Realidades inc¨®modas de una econom¨ªa que va (relativamente) bien
La mayor¨ªa de las medidas del escudo social no llegan a sus posibles beneficiarios, lo cual los debilita
1.- Dificultades para medir la marcha de la econom¨ªa (si mejora o no el bienestar de la gente, no los instrumentos intermedios) cuando los niveles de aqu¨¦lla, sumergidos (la llamada ¡°econom¨ªa golfa¡±), afectan en el mundo a seis de cada 10 trabajadores. ...
1.- Dificultades para medir la marcha de la econom¨ªa (si mejora o no el bienestar de la gente, no los instrumentos intermedios) cuando los niveles de aqu¨¦lla, sumergidos (la llamada ¡°econom¨ªa golfa¡±), afectan en el mundo a seis de cada 10 trabajadores. El 60% de la mano de obra mundial no tiene acceso a un m¨ªnimo Estado de bienestar por estar sumergido (no existe, no paga impuestos), la mayor¨ªa en econom¨ªas en desarrollo o emergentes. Peor a¨²n: hay una predestinaci¨®n de los hijos de los trabajadores irregulares a replicar la situaci¨®n de sus progenitores. Lo dice un informe de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), titulado Romper los c¨ªrculos viciosos del empleo informal y el trabajo mal pagado y publicado el 16 de enero. Qu¨¦ ocurre cuando estos trabajadores necesitan de los sistemas de salud, de las protecciones de la vejez, los cuidados o las pensiones de jubilaci¨®n, de un seguro de desempleo, etc¨¦tera.
En Espa?a, la econom¨ªa sumergida ha retrocedido bastante, desde que lleg¨® a ocupar alrededor de una cuarta parte de la poblaci¨®n activa. No hay mal que por bien no venga: la llegada de la covid-19 y el establecimiento de un escudo social para hacer frente a sus consecuencias hicieron que aflorasen miles de puestos de trabajo (y de empresas) con documentaci¨®n en regla para acceder a las ayudas p¨²blicas y a los expedientes de regulaci¨®n temporal de empleo. Hay estimaciones que indican que todav¨ªa hoy 15 de cada 100 asalariados est¨¢n sumergidos. ?C¨®mo contar la econom¨ªa sin esta realidad?
2.- El Instituto Nacional de Estad¨ªstica ha publicado las condiciones de vida de los espa?oles en 2023. Ya se ha incidido en las principales tendencias: m¨¢s gente vive peor que antes de la pandemia y que un a?o antes. Ahora se trata de cruzar los datos para hacer sociolog¨ªa con ellos y resolver las posibles contradicciones. Por ejemplo, el 26,5% de la poblaci¨®n (m¨¢s de uno cada cuatro ciudadanos) est¨¢ en riesgo de pobreza y exclusi¨®n social, pero 11 puntos m¨¢s (el 37,1%) no tiene capacidad para abordar gastos imprevistos en su hogar. El 9% de la poblaci¨®n se encontraba en una situaci¨®n de carencia material y social severa (se ha elevado desde el 7,7% del ejercicio anterior, lo que significa un incremento muy s¨²bito); el 20% de los hogares no pudo mantener la vivienda a una temperatura adecuada. Y 33 de cada 100 espa?oles indican que no se fue de vacaciones fuera de casa al menos una semana al a?o, lo que contrasta con un turismo desbordado. Esta es la otra cara.
3.- Por ¨²ltimo, como en un flash que habr¨¢ de desarrollarse en otro momento: el Estado de bienestar y el escudo social est¨¢n muy bien intencionados, pero ni mucho menos llegan a todos los hipot¨¦ticos beneficiarios, lo que los debilita. Seg¨²n la Fundaci¨®n Civio, cada anuncio de una nueva medida viene cargado de promesas y grandes n¨²meros, pero muchas de ellas se quedan sin gastar en todo su valor. Ello sucede con el ingreso m¨ªnimo vital, el bono cultural o el cheque de 200 euros para personas de bajos ingresos afectadas por las consecuencias de la guerra de Ucrania. Civio se interroga en qu¨¦ se traduce que haya un porcentaje del gasto asignado que decenas o, en su caso, cientos de miles de familias que tienen derecho a esas ayudas no las reciban: o porque no las conocen, o porque el tr¨¢mite se hace cuesta arriba, o porque su solicitud, a veces sin raz¨®n, es denegada. Esta fundaci¨®n describe, por ejemplo, que el cheque de 200 euros no llega ni a la mitad de quienes tienen derecho a ¨¦l por no superar los 14.000 euros de renta anual.
En un art¨ªculo reciente, Antonio Mu?oz Molina analizaba la debilidad cong¨¦nita del Estado espa?ol, ese momento en que las cartas certificadas se extrav¨ªan, los tr¨¢mites judiciales quedan empantanados en una mara?a de procedimientos, la lista de espera es tan larga que el enfermo grave no llega a tiempo a la operaci¨®n, o la pensi¨®n no es ingresada con puntualidad en la cuenta del jubilado. Habr¨ªa que a?adir: cuando el escudo social deviene en mera teor¨ªa y es recibido con desconfianza por sus posibles beneficiarios.
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