McVeigh aguarda la pena capital en una celda contigua a la sala de ejecuciones
La muerte del autor confeso del atentado de Oklahoma ser¨¢ presenciada por diez familiares de las 168 v¨ªctimas y por cinco personas seleccionadas por McVeigh
En la celda donde ha sido trasladado recibe sus ¨²ltimas comidas, conversa con sus dos abogados -por separado y sin contacto f¨ªsico- y espera a que el reloj se aproxime a las 12.00 GMT del lunes, la hora prevista para su muerte.
McVeigh ten¨ªa la opci¨®n de solicitar comida del exterior de la prisi¨®n, aunque el costo no pod¨ªa superar los 20 d¨®lares.
Antes de ser llevado a la c¨¢mara en la que recibir¨¢ una inyecci¨®n letal, McVeigh podr¨¢ conversar por otros 15 minutos con sus abogados, a los que podr¨¢ dar las ¨²ltimas instrucciones, incluido donde quiere que se depositen sus cenizas, pues ser¨¢ incinerado.
McVeigh ha pedido que no se divulgue ni lo que come, ni donde quiere que se coloquen sus restos.
Ha quedado mientras tanto descartada una apelaci¨®n de ¨²ltima hora al Tribunal Supremo de EE UU para que se le permita m¨¢s tiempo para sus abogados examinen los 4.000 documentos que el FBI retuvo hasta hace s¨®lo unas semanas.
La revelaci¨®n de que el FBI mantuvo en sus oficinas esos documentos que debieron entregarse a la defensa de McVeigh durante el juicio, que concluy¨® en 1997, provoc¨® que se aplazara en una ocasi¨®n la ejecuci¨®n, originalmente prevista para el 16 de mayo.
"No creo que vaya a cambiar su forma de pensar", ha dicho uno de los abogados de McVeigh, Chris Tritico, al ser preguntado si exist¨ªa la posibilidad de que el confeso autor del mayor atentado ocurrido en EE UU decidiera acudir a ¨²ltima hora al Tribunal Supremo.
Masivo seguimiento de la ejecuci¨®n
Los medios de televisi¨®n siguen minuto a minuto el proceso que concluir¨¢ con la ejecuci¨®n de McVeigh.
Las grandes cadenas de televisi¨®n tienen preparada para ma?ana una gran cobertura, con transmisiones directas desde Terre Haute, Indiana, y Oklahoma City, el lugar de la tragedia.
"Creo que no se merece que se hable tanto de ¨¦l", ha indicado el senador dem¨®crata Christopher Dodd, contrariado por la atenci¨®n que la prensa otorga a las horas previas a que se cumpla la condena a este ex combatiente de la Guerra del Golfo P¨¦rsico.
En una carta enviada al peri¨®dico Buffalo News, publicada este fin de semana, McVeigh, que cometi¨® el atentado para expresar su rechazo a las actuaciones del Gobierno federal, expres¨® su pesar por que "esas personas hayan tenido que perder la vida".
Pero, insisti¨® en ten¨ªa que llamar la atenci¨®n sobre los excesos del Gobierno, entre los que ha incluido el incidente de abril de 1993 en Waco, Texas, en el que 80 miembros de la secta de los Davidianos murieron durante una intervenci¨®n del FBI.
Diez familiares de las v¨ªctimas, escogidas al azar, y cinco personas seleccionadas por McVeigh podr¨¢n presenciar la ejecuci¨®n.
La muerte de McVeigh ser¨¢ la primera vez en 38 a?os en que el Gobierno federal ejecuta a un convicto, lo que ha contribuido notablemente al inter¨¦s del proceso y ha avivado el debate sobre la pena de muerte en EE UU.
El ¨²nico recurso legal pendiente en este caso es la solicitud presentada en el Tribunal Supremo de EE UU por los abogados de Joseph Minard, condenado a la pena de muerte, para que se permita la divulgaci¨®n p¨²blica de un v¨ªdeo en que quede grabada la ejecuci¨®n.
La defensa legal de Minard sostiene que la divulgaci¨®n del v¨ªdeo ayudar¨¢ a su cliente a demostrar en un tribunal que la inyecci¨®n letal no causa la muerte instant¨¢nea y que constituye un castigo tan cruel e inhumano como la silla el¨¦ctrica o la c¨¢mara de gas.
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