadenas de poder y dominaci¨®n, en las cuales incluso la rebeld¨ªa estar¨ªa ya codificada, sino que nos ofrecen todas las posibilidades de la cr¨ªtica y el an¨¢lisis. Si nadie como ¨¦l expuso tan claramente la relaci¨®n entre el saber y el poder, tambi¨¦n pocos ofrecieron tantas herramientas para darnos cuenta de su presencia, para reflexionar. Hay cr¨ªticos injustos que han buscado en un Foucault tard¨ªo una teor¨ªa que traiciona la liberaci¨®n para someterse al neoliberalismo del porvenir: confunden la defensa de las instituciones con la legitimaci¨®n de sus injusticias. Debemos recordar la lecci¨®n que ¨¦l extra¨ªa de El Anti Edipo (Deleuze y Guattari): no hay que enamorarse del poder o de la tristeza militante. En ning¨²n pasado hay tanta potencia como en el desenterrado por el franc¨¦s.
Hannah Arendt
Linden-Limmer, Alemania, 1906-Nueva York, 1975. Pensó sobre el totalitarismo, la violencia, la revolución, la acción política y acuñó el término “banalidad del mal”. Obras fundamentales: Los orígenes del totalitarismo (1951) y Eichmann en Jerusalén (1963).
Por Fernando Vallesp¨ªn Es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas. Es coautor de ¡®Populismos¡¯ (Alianza).
Arendt no es de izquierdas. Ni de derechas, claro. Su gran atractivo reside precisamente en eso, en ser inclasificable. De hecho, le hubiera horrorizado verse en esta lista. O en cualquier otra. ?Qu¨¦ pinta aqu¨ª entonces? ?Qu¨¦ pudo motivar que tan amplio grupo de personas la hayan votado? Lo m¨¢s probable es por su entusiasmo por todo lo que oliera a revueltas populares, por su esp¨ªritu rebelde, o por sus elogios a Rosa Luxemburgo o Walter Benjamin, o sus cr¨ªticas al colonialismo y totalitarismo. Pero no nos enga?emos, su ¨²nico compromiso es con la libertad, que ella encuentra siempre realizada en esos momentos extraordinarios en los que un determinado orden social queda puesto en entredicho y se da entrada a la libre discusi¨®n ciudadana. Su ideal es el aristot¨¦lico, la polis como lugar de encuentro donde intercambiar opiniones, debatir las diferencias y buscar una soluci¨®n conjunta a los problemas que nos afectan a todos. Por eso alab¨® la revoluci¨®n americana, hasta que la nueva rep¨²blica se acab¨® sustentando sobre una sociedad crecientemente privatizada y sujeta a los imperativos de los grandes intereses econ¨®micos y el valor del consumo. Y critic¨® la francesa y la bolchevique porque, al poner la ¡°cuesti¨®n social¡± en el centro, se dejaron llevar por la ¡°pasi¨®n por la compasi¨®n¡± e instauraron estados m¨¢s atentos a una ingenier¨ªa social guiada por la mera funcionalidad inherente a los dictados de la econom¨ªa y su gesti¨®n. No es ya la comunicaci¨®n abierta y la libre deliberaci¨®n lo que decide c¨®mo hemos de vivir, sino las necesidades de reproducci¨®n del sistema. Su contraf¨¢ctico podr¨¢ sonar extravagante, pero a trav¨¦s suyo fluye una cr¨ªtica de una riqueza sin igual, el propio de alguien que no se casa ni con unos ni con otros. La democracia bien entendida no es de derechas ni de izquierdas. Arendt tampoco.
Simone de Beauvoir
París, 1908-1986. Es una de las principales teóricas del feminismo en el siglo XX, también enmarcada en el movimiento existencialista y en la creación literaria. Obra fundamental: El segundo sexo (1949)
Por Luna Miguel Es poeta, escritora y editora. Su ¨²ltimo ensayo es ¡®Caliente ¡®(Lumen).
Simone de Beauvoir est¨¢ a una tote bag de ser traicionada. O no.
En realidad, la figura de la fil¨®sofa lleva siendo influyente y pol¨¦mica desde su juventud. Lo explica Wolfram Eilenberger en El fuego de la libertad, un ensayo en el que cruza su vida con las de otras pensadoras del siglo XX. El retrato que hace de ella es el m¨¢s desesperante: la describe altiva, un tanto pija, adicta a la atenci¨®n. La mism¨ªsima Simone Weil se burl¨® de esa supuesta frivolidad en toda su cara, cuando ambas estudiaban en la Sorbona y debat¨ªan sobre la guerra. De Beauvoir no tuvo reparos en narrar tal desencuentro ideol¨®gico en unas memorias: ¡°Mir¨¢ndome de arriba abajo, me dijo: ¡®Ya se ve que nunca has tenido hambre¡±.
M¨¢s all¨¢ de lo que unes y otres puedan opinar sobre esa fama, lo cierto es que la obra de De Beauvoir demuestra que su mainstrificaci¨®n no ri?e con la contundencia de sus ideas. Por eso mismo ¡ªy precisamente porque hoy su libro m¨¢s c¨¦lebre es esa b¨¢rbara enciclopedia sobre la feminidad, tantas veces mentada, pero tan poco le¨ªda y reducida al eslogan¡ª se ha vuelto urgente equilibrar la balanza y prestar atenci¨®n a la amplitud de sus investigaciones, a trav¨¦s de obras m¨¢s ocultas e ir¨®nicamente peor editadas en nuestro pa¨ªs.
Un ejemplo: ?Hay que quemar a Sade?, una fin¨ªsima lectura de la crueldad, y una defensa de la reparaci¨®n frente a eso que hoy llamar¨ªamos cancelaci¨®n.
Otro ejemplo: El pensamiento pol¨ªtico de la derecha, que fue publicado en su origen como art¨ªcu?lo para un n¨²mero especial de Les Temps Modernes, donde distintos intelectuales reflexionaron bajo la premisa de que la izquierda francesa se desmembraba. En vez de lloriquear, De Beauvoir prefiri¨® centrarse en el an¨¢lisis del resentimiento de la burgues¨ªa. Para ella era m¨¢s ¨²til entender a sus contrarios que disparar a sus afines.
Es esta lucha por el entendimiento de las contradicciones del mundo lo que mantiene vigente a Simone de Beauvoir; lo que nos hace necesitar el estudio de su filosof¨ªa, al tiempo que celebramos la multiplicaci¨®n de su rostro en bolsas de tela violeta.
Parafraseando a la pensadora: profesarle una simpat¨ªa demasiado f¨¢cil ser¨ªa traicionarla.
En este art¨ªculo se han mantenido los g¨¦neros gramaticales empleados por quien lo escribe.
J¨¹rgen Habermas
Düsseldorf, Alemania, 1929. Miembro de la Escuela de Frankfurt y exponente de la teoría crítica, ha trabajado sobre los mecanismos de la comunicación y de la democracia. Obra fundamental: Teoría de la acción comunicativa (1981).
Por Cristina Lafont Es fil¨®sofa, catedr¨¢tica de Filosof¨ªa de la Northwestern University de Chicago, autora de ¡®Democracia sin atajos¡¯ (Trotta).
Habermas es indudablemente un pensador de izquierdas si por ello entendemos alguien comprometido con la lucha pol¨ªtica por la justicia social, la igualdad y la emancipaci¨®n. Tambi¨¦n lo es por proceder de la tradici¨®n marxista occidental tal y como fue apropiada y transformada por la primera generaci¨®n de la Escuela de Fr¨¢ncfort. Sin embargo, su manera de entender la lucha pol¨ªtica es quiz¨¢s lo que m¨¢s distancia su pensamiento del marxismo ortodoxo y lo que explica su compromiso inquebrantable con la democracia radical. Para Habermas, ni la teor¨ªa social es capaz de discernir la direcci¨®n hist¨®rica en la que se han de desarrollar las luchas pol¨ªticas por la emancipaci¨®n ni el te¨®rico social tiene el derecho a imponer sus preferencias pol¨ªticas a los afectados escud¨¢ndose en una autoproclamada autoridad epist¨¦mica. Su obra ejemplifica un ¡°giro democr¨¢tico¡± en la medida en que la teor¨ªa cr¨ªtica ya no busca defender un proyecto pol¨ªtico particular, sino crear las condiciones sociales en las que diversos proyectos pol¨ªticos pueden ser debatidos, aceptados o rechazados por los ciudadanos mismos en el ejercicio democr¨¢tico de autodeterminaci¨®n pol¨ªtica. La legitimidad de las luchas pol¨ªticas depende por ello de la posibilidad de un debate p¨²blico inclusivo en el que los afectados puedan denunciar las injusticias y amenazas existentes de modo efectivo para persuadir al resto de la ciudadan¨ªa a que se una a su causa pol¨ªtica. Proteger y posibilitar una esfera p¨²blica pol¨ªtica inclusiva es la condici¨®n necesaria para toda batalla pol¨ªtica emancipatoria, sea nacional, supranacional o global. En este momento hist¨®rico en que la democracia est¨¢ gravemente amenazada en todas partes, la obra de Habermas as¨ª como sus intervenciones como intelectual p¨²blico en debates pol¨ªticos claves de las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas ofrecen una fuente de inspiraci¨®n permanente, as¨ª como herramientas te¨®ricas indispensables para los movimientos democr¨¢ticos de izquierdas contempor¨¢neos.
Karl Polanyi
Viena, Austria, 1886-Pickering, Canadá, 1964. Criticó con dureza los efectos negativos del dominio de la economía independizada sobre la sociedad. Obra fundamental: La gran transformación (1944).
Por C¨¦sar Rendueles Es soci¨®logo y ensayista, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, su ¨²ltimo libro es ¡®Contra la igualdad de oportunidades¡¯ (Seix Barral).
Karl Polanyi public¨® su ¨²nico ensayo, La gran transformaci¨®n, a punto de cumplir los 60. Generacionalmente es cercano a Gramsci o Luk¨¢cs, del que fue amigo ¨ªntimo, pero su obra no empez¨® a recibir la atenci¨®n masiva de los cr¨ªticos del neoliberalismo hasta finales del siglo XX. Polanyi pensaba que la sociedad de mercado es una anomal¨ªa antropol¨®gica que ha tenido consecuencias catastr¨®ficas. Los mercados en las sociedades precapitalistas estaban sometidos a regulaciones dirigidas a contener los efectos destructivos de una competici¨®n social generalizada. La mercantilizaci¨®n de recursos materiales necesarios para la subsistencia humana ¡ªcomo la tierra, los alimentos o el agua¡ª es hist¨®ricamente ins¨®lita. De hecho, Polanyi pensaba que el proyecto del mercado libre autorregulado era una m¨¢s de las utop¨ªas decimon¨®nicas, como los falansterios. Era una utop¨ªa en el sentido de que era irrealizable, pues colisionaba con caracter¨ªsticas duraderas de cualquier sociedad humana. La materializaci¨®n de ese proyecto ut¨®pico requiri¨® de monstruosas ortopedias pol¨ªticas que forzaron a la gente a someterse al mercado. Por eso, Polanyi cre¨ªa que no exist¨ªa ninguna oposici¨®n entre mercado libre y Estado represivo: al rev¨¦s, el crecimiento del Estado en el siglo XIX fue la respuesta a las necesidades del laissez-faire. Y el estallido de las tensiones acumuladas por ese proyecto quim¨¦rico habr¨ªa sido la causa de la gran crisis de principios del siglo XX: guerras mundiales, autoritarismo, la Gran Depresi¨®n¡ Polanyi defendi¨® que los proyectos de mercantilizaci¨®n produc¨ªan ¡°contramovimientos¡±: reacciones sociales dirigidas a recuperar la soberan¨ªa pol¨ªtica arrebatada por el mercado y cuyo sentido pol¨ªtico pod¨ªa ser democratizador o autoritario y elitista, como en el caso del fascismo. Por todo ello, Polanyi se ha convertido en un referente a la hora de analizar tanto la restauraci¨®n neoliberal de los ¨²ltimos 40 a?os ¡ªa menudo acompa?ada de agresivas intervenciones estatales¡ª como el modo en que la descomposici¨®n del neoliberalismo est¨¢ degenerando en movimientos pol¨ªticos neoautoritarios.
Walter Benjamin
Berlín, 1892-Portbou, España, 1940. Reflexionó sobre la historia, la crítica literaria o el arte. Obra fundamental: Tesis sobre la filosofía de la historia (1940).
Por M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n Es polit¨®loga. Es coautora de ¡®Populismos¡¯ (Alianza editorial).
Se suele mostrar a Walter Benjamin con un mosaico de ocupaciones: cr¨ªtico literario, ensayista, traductor, fil¨®sofo. Hannah Arendt lo describi¨® como ese fl?neur o caminante que ¡°sin ser poeta, pensaba po¨¦ticamente¡±. La dial¨¦ctica de la historia de este escritor fabuloso, marxista heterodoxo, lo hace imposible de encerrar en una sola categor¨ªa. La tensi¨®n entre lo material y el mundo de las ideas, entre el esp¨ªritu y su proyecci¨®n tangible habita su obra y su pensamiento, conectados entre s¨ª por la misma tensi¨®n po¨¦tica del joven Baudelaire en su c¨¦lebre poema Correspondencias: ¡°Por all¨ª pasa el hombre entre bosques de s¨ªmbolos / que lo observan atentos con familiar mirada¡±. El pensador, como el rapsoda parisiense, se envuelve en la realidad fragmentada ¡ªlos restos arqueol¨®gicos, la memoria de piedra de un pasado lejano¡ª para otorgarle significados. En Benjamin, la b¨²squeda de sentido adquirir¨¢, como en Arendt, un brillo metaf¨®rico inusual, aquel que le permite ¡°en forma po¨¦tica, manifestar el car¨¢cter ¨²nico del mundo¡±.
Fue este modo de interpretar la historia, su af¨¢n por irrigar el materialismo con nociones tomadas de la teolog¨ªa o la m¨ªstica jud¨ªa, lo que lo alej¨® de la ortodoxia marxista. Benjamin huy¨® del fr¨ªo cientifismo que lo reduc¨ªa todo a inducir racionalmente de la infraestructura material una superestructura perfectamente objetivada en la ideolog¨ªa. En su lugar, propuso mirar las obras de arte con ojos sensibles, entenderlas como asideros para continuar, como ni?os que juegan, metiendo los pies en la arena, incluso como campos de batalla donde, a pesar de su fulgor inconsistente, tambi¨¦n podemos leer la historia. Lejos de ser meros subproductos de las relaciones de producci¨®n, el poema, la sonata, el cuadro o la escultura aparecen tan reales como la historia misma, afirmando su naturaleza transformadora como instrumentos de emancipaci¨®n de los ¡°vencidos por la historia¡±. Fue el intento del que tal vez haya sido el ¨²ltimo de los alquimistas del arte, su esfuerzo por escapar del proceso de desencantamiento del mundo al que nos abocaba el fr¨ªo cientifismo marxista, un vuelo po¨¦tico y del pensamiento lanzado a las masas y al mundo para fascinar de nuevo a la izquierda en tiempos de oscuridad.
El m¨¦todo y el jurado
La encuesta de IDEAS se realiz¨® pidiendo a 37 expertos de diferentes ¨¢mbitos (academia, pol¨ªtica, edici¨®n, periodismo) que eligieran a los que, a su juicio, son los diez pensadores (de cualquier ¨¦poca) m¨¢s influyentes en la izquierda hoy en d¨ªa. Los hemos ordenado en funci¨®n del n¨²mero de votos obtenidos.
El jurado estuvo compuesto por: Noelia Ad¨¢nez, Miguel Aguilar, Jordi Amat, Meritxell Batet, Fernando Broncano, Ram¨®n del Castillo, Caterina Da Lisca, Yolanda D¨ªaz, Jes¨²s Espino, Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, Soledad Gallego-D¨ªaz, Lina G¨¢lvez, Beatriz Garc¨ªa, Jordi Gracia, Pablo Iglesias, Jorge Lago, Margarita Le¨®n, Jos¨¦ Mois¨¦s Mart¨ªn, Laura Llevadot, Rita Maestre, Eduardo Madina, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, M¨¢riam Mart¨ªnez-Bascu?¨¢n, Pilar Mera, Daniel Moreno, Cristina Narbona, Lluis Orriols, Joaqu¨ªn Palau, Azahara Palomeque, Jaime Pastor, Clara Ramas, C¨¦sar Rendueles, Emmanuel Rodr¨ªguez, Clara Serra, Amelia Valc¨¢rcel, Fernando Vallesp¨ªn y Remedios Zafra.
Cr¨¦ditos
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