En qu¨¦ se inspira el sindicalismo ultra espa?ol: claves de la estrategia obrerista de Vox
Solidaridad, el sindicato vinculado a la extrema derecha en Espa?a, bebe del llamado obrero-lepenismo franc¨¦s en su b¨²squeda de nuevos caladeros electorales entre los descontentos de la clase trabajadora
Hace exactamente tres a?os, en junio de 2020, Vox acometi¨® un giro en su estrategia de propaganda pol¨ªtica. Se escenific¨® en Galicia en el contexto de la campa?a por las elecciones auton¨®micas que vencer¨ªa Alberto N¨²?ez Feij¨®o y lo personific¨® el l¨ªder del partido, Santiago Abascal, por medio de dos v¨ªdeos colgados en las redes sociales. En ellos, Abascal aparec¨ªa en dos conversaciones ¨ªntimas con su abuela Mar¨ªa Jes¨²s ?lvarez. Sonriente y afable, Abascal se desmarcaba del rocoso y estridente pol¨ªtico que acostumbra a ser cuando se dirige a sus adversarios, ¡°los traidores de la patria¡±. Por medio de la historia de vida de su abuela, Abascal se presentaba como un hombre con un pasado familiar de or¨ªgenes humildes, alejado de las ¨¦lites y cercano al ciudadano convencional.
Aquellos v¨ªdeos fueron el inicio de una campa?a todav¨ªa en marcha de Vox para obrerizar su discurso y, por medio del populismo, tratar de expandir la masa de votantes. ¡°No consegu¨ªan penetrar en las clases populares, y eso marc¨® el cambio de estrategia de 2020, con los v¨ªdeos de Abascal con su abuela gallega y con otro en el que el lema era ¡®obrero y espa?ol¡±, explica en entrevista telef¨®nica David Ler¨ªn Ibarra, profesor de Ciencia Pol¨ªtica la Universidad Complutense de Madrid y autor de la tesis doctoral La emergencia pol¨ªtica de la derecha radical en Espa?a. El caso de Vox, en la que disecciona la historia del partido hasta 2022.
Fundado en 2013 al calor del desaf¨ªo independentista y encuadrado hasta entonces como un partido identitario cuyo programa estaba destinado mayoritariamente al ala del electorado a la derecha del PP, Vox entendi¨® que era hora de virar. Y se inspir¨® en los fundamentos ideol¨®gicos de sus pares en Europa. Por ejemplo, el populismo radical de Rea?grupamiento Nacional de Marine Le Pen, que ya se opon¨ªa a la reforma de las pensiones del presidente Emmanuel Macron para capitalizar el descontento social. O de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, hasta entonces irrelevante en el Parlamento, pero que despegaba en las encuestas gracias a su capacidad de modular su discurso y, como ha escrito el acad¨¦mico Emanuele Toscano, ¡°atraer votos de los estratos sociales m¨¢s impactados por la crisis econ¨®mica y sociocultural¡±. Tambi¨¦n los ultras Alternative f¨¹r Deutschland (AfD), en Alemania, Vlaams Belang, en B¨¦lgica, Fidesz, en Hungr¨ªa, y Ley y Justicia, en Polonia, hac¨ªan esfuerzos por cincelar sus discursos para acercarse a la clase obrera.
Vox apuntala ese giro ideol¨®gico por medio del nacimiento del sindicato Solidaridad. ¡°Fue una parte fundamental de la estrategia¡±, asevera Ler¨ªn. Vox ha tratado de negar los vasos comunicantes con Solidaridad, organizaci¨®n gremial que ha sido comparada por algunos partidos y sindicalistas con los sindicatos verticales del franquismo. Pero la realidad es que es dif¨ªcil ¡ªo acaso imposible¡ª deslindar al partido del sindicato: el anuncio del nacimiento de Solidaridad fue realizado por el propio Abascal en julio de 2020, contempor¨¢neamente a la publicaci¨®n de los buc¨®licos v¨ªdeos con su ¡°abueli?a¡±. Adem¨¢s, Solidaridad ¡ªcuyo nombre y logo se inspiran en la hist¨®rica agremiaci¨®n polaca anticomunista Solidarnosc, como tambi¨¦n hizo previamente el sindicato Solidarity, fundado en 2005 y vincu?lado al ultra British National Party (BNP)¡ª est¨¢ hoy liderado por Rodrigo Javier Alonso Fern¨¢ndez , diputado de Vox en el Parlamento andaluz por Almer¨ªa. En sus redes sociales, el sindicato frecuentemente difunde contenido producido por Abascal y por otros miembros de su partido.
Proteccionismo, nacionalismo y retardismo clim¨¢tico
Solidaridad tiene hoy ¡°miles de afiliados¡± y est¨¢ ¡°presente en m¨¢s de 400 empresas¡±, explica la organizaci¨®n. Aunque son cifras modestas y el sindicato est¨¢ lejos de suponer una alternativa a UGT y CC OO, est¨¢ implementando una estrategia para lograr capilaridad en toda Espa?a y ganar visibilidad en Bruselas por medio de alianzas con otros sindicatos ultraconservadores europeos. El pasado marzo, los l¨ªderes de Solidaridad y de otros cinco sindicatos conservadores europeos firmaron un manifiesto en el Parlamento Europeo en el que, entre otras cosas, rechazaban la ¡°inmigraci¨®n ilegal¡±, el ¡°fanatismo clim¨¢tico¡±, la competencia desleal de productos extranjeros y la deslocalizaci¨®n de f¨¢bricas.
¡°Solidaridad nace ante la necesidad de miles de trabajadores de tener un sindicato que, de verdad, se centre en la defensa de sus derechos y no en cuestiones ideol¨®gicas, pol¨ªticas o en los privilegios de la propia organizaci¨®n¡±, asegura Alonso en una entrevista realizada por correo electr¨®nico. En el foco, explica el l¨ªder de la organizaci¨®n gremial, est¨¢n UGT y CC OO, a quienes imputa tres traiciones a la clase obrera y, por ende, a Espa?a: ¡°La autodeterminaci¨®n, el globalismo y la eliminaci¨®n de fronteras¡±.
A falta de un programa social concreto, dos son las batallas ideol¨®gicas que libra la organizaci¨®n: el dumping social y la transici¨®n ecol¨®gica. La primera se refiere a lo que Alonso define como la llegada de ¡°millones de inmigrantes¡± que, a su juicio, suponen ¡°una mano de obra infinita dispuesta a trabajar en las condiciones que sea¡± y, por consiguiente, causan una ¡°precarizaci¨®n del mercado laboral¡±, penalizando de esta forma al trabajador ¡°espa?ol¡±. El otro gran demonio de Solidaridad es la Agenda 2030, ideada por Naciones Unidas para lograr un crecimiento m¨¢s sostenible y equitativo. ¡°Una agenda que ha declarado la guerra a las clases medias y populares europeas, culpabiliz¨¢ndola de cosas de las que no son responsables. Si analizas las emisiones de CO2 ver¨¢s que Espa?a emite solo el 0,8% del c¨®mputo global, es decir, por qu¨¦ ponemos restricciones y ahogamos las econom¨ªas de quienes pr¨¢cticamente no contaminan, mientras se mira para otro lado ante pa¨ªses como China, India o EE UU, que s¨ª contaminan¡±, responde Alonso, adoptando uno de los argumentos de quienes defienden el retardismo clim¨¢tico, muy en boga entre algunos diputados de Vox . Aunque en realidad Alonso va m¨¢s all¨¢ y se sit¨²a cerca del negacionismo: ¡°Hay que abrir el debate de si de verdad la mano del hombre tiene influencia en el cambio clim¨¢tico o no. Algo en lo que los cient¨ªficos todav¨ªa no est¨¢n de acuerdo¡±, asevera. La ciencia le quita la raz¨®n: el 99% de los estudios acad¨¦micos sobre el calentamiento global atestan que ¨¦ste tiene origen antropog¨¦nico, seg¨²n un informe de IOP Science.
Un ideario inspirado en otros sindicatos ultra
A nivel europeo, no son novedades ni los fundamentos ideol¨®gicos de Solidaridad, ni que un partido como Vox cree un sindicato propio. El acad¨¦mico Seongcheol Kim, especialista en populismo ultraconservador de la Universidad de Bremen, ha analizado este fen¨®meno en profundidad y public¨® el a?o pasado el libro The Far Right in the Workplace (la extrema derecha en el trabajo).
Probablemente se inspiren en sindicatos ¡°de la derecha fascista social de Mussolini¡±Kim Seong?cheol, polit¨®logo
¡°Los or¨ªgenes hist¨®ricos de la nueva oleada de sindicatos de extrema derecha est¨¢n en los sindicatos amarillos de la Francia de principios del siglo XX y en los de la derecha fascista social de Mussolini¡±, opina Kim en entrevista por videoconferencia. ¡°Pero es a partir de las d¨¦cadas de 1980 y 1990 cuando se produce un trasvase del voto obrero a las formaciones pol¨ªticas de extrema derecha en pa¨ªses como Austria, B¨¦lgica y Francia¡±.
Analizando la breve vida de Solidaridad, no es dif¨ªcil encontrar paralelismos con Vlaamse Solidaire Vakbond, el sindicato ya inactivo cercano al partido ultra belga Vlaams Belang, as¨ª como con sus posiciones contra ¡°la apertura de fronteras¡± que genera ¡°dumping social¡±. Pero quiz¨¢ el referente m¨¢s importante sea el del Frente Nacional (FN) de Jean-Marie Le Pen. La formaci¨®n fund¨® plataformas sindicales en 1995, tras los hist¨®ricos resultados en las presidenciales de aquel a?o que le dieron el 15% de los sufragios. Fueron concebidas para disponer de una estructura organizativa de base que permitiera al FN expandir sus tent¨¢culos por toda Francia, sobre todo en las regiones donde se comenzaban a sufrir los efectos de la desindustrializaci¨®n y la globalizaci¨®n. El mensaje giraba en torno a tres ejes que son hoy reconocibles en Solidaridad: el discurso populista antiinmigraci¨®n, el proteccionismo econ¨®mico, y la cr¨ªtica feroz de algunos tratados internacionales que ¡ªcomo la Agenda 2030¡ª supuestamente atentan contra los intereses del pueblo. En la ¨¦poca, los ataques del sindicato del Frente Nacional iban dirigidos contra el Tratado de Maastricht.
El ide¨®logo de aquella estrategia fue Bruno M¨¦gret, delegado general del partido. Comprendi¨® que parte del votante de izquierda se sent¨ªa atra¨ªdo por las propuestas del FN y eso supon¨ªa una oportunidad de arrebatar poder a los sindicatos tradicionales. Para ello, la propaganda pol¨ªtica deb¨ªa alejar al FN de los partidos neoliberales o de derechas y situarlo como el que ¡°verdaderamente defend¨ªa la naci¨®n¡±. La estrategia funcion¨® y naci¨® lo que el polit¨®logo franc¨¦s Pascal Perrineau ha llamado obrero-lepenismo, es decir, un electorado cuya clase social lo situar¨ªa pr¨®ximo al progresismo, pero que se identifica con el discurso identitario y populista de la ultraderecha.
¡°Quer¨ªa establecer una nueva hegemon¨ªa cultural en una ¨¦poca en que las reformas socioecon¨®micas del Gobierno de Jacques Chirac provocaron muchas huelgas y algunos sindicatos tradicionales entraban en declive, pues hab¨ªan perdido capacidad de contestaci¨®n social¡±, dice Kim. El sindicato del Frente Nacional, dividido en secciones por gremios y sectores, lleg¨® a tener alguna influencia entre la polic¨ªa y el funcionariado de prisiones, pero menos de tres a?os despu¨¦s, en 1998, fue ilegalizado por orden judicial despu¨¦s de una serie de querellas presentadas por los sindicatos tradicionales con el argumento de que incumpl¨ªa la ley, al no ser un organismo de defensa de los trabajadores sino apenas una plataforma para sostener un partido pol¨ªtico.
No dar a las crisis la respuesta social que requieren provoca extremismos y polarizaci¨®n¡±Fernando Luj¨¢n, UGT
Esta es una cuesti¨®n que tambi¨¦n genera dudas sobre Solidaridad. Fernando Luj¨¢n, vicesecretario general de Pol¨ªtica Sindical de UGT, cree que ¡°Vox y Solidaridad tambi¨¦n son lo mismo¡± y, como en Francia, pide que la Fiscal¨ªa General del Estado ¡°examine¡± si esta asociaci¨®n est¨¢ dentro del ordenamiento jur¨ªdico. ¡°M¨¢s all¨¢ de desprestigiarnos [a los sindicatos tradicionales], no tienen propuestas. Se opusieron a la reforma laboral y al aumento del salario interprofesional. Lo ¨²nico que quieren es confundir¡±.
En Francia, la ilegalizaci¨®n no supuso que el FN, hoy rebautizado Reagrupamiento Nacional y dirigido por Marine Le Pen, dejara de recabar ¡ªcon ¨¦xito¡ª el voto obrero. ¡°Entendi¨® que no necesitaba tener un sindicato propio. Le bast¨® con dirigirse ret¨®ricamente a los obreros¡±, dice Kim. En las ¨²ltimas elecciones presidenciales, Le Pen fue la candidata m¨¢s votada por les ouvriers: el 67% de los obreros que vot¨® lo hizo por ella, frente a un 33% que se decant¨® por Macron (datos del ministerio del Interior franc¨¦s).
Quien tambi¨¦n ha entendido que no es necesario fundar un sindicato propio para disputar el voto obrero es Giorgia Meloni, acaso la mayor inspiraci¨®n de Vox. Existe en Italia un sindicato heredero de organizaciones gremiales neofascistas (UGL), pero Meloni ha preferido no asociarse a ¨¦l, sino ser ella misma la interlocutora. En marzo, se convirti¨® en la primera jefa del Gobierno italiano en 27 a?os en dar un discurso en el congreso del CGIL , el sindicato mayoritario de la izquierda, con casi 5,2 millones de afiliados.
¡°Pienso que vino para tener una platea a la cual demostrar que no tiene ning¨²n temor a dialogar con los actores sociales¡±, explica en entrevista telef¨®nica Lara Ghiglione, secretaria general confederal del CGIL. ¡°Pero en realidad no es un di¨¢logo, porque en un di¨¢logo se intenta llegar a acuerdos con la otra parte. Meloni no tiene ninguna ganas de escuchar nuestras peticiones. Para ella fue apenas un momento de notoriedad medi¨¢tica¡±.
Objetivo: captar a los descontentos con la transici¨®n ecol¨®gica
La cuesti¨®n identitaria es central en la estrategia de captaci¨®n de votantes obreros, pero esa t¨¢ctica, explica Kim, ¡°est¨¢ en evoluci¨®n¡±. El acad¨¦mico apunta que uno de los temas de futuro ser¨¢ la gesti¨®n de la transici¨®n energ¨¦tica, es decir, c¨®mo la ultraderecha tratar¨¢ de captar a los perdedores de la econom¨ªa de bajo carbono. La eficacia de esa estrategia ya es perceptible. Kim visit¨® f¨¢bricas del sector automotriz en Francia, B¨¦lgica, Alemania, Polonia, Hungr¨ªa e Italia y entrevist¨® a obreros para entender por qu¨¦ est¨¢ calando all¨ª el mensaje de los partidos ultra y de sus sindicatos asociados. En los pa¨ªses de Europa occidental, explica Kim, las consignas que triunfan est¨¢n muy vinculadas precisamente a la p¨¦rdida de empleos por la descarbonizaci¨®n. En Alemania, por ejemplo, la oposici¨®n a la prohibici¨®n de los veh¨ªculos de combusti¨®n ha sido capitalizada por asociaciones de empleados similares a sindicatos como Zentrum Automobil, cercano ideol¨®gicamente a AfD. La eficacia de esa estrategia ya es perceptible. Kim visit¨® f¨¢bricas del sector automotriz en Francia, B¨¦lgica, Alemania, Polonia, Hungr¨ªa e Italia y entrevist¨® a obreros para entender por qu¨¦ est¨¢ calando all¨ª el mensaje de los partidos ultra y de sus sindicatos asociados. En los pa¨ªses de Europa occidental, explica Kim, las consignas que triunfan est¨¢n muy vinculadas precisamente a la p¨¦rdida de empleos por la descarbonizaci¨®n. En Alemania, por ejemplo, la oposici¨®n a la prohibici¨®n de los veh¨ªculos de combusti¨®n ha sido capitalizada por asociaciones de empleados similares a sindicatos como Zentrum Automobil, cercano ideol¨®gicamente a AfD.
Otro de los hallazgos es que en las naciones de Europa del Este el mensaje ultra que cala es algo diferente. Entre los obreros de Polonia y Hungr¨ªa, por ejemplo, la defensa de los valores conservadores del catolicismo y de la familia son los que acercan a los obreros a los sindicatos conservadores. Es el caso de Polonia, donde Solidarnosc, pr¨®ximo al gubernamental Ley y Justicia, se ha posicionado contra las pol¨ªticas LGTBI. Solidaridad tambi¨¦n se ha opuesto a las acciones de UGT y CCOO para visibilizar la discriminaci¨®n de estos colectivos en el lugar de trabajo.
Luj¨¢n, de UGT, reconoce que ¡°no dar a las crisis la respuesta social que requieren provoca extremismos y polarizaci¨®n¡±, lo que supone un perfecto caldo de cultivo para el crecimiento de Solidaridad. As¨ª, advierte de que la transici¨®n ecol¨®gica debe gestionarse de manera adecuada para que no ¡°condene a la gente a una vida indigna¡± que pueda dar alas a la extrema derecha. Otros sindicatos tradicionales en Europa como la ACV en B¨¦lgica o la CGT en Francia han optado por implementar cursos entre los obreros para concienciar sobre los mensajes racistas y los bulos que vehiculan algunas formaciones ultras en sus redes sociales. Uno es que los inmigrantes ¡°quitan¡± puestos de trabajo. ¡°En el contexto de ca¨ªda de la natalidad, necesitaremos sin duda mano de obra de personas que migren a nuestro pa¨ªs¡±, dice Ghiglione, del CGIL. ¡°Esto es algo que hay que saber para contrarrestar esos mensajes de odio¡±.
Ap¨²ntate aqu¨ª a la newsletter semanal de Ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.