Una inyecci¨®n letal acaba con la vida del terrorista de Oklahoma
El presidente George W. Bush sostiene que McVeigh "busc¨® su destino" y que la ejecuci¨®n es un acto de "justicia, no de venganza"
Antes de la ejecuci¨®n, el condenado ha sido inspeccionado y cambiado de ropa. Se ha vestido con una camiseta, pantalones de color caqui y chancletas. Posteriormente le han tumbado y atado en una camilla frente al alguacil y los guardias de seguridad.
Una l¨ªnea telef¨®nica hab¨ªa quedado disponible, por si el Departamento de Justicia notificaba que el presidente de EEUU le perdonaba la vida, hecho que no ha ocurrido. No s¨®lo eso. El presidente Bush, en cuyo mandato como gobernador del estado de Texas bati¨® todas las marcas en cuanto a n¨²mero de ejecuciones, ha declarado despu¨¦s de la ejecuci¨®n que "a las v¨ªctimas del atentado de Oklahoma no se les ha dado venganza, sino justicia".
McVeigh busc¨® su destino
Bush ha sostenido que McVeigh "tuvo el destino que busc¨®" con sus actos y que la ejecuci¨®n no quitar¨¢ el dolor de los familiares de las v¨ªctimas, "ni traer¨¢ la paz a los inocentes" pero considera que se trata de un acto de justicia.
Firme defensor de la pena capital, Bush ha ofrecido una breve conferencia de prensa antes de que se cumplieran dos horas del fallecimiento del terrorista. "El asunto ha concluido" ha sido lo primero que ha declarado George Bush, para despu¨¦s hacerse cargo del dolor de los familiares de las 168 v¨ªctimas del atentado perpetrado por McVeigh.
El ahora presidente de EE UU ostent¨® el cargo de Gobernador de Texas desde 1994 hasta 2000, periodo durante el cual firm¨® un r¨¦cord de 152 ejecuciones. Texas es el estado de la Uni¨®n en el que m¨¢s sentencias de muerte se aplican.
La ejecuci¨®n ha sido presenciada por diez familiares de las v¨ªctimas del atentado, cinco observadores de McVeigh y 10 periodistas, cada grupo en distintos cuartos y separados de la sala por un cristal.
Otras 300 personas, incluidos supervivientes de la tragedia y familiares de las v¨ªctimas, han seguido la ejecuci¨®n en el aeropuerto de la ciudad de Oklahoma por circuito cerrado de televisi¨®n.
McVeigh no estaba arrepentido del atentado
Durante sus ¨²ltimas horas, el condenado, de 33 a?os, no ha mostrado signos de arrepentimiento por haber cometido el atentado que en 1995 cost¨® la vida en a 168 personas.
En una carta enviada al peri¨®dico Buffalo News, publicada este fin de semana, McVeigh, que cometi¨® el atentado para expresar su rechazo a las actuaciones del Gobierno federal, expres¨® su pesar por el hecho de que "esas personas hayan tenido que perder la vida". Pero, insisti¨® en que eso no significaba que creyera que no hab¨ªa actuado correctamente. Seg¨²n ¨¦l, ten¨ªa que llamar la atenci¨®n sobre los excesos del Gobierno, entre los que incluy¨® el incidente de abril de 1993 en Waco, Texas, en el que 80 miembros de la secta de los Davidianos murieron durante una intervenci¨®n del FBI.
Seg¨²n sus abogados el acusado, que seg¨²n fuentes oficiales se encontraba tranquilo en el momento de la ejecuci¨®n, ha pasado sus ¨²ltimas horas durmiendo normalmente, viendo la televisi¨®n, escribiendo cartas, hablando con sus abogados y esperando que el reloj marcara las 12:00 GMT, hora prevista para su muerte.
La ejecuci¨®n no ha podido ser grabada en v¨ªdeo
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha rechazado permitir la grabaci¨®n en v¨ªdeo de la ejecuci¨®n de McVeigh, que pretend¨ªan utilizar como defensa los abogados de Joseph Minard, otro condenado a muerte, para demostrar la crueldad del m¨¦todo de la inyecci¨®n letal. Adem¨¢s, una p¨¢gina web intent¨® retransmitir la ejecuci¨®n en Internet.
?sta es la primera vez en 38 a?os en que el Gobierno federal ejecuta a un convicto, lo que ha contribuido notablemente al inter¨¦s del proceso y ha avivado el debate sobre la pena de muerte en EE UU. El caso se ha visto rodeado de una fuerte pol¨¦mica, tras el reconocimiento por parte de la CIA de que se ocult¨® informaci¨®n a la defensa del ejecutado, lo que provoc¨® el aplazamiento de la ejecuci¨®n, inicialmente prevista para el 16 de mayo.
La apelaci¨®n de ¨²ltima hora al Tribunal Supremo de EE UU con el objetivo de examinar con m¨¢s detenimiento los 4.000 documentos que el FBI retuvo hasta hace s¨®lo unas semanas, fue rechazada y se deneg¨® otro eventual aplazamiento de la ejecuci¨®n.
La ¨²ltima declaraci¨®n escrita de McVeigh
Timothy McVeigh rechaz¨® pronunciar unas ¨²ltimas palabras antes de que la primera inyecci¨®n letal penetrara en su cuerpo. Quiso, en cambio, que se leyera su "¨²ltima declaraci¨®n escrita".
McVeigh hab¨ªa escrito en un trozo de papel el poema Invicto del autor ingl¨¦s del siglo XIX William Ernest Henley. Lo escribi¨® de memoria, palabra por palabra, coma por coma y lo firm¨®.
El periodista Nolan Clay, uno de los diez miembros de la prensa que fueron testigos de la ejecuci¨®n, fue el encargado de leer el poema que fue escuchado por megafon¨ªa por los cientos de reporteros que cubr¨ªan el acontecimiento desde el exterior de la penitenciar¨ªa de Terre Haute.
Los que no pudieron o¨ªrlo, apartados por las autoridades lejos del alcance de los altavoces, fueron las personas que se manifestaban a favor de la abolici¨®n de la pena de muerte. El poema que McVeigh quiso que leyeran dice as¨ª:
En la noche que me cubre,
tenebrosa como el abismo de polo a polo,
doy gracias a cualesquiera dioses que puedan haber
por mi alma inconquistable.
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