C¨®mo hacer desaparecer a Demi Moore
A pesar de la tiran¨ªa de la juventud, ?ser¨ªamos capaces de ver a una mujer de 61 a?os desnuda y sentir que es bella y deseable?
El problema del canon de belleza hegem¨®nico en que vivimos inmersos es que determina lo que miras, la belleza dicta a qui¨¦nes vas a mirar y a qui¨¦n no podr¨¢s ver jam¨¢s. De tal modo que cuanto m¨¢s alejado est¨¢s del canon de belleza resulta que m¨¢s invisible eres socialmente. Y nada nos aleja m¨¢s del canon que la edad. Tanto, que llega un momento, cuando eres lo bastante vieja o viejo, en que ya nadie te ve. Nadie te ve aunque protagonices un desnudo frontal ante millones de espectadores. No te ven aunque est¨¦s denunciando precisamente la violencia del canon sanguinario de la juventud y aunque e...
El problema del canon de belleza hegem¨®nico en que vivimos inmersos es que determina lo que miras, la belleza dicta a qui¨¦nes vas a mirar y a qui¨¦n no podr¨¢s ver jam¨¢s. De tal modo que cuanto m¨¢s alejado est¨¢s del canon de belleza resulta que m¨¢s invisible eres socialmente. Y nada nos aleja m¨¢s del canon que la edad. Tanto, que llega un momento, cuando eres lo bastante vieja o viejo, en que ya nadie te ve. Nadie te ve aunque protagonices un desnudo frontal ante millones de espectadores. No te ven aunque est¨¦s denunciando precisamente la violencia del canon sanguinario de la juventud y aunque el p¨²blico y la industria est¨¦n aplaudiendo tu valent¨ªa con una sola voz. Eso es, creo yo, lo que le ha pasado a Demi Moore en su memorable interpretaci¨®n en La sustancia. Que los mismos focos que la alumbran la han hecho desaparecer.
En La sustancia, Demi Moore interpreta a ?Elisabeth Sparkle, una actriz que (como ella en la vida ?real) ha sido apartada de la industria debido a su edad. Sparkle conoci¨® el ¨¦xito en Hollywood, tiene una estrella en el paseo de la fama y hasta gan¨® un Oscar a?os atr¨¢s, pero con el paso del tiempo ha sido relegada a reina del fitness televisivo. Y ya ni eso. Porque la pel¨ªcula arranca con el 50? cumplea?os de la protagonista y el rechazo de la audiencia y de sus jefes, que la despiden por vieja. Su problema ya no es que no guste o que no quieran verla, sino que la audiencia no puede verla ya. Sparkle es demasiado vieja para el fitness, para el cine, para el ¨¦xito, para la vida.
A pesar de ello, Demi Moore nos obliga a mirar a esta mujer, a detenernos en cada cent¨ªmetro de su cuerpo en el desnudo integral m¨¢s vulnerable de la actriz. Un desnudo que juega con la relaci¨®n entre la persona Demi Moore y el personaje de Elisabeth Sparkle y que tiene un problema fundamental: Moore tiene 61 a?os pero encarna a una mujer de 50. Un poco raro, ?no? ?Por qu¨¦ tiene que ser Moore 11 a?os m¨¢s joven para denunciar la tiran¨ªa de la juventud? La raz¨®n es que esa tiran¨ªa marca el l¨ªmite de la belleza aceptable en los 50 a?os y que la pel¨ªcula, a pesar de ser muy cr¨ªtica con el sistema, acata los l¨ªmites que este impone. ?Ser¨ªamos capaces de contemplar a una mujer de 61 a?os desnuda y sentir que es bella y deseable? ?O necesitamos que la ficci¨®n (o la cirug¨ªa) la conviertan en una aceptable cincuentona para que podamos reconocerla?
Demi Moore, igual que Sparkle, quiere que la veamos. Las dos necesitan volver a ser j¨®venes para que la gente vuelva a sonre¨ªr, para volver a flirtear en las cafeter¨ªas, para tener trabajo, para estar vivas. Lo terror¨ªfico es que las dos, persona y personaje, deciden aniquilar a las mujeres mayores que son para dejar de ser invisibles. Hay mucho sufrimiento en esa decisi¨®n. En la pel¨ªcula corren r¨ªos de sangre, v¨ªsceras, fracturas, ¨®rganos desmembrados y ruidos repugnantes. Es tan doloroso y desagradable que mucha gente ha salido huyendo de las salas. Sin embargo, lo m¨¢s aterrador es que la cinta demuestra que la realidad es a¨²n m¨¢s horrible. Porque ni la mism¨ªsima Demi Moore ha podido mostrar su cuerpo de 61 a?os a una audiencia c¨®mplice y cr¨ªtica con el edadismo y el canon. Incluso ella ha tenido que volver a unos aceptables 50 a?os y renunciar a la edad que tiene para criticar al sistema. Y para formar parte de ¨¦l.