Cuando una princesa te pide que conf¨ªes en ella
Esa petici¨®n de confianza es la esencia del asunto, implica que promete portarse bien. Porque es una loter¨ªa, y solo queda rezar, como es tradici¨®n, para que no salga un rey golfo o un panoli
La frase de la princesa Leonor fue esta: ¡°Les pido que conf¨ªen en m¨ª¡±. Muy bien, pero¡ ?por qu¨¦? No la conocemos de nada y solo tiene 18 a?os. Lo poco que le hemos o¨ªdo son discursos quiz¨¢ escritos por otra persona. Si saliera mi vecino y dijera lo mismo estar¨ªamos igual de perplejos, pregunt¨¢ndonos qui¨¦n es ese se?or que va a ser el jefe de Estado. No es lo ¨²nico que causa extra?eza. Solo ver un Rolls ya piensas: esto no es normal. Esa petici¨®n de confianza es la esencia del asunto, implica que promete portarse bien. Porque es una loter¨ªa, y solo queda rezar, como es tradici¨®n, para que no salga un rey golfo o un panoli. En realidad, tambi¨¦n son una loter¨ªa los gobernantes que elegimos, por mucho que creamos conocerlos, pero esa es otra historia.
Una monarqu¨ªa no tiene mucho que ver con la democracia, ellos lo saben, nosotros lo sabemos. Es raro. Todo lo que hacen es para hac¨¦rselo perdonar, y los dem¨¢s ponemos de nuestra parte para disimular. En esto veo un gran esfuerzo de cortes¨ªa y urbanidad, que tiene algo enternecedor. Me gusta cuando la gente se esfuerza por ser educada. Se ve¨ªa en el Congreso el otro d¨ªa, no es posible que tantos adultos se crean realmente esa funci¨®n, pero es como los ateos cuando van a un acto al Vaticano, ya que est¨¢s all¨ª disfrutas de un espect¨¢culo de otra ¨¦poca. Aunque es verdad que lo peor es ese ambiente de pelotas, tanta cr¨®nica tan poco sincera.
La parte de los ciudadanos, aparentar que esto es normal, es la que me parece m¨¢s f¨¢cil. Es la vida de la familia real la que es tr¨¢gica. Imagino que una princesa se indignar¨¢ a veces, a¨²n m¨¢s en la adolescencia, pensando por qu¨¦ no puede ser veterinaria, o hacer parapente, o llegar borracha y sola a casa. Ni siquiera puede tener un rollo de una noche sin que sea cuesti¨®n de Estado y le obligan a hacer la mili. Son como de otro mundo, unos elfos que est¨¢n entre nosotros, m¨¢s guapos, m¨¢s altos, m¨¢s educados, mejor vestidos. En cuanto se percibe que tienen nuestros defectos nos preguntamos para qu¨¦ est¨¢n ah¨ª, o incluso d¨®nde, sobre todo si est¨¢n en Botsuana cazando elefantes. Son, somos, prisioneros de una ficci¨®n que sigue en pie, de una inercia hist¨®rica que a muchos les parece mal, pero que no tiene f¨¢cil soluci¨®n, o a m¨ª no se me ocurre, sin que se arme un l¨ªo tremendo. Rehuimos los dramas, salvo que sean ineludibles, y por ahora lo vamos eludiendo, porque adem¨¢s estas personas parecen simp¨¢ticas y est¨¢n calladitas, esa es su salvaci¨®n. Todo pa¨ªs tiene un parte irracional. No estoy en contra de todo lo anacr¨®nico, yo mismo lo soy.
Ahora bien, todos nos lo creer¨ªamos m¨¢s si al menos resolvi¨¦ramos otras cosas incre¨ªbles. En el mismo paquete cerrado de la Transici¨®n que hemos asumido hay cosas espantosas. Casualidad, hemos sabido algo de una terrible a los dos d¨ªas de la jura de Leonor, gracias a dos periodistas de este diario: han encontrado al asesino del estudiante Arturo Ruiz, muerto a tiros en 1977 con 19 a?os, m¨¢s o menos la edad de Leonor. Estaba escondido en Argentina. Escap¨® con ayuda de las fuerzas de seguridad y es dif¨ªcil de creer que alguien en el aparato del Estado, ese en quien debemos confiar, no supiera d¨®nde estaba. Esto es una gran verg¨¹enza para Espa?a. La familia Ruiz, rota por aquel crimen, lleva medio siglo pidiendo respuestas y justicia. Pero luego nos tenemos que creer lo otro, el Tois¨®n de Oro y san Pedro bendito. Un Rolls tambi¨¦n para esta familia y que alguien les reciba para darle explicaciones. Me gustar¨ªa poder confiar en ello, incluso quitando el Rolls.
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