Lo de Errej¨®n no es linchamiento
Deber¨ªa preocuparnos m¨¢s el futuro civil de Elisa Moulia¨¤, la mujer que ha denunciado al expol¨ªtico, que el de ¨¦l
El otro d¨ªa le¨ª, en este mismo peri¨®dico, un an¨¢lisis donde se denunciaba un supuesto linchamiento a ??igo Errej¨®n que, en mi opini¨®n, no ha sucedido. Un linchamiento es cuando un grupo numeroso de personas se toma la justicia por su mano sin esperar al proceso legal y prescindiendo por tanto de la autoridad legal. La RAE precisa en su definici¨®n que linchamiento es ¡°ejecutar sin proceso y tumultuariamente a un reo¡±. Por eso digo que Errej¨®n no ha sido linchado. No solo porque no ha sido ejecutado sino porque ninguna de las cr¨ªticas o testimonios que se han publicado en las redes sociales pretend¨ªan sustituir un proceso legal.
Hablaba el an¨¢lisis de la ¡°muerte civil¡± de Errej¨®n, pero como tal cosa tampoco ha sucedido, el texto ten¨ªa que inventarla. En concreto se afirmaba que ¡°nadie se atrever¨¢ a darle trabajo ni a frecuentar su trato, pues su bald¨®n irreparable se contagiar¨¢ a todo el que se le acerque, como las miasmas de la peste¡±. Y digo que inventa porque la realidad contradice la profec¨ªa. El caso m¨¢s sonado de acoso sexual en la pol¨ªtica espa?ola fue el de Nevenka Fern¨¢ndez, y todos sabemos c¨®mo acab¨®. La que tuvo que irse de Espa?a y no encontr¨® nadie que quisiera contratarla fue ella. Ismael ?lvarez, el agresor, fue juzgado y condenado: dimiti¨® en 2003 y en 2010 estaba de nuevo en pol¨ªtica. Y si quieren uno m¨¢s reciente, ah¨ª tienen a Donald Trump, que volver¨¢ a ser presidente de Estados Unidos despu¨¦s de haber sido condenado a pagar 83 millones de d¨®lares a la columnista E. Jean Carroll por abuso sexual y difamaci¨®n.
Lo que la realidad nos dice es que deber¨ªa preocuparnos m¨¢s el futuro civil de Elisa Moulia¨¤, la mujer que ha denunciado en la polic¨ªa a ??igo Errej¨®n, que el de su supuesto agresor. Ella, igual que todas las v¨ªctimas de agresiones sexuales que eligen denunciar, sabe que va a ser duramente juzgada por ello. Es por esta raz¨®n por la que muchas v¨ªctimas prefieren el testimonio a la denuncia, no porque confundan una cosa con otra sino por lo bien que conocen la diferencia entre una cosa y otra. Durante a?os, las v¨ªctimas de abusos sexuales han sido juzgadas por haber hecho algo mal: llevar la falda demasiado corta, por ejemplo. Ahora, las expertas del texto del linchamiento sugieren que las v¨ªctimas, aun no haciendo nada mal, han podido entender algo mal: la diferencia entre mal sexo y violencia sexual. Y sugieren, de paso, que su deficiente comprensi¨®n podr¨ªa da?ar la salud democr¨¢tica de un pa¨ªs. Los argumentos parecen nuevos pero el esquema es viejo: concentrarse en el comportamiento de la v¨ªctima y no en el del agresor. Un esquema que es precisamente el que miles de mujeres pretenden desterrar desde que empezaron a contarse (sin cuestionarse) all¨¢ por 2017, cuando estall¨® el #MeToo.
Concentr¨¦monos entonces en el comportamiento del acusado ??igo Errej¨®n y no en el de las mujeres que lo cuestionan. La polic¨ªa lo est¨¢ investigando porque hay indicios de delito y porque el acusado confes¨® que se estaba pasando de la raya. Quien ha dimitido es ¨¦l, quien ten¨ªa previsto hacerle dimitir era su partido. Y el testimonio que ha despertado tanta indignaci¨®n ha sido la carta que ¨¦l mismo escribi¨®. Aun as¨ª, un grupo de expertas viene a contarnos que ha sido linchado por un grupo de mujeres feministas confundidas. Venga ya.
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