La democracia est¨¢ afectada de fugas en todos los pa¨ªses, incluidos los m¨¢s ricos
Lo que ahora se baraja es si existen suficientes indicios de una salida autoritaria global en el mundo
Espa?a ha salido bien parada en la ¨²ltima medici¨®n de la calidad de la democracia (The Economist) en un contexto marcado por lo contrario: los principales observatorios que desde hace a?os ejercen esa funci¨®n indican que la democracia se encuentra en retroceso en el mundo; el deterioro se aprecia en todas las regiones del planeta, en casi todos los pa¨ªses, incluidos aquellos con altos niveles de renta, y en todas las culturas. Hace unos meses, la Fundaci¨®n Alternativas otorgaba a la democracia espa?ola una valoraci¨®n de 6,22 sobre 10 puntos, en el panel de expertos que habitualmente publica.
El semanario brit¨¢nico citado distingue entre democracias plenas, democracias defectuosas, reg¨ªmenes h¨ªbridos y reg¨ªmenes autoritarios en diversos grados. Espa?a est¨¢ en la cola de la primera categor¨ªa, pero hace dos a?os se encontraba entre las democracias defectuosas. Y ello pese al intenso ruido. La cuesti¨®n que ahora se baraja es si hay indicios de una salida autoritaria global o m¨¢s bien se trata de una erosi¨®n gradual de las principales instituciones representativas. Como expres¨® el profesor John Keane hace ya tiempo, el asunto es si la democracia se est¨¢ convirtiendo en algo din¨¢mico, ruidoso y afectado por las fugas, y si hemos entrado en una era de lo que ¨¦l denomina democracia monitorizada.
Los abundantes estudios que surgen sobre la crisis de la democracia coinciden en un aspecto: el neoliberalismo aplicado a principios de este siglo en tan fuertes dosis ha ido demasiado lejos hasta convertirse en una amenaza para el liberalismo cl¨¢sico. O dicho de otra manera, el capitalismo depredador, desregulador, causante de enormes desigualdades, est¨¢ debilitando hasta el extremo a la democracia. La econom¨ªa y la pol¨ªtica. Ello y las cuatro crisis que han azotado al planeta en los ¨²ltimos a?os ¡ªla Gran Recesi¨®n, la covid, la emergencia clim¨¢tica y la nueva guerra fr¨ªa (Ucrania, Gaza¡)¡ª acent¨²an la fragilidad del sistema pol¨ªtico. Existe una sensaci¨®n de fracaso de la democracia como el modelo que crey¨® haber alcanzado la victoria final a partir de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Ahora, el economista Jordi Sevilla pone en circulaci¨®n otro concepto, el de ¡°democracia radical¡±, en su ¨²ltimo libro (Manifiesto por una democracia radical, Deusto). Seg¨²n Sevilla, lo que llevamos de siglo XXI no es aquello para lo que nos hab¨ªamos preparado: cada problema de hoy responde al fracaso de una predicci¨®n o de una pol¨ªtica, y sobre todo a la frustraci¨®n sobre un neoliberalismo que nos cubri¨® de optimismo mediante la repetici¨®n dogm¨¢tica ¡°de unas consignas tan simples como dogm¨¢ticas¡±. El siglo XXI se inaugur¨® con un gran optimismo colectivo, basado en unas pocas promesas: que la victoria de la democracia sobre el comunismo significaba el final de la historia; que no hay alternativa al capitalismo, que ha ganado la batalla a todos los sistemas alternativos; que la globalizaci¨®n, al estrechar la interdependencia entre los pa¨ªses, reducir¨ªa los riesgos de conflictos basados en gran medida en pugnas por la hegemon¨ªa econ¨®mica mundial, a la vez que se diluir¨ªa el nacionalismo; que las nuevas tecnolog¨ªas basadas en lo digital dar¨ªan poder a los ciudadanos, reduciendo el papel de las instituciones tradicionales e impulsando un refuerzo de la democracia en todos los sentidos, tambi¨¦n en el econ¨®mico; etc¨¦tera.
El balance de las tres primeras d¨¦cadas del siglo es, seg¨²n el antiguo ministro de Administraciones P¨²blicas, un fiasco apote¨®sico del neoliberalismo: todas esas promesas han ido decayendo una tras otra. Ello no es la primera vez que sucede, pero recuerda otros momentos de la historia como los a?os treinta del siglo pasado. La democracia debe dar la batalla en dos territorios paralelos a la vez: el de la eficacia, para ser superior en su gesti¨®n y en sus soluciones; y el de la legitimidad, para corregir sus muchos problemas acumulados y, sobre todo, para ser m¨¢s amplia y profunda. Este libro contribuye a evitar lo que dec¨ªa Joan Didion: vivimos en la ¨¦poca de los charlatanes y vamos a tener crecepelo de modo permanente.
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